Ir al contenido principal

Estántiga













 

RIGE UN SOL NEGRO:

I

Ay, flor escarlata,

no pienses que cantado ya voy,

son tus padres principios,

a mí arde que me maravilla,

sola previsión,

como caballero en armas nobles,

dictado, su premura tempestuosa,

mis venas inflaman todo Occidente,

concede mi codicia de minero su verso,

precede mi templanza de pastor,

su éter sediento,

doblón y renacido,

es mi morir recto en aspas de molinillo,

oh, cobarde dinero que no me reverdece,

ni calla a este silencio me escribe.


II


Ronco crascita mi cuervo,

herir mi triste ojo puede,

pero acompasa que ni gana tiene,

murmurio de arroyo, abre sus ansias

libertad en Sol mayor

y dulces cancioncillas,

en celonía perpetua,

ávidas avecillas,

por montes altivos,

va que viaja mi escarpada idea,

en voz de corderos,

y rebaños de fieras,

mi furia visto,

de oro trigo y coronas de reyes

entre magarzas,

después de la muerte solo intuyo,

mis olas caerán aplacadas,

a esparcir negras simientes,

como sola canta la penumbra,

que todo engulle y sosiega mansa.


III


Resuena mi señero,

como dulce peñasco,

gime un son cantero,

oh, murmurio de jilguerillo,

giro, que tañe mi Musa,

Reina en el Olimpo,

Baco y Venus, parecen avecillas

el negro cisne de Apolo,

en lago la Estrida,

abacora mi nítida golondrina,

que va que vuela, al anuncio,

mi amor grande,

mi amor severo,

Por Sol, Luna, labrantíos, todos juntos,

vine a sembrar mi ilusión de alma,

lúgubre noche umbría,

avela, aguarda mi silencio gritado,

mi ciprés regio que vela mis muertes,

entre los pámpanos mi señor Baco.


Förüq castellano Miguel Esteban er-lobo bohemio a 4-03-2021

































PRÓLOGO:

Lugh Solar y Poderoso,
jamás a ti te hable el olvido disuelto,
ni se rija tu onda luminosa como tronco esbelto,
digno a abatir el rayo,
noble melancolía por tu madre difunta
Tailtiu, 
en el alto cielo,
tu grandeza
sea reguero de oro.
La tierra secunda en nueva cosecha
por talentos colmados a florecer,
viento sonoro guarda tu hermosura
Rey Padre,
El páramo yerto perecerá
en ámbar blando
de aroma besando tu frescor 
de vida nueva.
Abatirá la sombría dulzura la tierra,
ilumina mi pluma al honrarte,
suspiro de mi estruendo crepuscular;
nombro al pájaro misterioso
que te pertenece
cuervo que otorga el anochecer,
Sicut nubes, quasi naves,
velut umbra.
Años pasan yo busco mi recto yermo,
triste aflicción por aquel tomo de tierra
como las sombras vaporosas.
A ti Creador de luz,
acógeme, pinta esta mi noche negra,
amigo de imagen solar,
soy por cuantos Soles he nacido.
Por sosiego de tierras ignoradas
dame su gloria.
Camino afable con tu candor a seguir,
blasón yo no pido
ayúdeme a desplegar y sembrar mi porte,
en tierra a cabalgar
y deslumbrar.
Lughnasadh, Lammas, abro celebración
para generar nueva vida
en cosecha nueva
limpiando en tu nombre Lugh,
toda tierra.

El Castellano



 123. VANGUARDIA III:


1
Érase una noche fría
de invierno.
Las lechuzas estaban recogidas,
lluvia caía al suelo,
la niebla y la bruma
eran intensas,
sólo una sombra caminaba
por la calle,
era la muerte.

2
Cuando la luna sale los vampiros
y los murciélagos están cazando.
Era la noche yerta,
los ataúdes se abrían,
pero sólo
para que entrasen los cuerpos
de la epidemia
que asolaba a la ciudad.

3
La vida del gusano Juan
era muy sencilla.
Él vivía dentro de una almendra
y tenía suficiente comida
para hacerse adulto
y hacer la metamorfosis
a los meses siguientes.
La hizo y nació
de la pupa un hombre
con vocación política.

4
Era la noche
de los gusanos
todos estaban bebiendo
licor de hojas en la cantina.
Pero un escarabajo encadenó la puerta
de la cantina
y la prendió fuego
con todos los gusanos dentro,
los escarabajos
recogieron la carne braseada
y tuvieron despensa llena
para pasar el invierno.

5
Soslayada la flor del cielo,
abría los caminos de la vida eterna,
una polilla como una hoja de adelfa
caminaba el cielo,
corrió hacia la luz estrella
con ímpetu y brío
hasta estamparse en ella,
se formó entonces
el hueso de luna
que todos vemos.

6
Era una noche
de cristales rotos,
los lentes míos cansados
reposaban sobre el escritorio,
miré al espejo no reconocí
al que estaba sentado,
pregunté ¿Quién está ahí?
Aturdida contestó una voz:
Soy el que nunca serás,
porque siempre has sido yo mismo.


7
Eco sordo
en alta voz
resurgía
entre la ceniza de su cigarrillo,
no tenía manera de saber
sólo apostaba
al nivel de la montaña,
quiso conocer
pero una mala oración
se llevó su tormento dulce
a la entraña del frío áspid.


8
Belleza si acaso estuvieses forjada,
quién sería tu padre
quién tu madre,
inconmensurable 
por infinitud de sendas
ella abrió sus párpados
viendo su reflejo en el lago,
sólo de la impresión
acudieron todos los peces de colores
a besar su imagen,
llevándola a su profundidad.


9
Se rezongaba
por acres difusos,
donde vuelan
polillas de las tierras,
de una flor
nació una polilla de cemento
con la esencia
de las ciudades
que dijo la oscuridad por poder
te puede pero la realidad
es que me supera.
 

