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A LOS VIVOS-DIFUNTOS TRILOGÍA 204 páginas a5

 










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A LOS VIVOS-DIFUNTOS
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AUTOR MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
LUGAR:
LA CAMPIÑA, MIRADOR DEL HENARES

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PREFACIO:

El poeta Miguel Esteban Martinez García nació en Castilla de la Mancha, sus raíces están enclavadas  en la localidad de Alcalá de Henares. 
A través de la ruta del verso, Miguel Esteban Martínez García nos transporta a otro mundo, curiosamente ignorado. Según él mismo afirma, es un mundo diametralmente opuesto a los que blanden el rechazo por la clase insecta y sus ramificaciones. Ellos prefieren dejarse aturdir por la entomofobia evidente en algunos párvulos;  a intentar descubrir 
el insondable mundo de especies que sostienen la biodiversidad.
El poemario A LOS VIVOS consta de tres tomos: Simiente de Viento, Réquiem Vanguardia o Avanzada y Golondrina de Metal. 
Los mismos tienen un estilo innovador donde se enlazan algunas corrientes vanguardistas como son el surrealismo, ultraísmo y el futurismo. La poesía del Castellano es un desafío a la razón. 
En ocasiones, sus relatos poéticos están rodeados de un aura luminosa, otras veces están inmersos en una tundra en tinieblas donde los personajes oníricos y entes de ultratumba enervan la psiquis y los huesos del lector. 
Muchas veces eleva a quien lee; del plano cotidiano a un rincón mágico encantado. 
Sus letras trascienden, elevan o sumergen en una atmósfera de encantamiento. 
Con su pluma Miguel Esteban percibe la belleza de una flor como el mundo irreal de una rosa ensangrentada. 
Él enciende faros en rincones terroríficos, acompañado de criaturas inofensivas. El poeta puede convertir el estrado donde se mecen las estrellas en lúgubre fosa del averno. 
Al profundizar en su poesía veremos como 
se aleja del mundo real y abre la puerta al lenguaje disfrazado para socavar las columnas de la palabra, utilizando términos disyuntos. 
Es usual que utilice verso libre, simbolismo e imágenes atrevidas o incongruentes.
Su poesía evita motivaciones personales, elimina la retórica, el tema ideológico político, el tema sentimental y la desliga de la temática de poesía confesional. 
El poeta es un apasionado  del mundo natural, su entorno divino es asperjar 
la semilla, cuidar y valorar todas las especies. 
Les invito a disfrutar de las letras del poeta Miguel Esteban, donde él convierte cada piedra es un hogar al intemperie, donde el rol del individuo es la convivencia armónica con la araña, con la abeja, el murciélago y las místicas hadas.
Ante ustedes, Miguel Esteban Martinez García, un poeta que acarrea sus cenizas, aprendió que bajo la roca hay ilusión, vida, tinieblas y dolor en tribu.
Él sabe que la cantera, es un camino donde crecen y se multiplican letras. El bardo se ha asegurado dejar sus batallas y tropiezos sobre tierra húmeda, siempre perseverante de que haya paz, bajo la tierra de sus uñas.

Lydia Reyes Torres
Seud. Ninfa Taína 
Bayamón, Puerto Rico
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CONTENIDO


TOMO I 
SIMIENTE DE VIENTO

TOMO II
RÉQUIEM VANGUARDIA O AVANZADA

TOMO IIi
GOLONDRINA DE METAL

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Lectura:


TOMO I SIMIENTE DE VIENTO

Contenido:

CORAZÓN VERDECIDO:
ANHELOS FÉRREOS;
ÁVIDO DESIGNIO
PRIMER ENJAMBRE
NOTA PASIONARIA
LUMBRE LÍQUIDA
SUBREPTICIA
HERIDA DE GÉMINI
VERSO NUEVE
ESTRELLA ESTAMEÑA
TRUENO DE VENUS
A SU MERCED
CAMINO LA GLORIA
SEMPITERNO
SERENIDAD  ETERNAL
FUNDACIÓN
SERENATA BLANCA
FLAMEANTE
A LOS VIVOS
Romance heroico Sortilegio sembrado*
RAÍZ EXTRASENSORIAL
PALIDEZ INAUDIBLE:
A LA SOMBRA DENTRO DEL SOL
DESTERRADO
PANAL DE IDEA:
SIMIENTE DE SANGRE:
AVIDEZ EN LABIO DE FUEGO:
BROTADO:
DAT ROSA MEL APIBUS:
VENTURA:
OJO DE TIERRA
CONJURACIÓN:



CORAZÓN VERDECIDO:

I
Lancé el brindis a tu voz aterciopelada,
y del mísero vaso hasta tus cabellos,
repicó el aguardiente,
que soy un hombre que bebe anís
y Sol, deslizó tu sonrisa,
y el ocaso nevado en flor,
repitieron voces ebrias,
que no bebas sin mí, 
de tu indecente sed, chocaron las copas
de algún hada verde,
y te vi maravillosa, fantasiosa,
y hermosísma, de senos
a manos turgentes azules,
mi semblante de impulso,
loco y febril, de honda ojera,
oh, de cálida terneza, todo mueve,
luna en pecho,
y campo santo, en enredadera, 
embriagarme de tu ser
oh, amor de tu rosa azul, que
verde es mi querer...


II
Corazón mío de tu humedad,
permisivo, ternura infausta,
de pobre diablo aguador,
sombra y flor, ¡Ven!
Tan cándida, que sueños alimentas,
mi amor, de dicha inmensa,
luz, de placer abrasador, 
dulce secreto, adormidera sin
olor, cantares de llegar,
a tu casa, mi casa,
tú, oasis, sueña este león,
oh, tu letra amasa el Sol,
suspiros flotan, que afloran,
y míticamente, la hoja leve
vagamente sin dolor,
choca con el suelo,
olvidando que han cerrado ya
la cantina de Viña del Mar,
donde brindamos un hada verde.

III
Bebo tus notas mayores,
desnudez de hermosura,
astros gentiles de carne tibia
elegancias, y locuras
dura arista de arma
no esperes el repicar
de placer mundanal,
yo te aguardo
en pechera y espaldar,
cabalgo la terrible estepa castellana
despertaré a los tuyos rey
Rodrigo;
te avanzo entera, todo alma,
tus morados cercos de labios,
laberinto surcan mis soles ciegos,
y tu luna sonríe,
a tus jardines de alba,
fertilizo que enternezco, 
oh, tu jardín azabache.



Förüq vampiro, y Leannán-Sídhe

Miguel Esteban Martínez García

El Inocente

ANHELOS FÉRREOS:

I
Sigo anclado a tus deseos
cómo olvidarte si germinaste mi vida,
para siempre.
Sigo buscando tu ternura
allí donde el latido grita tu nombre,
recuerdo tus besos, reales o escritos
o los tres, versos para no morir
en un frívolo desierto,
quizás sólo necesite elucubrar
que sigues sonriendo igual
que el vetusto ayer.
Quizás no necesite seguir escribiendo
para demostrarte lo que por ti siento
puede, que todos mis sentimientos
vivan en aquel invierno que dibuja
mi suerte, y mana mi fuente
del deseo, busco el olor de un
abrazo, despacio, sigo soñando
en tu almohada mi Hada
que aún no has  llegado,
que mi azar es un botijo de suerte,
del que bebo a gallete
que el gris, no se ha vuelto
a apoderar de mi vida.

