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Armisticio fallido

 





Bajo la luz tu clara sombra,

cenizas laten, y caminan,

que entre ellas se parecen y conocen,

inmóvil centellea la noche,

sobre el cabezal de mi azada,

pura pero danzarina,

a  primer vuelo, un instante,

alcé un vértigo crepuscular,

que derramaba su sangre de obscuridad,

rotación en llama equidistante,

un absoluto diamantino giraba

como quererte para siempre,

viva, en un crepitar mi eternidad saturnina,

de aspas molinos taciturnos,

y velones por estrellas,

tu salto ni me asusta,

ni me frena,

tampoco consume mi ascua milenaria

de escribir para anotarte,

mi cuerpo desatado,

hoy escribo tuerto

que los valientes quedan lisiados primero,

al suelo quietud que cría,

auge ante el espejo,

mar y tú déjame ser la ola,

olas vienen,

olas se van,

hola cómo estás,

ahí de mar temido, espejo

lirio de flor estameña,

suma de mis espumas,

Ay de mi pétreo jardín,

solo ante esta corriente,

torbellino puro

que me impide dejar de amarte.



Förüq

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