124. DUDA DE CERTEZA:

Contralto sin indicio vivo,
secuencia inamovible,
juega con el órgano de mi carne,
preludio de tu posesión certera,
sigue, tu duda no vence la mía.
Juega y ríe descansada,
a mi esfinge ni paz ni soga
basta,
acuesta en hondón de mi cabeza
cuantos quicios obré por ella.
Siembra tú mi bóveda de cráneo.
Espíritu de luz acaso,
cegadoras sienes
su intelecto grave
no germinan.
Brega sin ama, sin rienda,
desarmo tu tacha, alzo mi escudo.
Límites adultos, astrales,
descarnados
en tu pulcritud de infinito
que rige filo,
asiento personal paraíso.
Tres angélicas opciones,
a mi ninfa preguntan
cuándo podré quererte.
 


125. ABRE TU NÚMERO:

Ahínco, fieles cinceles abruptos,
en cósmica unión de mis pinceles
por lira de tres ramajes
dignamente inefables.

Sángrame tu voz en mitad de mi soto,
vergüenza de tanta trampa
no tengo.

Por venales conciencias marcho,
me deshago contigo
mi vil manifiesto.

Confieso mi afán
en tus batanes,
atraviesan tus escarpias mis cristales.

Briosa tu leve rosa azul
firme, esbelta;
elegancia en aire resuelta.
Humilde respalda espinas
y honrosos vestigios 
clemente bogaré tu piedad
deslumbrada.
Azota tu alquimia tu esencia
y quinta esencia.
 



126. DEVELADO ASCENSO:

Metamorfosea mi cariño:
1
Alzo digno puente sobre el vacío,
culebra bastarda entre cadena y telón,
almanaque de muda en escamas escarlata,
2
flor de pecado sería morder
tu latido proscrito,
circuló mi sangre
3
noventa años por tu cauce,
Telón con mi lienzo
milagro en llanto
4
de anhelarte tanto.
Río chico que a mi pasión pregunta,
desde ventura, fondo o poso
5
hasta acariciar la brizna de tu corazón.
Verde es mi escarcha
devela, avanza
6
tu crisálida
de mujer exacta,
tendida mi araña.
 


127. BRUMA DE IDEA:

Tiniebla de la nada,
pensamiento, tormenta,
en sólo tres inciertas sombras,
tres telas en asombro por ánades
dudas pasajeras de calandrias,
chopos transparentados
en telas azules
proyectos de murciélagas alas,
arroyo de sangre de piedras,
tu cauce quizá.
Venideros ya no sueñan
los esquivos mordiscos.
Entre raso y sierra
manantío venal,
espera tu lengua,
promesa en cosecha de idea,
criatura mía
concha altanera.
soy yo semilla, rajando acres
de solana mar perdida,
busco nombre por cadenas,
corazón sin tierra,
vado de mi soledad avanzado,
futura puede ser ella,
lo que ella crea,
cielo en ciudad de puja lisonjera,
puede acontecer
arcángel en esfera de plata,
arcángel en burbuja.
Ya adhiere su piel la cota de malla.
Nido estallando de su amplia sin razón.
Se alzará todo lo no acontecido.
 
128. ORFEO INVICTO:

¿A quién canta tu férrea lira?
¿Para quién despliegas enervada 
tu alma de luz, 
la magarza de tu pecho, 
el tulipán silvestre de tu cuello?
Bréa en fuego que arde Apolo,
la fuga de narcisos y crinejas de tus cabellos,
tersos en huracanes de mis manos silentes.
Árboles tupidos, besos
de virginales savias.
Fruncen tus ceños imantados,
Atalanta cobija la roca de tu piel esquiva,
erizando mis vellos de escarpias cobrizas,
agita, concentra leve destello,
pasajero de mi viento tejido.
Tu voz que edifica, rompe silencio
perdura en tus hilos dorados de entraña.
Desnuda mi arpa la música a Eurídice.
 
129. ELOGIO EN SOMBRA:

Sin mi otro, él mismo,
primerizo hexámetro
en miles largos
de centésimas
en broncíneo
invocando mi falange griega,
insoslayable argento
tejiendo mi póstuma égida.
Musa o ardua estela vislumbré
en arcano fuego,
tengo miedo de ser perfecto para ella.
Sin y con cumbre
en arduo intelecto
mi Sol mayor blande
cenit de esta idea
por cuantas cóleras desvencijada,
mis herramientas cabales
dictan
muerta mi araña,
paredes para mi yacija y su sombra
alumbrada, esquiva,
por piadosas ninfas
muestra lo que perdura.
Otros jáctense de páginas que han escrito,
ni me rozan en vil osadía,
manifiesta.
No habré inquirido
declinación laboriosa
en afán de romper sintaxis.
He profesado a mi musa de agua
que soy su aguja esquiva.
Ni sargento ni venas de Horacio fuí
ni filólogo ni malabarista de letras,
Ciego y quebrantado,
labré mi verso
todos los meses,
desde cruel insomnio aplacado
que despertó mi quimera
quebriza de ocho patas
aquel 2005 que comencé
a ser alguien con mi existencia a espaldas.
Rostros y mis notas.
Vanas apariencias que anidan.
Alacrán manso y ciempiés soberano,
mirto e hinojo que hace monte.
Tus pies de jara.
Cierra muralla.
Hacedor que invoca su río,
Heráclito de intangible astro,
llorando mi amor, por cuánto espero,
por cuanto he conocido,
las tres armas, el guerrero
reminiscencia en laberinto de sus espejos.
Serán ascuas
corazón y sequedad de piedra.
Tiento de cuanta ceniza yo amo,
pensamiento, muerte
o proclamo;
tinta servil de amarse a sí mismo.
 



130. EN MEDIA AZUMBRE:

Nunca seremos nunca,
enfilando seremos ceniza
secreta puerta,
desolación con corazón,
materia de luz remota
sombra, olvido, brillo
palabras en el polvo,
tintero, sinfonía,
melodiosa sierpe,
me ensordeciera tu rayo de luna.
rastrojos por cebollas difuntas.
Animosas amapolas
órganos de mi ruda piel,
alada mi alma de almendra.
Parca enamorada es contemplarte
colmenera sería tu alma para anidarla.
Me esparcen la razón,
bueyes arrostran mi redil de venas,
fugaces, secuaces.
Halagan mi jardín sin alondra,
mi nombre te dejo,
pecho de ala,
tórculo de este recuerdo,
dejo presente
que quiero ser siempre, contigo.
Sufrimos tú y yo
la miseria de la vana luz,
en lecho, buque, beso
y noche de perros sonando
como lobos despiertos.
los valles redondos de ondas viejas
navegan las dunas
de tu luna sempiterna,
en arena gemías mi placer
y sus grajos que crascitan
enamorados de nuestra espera,
delicia como tú así es esta vida,
piedra ligera en viaje definitivo.
 