II 
Te has vuelto insaciable luna
a cada paso, luz incombustible,
que me guía tu sonrisa
que dibuja mi vida, tu cariño
que me arropa en serenata
de espirales de tu aliento,
quédate conmigo en el terciopelo,
de lo sentido, pintemos el firmamento
de caricias, hagamos juntos un mar
de besos, seamos olas buscando
en nuestros cuerpos, bajemos
las nubes a llover, en nuestros labios
encontremos el infinito en la mirada,
del corazón, divina sin razón,
cabalguemos el viento de nuestra voz,
si soñando estoy, no me despiertes,
tengo tu amor en la piel.
He conquistado el viento con un beso
y a tu lado me encuentro;
cuando te has vuelto insaciable
Dulce Tormento.


III 
Insaciable luna de mis aullidos
en verso, flor de ternura, no me desampares
el camino, tiñe mi jardín de ensueño,
con el color de tu ilusión que embebo,
déjame resurgir en tus brazos,
déjame fundir nuestro cielo
de antiguo romance, a ti me entrego.
Corre el beso, se agita el verso,
desafío a este silencio
cierro mis ojos y dentro te veo,
sólo sueño y tu destello se vuelve
maravilla en sus pétalos iridiscentes
en tus pupilas se disuelve mi vida,
vida, te bebes mis nervios y entre
jardines noctífagos amanezco
mirando tu cabello real,
vendiendo mis mañanas por el ayer
a tu lado acurrucado.
Efímero el segundo, descansa en tu
parpadeo, cruzando el río de mi adentro
te veo siendo sustento,
de  mi dulce tormento.


Förüq y Leannán-Sídhe
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
El Inocente a 21-12-2024


ÁVIDO DESIGNIO:

I HOJA
Roja puerta, al campo de negros lirios
por el camino de ida sin regreso,
vida oh, vida,
de un lamento que aún breve
no arrebata en memoria
escudriñar la muralla de soledad
quise, no hubo pesquisa más fiera

un mundo de abrojos por
conquistar, se erguían intenciones
áureas y de poder vano,
abarcaba el río los negros lirios
de flores desangradas
destino aquietaba su idea;
divisé una luz entre las montañas
como cerros me hablaban,
entre venas razones,
sinfonía de caracoles por astros
y energía súbita demencial, 
entre caballos marrones
cabalgué mi felicidad jamás lisiada.



II HOJA
El andar hizo surco
y no agoté su camino,
vals de paticas de abeja
entre coronas vegetales
templo y morada de madre contemplación
cerros y valles, ríos y riberas,
lares y moradas,
es el justo lugar, reverberan
sueños e ilusiones,
madres e hijas, padres e hijos,
todo de los sueños de premisas
alcanzan, puedes atisbar la llama
florece tu palpitar,
te amaré de aquí, al eje te dé flor,
flor de dicha, flor encorajinada,
de aquí a siempre seré tu centauro
protector, querencia, curso y destello,
mentiré siendo sincero,
te contaré mis sueños jamás perecieron,
como amparo tu voluntad,
sobre el mar e inevitable
me alce, tú mujer posees luna.

III HOJA
Tu mundo me acompasa, vívido desliz,
amarte de raíz es verdad, hecho
te brindo el secreto, de mi corazón
invernado bajo tierra,
mi sol ardiente y desmesurado,
ahora sabré por qué eres perla en agua,
graznidos por encima los ojos
imposibles sentidos,
 verte y sentirte,
a lo lejos, sin ruido
el nácar tuyo, durmiera o respirara,
suelo de mi beso, o labio lluvioso,
color tuyo, que boga silencio,
rizo que plañes el viento.
Oh, tu sonrisa valiente no teme la muerte,
suave tu memoria,
entre estrépitos y ruido de mi barro
contagioso, blanco y señero,
tu pálpito, en somera existencia;
gallardía, que rige severa,
el mundo que calla, 
lucharon tus deseos, y los míos se acomodaron.

Förüq y Leannán-Sídhe
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA

El Inocente a 09-12-2024

PRIMER ENJAMBRE

A mi lira quieren ver trabajando.
Más sonora que agua de manantío, cuánto azarosa es, más segura que el trueno que cae bajando y su zumbo de centella de horrida melodía.
Melodía de guerrero con inverosímiles acciones mi cristalina armonía asestada en hermético castillo donde mi álgida castellana descansaba en una almena abrazada a las noches rizaba sus cabellos como encantos peregrinos.
Mi manantial era música, auras azul y majo su espejo.
Tristes los tordos ya no bailaban buscando lombrices el Cierzo sujetaba hasta los huesos un otoño pasado de número.
De nota más tersa que simbólica entonaba el guerrero comunero de dicha ensoñada virtud que borbotea su deseo.
Castellana como Venus de labios coralinos, rumores que alejan, que afean el vicio.
Música de cielo sin sus colores.
Dos ojos de mis ojos, carruseles de tus pestañas.
Juiciosos versos, te envío, ahínco fiel su sonido que se grajea tu sonrisa, oh, compostura olvidada...
Un fuego en tu mirada, complicidad sin espoleta.
Vals de obrero, furia de titán, eje rupestre de fiel campesino, cante de hinojo y cardo borriquero.

Viene, viene mi colorín alegre.
Tonada de caballero que avanza mis ojos que sin tus ojos no son ni serán míos.
Entre festín de Dante y orilla del río la Estrida tiniebla canto como canta el sendero a tu casa, mi casa, Estrida tiniebla.
Ojos de hormigueros legendarios.
Mis brazos sin tu espalda ya son matojos espinosos y en la despensa de mi ginebra no encuentro tu labial de sabor a fresa.
Olvida la imagen su huella y el seudónimo su nombre, que todos ellos persiguen el viento.
Dulce estrella intratable de trino
que acento valedero, y dulce campanario
decida la siembra
que creación festeja;
de insolente Mercurio crispado 
A el reflejo tu aura sonrojada,
recojo letras como besos huidizos
de vista cálida y tan pura
ronco mi gemido, fiel desventura 
la música traicionera
composta de partitura.

Förüq Esteban castellano


NOTA PASIONARIA

I
Cuando mi problema se sitúa
coge mando, de risco audaz
escucha los sones hendiendo lágrimas
sobre las coronas, oh inhumano
saber, sobre la llama, todo
puedes ver comenzando,
latido osado, profundo, confiado
expuesta índole, temblor de rocas
espuma arrojadiza, intrépida
todo camina, avanza, de forma
azarosa que bestial,
arbitrario no es mi querer
dime tus latidos, acompasaré
arriscado, bárbaro, sin piedad
ardido, irracional,
imprudente voy confiado
a tu río y todo dicta
nec vincere tenebras, et amat
sanguinario mi querer
tornó expuesto que heroico.


