Ir al contenido principal

Armisticio fallido

 





Bajo la luz tu clara sombra,

cenizas laten, y caminan,

que entre ellas se parecen y conocen,

inmóvil centellea la noche,

sobre el cabezal de mi azada,

pura pero danzarina,

a  primer vuelo, un instante,

alcé un vértigo crepuscular,

que derramaba su sangre de obscuridad,

rotación en llama equidistante,

un absoluto diamantino giraba

como quererte para siempre,

viva, en un crepitar mi eternidad saturnina,

de aspas molinos taciturnos,

y velones por estrellas,

tu salto ni me asusta,

ni me frena,

tampoco consume mi ascua milenaria

de escribir para anotarte,

mi cuerpo desatado,

hoy escribo tuerto

que los valientes quedan lisiados primero,

al suelo quietud que cría,

auge ante el espejo,

mar y tú déjame ser la ola,

olas vienen,

olas se van,

hola cómo estás,

ahí de mar temido, espejo

lirio de flor estameña,

suma de mis espumas,

Ay de mi pétreo jardín,

solo ante esta corriente,

torbellino puro

que me impide dejar de amarte.



Förüq

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda al caracol silvestre

  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

Pioneer

 

Al Duero

        Duero: Grita mi estupor y cuchillos hieren volteando una boca que la onda mece flameando. Se duerme la costilla en el altiplano enjutado de hayas y fresnos recuerda su geología únicamente saboreada por el soñar de los picos, virginal cuna del Duero con tus curvas en rotonda de castizas fuentes y abrevaderos, dulce azada de agua que bascula el sentir de la enamorada palabra, por cimas tu voz se hace meseta haciendo el amor con los pájaros dormidos, templo y morada de la cepa que a ti te alcanza, agua furtiva corre por tu era y reposa en tu infinita onda, que se riza, que se insinúa en vaporizadas Torres de belleza, que en tu alma anidan, sortilegio de rosa y clavel cenit del dolmen tallado, quién a ti en la vastedad del ser en su pecho te lleva prendido el fuego en fanal hoguera en anchos panales de tus abejas. Cuentan de la vida del chopo tus diez mil espumas, que por sierras tu rúbrica dejas, navegante con alas azules el terreno que jamás te vence, secretos...