131. VERTIGINOSA CONTIENDA:

Soy hijo de tu oscuridad.
Tarde prendida entre apóstatas,
sienes y jinetes de curvos ejes,
partir me alcance este día,
desde mi flor de Bradomín.
Retorcido entre carruseles, tranvías
del sueño noctámbulo
y malvas del sueño de Castilla.

Quiebran mis señeros
una luz sin espasmos, 
ni cobres caminantes;
un canal que la floresta sigue
por senderos,
apuesto mi perdida ala en son de tu lengua,
donde el azahar sembraba
y se extendía como ciencia de umbrío tomo.

Era mi era como mujer sin barba ni corpiño,
entre mi siega labraba una espera
esperaba una lagartija
del fuego nacida,
una contienda de bombardeos
de simientes risueñas,
como un látigo que la estepa enciende,
su signo bravo, un linde en ávida crestería,
por el desliz de esta hoguera,
acábose mi rodada espera,
sin marca ni flamígera contienda,
estaba quieta, jamás yerta
tu flor del alba,
como niña perdida de la madrugada,
abrió destartalado su ronco latido,
naciendo una vid, primeriza
entre avernos con hijo de tu flameante
oscuridad hendida
y huellas de trigo venidero,
disparé al viento,
me contestó su voz
entre sarmientos de cobre,
rindiendo mis miedos,
de violetas noches postradas,
en soliviares que abren azadas
de la tarde en su compostaje,
sembrando
que volveré a verte.
Para poseerte,
dicta rauda tu señal
seguiré cauce
sin embelesar, sin regentar
sólo tu letra por anidar.
Y mi vida en ti sembrar.
 
132. VASTO DOMINIO TE ESCRIBO:

Atrapa mi carne,
en orilla de otro sitio,
en levedad de tu oscuro abismo,
púlsame mi figura que ensordece,
mi voz libre que penetra
sordamente tu sombra.
Abismal silencio
yerto el tiempo
que disparar
manecillas de relojes rotos,
fulguran, encandilan tu mirar,
absorbe mi cruel indulto
transmigrado a evanescer,
vida sin amor no ofrezco,
deseo hondísimo
en vaso infranqueable;
abismática tú
ruego batas tus oscuras alas,
enigma o poso del mundo,
bajo la tierra oscurece el día.
Sombra justa que mandas,
penumbra en perfil de cielo puro;
torso de tinta,
parpadeo de espumas,
noche cerrada,
los luceros sobre tu parda mirada;
sierpe que palpita
llamada esperanza en azul
montada,
luz ciñe tus colinas, tus exactas sílabas,
perseguidas por tus labios dispuestos.
Mi viento inquieto te circunda,
demarcando sueños auras
y tesituras perdurables.
Diosa suave eres, 
asaetada,
deslumbrada por padre lucero,
déjame admirarte, 
no quiero refulgir si no es a tu nombre,
bosque de venas,
hojas malvas,
ascua del mundo,
es darte mi corazón,
yemas ofrecidas
hierve tu belleza colmada,
eterna duraste, cruzaste
la senda que lo bonito te llevó a mi casa
de ciego verbo,
 
133. ALBO TRAJE TU MIRAR:

I hoja:

Canta mi piedra
por inencontrable esencia,
promesa de luz del sol.
Azar de imposible
fuego fatuo en tejas
que son nubes de altos cielos.
Serenamente místico, me alzo.
Ascua empírea fueres
o carbón del destino atronador.
Mito, constelación:
constante, pura flamígera,
eterna de cimiento terreno
sobrevivirás a lo alto.
Escarnio mis solas sombras.
Promesa de tiniebla,
promesa tibia,
nunca alcanzaré luz tan ardiente.



II hoja:

Perecer a los cielos que yo amé,
te amo en medio de mares,
entre pulcras esferas feroces.
Clamor por férreos bosques,
boscajes de tu sed de miel,
arrebatada tú, de tu albo espíritu,
generosa es la penumbra
eco pálido de azul viejo
virginal fuerza de noche añil.
Presencia misteriosa
en haz, de luna áspera.
Destino opaco, inclinación
por verdades de monte desgarrado.


III hoja:

Tránsito estremecido, el río,
ligero, nitidez de espejos
que dulces presiden
hondas tierras.
Constante agitar de sus fuentes.
Resplandor baten tus argentísimas alas,
palabras entreabiertas
buscando dicha.
Esencia, eclipse de mi sangre.
Sideral cuerpo estrellado.
Sigilo, tus pupilas
con las que a fuerte garra
me amas,
y ardua me miras.

IV hoja:

Lejos queda el miedo en cestillo,
a ser feliz;
si tú escribes.
Por esos juncos que el día
no cierra.
Un remero hábil,
desnuda la noche.
Bogando que su luna sonría.
Oscuridad larga
que nunca secunde.
Desemboca arriba ardiendo,
tu frente rosácea abarca.
Mi armadura, mi espada, fragor, 
pico torvo, ojos cerrados.
Penumbra desconsolada
por riveras de mi ciego Arlanza.


V hoja:

Fondo de monte
en el verde mar
de tu boca.
Claros rectos, únicos, confunden,
luz vasta y su sombra
que más ya no languidece.
Viento, velo, acallada luna.
Muda escucha
espesos vellos.
Faroles latiendo
corazones en celdas
con llave de tu alma.
Noble secuela
de mi dios Gemineye.
Entre azucenas de la tarde
mi suegra y consuegra arde.
Rubricó tu gentileza, orquestando.