II
Arriesgo toda mi suerte
a cumplir todos tus pecados
ignoro de incierto saber
cómo surtirá el resultado
a finales quedaré invicto
que indemne acontecido
de que hago algo es para
hacerlo bien, satisfactorio
correcto, álzate en la cumbre
es un día anublado que gira
nuestro cielo superpuesto
tres colores, azul, escarlata, 
que rojizo, altas miras
blanden premisas
del fuego terso
cielo venturoso de mi arma
que irreflexivo, me desciende
asesta infierno terreno
sí, yo vivo con mis hermanos.


III
Tosca mi prestancia,
a los jardines áureos
avanzo, es una rosaleda
tan nítidas sus rosas
que color hace enjambre
alegría del Portón Verdadero
clímax sobre tus páginas,
preso por cada año y
su cuarto de sótano de luz
si aquí solo estoy de paso
no hay sentido a transcribir
huella de arena ni, de polvo
eterno, besos de pétalos
y sí, inculto mece mi amor,
oh mi cruello, mi colmillo
feroz, insaciable, aventurado,
voy y vengo salvaje
de lágrima temeraria
voy henchido que acompasado.

Förüq y Leannán-Sídhe


MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA

El Inocente


LUMBRE LÍQUIDA

¡Oh, manantio de espejos!
fuente rebrotada,
es palabra,
candor de exactitud,
o brea encendida,
mi pupila, llama que brota,
iridiscencia en acto
puñal álgido,
cavo abismos en azadilla,
en cumbre de Éfeso,
en bosque de  Cumas,
con quietud prolífera descubro,
valles y señales,
oculta la tiniebla,
oh mano de fruto,
diamante blando es espera,
ruina de la palabra,
ciencia apócrifa,
conjuradora,
como noche latiente,
y denso párpado,
su azabache,
lo que callo
sólo es ceniza,
lo que vivo
es savia, sangre,
o las dos,
ojo de tierra
me viese apuesto,
le clavaría semilla
al crisol, la recta forma,
carbón, celda de luz,
temblor de infinita melodía,
vapor de mares,
sol sin los días
reflejo durmiente,
no olvidé quién ser.
quiero y valido su querencia,
contento, oh su acento,
de verbo alegre juega,
galantía clemente,
su sola aspa,
vente flor de virtud,
desde premisa
que aprietas y conjuras.
canción de espada,
blasón de tu sonido,
casta sin flor en la mejilla,
va mi prestancia a tu cáliz,
lirios de los valles
riegan Orféo y Eurídice,
mis huesos ya no laten de tristezas,
ojos de otros ojos
dicen cavé mi vide en balde,
en un baldío,
donde anhelaba fortuna,
y logré traiciones,
encierros y besos de sangre,
oh río de mis almas desangradas,
no fue osadía pedir pan
en aquel lugar,
brotaron malvas y abrojos pares,
retiros de razón heridora,
memoria de cuánto,
vivo por besarle un Ocaso.
Quedándome al cobijo
su terneza de luz obscura.
Esencial premura cuánto la amo.

Förüq Esteban er-lobo bohemio


SUBREPTICIA


Sostén mi pasado una vez
coge mi mano para siempre
te daré las llaves del cielo
para liberar tu alma,
oh mundo en libreta,
acuesta briza, y repunta,
mi pasado, nací para vivir
mi pasado oscuro
coge mi mano, volemos amada
este mundo usado,
dejaremos atrás,
noche me habla
de nocturnino querer
subrepticia vuelves,
que me apoderas;
para ti, justo mi hambre de caza
comienza ahora,
oh de lunático saber preso,
te mostraré la eternidad del beso,
hallarás como morder,
y oscura rienda  nos embeberá
nueva era recuerda
allá tu sinestesia,
tus dotes hipnóticos te servirán,
escaparé de un plano triste,
he logrado tocar el cielo,
mi luz refulge de nuevo,
mañana sin ti nunca llegará
he cambiado mi credencial
estoy buscando vivir mi pasado,
música ya no suena,
ejes de conciencia me bailan
peores sentidos
que yo, no hay,
amé un sin vivir
de soga, placer y tijera negra,
morada, templo y cripta,
estoy llamando a Subrepticia
mi hermosa,
sí vuelve
aún crecida tras alimentarte
d' estos cielos de plomo y zinc,
alba más preciosa
ensoñada no te meció
te dijo vuelve cuando quieras
nunca voy a intentar capturarte;
perfección, ser evolución,
y tu inicial reclamo insecto
oh alma maldita en larva
que te di de beber de mi índice
al poder mi sangre empero,
como es arriba es abajo
vigía
que espero ascenso
a divino encuentro
Centauro castellano
mi sangre es luz
elemento evolutivo
justo el código
de la elegía de la vida.

El Inocente

Förüq y Leannán-Sídhe

MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA


HERIDA DE GÉMINI

I

A la herida de la creación
magnitud me cursa de cepa
eje, raíz y curso, dolor heroico
excelso, cicatriz en dolor de vida
esperanza de mundo, mi ira
sin dolor es caricia,
caigo profundo a un lugar
de agua marcial, la génesis
de la vida, me surca,
herida de esplendor,
cicatriz que parió un lucero
de oscuridad, qué de los dioses
alineados al poder de la sangre,
cuéntame de tus miedos, estoy
creado de miedo, oh, cicatriz
de parirse través la madre, 
una vez, sin elección ni querencia...
Nacimiento por simiente macho, que simiente hembra
mitad respectiva unión, a fecundación,
espiral de unión,
en luz de macho,
en luz de hembra resultante.


Förüq y Leannán-Sídhe
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
El Inocente


VERSO NUEVE
***

I
Todo sobre los brillos,
dentro de los ojos, dentro los hoyos
del Sol, pecados fugaces, un agujero
dentro mi Sol Fierro, escalo imaginaciones,
lágrimas sostenidas, todo de ti surco,
llamas a lo largo, tu senda oculta
todo lo aprendido, puedes recibirme
dentro las venas, gimen, lloran
buscándote, sólo es mi nombre
equilibrio sin motor, ni soga,
sobre las intervenciones, no nací
ganador, sí protegido, sí Inocente
gira mi mundo ciego, soslayado,
te espero hasta el final de los
días, no vendí atisbo de mi
espíritu azur.
Mi eje Mercurio de sangre
escalo horizontes, cimas y,
riscos inefables
hijo del trueno, rayo, relámpago
alzado en lágrima, quiero acariciarte.

II
Se te olvide hasta tu nombre
y recuerdes que has vivido
intensamente como vive la hoja
tormentos atrás, mi dicha blandes
oh, suplicio dormido dime
de la ganancia, ya no puedo
ver el miedo, si sufro es
para brillar tu sonrisa
cepa, cama, vela,
azar flamígero cursa mi suerte
todo sobre el desnacer
resurgir en flor de hielo, 
soy un ángel de invierno;
sinestesia de guerrero
oh, avanzar, mírales perdiéndose
en solo sentido, línea del fuego
a través la mansión del rayo
navego que me encuentro
tiempo atrás cae el sonido
míseros seres no me alcanzarán
interludio mi guerra, es para siempre
cénit, valor, intelecto regidor.

