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Reclinatorio


 








¿Cómo colocaron la santa mentira sobre el suelo?

Que hoy sigo viviendo, con mis santos de madera,
y una piedra de virgen,
mi descansada gloria,
que yace tres veces en el Valhalla,
cuál el significante,
que los malos vivimos siempre,
tiempo para esperarte
y beber tanta sangre de Sol,
cabalgo mi desquiciada ventura
a lomos un caracol irascible,
ahora sé
nadie pudo caerse de un edificio
y colgar después rosas en tu pelo,
quédate,
quédate conmigo,
otra caída no imagino,
sé sombra, como sabe nombrarte,
como se saborea un dulce delirio,
de lágrima en boca
ya me adivinas,
los que ignoran
caen de rodillas
o de cabeza,
mi sangre de brida alada
llenó mi cabeza del rebote,
fe sin luz,
llamado dulce tormento,
de amarte hasta nueva muerte,
a lomo mi bestia en celo,
oh Soledad sin alas,
si te tengo en garganta Musa
¿Crees que puedo hacerlo peor?

Ahogado en penumbra de tierra,
sí  de quererte calzando astros,
y lunas relojes,
de corazón preciso,
acojo tu venturoso estallido,
la locura no es más estúpida que yo,
se llama lealtad y fidelidad
la enhiesta sombra
mi ciprés de alma gasto.
oh tan atrevido mi pálpito
de León. 


MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA




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