Araña, te escribo como fuiste pequeñita y creciste
sofisticando tu tela,
Parca mía, quien te tuviera
de destino terso y apañado,
desprevenida hoy
tú serás presa.
Dulce tormento que no entiende
ni de razones,
ni de sortilegios tejidos;
era un día de ninguno,
aire helado arañaba mi frente,
buscaba por más de ti a cada paso.
Oh, mi suerte no era ausente,
sitio del sitio resplandeciente,
reina tú mi sanguinosa tentación,
mi lengua, que no es cicuta
sí virosa.
Ángel de un vacío sacrilegio,
hombre de hombres,
directriz ordeno y mando,
soto a mi orden,
fui a tu jaula
mi deseo tangencial,
lisa, blanda en tu tela,
llegó Subrepticia.
Una jamás desfiló
por tu obscuridad
y sí por la mía,
lugar de tu lugar ordena,
esperanza rompiendo el hombro.
Eres mi fuerza,
mi trazo,
eres todo cuanto amo,
mi brazo domina tu altura.
Oh, turgencia habitada
tu pecho dos cinceles apuntalan,
lugar de mi lugar para volver a morir
a tu entraña su siembra,
divisa y ejecuta
tu belleza sin par.
Tu despampanante tez inigualable,
tu mirada abismal,
de ángel mis hielos por habitar.
Un sueño,
un saber preso;
que si en vida no muero
es debido jamás te habré alcanzado
mi Musa del Alba,
déjame hacer ruido en ti,
retemblar osadía,
pintarte firmamentos de flores,
merecer tu traje azur de tranquilidad.
Lo siento porque siento
que serás mi presa
cuando mis fauces y hocico
rezan.
El Inocente
Förüq
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara
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