III
Míralos, ahogándose en negras aguas
todo surca la avernal silueta
submundo mi reina Carcoma,
al saltar buscaba millar de
soles, me descendieran y arroparan
en su sábana de luz, luz
aeterna, fui por su resplandor
encegado, multitudes comenzaban
a aliarse, dentro de mi alma
el sopor la seca luz
brillo de lucero desgarrado, 
fichas mueven el resoplido
su densidad, 
y buscaba mi relucir indemne,
que invencible, salta, salta conmigo
ven al secreto eternal, hagamos puente,
y alas cobrizas nuestra espalda,
sublevación de centenar de rostros
no me falles, sígueme
tiremos nuestras cartas
al río la suerte, reverdece
que si yo salto, no saltes,
mi  condena es vivir siempre
como la muerte vive en mí siempre
siempre seré con ella.

Förüq y Leannán-Sídhe

MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA

El Inocente


ESTRELLA ESTAMEÑA
I

Heme aquí divagando, en poso
el vaso alguna hada verde,
aquí la estrella, cuál modeló su figura
modelado su cuerpo  a besos,
cuáles cinceles de oro que la acicalaron
su voz rebrillante entre mares de juncos
y mis posos, de su luz de sangre
de refulgente astro desciende,
aquí la tierra te aguarda,
verdad que sonríe en la sombra,
soledad de luna y herida que sulfura,
besar tu ceniza no quiero más ya
aliento mi no-vida.
Tibia de sol y resto inútil
mi cuerpo venoso, fluyendo márgenes
esquivos, y solas glorias,
no perdí tu hechizo
suavemente aleteo el vino del tiempo,
divina sierpecilla no te amo
pero quiero me ames,
cuerpo que te esculpieron a dulces besos
columna, que dicha fértil, no me acabes.




II
Clamor, somos zorros jóvenes,
de voz casi humana, fuego del crepúsculo,
ojos de albor incendiado
resonando torno un amor,
que cabalga la muestra
oh, herida está la luz, ya resuena,
cual mariposa leve inmaculada,
por sangre emite ella, oh, luna
de sede en Paraíso y Parnaso devorado,
de pecho desnudo y suavísimo resplandor,
confesión de colores lloran nubes
denso arrullo cristalino trémulo
de beso intocable bajo sábana espectral
mi frente, mármol florido extinguiéndose,
de rostro en boca, frente
mis ojos enjutos, enraizando el poso
mi hada verde,
su cintura hecha de flores,
severidad de mundo,
o estameña estrella apagada
donde brilla toda vida.

III
Sangre, fiel compostura aferrada
arde mesura, venga a su cántico inicial
hoy estrellas me verán morder,
sus ababoles de sangre, sobre el barro
la tierra fértil, con hocico  de riera
cruzaba sotos perdidos. Surqué su reflejo
de años esperando su flor de tierra
me otorgó su iris.
Hundido entre caléndulas mi voz parecía
tocar el arpa de su acento
como insobornable miel de su voz
a reposar fabuloso marjal  era
su torso sembrado en juncias,
barbecho de Artemisa, confirmaba mi cable
férrea unión, palmo a trecho
cruzar la vida terrestre fue encontrarla.
Mujer de viejas flores rebrotadas
con gotas de rocío su brillo cristalino
como los dones de lluvia relumbraban,
su cuerpo, tiempo en piel
sobre mis pies de paja.


Förüq y Leannán-Sídhe

MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA

El Inocente

TRUENO DE VENUS

I

Vida, mi vida adentro un rayo
de Sol, busco la paz,
dentro de una bomba, 
frenesí esquilmado del resplandor
como el problema no espera
busco el comienzo enervado,
la espera en la prisa
nubes en guarida
ciudad de los resoplidos
cruzo la línea inimaginada,
toco tu plan, entre bruma voraz
todo de los descubrimientos
tu esperanza ahora
estoy comenzando en banda
a no acabarte
senda en lo profundo
adentro mis nervios capaces
desfilar la compostura
oh, nervio silente que peca
pero es reo, que convicto
cuando trabaja, sobre los pecados
un mundo rápido de ojos.


II
Que ven el miedo surcar
oh, maravilla oculta
sobre el destello capaz
oh, la mentira de alma,
besos en alza,
millar de resquicios en alza,
no soy de mar, ni océano
incapaz, no me llamaron cielo,
ni ave rapaz, un solar que dicta
que de que habla, nubes callan,
de mí, de ti, de una siembra
de ante ayer, las vidas que traigo
yo, no se describen ni analizan
son entes fugaces al abordaje
todo pensamiento, oh, drama de idea,
avanzo caballería pesada
cathafracta oiga las murallas
de toda Constantinopla
aquí marcho, rumbo tu lejanía
nunca hallada.

III
Jinete de compostaje silvestre,
a tus montañas voy
cabalgo, cabalgaré lejano, allá
se oculta el este, oh rumbo norte
voy nacido y hoy, bañado
mi Constelación del Norte
cisne que me amparas, miedo,
miedo no conozco, ni un enemigo
nacido aún, me haga merecedor
mi gloria de reunirme,
de descansar, con mis hermanos,
en el Valhalla, comienzo sin final
sí Viejo Gris, eterna
luna creciente guardo, que
enhechizo, suscita que es soga
que mece mi arma, Paraíso,
mi anhelo, quiero aquel sentido inerme,
mi misión, mi solsticio escriba
de su templo destello, final
que depende de un principio
si usted, eres tú, el mundo que habita
en mi espejo.



Förüq Centauro y  Leannán-Sídhe
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
El Inocente castellano


A SU MERCED



Estos son mis pecados solares
ardiendo entre sus llamas,
llamas de ojos abiertos
entre pestañas fugaces,
puedes oír sus clamores,
lejos su cristal,
todo sobre mi destino,
fundación infausta
viaje a la profundidad,
eco fugaz
de espirales desordenadas
muralla hacia mi sol,
capturo su guardia
lágrimas de infinito horizonte
malvas avancen su sino,
soy inmortal
todo cuanto puedo ver,
lejos de la paz,
lejos del comienzo, lejos del final,
dame instrucción,
rebrillaré más que el oro noble
primero arde, arde mesura,
son solo renace,
son de trompas
de trompetas todos ángeles somos,
puedes oír la voz del grito,
allá altura
allá riscos
y deshumanización del ser,
sobreviviré

sin engaste
sin falso bramido superior
sé quien no soy
siempre,
siempre vivirá mi condena
de morir viviendo feliz,
siembro mi pasado, voy cantando
con mi panida trigo
voy sembrando mi clamor
feliz simiente, resbala mis manos,
agusto labrador
que puse en labriego
el trigo mi verso
entre solana aguarda mi afán,
de vil labriego d' este sembrador
oh mi pardo amor,
te daré con viento
mi corazón reverdecido,
un soplido mi fiel compostura
al andar,
insondable tu acento,
hoy traigo
que sembrando voy cantando
dicha insoslayable mi marcha,
trino de pino,
y beldad,
rambla y coraje
reina salvaje 
compostaje noble
gloria de forja
y capazo de vendimia,
corazón y alma
sosiego y respiro
ay, mi Campiña,
lar de mi azada
jardín de mi hogar,
asoma que se alza
pulcra, dulce,
que incuestionable
arma mi letra es.


