Ir al contenido principal

A los Muertos

 

















Cauce inverosimil,

vine por tu pleamar sanguinosa,
asiendo tu oro trigo,
en fardos de nueva Tierra;
clamor aciago
en sonrojo
tus innobles astros.
Avancen mis altaneras
huestes,
vil fulgurar de ascuas
en venas.



II
Son de palabras,
placerán las flores
por valles y peñas
dulces,
en vegas de abrevaderos
que plañen,
el deseo en tercer ávido
ferreo, tallo,
este viento de son rumoroso,
como arroyo que cierne
música grave y suave.


III
Dulce y elogioso,
como arte tu embeleso
por ancho ensueño,
los sones del trueno
embebo
rudo, acompasado,
de mi luna sangrienta,
sólo tú prímula escarlata,
de cristal azabache
relumbras
este el mío ardimiento
de hierro rojo, que porto.


IV
Blandea que alza
paz de pabellón,
solo maullido,
vil celda,
entre sus reflejas piernas,
cruje el alba;
ondeando son de guerra.
Retumbe indecencia
rumbo al rubor 
carmesí.
Sin patio la secuela
ni ríos yertos.


V
Que tu belleza
no me descubran,
de musario cerro,
y eco ensordecido,
sus pies de jara
beso,
tu dulzura en rosas
sobre Galatea.
Tendría azur en ojos
de flores en pradera,
mi castellana.

VI
Al embestir yo pidiera, 
sed de tu estruendo
mágico.
Carrera de áureos lebreles,
transeúntes de ribazo
y tu húmeda floresta,
pura.


El Castellano

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda al caracol silvestre

  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

Pioneer

 

Al Duero

        Duero: Grita mi estupor y cuchillos hieren volteando una boca que la onda mece flameando. Se duerme la costilla en el altiplano enjutado de hayas y fresnos recuerda su geología únicamente saboreada por el soñar de los picos, virginal cuna del Duero con tus curvas en rotonda de castizas fuentes y abrevaderos, dulce azada de agua que bascula el sentir de la enamorada palabra, por cimas tu voz se hace meseta haciendo el amor con los pájaros dormidos, templo y morada de la cepa que a ti te alcanza, agua furtiva corre por tu era y reposa en tu infinita onda, que se riza, que se insinúa en vaporizadas Torres de belleza, que en tu alma anidan, sortilegio de rosa y clavel cenit del dolmen tallado, quién a ti en la vastedad del ser en su pecho te lleva prendido el fuego en fanal hoguera en anchos panales de tus abejas. Cuentan de la vida del chopo tus diez mil espumas, que por sierras tu rúbrica dejas, navegante con alas azules el terreno que jamás te vence, secretos...