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A la Muerte

 




Eres tú mi religión,
mi amar y no despertar,
eres tú mi eterno sucumbir,
mi aleación,
mi parco final,
mi hedonismo estertor,
que te rinde cuenta, amilana,
y embebe con pasión,
oh eterna lumbre,
ascua milenaria,
mi estrella desapagada
que brillas si yo indico,
en marcha,
línea y Vetusta llamo y despierto.
bravura de intempestivo mar,
en lucha con la granate sed,
mi boca tu boca,
dos milenios de cercanía
indescriptible, insoslayable,
cantil toda mi cresta,
crestería que caracolea tu cerro bajo,
buscando hinojo solar,
para acostarse
este centauro bebe anís y sol,
no amenaces hundirte ya nunca Musa
jamás conmigo,
sí y solo sí,
porque seguiré designio luz y orden
a complacerte,
fina lámina tu cobre,
asalto por infinita secuaz vez,
no recuerdo tenga sombra,
yo inominoso cuervo blanco,
LUGH a tu regazo,
la danza final ha comenzado
que no acabará mi dios,
ala azur donde las halla
golondrina que posa la docil rama amable,
todo procede y precede,
el canto,
la secuencia
escucha mi nombre
Förüq sin condición,
no sea embeberte
piedra centaurea del sol
a lo alto,
mi estirpe,
amada victoria eres,
te amo
a ti te canto
mátame si quieres
porque jamás ya puedes,
al sol mi intelecto te elevo,
relámpago vítreo
asáltame el valor,
mi mujer centella
éter centinela,
que vine de puñal absorto,
y erecto adentrarte
tu inviolable ojo besarte,
sombra de mar pedernoso,
jamás yo seré tu arena de recuerdo,
desnudez fuese gloria
que sólo por ti mi égida avanzaría,
morir contigo con los cielos,
en mano deseo,
mi poema a ti,
a la Muerte mi leal compañera.


el castellano Miguel Esteban Martínez García

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