Förüq y Leannán-Sídhe
El Castellano, el Inocente.

CAMINO LA GLORIA

I
Eje y curso del frenesí,
el escarabajo dorado de aquí
llega al verso, alzado el minuto,
lentamente rueda mi día

día mísero en infinitud de vidas,
día de alguno
aspirante el vuelo;
esta vida sin borde de arena,
merced de tierra,
amor de número, verso y azada,
mirada pasajera entre paticas
hoy el amor afluye,
entre gramas, y yedras voraces,
captora de mi verbo,
su agua, como boca estirada,
como un secreto de turquesa entre
el oído, de orejas resbalosas,
sueño de hendirme entre el follaje,
y arrojar memoria opaca,
que grajea su amor al sollozo,
caricia involuntaria, ritmo de planta leve,
hierros forjados de mi mente,
que fueron fauces siempre,
dulce flor, donde circula mi viento.


II
Luna ermitaña, tu rígido calor,
noche de otoño largo,
lobo afónico, entre la escarcha;
capa espartera en ojos
mi caricia casi transparente
manos de barro destellantes,
cuerpo fierro, que senda de vidrios,
mi sangre verde avanza
negro, azul, que rojo,
el cielo lisonjero
doliente, con los soles de cuarzo,
giro abismal, por sus ríos de
seda por acicalarla
calvero, excelsa de mundo,
que hija es soledad, que amilana,
gira, y nunca descubre,
ella no cambia, de espada tajadora,
voló hacia la remota montaña
allí donde se acuesta la felicidad
metal que adora la sangre,
abandono mi querer, por nunca más
dulce y fluyente, de fulgores lívidos,
mineral imbesable.


III
Vi una flor partida,
por viento precoz, preguntarás,
albor sus silentes aspas,
y como poetas, cayendo de destino
arruinado, sueños imberbes,
forjados de aire, ojos en temblor
de alelíes, y lisas magarzas, 
vastedad de amores sin delirios
realidades subyacentes, vestidas,
como florece pulcro, un almendro,
oh, temblor de pardos éxitos,
bailar de millar de palomas,
escucha el silencio,
de vasta ala resquebrajada,
celeste y primigenio, luz altiva,
tierra durmiente entre azucenas,
seno pulsando  el crepúsculo más
sonrojado, mozas son ríos y sus
aguas, latidos sinuosos,
verde trasiego entre el asfalto,
es el talento.



MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
Förüq
El Inocente


SEMPITERNO


I

Estremezco, enarbolo, el canto tu silencio
función caída instrucción servida,
al final de los tiempos, entono
que reseteo mi escalar, 
embebo tu nube argenta
vive, que vivirá esta hoguera
mi mente ciega, última lazada
que danza contigo, oh, mi siembra,
pude ser inexorable, pero no soy
adorable, mi Sol eléctrico
último Sol que siempre es primero
rayo crepitante que cuenta su libertad
extraña sombra me abarca,
si me ven, que soy diferente
soy demente, mis ojos, no les abarcan,
no ven, pero miran,
oh Sol fierro, Sol de mis Soles
divertimento mi escala,
me sube, que alcanza, 
tu feraz, pulcra araña sin eje,
sin soga, cómo alcanzaré
tu vertiente, no sé, mientras mi sueño de ti.


II
No tiene rival, ni reseña
ni excusa diferente
tu felicidad sí, que es la mía,
al revés también valdría
sueño de mis amores, valor de millones,
ficha, desnudez violenta, que cursa,
desde mi estampa a aquella huella,
infausta, cada día, cada noche,
al despertar de la misma
pesadilla, un despertar y no verte,
sólo sentir soledad, que matan,
mis dioses que existen debido
yo los creo, aunque nadie
en ellos piense, existen,
Lugh, Lvgvs, señor dios, de todos
castos horizontes, te armo,
fiel de ventura en ojos,
siempre Musa Calíope, Artemisa.


III
Que Diancech, 
que reina Hipsípila, 
Akritas Rey,
oh, Mercurio, Loki,
vuestros nueve mundos
Apolo que Saturno,
Setanta viste mi brazo,
Conchobar Mac Nessa
hoy tu poder me alza
escriba sin tiempo, medio vivo,
os he vuelto a llamar
a mi servicio Candamvis dios del trueno,
alumbra, centellea este camino,
Tarannis, Epona,
abro lucha; Cernunnos, yo tu hermano
centauro, surcaremos y como
todo viene de y por uno, 
eternamente  venceremos.


Förüq y Leannán-Sídhe

MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
El Inocente


SERENIDAD  ETERNAL


¿Acaso oculto canto de soledad te envío?
Puede, tan nítido que ningún hombre
en tierra, pueda negarlo.
Prende mis rosas azures
mis fragantes zarzales.
Ya no Musa, has tú de esconderte,
sólo despertar a la luna tus azares
contundentes. Te logro ver plena
irisado el gozo somero,
danzando yo atrás de telaraña.
Púrpura visión no se me niega.
Serenidad virginal que florece
entre el tranvía de estrellas,
pasaje al otro mundo del que vengo.
Tempestuosa tú amada;
sirves al cántico sanguinoso, inicial.
Florecientes mármoles me acogen
tu magnificencia exacta, digna de altos
dioses.
Perenne diamantino que desnuda tu letra
acorde al compás de mis soles.


II
Furor sostenido en tu piel
tangencial, somera, acaudalada,
por todos los cauces que gimen,
las ascuas tus bellas estrellas.
Abro que dispongo el néctar los dioses.
Hidromiel, que embebo. Surco mi Campiña
quiero cielo y tierra en un cuenco.
Mi araña dicta, yo converso,
era un patio de astros, amada mi sola
ojera, en guardia, armada,
ricé el réquiem de su insomnio
esencial, en vez de un ramillete
de iluminación,
me prestó un racimo su negrez.
Avanzo mi libreta, sombras caminan
su muerte de media tarde.


III
Portón de los tres umbrales
Luz, Tierra, Tiniebla.
Es como si hoy rasgara el viento
hendiendo un cuchillo.
Atravesaba bailando un murciélago
densas sombras como colgasen
el alto cielo, latido de mi roble
inefable, me prestó sus ojos
y se abrió la cegadora siembra celestial,
en una acogedora alma, dispuesta,
los ríos sanguinosos tangibles,
afinan el acordeón mi diablo,
euforia sempiterna en dos, tres,
esferas; euforia es mi real
acorde de magia presente,
al leerte, sentencia renegada
de ángel desertando a morir,
vida de la sangre en Umbral.