VI hoja:

Luminiscente polen
en interiores de colmena.
Abro espumas esbeltas.
Desnudeces en carnal tomo
de mi cepa.
Brusco y dormido
en leyenda diferente.
Caí a mi tierra.
Toqué maravilla, flor de supremacía.
Palpé tu olor fecundo
a esquiva adormidera,
de tu órgano erizado.
Por tus estelas claras
que escriben galaxias
y agujeros de luceros.


VII hoja:

Viejo pabilo iluminado
humo rojo vióse apuesto.
Gallarda tu entraña.
Decreta, no cese
Mas nunca mi terco aljibe
que te escribe.
Con ojos rendidos,
ojos cada vez más humanos.
Pureza, tu plata.
Amortecida ahuyenta la negra Parca.
Piadosa suerte
en sombra densa montada.
Eco amplio,
ley presunta de todo linde quieto.

VIII hoja:

Difieren ligeros, tus sortilegios,
de verbos que nacen.
Ya nacidos estudio.
Ellos que escalan mis ojos.
Opulentos pinos reposan
su verde nupcial.
Ato presunto borde,
llego a tu almena
donde vive tu alma serena.
 
134. ORILLA DE REGUERO:
   
Vienes mi oscura golondrina
a colgar tus besos de nidos
en mi antiguo balcón de reflejos,
jugando me llamas 
con tus alas en mis cristales.
Tu hermosura y dicha acusan.
Tupida mi yedra,
por tapia y hermosa fronda;
cuajada de rocío volverás.
Abre mi lid mi castellana,
moruna siémbrate
desentierra este caudillo
frente rejas de tu estrecha ventana
cuelgo un mirar absorto,
de tu despliegue de manos.
Dame asilo de pecho
inexpugnable penetra
honda risa,
sólo llave, paraíso, alma, 
soto, cárcel, instante.
Sólo veo todo lo que aquí
no yace.
Agarro la rienda del caballo,
descubre el viento
mientras salta muralla en sangre,
pavesa en aire,
sujetando mi arpa en la lumbre.
Tres cuerdas estiro,
la última destensada late,
un averno sin condena
ni tristeza seca atañe,
dicha, belleza, fortuna, procesión
entre pinos rutilantes,
tus yemas,
mi pavimento,
con espada que centellea,
ya no es mayo pastorcica bella,
ojos de otros ojos me enseñaron,
pajaritos, valles,
vegas, agua fresca.
Sabes cuál es tu música suave,
encanto severo apasionado,
del enturbiado espíritu
blandiendo tu embeleso amilanado.
Expande tus tonos 
cariño infranqueable,
tus franjas verde- azules.
pié de mi río
tu fronda ya cubre.
Abre el estío en ráfaga de tu centella,
tejeré para ti siempre mi sorpresa.
Inextinguible clama, abre la gloria,
magnificencia de osar tus labios,
terciopelo anidado
de un tiempo disuelto en sílabas,
suprema,
volverás a mi ventana
mi oscura golondrina.


135. SEGMENTADO DESNACER:

Lóbrega sien, letal beleño,
estupor sublime aplaca,
fragor en fantasía cuesta mi estampa,
fatídico azur y hórrido
furor esquilmado.
Desceñidas tus manos.
Rueda mi cuadrilla atroz,
eco dormido entre tiranos,
llanto etéreo en la condena.
Alzo tus funestas alas,
hierros de castilla forcejan
fuerte, intrépido,
alzan mi firme pecho,
en dulce flor asigno tu vida,
musa libre, cristalina.
No marchita la azucena
suegra y nuera
de la vid espera,
Fuego y sangre,
madeja de plata tu mejilla,
voz de indómita cerviz marcho,
de ruginoso, sanguinoso vocablo.
Hijo de treguas quiméricas,
adusto ceño seguro de osadías,
navega mi barquillo,
deliciosa eres sin memoria mía
atracción de astro y fulgor,
laúd a coronar
violenta apoteósica flor.
Afrenta todo 
a mi amor desconocido,
y a mi solitaria flor,
ventura bañada de moribunda luz,
dulce mi tristeza,
sepulcro a coronar.
Disipada bruma, siempre gris,
para mi alma paz,
quiero la tuya,
eternal quietud
de ángel con alas de palabra.
Corazón gastado, sin sustento,
sin vanagloriarse,
febril hermosura
tus yemas tejen,
senda que pierdo.
Noche malva, azul, serena, indiscreta,
ruge tributo y desvelo de cielo,
informe alma decreta:
-Luz vaga y efímera,
desventura de lívida blancura,
mariposa negra amedrentaba.
Rompe mis nieblas
golondrina oscura,
por rayos de zafiro.
brilla esta mi alma afligida.
Nativo su lago,
donde la venganza soporífera arde.
Clarísima esfera
y su estela de misterio.
Termíname tú, 
yo no me encuentro. 

136. CERRO Y TINIEBLA DENSA:

1
Sedientas las arenas de tu bravío río.
Cauce de tu pálpito exhuberante,
era un cerro y una penumbra.

Cónclave de inusitado
hombre hecho de runas,
testigo de tu Sol y beso deslumbrado.

Brío de fiel pureza te abarca,
pulcra tu seda, avanza,
murmurando tu ágil imagen.
2
Deseo ecuánime agito,
terneza encumbrada
de fragoroso cenit.

Siempre frescas vendas me ciñes,
lucirá nuestro día,
entre virginales sendas.

Misterioso límite
de ansias y anhelos,
sed de nuestra alma flagrante.
3
Espumoso y turbio
engalanas el fiel abismo,
con tus colores y sentidos solares.

Ensarta mis cenizas aparentes,
en campos y sus señeros
inmobles; densa niebla no abate noble,

ni altivo mi ánimo desciende.
Entre caracol y fresco brote
mi rosa erguida por tu fragancia

y sus nueve gotas de rocío.
Esperanza, dame mi flor ansiada
Tu alma golondrina oscura,
tiende a todo lo eterno.
Yo lobo desciendo a tu condado
que en ternura ciega arrostra mi olvido.

137. TUS ACRES POR PECHERA:

Lontananza, de luz en vida
sed de alma torna
abre sus crispados, suaves labios
en tersura de espada.

