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Cornucopia cuenco la abundancia

 


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CORNUCOPIA DE ESPEJOS SEVEROS:

Manso r
ío de tu frente

tu tenaz blancura duerme.

Confía mi raudo deseo

a todos los dioses.

Vides ut alta...

Piélago ferviente

tu dulce entraña nace.

Vientos hondaban irritados

fértiles voces

acepta que en el campo de Marte

sembré tu dicha.

Abrojo puse en rinconcillo ofrecido.

Nireo empujando

su hermosa lanza ciega,

brillan de Pirro

encendidas flechas voladoras,

este rigor blanco y desnuda,

que aguza

favorita Perséfone,

aguas puras avanza Nearco,

soberana musa Calíope,

no baja.

Cadenciosa lira abre los cielos

en funestas auroras.

Melodía descende caelo,

y riega los bosques de Bancio.

Expresión de mi deseo en espejismo

oírla,

en todos bosques

y arroyuelos

eterniza.

Esta fatídica región,

de dioses dirigiendo mortales.

Yo por ellos

y mi obra

estoy que beso el suelo.

 

 

El Castellano


II


 

Cornucopia de tierra:

 

No rebotan los tiempos llorando,

en escalas a ese cielo anhelado,

voy que viajo

y bajo mis plantas

la tierra brota, rehúye, fluye,

todo me alza

sobre torres sembradas

y sus trompetas abiertas,

desenfundo esta esencia

de estaciones correr,

hogueras profundas

en lágrimas de lluvia,

plantada mi compostura,

me crepitan las montañas,

los cuervos me rinden pleitesía.

Ante estos ojos

el ávido brillo

de oscuras alas,

frente mi carne

fuego enraíza

esta noble falcata,

encinas me enraízan

el dorado anochecer,

noche oscura

entre espectros de letras,

el día derretirá mis flores,

trepando mis venas de encaje,

mi azada será sangre

no más cuerpo y carne de metal,

al erizado filo

clavaré sentidos despiertos,

mi letra será invencible,

en flameante rebosante inspiración

parida de un rayo de sol,

ay la tierra que me clava la siembra,

ay sol ferro,

yo te hablo

al fulgor de venas

al calor de llama azul,

tú invencible

como la palabra te formó,

extasía lumínica

en candor de lunas aulladas,

ven a mi pecho,

te daré asilo,

desgrana este silo,

que mis manos hablen colores,

solo ante la adversidad

esta negra noche que huye

enjaula su oscura sombra

donde la letanía esconde

sus garras de cristal,

quedando repleto este umbral,

he oído llamar

llamar tus sangres de luz,

a violetas nebulosas

sin cauce

empotradas en sagradas espirales,

busqué tu vida eterna,

me contestaron inviernos

desmochando brotes extenuados

de tiempos atravesados

por tu espada eterna,

fuente fría

que llena dulce la fontana,

la vieja luna sonríe,

lo efímero será áspero y duro,

a la caída de este plomo,

se levantarán estatuas de barro,

tu lobo vestirá el sincero metal

por ser de hierro,

hasta su aullido de plata

a la noche sempiterna,

y sus enredaderas malvas,

campo este de víboras nacido,

por un surco repto,

y el alacrán me saluda,

soy yo tiempo olvidado,

resplandores

de este patio de grillos,

me cuelga la corona de caracoles,

por todas mis lumbres

abiertas

de caléndulas solariegas,

más que hoy

no espero nada,

porque yo siembro lo perfecto,

me responden sus voces del suelo,

al intransigente destello

me parto, me quiebro,

hasta dar mi voz

a estos campos

y sus sotos perdidos

encontrados en cada sangre.

 

El Castellano








































































































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