Förüq y Leannán-Sídhe

MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA


El Inocente


FUNDACIÓN

I

El besar, besé tu obscura encrucijada
de sangre presurosa
alternancia de sequedad fugitiva
el pulso navegaba de amorosa forma
entre la humedad obscura,
savia viviente en ojos marchitos
y el azul de noche brillante que
acaba, te he querido más que a nadie,
como corazón por piedra
y ojos boscajes de infinito,
de luna que truca el alma,
corteza entre mis manos y caracol
sonoro, busco tu gota
al apoyo una lágrima te vi;
tus labios que me beben,
voy solitario entre tu tierra dormida
mi realidad que vive en un beso
dormido, y estas mariposas
que no se atreven a alzar vuelo,
oh, cristal en boca, a mover aire,
muevo mi pecho y mi lado salvaje
te toca e invoca, de feliz transparencia.


II
El mar entero, lejos, denso
ángel o eólico sollozo carnal,
estuve a merced de olas
y mi mar volvió a ser
realidad que vivo;
apelo a las aguas del río
mi doncella que se me escapa,
el rayo que su voz exclama,
feliz de planta siempre verde
mi realidad transcurre,
su rostro transparente me afila,
de melodía cálida,
para poner corazón en lengua,
qué piensa, qué hará,
en noche sinfónica todo ensueño,
remotos tañires al enervar
violas y severas estrellas,
oh, innoible latido, gime redonda
donde se alejan oídos precoces,
tu forma, diamante blando, que
granate duro, sol cegado entre
mis manos.

III
Llamarada, 
a la que no me arrojo
porque quiero morir
en la región que jamás se olvida,
quiero vivir dentro del fuego
no ser, su ceniza externa
tiño mi amor de las hondas entrañas
mi sentir atisba,
de purpúrea vida avanzas el profundo clamor
crepita mi luz vengadora
que nunca muere y la espada mortal
no hiere, la unidad de mundo
subyace, mi piel de lenta espina,
soledad que bate ferviente como espejo,
mi flor que aprende sin luz
a horadar la sombra,
soledad mía, de ojo que no gira
ya no miento a la fantasía de mi sueño,
me voy desarraigando del abismo
encendiéndolo todo color
iluminando mi sueño obscuro.


Förüq y Leannán-Sídhe


MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA

El Inocente 


SERENATA BLANCA


A ella, al amor de mis sinfonías
ven, ven, allá donde el mar
no rodea, donde tu canción
sea felonía de aullidos al viento
libre, libre, cuando me nombras
algo que ver en tus ojos,
la noche que crece su árbol
entre mis manos,
una tristeza que baila sus
vidrios de cabellera.
Un pavor de escalas sin terreno
el calor presto de caballero
a  su dama hoguera,
sin fin de matices como escuchar
lluviosa, tu sonrisa entre tu
mirada, mi luz deslumbra ahora
que espero el nuevo reino
que nunca llega, mi desliz
te abraza a un tiempo
que se dibuja y vuela levísimo,
esperando tus labios y un sonrojo,
un arrullo, y una subrepticia.



II
Al susurro veloz,
al coraje de la tierra y su flor
mi amor que es espada en tierra
a descubrir su filo,
canto por tu serenata morena,
un crepitar de lirios y
noches que crecen y no vuelven
al menos iguales.
Un sondear digno y me llevas
a tus lindes,
no cabalgues sin mí
que arduo te acompaño
al sin fin,
noche, noche sin enamorarte
no se hace día
compás de luna y su hechicería
mis lanzas al viento
pertinaz, dispuesto, un valor inmortal
que no pide tu pestañeo
sí, quizá, a lo mejor
de tu corazón morada y templo
quise halos indiscernibles
luces estridentes hoy me acogen.


III
Oh palpitar de infortunio desaconsejado
que mi espada sola no quiere blandir
recuerdo el chasquido inicial
botón que pulsa mi placer,
pero qué optar, qué anhelar, 
qué dirigir, tanto surqué
que no soy adorable
un puente, un río, la dificultad
mi locura, son vidrios de colores,
espasmos rebeldes, medusas
y viborillas, acogerte en pecho
puedo, y deseo, armarte sin mundo
en manos, sin poema que me
dé de comer, pero sí al poder
de mí, te dará de beber,
por ascuas gentiles, cuentan mis vellos
llegó mi descorchar de idea,
entre intereses miles
y argumentos concisos
no seré mejor opción
pero conozco opción como la mía
no nació todavía.


Förüq y Leannán-Sídhe

Miguel Esteban Martínez García

El Inocente


FLAMEANTE

I
Avanzo la vastedad del ser
el tiempo de los arrullos, 
no llegó yo que sueño
en un cerro de un río
río sangre, muerte o proclamo
o los tres, efímero blandía
un cauce de vida de verde
savia y último respiro
el ruidillo,
surco de junquillos y caricias
lisonjeras en aire de nadie
quise pulcritud de flores
semántica inefable que ave del
Paraíso, un crascitar bronco
y un gato afónico me trepaban
peinetas de brujas y geranios
de los caminos, un desliz
encorsetado y vislumbré
su manantío de esmeraldas
cual espejismo perenne
quise embeber sus reflejas
piernas cinceladas sin tiempo
hiriente, ni sosiego temprano.

II
Quise honestidad sin áureos cerrojillos
afila la parda noche, entre mieles
Himeto concede,
yo embarcado en travesía con Jasón, 
por el vellocino dorado jamás narrado
de plomo en pechera y fierro
en espada, escúchame
oh Hipsípila reina Bella
vine por tu mano fiel
de Ambrosía y Néctar los dioses,
el espino áurico cercené y
creció en lugar, segunda argenta 
rama si el destino mío ordenaba
encontré acceso al reino
la virtud jamás enseñada
sendas al Parnaso era su letra
dama, hoy la luz del alba
no me calla los trinos ni
golondrinas ni vencejos cesan
su planear, en tus ojos
la luna vive, mis ganas de adorarte
de cultivarte mi simiente,
sea placer ostentoso inigualable.



III
Rumbo al vetusto monte
de Venus a capturar y ofrendar
su rayo, senderos atrás
me despojé de prendas
de pesares, de inaccesibles
llantos que un hombre
de que llora por lágrima de dolor
solo llora sangre, no me extrañes
búscame en las flores del valle
en la rivera de sus flores
desangradas, en la flor de Odín 
vine por tu hinojo solar de abajo
no te guardes por si vuelvo,
mi querencia va expresada
un mundo y una cítara,
un arpa, mi Calíope
frontera tu letra es nota
desangelada, mi arco, mi flecha
un resurgir de la flama
aire, tierra, agua, fuego, magia
río de labor, amada poesía


virtud ecléctica.

Förüq y Leannán-Sídhe

MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA

El Inocente a 05-11-2024

A LOS VIVOS

Cauce inverosimil,

vine por tu pleamar sanguinosa,
asiendo tu oro trigo,
en fardos de nueva Tierra;
clamor aciago
en sonrojo
tus innobles astros.
Avancen mis altaneras
huestes,
vil fulgurar de ascuas
en venas.



II
Son de palabras,
placerán las flores
por valles y peñas
dulces,
en vegas de abrevaderos
que plañen,
el deseo en tercer ávido
ferreo, tallo,
este viento de son rumoroso,
como arroyo que cierne
música grave y suave.