Salvaje árbol velaba sus frutos
con ordenanza del mañana.
Acostado en su dicha,
el fantasma del Bien sembrado
aguardaba.

Asilo en mi pecho,
donde combate mi mujer no besada,
nublados los rayos de Sol,
canta el llanto de la lluvia
y ciega atronadora su beldad.

Afilaba una adelfa
sonata de luna recta,
voz extinguida
que abre mi férreo ciprés.

De voz y filo militar
fallecidos.

Murmuran frente y rejas
el vestido de mi castellana
que baila con batiente viento
innoble mi ojo de tierra
porque perece,
yo nunca más.

Derredor en silencio cansado
acuso los hierros de tu franca
para escalarlos
y tu anhelante sombra
poseer
y así a silencio cállame.

Abre esta cal procelosa
donde yago,
sin tu manto.

Con más de mil palabras
encanto repletas,
dulzura en claro frío,
bien nuestro,
aura satisfecha tuya
correrá mis venas.


138. SOLITUD ESPINADA:

Resquicio tenue,
acompasado
entre fulgor que crepita,
que yo estoy nacido de una espiga,
va que vence mi dulce tormento nacarado,
entre colchones de luna,
efímero pasa el minuto
sin contar el segundo,
noche cabalga este acre
de solitud encontrada,
ven, ven a mi espada,
tú eres mi hombro,
tú eres mi azada,
donde encuentro besos del alba,
espirales oxidadas
me dictan que el camino
se duerme en tus mejillas,
es la hora,
desnaceré por mi Sol,
seré su hijo reclamando su luz,
sembrándose en cada cuchillo de acre,
porque él es mi padre,
y la luna mi eterna madre,
me deslizan los cardos
con sus espinas recién nacidas,
soy tantas cosas que siembro mis abrojos
versados para que su filo adentre
el recuerdo de quien me lee,
porque este siglo parirá pocos con mi fuste
y valía jamás dormida,
voy que trenzo entre alambres
mi idea que desdibuja,
brumas grises, y escarchas azules,
la ortiga me saluda
y esta peineta de brujas acuchilla al viento
que pasa y no sonríe
todo lo que quiero
es todo lo que necesito,
todo lo que necesito
es todo lo que amo, 
y lo que yo amo
es todo lo que siento,
soy fuego y mi novia es aire,
es en esta acequia
que mi tiempo consume a la espera,
es por esta sangre que me crecen flores,
soy un ser de tierra,
y mi tierra es cincelada materia viva,
canta amor entre estos cuchillos férreos
porque de este romance oscuro
hacen trilla de espigas,
no abras mi compuerta
si temes lo que salga de allí,
me trepa la idea mi salamanquesa
de hierro viejo,
no puedes desvestir el suspiro,
no puedes hacer tuyo mi ímpetu de carcoma,
ni cabalgar puedes si no es conmigo.

139.  AGUA SOCARRADA, ELÍPTICA TRAVESÍA:

Analizo la luz en tu mirada,
leo flagrante tu alma.
Horno de fuego lleno,
como pisar un abrojo 
y blando sabor degustar,
estampido del trueno atribuyo,
rebelión venciendo,
ya se escuchan rumores sordos,
precursores de tempestades.
Torrentes sin cauce
la turba desemboca a mi senda,
yo soy como las vigas de Himeto
no preguntes más.
Que ya mi amada labra la columna
que me cincela.
Heredero he sido de cuanto he servido.
El múrice me guarda
servil en mi travesía
por mar Laconio
cielo, inspiración, canto
corre anhelo voraz.
este mi sepulcro reverdezco
hollando lindes,
preguntando a Prometeo,
sin sobornar a Carón resignado,
el Leteo ni descendientes
traspasar mi puente pueden.
Chispeante tu cielo,
su rubor satisfecho oso al por mayor.
Instantes melosos veo en su colmena de labios.
Agradezco por enunciar mariposas nocturnas,
poso de almas condenadas.
Orados recursos en vigilia
que enseña cátedra tu silencio,
estruendosos llamados 
a cosechar en gotas tu alma.
Sólo ordeno, mande sí
pero no me despiertes
porque no conozco ni miedo
para luchar por lo que quiero.
Acoge el cimiento
coloso que ando disponiendo,
prosigo,
póstuma súplica
ésta que logra calmar de Plutón su ira.
Gerión y Ticio
la onda Estigia aplacan.
la raza Danaica no se acobarda
ni su madre Dana
devela el secreto
por el que soy preso
reo capaz de incendiar
abismos que rutilan sombras
si así combato mi incierta suerte
por la que arriesgo sin miedo
de ganarte el cariño.



140. SEMBRANDO ALTARES DE HUESO:

I

Blándeme en mitad del campo,
sólo allí que la encina enraíce mi carne,
el hinojo lata al son el tambor de sus flores,
la carrasca grite verdades del monte,
vereda quieta, enarbolada,
soledad disparada sin descanso,
sólo allí reinará mi alma,
en letras escritas en las hojas de vida,
las lindes teñirán de rojo y negro,
de tinta y sangre el resurgir del añil
aliento dibujado de toda vida en color,
del albor a la muerte en flor
se alzará mi latido con su amor.


II
Renace en la piel,
en el albor sin conciencia,
hace más frío que antes
sentido muerto, caído
olvido yerto
raíz del ser
más callado que el invierno
avanza, camina a voz
todo lo que he perdido
polvo de estrellas, hierro de océanos;
piedra de montañas...
Hazme recordar alas cansadas
cosas grises que te gustaba sentir
mi amada así sabes
horizontales que no puedo olvidar
ejes verticales de conciencia
sin dormir
danza la primavera del lugar
con mi soledad pintada
en la sangre de mis ojos
todo lo que veo teñido
la ilusión cae en gotas derramadas
cayendo congeladas
desnudo mi cuerpo en la penumbra
del segundo quieto
raíces comiendo mis venas
hojas de mi historia mustia, abatida
sentido muerto
viviendo por ver morir el momento
momentos atrás que cae el recuerdo
sin miedo, sin sentimiento
todo hirviendo
sólo este sarmiento de cuerpo
esperando que juzguen a su alma
libre de maldad
¿Quién estará allí?
¿Quién vendrá a darme un camino que seguir?
Solo en la oscuridad
donde todo comienza
las sombras me reconfortan
y veo en luz mi vida
para encontrarte
algo que darte de dentro de mí.
Un amor rugiendo en la boca de la estrella.

