Ir al contenido principal

Verdinosa luna

 


I

Sendero sobre la verdinosa piedra,
y bajo árboles
que aún conservan
jóvenes, verdes aún
sus copas, agua, un manantial
con piedra rodera
su canto de sediento poeta,
que rueda silenciosa,
el gran sabio se cuidó del necio.
Y dijo:
-Poeta salmista, arre, arre,
vamos camino al Infierno flagrante;
lavó la lluvia bajo azulete,
y alzó un muro blanco
del tabaco prendido su pipa.


II
Un tibio aliento se enervaba,
del otoño caduco
y un invierno estoico,
que oreaba su caléndula,
florida, jovial,
latían versos juveniles,
de corazón sonoro,
como almendro recio de oro,
caminaba,
Vagaban, músicos, sabios, poetas 
y alquimistas, salmistas, obispos del verso y guerreros difuntos.

III
Oh, pegasos, blanquísimos,
Pegasos, llevarme,
vamos rumbo al infierno.
En vuestro lomo y regazo
voy seguro.
Nadie fue aún capaz
de romper la luna del espejo,
yo fui el ejecutor,
rompió el espejo,
vamos rumbo al infierno,
adelante, vino la guerra,
por vara del juez,
por el sobrio bàculo,
o el cetro, gira,
mi canto rodado de poeta,
como soldado, 
como amanecer roto.


Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García
Lugar UME Guadalajara España

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda al caracol silvestre

  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

Pioneer

 

Al Duero

        Duero: Grita mi estupor y cuchillos hieren volteando una boca que la onda mece flameando. Se duerme la costilla en el altiplano enjutado de hayas y fresnos recuerda su geología únicamente saboreada por el soñar de los picos, virginal cuna del Duero con tus curvas en rotonda de castizas fuentes y abrevaderos, dulce azada de agua que bascula el sentir de la enamorada palabra, por cimas tu voz se hace meseta haciendo el amor con los pájaros dormidos, templo y morada de la cepa que a ti te alcanza, agua furtiva corre por tu era y reposa en tu infinita onda, que se riza, que se insinúa en vaporizadas Torres de belleza, que en tu alma anidan, sortilegio de rosa y clavel cenit del dolmen tallado, quién a ti en la vastedad del ser en su pecho te lleva prendido el fuego en fanal hoguera en anchos panales de tus abejas. Cuentan de la vida del chopo tus diez mil espumas, que por sierras tu rúbrica dejas, navegante con alas azules el terreno que jamás te vence, secretos...