III
Dulce y elogioso,
como arte tu embeleso
por ancho ensueño,
los sones del trueno
embebo
rudo, acompasado,
de mi luna sangrienta,
sólo tú prímula escarlata,
de cristal azabache
relumbras
este el mío ardimiento
de hierro rojo, que porto.


IV
Blandea que alza
paz de pabellón,
solo maullido,
vil celda,
entre sus reflejas piernas,
cruje el alba;
ondeando son de guerra.
Retumbe indecencia
rumbo al rubor 
carmesí.
Sin patio la secuela
ni ríos yertos.


V
Que tu belleza
no me descubran,
de musario cerro,
y eco ensordecido,
sus pies de jara
beso,
tu dulzura en rosas
sobre Galatea.
Tendría azur en ojos
de flores en pradera,
mi castellana.

VI
Al embestir yo pidiera, 
sed de tu estruendo
mágico.
Carrera de áureos lebreles,
transeúntes de ribazo
y tu húmeda floresta,
pura.


El Castellano


SORTILEGIO SEMBRADO

Romance heroico Sortilegio sembrado*

I

Miro su ventana de transparencia,
estelar, su undécima diosa araña
sin sacar tajada, la necesito,
deshacerme de los días sin asa
me forran y envuelven, miro su rostro, 
otra vez , sin miedo acérrimo calla,
No soy tu tiempo, ni acecho tu porte
la encontraré, sin presagio amilana, 
para hacerte saber que los eclipses 
suceden, el sol muere  a embelesada 
y renace despierto, necesito 
caer en ti, hacerte perpetuar la parra
en mi sentido vívido despierto, 
el tiempo y la historia de mí no acaba, 
ella, jamás narrada, necesito 
ver a través mis sentidos que emanan, 
conjugar el reino inerte viviendo,
para construirte a mi lado mi jaca,
si vivo, más lento muero por vivir  
para acercarme a ti, así se encuadra, 
empero, te empero te necesito 
hasta que llegue fría luz en aspa,  
toda vida surca, pozo de vidrios, 
apuntando sueños, osar ensambla
besar terneza de rostro acaecido
para ningún astro importe acechanza, 
deslumbrar en luz sigilosa en todo,
yo atónito que fui, seré una riada, 
admirando tu cálida terneza 
de mujer valedera, mi ascua brasa 
este rey de azada, diestro, te amaso,
no llora más que savia, para amar; 
 vidas en color, rezando acechando, 
quiebren firmamentos secuaces, jalan, 
efecto el sortilegio en luz turquesa,
antigua, abata  todas alimañas 
recoja mi porvenir, y mi pecho, 
para no encontrarlos más, asentaba 
que sin ti, la felicidad veo bronce
afilaré y volveré a mi garra
tañida toda tercera caricia,
de mi madrugada, no es un ala 
es no ser necio, el lugar donde acabo, 
no es el lugar arduo, de donde cava
donde estaré cuando las hadas gimen,
de la belleza, serviles me empañan 
atrapen, sonrojen, cuando me arropen;
yo, pediré permiso para así alzar 
quedarme la dicha y ame mi palpitar.

Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García


RAÍZ EXTRASENSORIAL

Algo cambia
mi Sol eléctrico
tiempo gira
en espiral 
mis ejes despiertos
el pasado ya no me construye
yo soy el hombre
entre tus oscuros sones
nunca vuelven por mí,
electrifícame aparte
ángeles vienen,


extrasensoriales,
mi alma dicta
yo converso,
sueños atrás 
yo era el mismo
desempeño,
tinta roja y bolígrafo
el suspirante perfecto,
carga tu vestimenta
ya no te hará falta
ya no te hará falta
sueño que mi sueño mujer
me estaba soñando,
en una copa hadas verdes,
corro su línea
siénteme aparte
lejos del premio
lejos del castigo,
todo está tejido
y qué decir
tejido a mi favor



un vuelo y te alcé
mi ardoroso corazón,
no podrás irte
debido siempre estuviste,
en, de mí y para ti,
podrás perderte
pero conmigo sabes dónde llegar,
oh, submundo mi condena
danza hacia atrás
vuelta atrás del tiempo
late mi realidad, se come así misma
y vuelve polvo de nosotros dos
cae la lluvia de arriba
hacia abajo a ser luz, de tierra y vida,
estático límite
ser savia y tu simiente,
palabra, su rebelión traspuesta,
detrás la sombra
donde mordí para verte
y ser dibujante
lo habitado detrás los sentidos
no pude ser displicente
no pude jamás quejarme de ti
mi realidad
mi raíz atraviesa mi palpitar
te quise como planteaste
te quise a mi miseria anhelante
amiga huella,
mi ilusión expectante
me sacrifico
me sacrifico por ti
algo llama
la llama, tu vientre de fuego
algo me arrastra
lejos mi perdición.
Destino que yo amaré
hasta la sin razón,
rubí excelso de mi amor
a mí tu furia
mi dios mi Sol.


Förüq y Leannán´Sídhe

MIGUEL ESTEBAN MAARTÍNEZ GARCÍA
El Inocente


A LA SOMBRA DENTRO DEL SOL

I

Llamo a la luz del Sol,
como vil chisporroteo
del relámpago cuando
ve tierra y muere por
y de él, para siempre
por su amor a ella.
escamas creadoras de la vida
energética, placas solares
de luz, creación creada
por y para la máquina
humanidad. Como encontrar
alimento en lo que siempre
estuvo, y puede se creara
así mismo, de la obscuridad.
Fuente inenarrable, todo acontecer.
Yo soy de la creación
chispa y energético disparo,
mi energía es asida al
gen me dio vida
oh eternidad del Sol,
Creador viaja que se mantiene,
dando flor a la vida, Creador
todo cuanto existe; sin él
lo único eterno, sería la ceguera
y su profundidad abismática,
creación no creada, ensimismada.

II
Adentro a los hoyos del Sol
buscando algo más
me mueva en este globo
telúrico,
dentro, avanzo la sombra
su propia luz solar interior
que todo mueve y domina,
oh, corrientes del fuego
terso, elemento hermético
a ti te hablo que jamás
pudieron inventarte, sólo
convertirte en savia y sangre, 
la máquina desde el tractor,
al vehículo rodado, trenes
de sierpes raíles, y agujeros
que penetra en rienda cinética,
dentro tu sombra Sol Fierro
observo eres un mundo,
crea y destruye lo demás,
podrán alabarte hechiceras
cristianas sólo tienen luna,
solamente yo, tendré
tu secreto, oh Lugh, Sol poderoso.
Soy hijo tu fuego, tu servidor

III
Quiso embeberme
una placa solar,
ser sanguijuela mi energía
vital, alabada ella, 
surtidora de electrones
y fluído potencial eléctrico
estoy limando mi autocontrol,
admirando lo que no debo y
aquello, debe morir.
Luz sigilosa del albor, 
a la risca de piedra en
montaña lisa y etérea,
física, y aeterna, visible, que
tentadora, madre y padre
de toda realidad tangible
sólo tú Sol, eres realidad
de divina esencia y presencia,
deidad atónita, lejana y
cercana a la vez,
dios padre de todos dioses
Sol precioso, a ti llegarán
mis sangres cuando despierte
de nuevo a tu lado para siempre.