III
Diestro del mar a la montaña,
visten sus flores coloradas orgullosas y sentidas
cual caricia de su jardinero que las ama
el viento armado escala cual seco rayo
su sol enturbiado se paran las oraciones
Hipsípila dejó su crisálida
en un caballo alado recorre sierras y sus manantiales
recolectando toda simiente desde todo confín
al inerte sombrío albor,
mientras su fría luz crece y camina
sin franca tapia ni verja que detenga su escalar
vuela vaga la libélula para posarse en su hombro
recio brazo arrido ninguna simiente cae a su lado inerte
que lleva que trae a su castillo olvidado
hechiceros de todos los reinos desvelaban que sólo
un reino se mantendría vivo
y no era el del humano ser
Hipsípila cabalgaba por naturaleza su religión
abarcando de la tierra a la lluvia
cual rayo cortado de Sol su cabello
los pájaros trinaban en su castillo
Hipsípila siempre vivirá como invencible Sol.


141. CRUEZA:

Fuerte
veza.
Crueza
suerte.

Muerte
reza.
Nueza
vierte,

Diablo,
hablo
mudo.

Cielo.
Duelo,
viudo.

Abreza que adreza,
aceza con agudeza,
esa belleza despliega,
con pronteza, la alteza,
escurraja desliza,
fiel perfidia en pereza,
dulceza habla su clareza,
corteza por variar
acaso adereza,
afirmo la alqueza una
ancheza del alto lar,
lindeza, listeza, por
llaneza, lleneza, 
abre longueza, sin par
de majeza abierta ella, 
maleza, la osada, 
ensimismada roza
malveza, manseza, ya.


142. AJUAR GASTADO:

Sombras sin ayer,
un silencio roto
que recorta su anochecer,
trenzado garrote
a des voz,
recto entre la espiga,
abierto en el ababol,
frío yerto al amanecer,
ancha idea de rectoral ritmo
que trova,
este sol de averno,
lagar muerto,
que la soba.
Prensa mi parra en la cuba,
racimo paso del soneto,
infeliz sin costumbre,
pesadumbre
sin escuadras
senaras, abren la lencería
de Armuña,
ávidas, grises, noites
en compás dolido sin ajuares ausentes,
esta piadosa siembra,
me alza entre los mortales,
Dioses lo quieren.
Mi verdad en cumbre de macizos
que el gentío se niega
en ego a escuchar,
mi visión raíz de Cernunnos,
reló de silos azules,
un peldaño de áspero olvido,
místico este cuervo,
puro cerro,
puro roble,
puro fresno,
pura encina,
subrepticia dolida,
mi pan amarillo
al pasar la caléndula,
la flor de este muerto.

143. CANDAVMÍS:

Del acre del cielo, destino clavado.
Verde semblanza de tormenta furtiva,
sierra de sueños en blanca idea,
clamor en ocres de nubes,
relajado,
sosegado empuja sus clavos
que precipitan hacia sienes de grama,
lloviznas de pretiles azares,
en fuegos erizados
que él truena,
aventa que alza
su ronca madera.
De fértil diente,
de cano cabello,
niebla de su sendero,
crepitante onda,
en azur marcada.
Viento sin suelo
su final encuentro.

144. CUCHILLA DE SILEX:

Raudo enebro enervado
bajo cuchillos de tierra,
en sombra que hace
pulcritud de estelas
descorazonadas,
duro metal y simiente
en espina de alarde,
sonroja a la escarcha
de este cielo que aploma,
para derretir el hueso
que el astro besa,
jabalí nacido entre aromos
de espinos,
va bajando su cauce la luna desamparada
buscando su recio esposo,
la loma desciende su floresta dormida,
canta el margal entre brezos noctámbulos,
y margaritas con violetas ausentes,
los jacintos silvestres ya vertieron
sus hijos de nácar.
Quedó el nardo desplazado
y el ababol sonríe,
ya vertió su sangre de tierra
para cerrar su campana
al tañer de sus simientes
enarboladas,
hasta la siguiente vida
a partir de su presente muerte.

145. GENII LOCORUM, TODOS DESPIERTOS:

Vida que las montañas me respiran,
raíz en su abismo de hondo tajo,
aire bonito relátame mi destino,
subiré los montes y cerros,
alcanzaré mi soberbia
allá donde el alba despierta
y el linde vuelve vago,
plácido, ferviente,
sed de tallos
y savias que luz llena,
erigiéndose cumbres
y cimas de hervores
a la matutina belleza
que anida.
Y en el ser germina,
febril loma desdeñada
por rizos en apogeo
entre rayos que culminan,
desnuda hacienda ultrajada,
río de encina, cuervo nacido,
por lo que me quedó sin decir,
Wotan, Lugh, Morrighan,
ese veris perdida y encontrada,
Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh,
y tú mi amada Brigid
Genii locorum dioses ancestrales
abrir este camino,
Diancech sana este mi cuerpo
Badhbh Catha sigue fuerte,
tierra entierra la maldad
sepulta los problemas,
como en tu ser el ciclo 
el eterno resurgir en ti cierra
y comienza,
resurgiendo, abriendo camino,
escudo en fuego sembrado,
hueso del pagano,
me deberán cuanto yo he plasmado,
hierro al hierro,
fondo escueto
del vítreo traspuesto,
senda de la idea,
por ellos socarrada,
lucha, cuanto más arduo es el camino,
cuanto más se abren las pruebas
más se hinchan las fuerzas,
sólo vencer en firmamento,
agujereado de huesos,
siembras que tiembla la luna.
3 claman los genii locorum
que no han muerto, que ni el olvido puede con ellos,
Diancech sana este mi cuerpo
Badhbh Catha sigue fuerte líbrame del cobarde,
Epona sálvame del semejante soy tu mala yerba,
Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh,
y tú mi amada Brigid poesía,
elevar mi canto
que yo con mis actos
os hago un manto,
Cernunnos comienza nuestra caza,
Candamvis alumbra esta montaña centelleando
el relámpago,
abriendo el cielo de nuestra bruma,
tejiendo nuestro amado ocaso,
que jamás hemos visto los que vivimos en el suelo,
ahora y siempre se escuche nuestro canto.


