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Imprecación configurada












Lirismo justo,
impecable, imperecedero,
versaba mi sueño
bajo las espinas un algarrobo
secuencial,
debatía mi destino si armarse
de melíferas imágenes nítidas,
o simple, llano avanzar hacia una tiniebla
de deslices,
paz de guerra nacida,
tranquilamente nervioso
avanzo su tez serena
sin plantilla,
sin escrito ni seña,
quizás con estos huesos
me desvelan un horizonte,
sin quejidos ni bruces,
sí un aletargo funesto
vestido de flores de difunto,
no encontraba salida
sin renunciar a mi amor valiente,
llegué a la posada de Valparaíso,
donde le ofrecí una invitación a un café con hielo
del árbol del insomnio horneado,
me senté en una piedra de belleza,
pronuncié unas frases impronunciables
debido nadie más me rodeaba,
también propuse a la doncella escarlata
me ayudara a presentar un manuscrito,
con dedicación allí quedó
mi ímpetu de solar perdición
en un silencio punible
por no saber si era complicidad o flamígero desapego,
entonces entre cavilaciones
vi corrían en circulo un duende,
un gamusino y un culebre basilisco
girando la piedra de belleza,
quise capturar al gamusino
pero entonces se convirtió en guijarro,
todo surcaba mi desasosiego,
yo que mi riqueza era un metro cuadrado de parcela cedido,
y una infancia que nunca acaba,
todo era sencillo
como liar trompo y bailar el mismo asunto,
quise dejar  una nota
sin despedida,
sólo indicar que siempre vuelvo como probe diablo,
era tiempo suficiente,
para abandonar hogar atarme a una cepa y luchar por la agricultura,
convivencia murió
a última trifulca,
por la que se me quiere,
pero no en la misma casa,
a los quince planteaba
tener casa propia a los treinta,
y ya van treinta y dos 
gotas de lluvia,
todo era y es
más que un sueño, que llamaron realidad.


Esteban el castellano

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