FLORESTA DE TU VERSO, CARNE Y ESENCIA:

I

Abro la noche sinfónica
de tus labios orquestados;
casi transparentes.

Tu rostro melodía
casi templada,
inimaginada.

Mi grama ya ocre
que incesante vibra
su dicha blanda.

II

Azules mis tenues
lombrices renegadas
de pensamientos que flagran.

Húmedos sus escondrijos
que traspasan
hondonando, cuál lira

que tú ocultas tersa.
Violines de transcurrires íntimos,
tus manos afilan.


III

Exalto el clamor de violas,
clarines argentos
estrellas laten opacas tañidas.

Por luna tangible sin reja,
espero su áspero eclipse
repleto el día de mi cumpleaños.

Su luz sin serrín,
a la gravedad tuya;
tenso mi arco.




147. AYER DEL HOMBRE:

Mañana será epitafio sin nombre,
una deidad vaporosa en alambre,
una alta ojera de nácar caerá
por el descendido horizonte del hombre,
será su suerte una llama sin aurora,
flama de inmortal discordia,
un beso atrapado en etérea yacija,
un granate verso inconcluso
que encadena la vida de quien la lleva,
hombre al menos por tener valor de ser hombre,
poema sí por tener imágenes para bastar a la belleza,
para hacer lo diminuto gigante,
y lo gigante magia de silencio,
es un aliento, un hálito y un verbo,
una tijereta en esta ciruela,
donde se derrama la idea,
mas si no alcanzas a dar impresión de belleza
jamás serás poeta,
serás narrador de tus diarios
de insulsa existencia sin afán superior
que no sea lamer tu conciencia,
de este nicho traigo la lombriz,
estaba en su tierra recogidita, feliz ella,
aquí en esta tierra sembré mi verso,
esperando que se abra
y sea inmortalidad de alta esfera trenzada,
por quien la sostiene sea quizás eso
una deidad con nombre.

148. MAGNIFICENCIA EXACTA:

Yo me adentré en la morada
de la belleza más perfecta
y renombrada;
allí estabas tú mi amada
quise hacerte mía,
ser como mis ancestros eran.
Nacieron hidalgas hijas
de mi tierra.
Fervientes herederas
de mi idolatrada hacienda Castilla.
Honradez solariega
de mi feraz Ocejón.
Amante compañera
mi sencilla labradora,
alzando nuestro
el regato cristalino.
Logrólo todo
pacífica y amable,
perpetua y serena,
alma de anchos cielos,
desnudaba.
Campo pardo, ondulado
en mudo, ronco halo.
Con tus castas soledades caminas.
Desterrando azules lontananzas tuyas.
Empapada llaneza,
grandeza en campos abiertos.
Alamedas y copas desplegadas
de encinas viejas.
Vida solemne aguardas.
Tonadas dulces
de miel de panales.
Doradas esferas precipitas.
Puros, serenos, profundos pensamientos.
Monótona, inmutable,
magnífica hondaba tu estela.
Mis férreos zarzales floridos.
Vigor de sienes envaneces,
perspectiva de nueva cosecha
en las lindes de tu exacta
alma.

TU CRISTAL VAPOROSO:

I

Adentro la longitud soporífera
que rige y exalta la turquesa
de tu pura mirada.
Visiones de tiempos mejores
sí entraño.
El campo de tu Parnaso devorado,
abro al candor de un santo Olivo;
bate sus alas el pardillo
al rebuscar la grama un tordo músico,
que consigue la lombriz
de mi pensamiento.
Albergan flores de piedra
las vírgenes encinas
desplegando sus bellotas
de días futuros.


II

¡Oh! Luna de sangre,
luna férrea,
esta noche de viento
cuando suena un lobo afónico.
Vals de la cigarra
que despierta al litigio
del arduo grillo.
Brilla la piedra de lumbre sedosa
ya blanda;
fango quieto que la sangre verde
no gira, púrpura celeste
de nueva cosecha de estrellas,
caldero de esquiva realidad
te encuentro, tu saliva vieja
en tus labios azules.


III

Soledad de hierro frío
con venas de fuego
y su gris suspiro.
Alzo tu cristal imbesable
por tus amores
de humores lívidos;
fluyente no es mi querer
ni se tumba como espiga cansada
de este estío ardiente;
hoja rumorosa eres
del cuaderno de mi vida.
Ingrávida alma meces,
que ya no ahuyenta
mis latidos precoces
sin escapar nunca más.
Extinto muro de sombra,
cristalina, acaricias mi profunda dicha
de este nuestro universo recto,
luminoso, que sangra la noche
en tus cabellos.



149: EL SIGNO DE LA ESTEPA:

Alba mía,
fugaz de abisales miradas,
llévame a mi lecho
que no me tengo más en pie.
Cayeron mis suspiros de miel,
Orando me acaricien
palabras de ayer,
ven mocita a mi vera,
ven te quiero ver.
llorando no lloro
mi cantar aquel.
Visten amapolas destellos de piel,
dispara para no volver,
plural celeste aflicción,
alba mía escánciame
no quiero tu padecer,
sonríe a mi flor esquiva
un rayo tornasol,
ten mirada pura,
en esta espina radia nuestro tesón.
Hueso hondo, fúlgido nacido
de la adoración,
como niño lloro la ternura
agarrada en corazón.
Martillo quiso ser mi hoz,
segando a golpe de viento
mi labrada voz.
Victorias acompasadas frunce mi Sol,
el rito mío cantará,
por la nieve de los álamos,
al olvido de barbas de mi chopo forjador,
herrero de mi sinfonía.
Verá parir la luna,
en hojas de olmo con forma de corazón.
El signo de mi tierra,
el amor de mi azada
a su soterraña entraña.
Vientos del norte me llevan
a lomos del Aquilón,
Hijo del relámpago,
que una vez amó
y tierra tomó.
Signo de los tiempos,
solo, solo ardió por derredor,
alma invicta, invencible
su espada deslumbró.
Lobo aventado en bosque clamó
la tierra devora lo que es de ella.
Yo clavaré rival
a serena esfinge,
que mustia mi carne florecerá,
espero que esperaré
el tiempo me seguirá
mi rastro percibirá.
Hoy como ayer
solo mis dioses, me aguardan,
en esta estampa abatida
de mi soledad voluntaria,
necesito el sonido de mi noche
por escarchas azules febriles
cantar de flores recuerda
el llanto de la piedra,
a la ruptura de compuerta
estaba yo desafiando mi destino,
hilanderas tres,
no me tapan mi hocico,
trémulo, voraz,
quise estrofas
tuve una unidad,
mis principios numerados
los dejé ayer sembrados,
vine para seguir mi oración
no rompas quimera
mi sagrado nueve,
vendré a traerte que mi ser
lo forma el tres.
Si te veo,
no te escaparás de mi tundra,
ya te he soñado y contigo hablo
de espíritu en yacija
recipiente que mi conciencia
suenas,
me despido para regresar
a mis cantos olvidados,
sin musaraña dicto
que yo existo.



150. ROMANCE DEL DESTIERRO:

Mi raíz arcana anclada,
dejas el etéreo espacio
en eterno cementerio
tu silencio amalgamado.
Yo era taciturno espectro
misterio, parajes blancos
que salvajes en tu lengua
confrontan en yermo arcano
saciando mi Baco imperio
de soledad que amilano
sin inicio, sin futuro;
sólo aplacando los diablos
y esa idea primigenia
cual ojo que jamás hallo
descansando en alegría;
ocho hijos que me has dado
más los bastardos impíos
reconocidos sin ralo.
Anudar aún sin vivir
mi vida; que deshilacho.
Desfallecer, despedirla.
Corona por candelabro
sí, mi raíz es de plata
al fervor de soles alzo
como cobrizo capullo
entre polilla o gusano
devana mi sangre, rueda.
Transmigra verde que escancio
sobre espica, sangre hielo.
De infecundo humor humano
con coraza por pechera
carcoma en espuela calzo,
mi tomo de tierra venzo
roja sangre que yo esparzo
pergamino en vana ciencia.
Que los abrojos espanto
espejo terrenal hondo
mi sonido injerto orando.
Sobre mi vil armadura.
Escita alma, el Castellano.

El Castellano 

Miguel Esteban Martínez García

FINAL
ESTASÍA FUERA DEL TIEMPO ‘’VANGUARDIA PROPIA’’:

Operación cero,
preparado para destrucción completa.
Temblando ruido agresivo
supresores activos,
hostilidad caótica
controlador inactivo,
ctrl.alt.delete
mente eliminada,
extasía fijada,
dominación eleva la distorsión;
extinta clase,
energía nunca muere.
Raza real avenga el paso,
controla el ruido ahora,
real es terror en el hueso,
juntos:
-Guerra al error,
guerra en la boca de locura,
nadie viene a morir hoy.
Tropas de la luna
blanden metal oscuro.
Más duro que el resto del tributo,
pura luz sellada;
fase helada en un dos tres segundos;
vidas en el ojo de una aguja
sistema sobresaturado
dirigiendo bajo tierra,
era del resplandor metálico.
Mortífera debilidad
perfección dicta
destruid el defecto.
Vandalismo ordena
descanse el tributo enajenado.
Llanto de la guerra crispada,
sórdida esencia implícita,
tercera fase encendida,
fuerza canta
ciega su falta,
exterminio en vena férrea,
faroles dormidos
esperanza difunta,
cobres almas anidan
sigilo deslizado
por entes de éter.
Energía, niveles óptimos.
Conquistar y destruir es lema,
pasado rueda
el olvido del tiempo.
Es hora de estremecer;
por un alma disuelta en electricidad,
fase oscura dispuesta,
era lumínica comienza decadencia,
telégrafos disponen alaridos en cópula
sobre postes de pino muerto.
Escarpias frías
sostienen pensamientos,
nueva era decreta,
hoy es mañana tejido en fábrica
de herramienta llamada éxito,
ilusión en cadena
para realidad de quien la estrena.


vanguardia
nombre femenino
1.
Parte de un ejército, o de una fuerza desplegada, que avanza en la parte delantera, por delante del cuerpo principal, o que se mantiene más cerca del enemigo.
"el escuadrón ganó la batalla gracias a la avanzada de la vanguardia"



2.
Minoría que extrema las tendencias ideológicas, políticas, literarias, artísticas, etc., de un grupo o movimiento más numeroso, o que anticipa las que después irán ganando adeptos.
"el cubismo y el surrealismo son dos tendencias de la vanguardia de principios de siglo"
sinónimos:
avanzada

El Castellano 14-08-2018

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda al caracol silvestre

  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

Pioneer

 

Al Duero

        Duero: Grita mi estupor y cuchillos hieren volteando una boca que la onda mece flameando. Se duerme la costilla en el altiplano enjutado de hayas y fresnos recuerda su geología únicamente saboreada por el soñar de los picos, virginal cuna del Duero con tus curvas en rotonda de castizas fuentes y abrevaderos, dulce azada de agua que bascula el sentir de la enamorada palabra, por cimas tu voz se hace meseta haciendo el amor con los pájaros dormidos, templo y morada de la cepa que a ti te alcanza, agua furtiva corre por tu era y reposa en tu infinita onda, que se riza, que se insinúa en vaporizadas Torres de belleza, que en tu alma anidan, sortilegio de rosa y clavel cenit del dolmen tallado, quién a ti en la vastedad del ser en su pecho te lleva prendido el fuego en fanal hoguera en anchos panales de tus abejas. Cuentan de la vida del chopo tus diez mil espumas, que por sierras tu rúbrica dejas, navegante con alas azules el terreno que jamás te vence, secretos...