Förüq y Leannán-Sídhe
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
El Inocente

DESTERRADO

Ciego Sol verdiamarillo
que relampaguea estrellado,
en las filosas aristas de armas
presumen, su herida de luz,
le cabalga el Cid, ciego de sed
y fatiga, repicando juntas de lanzas,
entre angostos petos, espaldares,
avanza el llano castellano
de polvareda, sudor férreo, y
sangre la terrible estepa,
con doce los suyos blande,
el destierro, eco entre broncos
mares de tierra, postigo
y relato de picas, 
Sol Fierro que llora su sangre,
del cobre, despierta una regia
voz pura, argenta
plata y cristal en pechera.
¡Avancen al umbral!
Será nuestro el mañana, 
nadie sembrará de sal nuestro campo,
volveremos invictos a dar final.


Förüq y Leannán-Sídhe

El Inocente
Miguel Esteban Martínez García
a 21-10-2024


CICLÓNICO

 
PANAL DE IDEA:
 
Espino amarillo de mi demora
recto aromo entre cardos,
entre hinojos del Sol deslumbrados,
me visto de primer ababol florecido
para ser de la abeja,
y la abeja ser mía,
entre estas guadañas de esparto,
afilo que nazco,
fulgor entre fulgores,
de ojos calizos avanzo,
cuerpo de arcilla
hierro mi idea,
estas espigas me dicen
que quiere tener espinas su sed,
estoy sentado entre una prima retama,
esta primavera que me siembra
yo que soy único poeta de su sangre de ojos,
quién osado me compara,
me blando al nivel
de esta floresta desnuda,
limo mis nervios
con azada de carne de metal,
el miedo grita
de contemplarme avanzando,
me Tumbé en la grama
a pensar,  me nació una abeja
que escribe poesía,
soy hijo de la Luna,
única Diosa por Dioses haber sin contar,
luna de guía soy yo su semilla,
tengo ojos donde se acuesta
la oscuridad,
es mía soy de ella,
como flor de su insecto
que la poliniza.
 
El Castellano
 
SIMIENTE DE SANGRE:
 
Tuerce quebrando
este aliento, va reptando
senderos,
que el olvido alzó suyos,
en vicisitud de savia elaborada
saluda a su Sol,
de su ávido granate que le vence,
entiende de pasiones de sus flores,
la floresta cuida
y germina en su parcela,
para ser del campo
su felicidad,
y él ser de su flor,
en extasía de color,
huye de su vida la tristeza seca,
el escribe poemas a la belleza repleta,
en candiles flamígeros
a caricia de ojos,
sí esos,
sus ojos brotados de Tierra,
descansa para seguir creando
la primavera le sostiene
la sangre,
hasta tener el corazón
lleno de simientes
de su esposa del Sol
esperando su muerte,
para que su yerta sangre llore
en flores de difunto.
 

El Castellano
 
AVIDEZ EN LABIO DE FUEGO:
 
Efímero corre el segundo sin saludar
sin despedirse, sin preguntar si todo sigue
igual, avanza la manecilla de mi reloj,
hoy es de esas noches yertas,
que descubro mi tierra que late
bajo mis pies. hay avidez
en el subsuelo donde la sangre late,
destartalados pilares que me alzan,
recorrido de mi alarido
que muerde al conocerte,
he oído estaciones correr,
mi carne se funde bajo tierra abierta,
frente mis ojos
nebulosas abren, crepitan,
he nacido yo de su flamígera ascua,
mi solferro blande su noble falcata,
dentro mi carne la vida bulle,
su caída resplandeciente,
toda carrasca me dibuja al dorado tordo
de este atardecer,
el murciélago myotis
me cuelga la idea,
desde esta ojera férrea,
hoy me comí el firmamento anidado
en tu mirada aplomada,
soy experto recio como un lobo,
frío de segmentos cálidos de hielo,
maestro de mi espada,
escucha el brillar de mi navaja,
yo soy descendiente del miedo,
ámame como se ama
sólo una vez,
en el que nuestro color sea la piel,
afilo el poder de este silencio,
y te dicta
que te volveré a ver.


PALIDEZ INAUDIBLE:

Era una joven noche, 
caída ya entre algodones de nubes, 
y un hueso de luna 
por blandir el horizonte, 
de sucesos famélicos, 
miradas fugaces, 
y testigos somnolientos. 
Vencido el atardecer 
bajo oscura premisa, 
que todo aliento encarcelaba, 
inquietud disparada 
de fuste en curiosidad, 
suscitada en envés 
y lo más profundo 
del humano anhelo, 
entre belleza y muerte, 
locura o razón sajada, 
juventud eterna, 
mito o paradoja en lucha 
contra lo caduco del ser, 
instinto en deseo servido 
en cáliz del mortal inmortal, 
como juego macabro, 
en inevitable curiosidad, 
un ser maldito, 
condenado a la vida eterna, 
y su sed de sangre 
que le envuelve, 
soga tensa de maldad eterna 
que vive y camina sigilosa 
sin condición de mera elección. 
Sueños encorsetados, 
en nuestra atracción 
por ese lado yerto 
de ser siempre en esta vida 
condena resarcida, 
entre oscuro granate, 
y acecho de ley 
y comprensión desconocidas, 
que emerge de historia 
jamás narrada, 
y seducciones finales, 
de colmillo y paradoja 
terror vecino. 
Leía los recovecos del alma 
transparentados en vivaces, 
ávidos rostros, 
sin esta sed 
que batía como rayo 
de plomo mi entraña, 
convivía oculto 
al sentido que relucía la vida, 
por colmar su caducidad, 
el tiempo jugaba 
en mi caso a otro juego, 
como lucha del tedio 
y sombra de buscar distinción, 
para regocijo 
de no repetir acto 
y maniobra, 
siglos parecían inermes 
frutas que morder, 
sabiendo que mi final 
no llegaría. 
Frívolo llegaba el otoño, 
que peras del olmo eterno 
dispensaba, 
aparentes los rostros, 
satisfechos parecían, 
llegada la hora yerta 
de negrez, oscura, 
flotante, 
algo llamaba estridente, 
era el nuevo hambre de la caza.

Förüq

Danzaba mi vida frívola, en medio de un otoño castellano,  era yo, como un pertinaz observador, las glorias y misterios entablaba aquella tierra mesetaria, observaba lustres y brillos de alegrías secuaces, también quien no me conocía, opinaba que capaz era de arrebatar con sola mirada  destello fugaz de risa desapagada, y llenar de pavor solos corazones imbuidos.
No podrían sin conocer dar significante a esa oscura sensación tersaban mis ojos verde azules cual turquesa onírica, capaces de encender en curiosidad anhelante, o rasgar hasta el palpitar más ávido, un temor inextricable podían hendir, en el borde blandía un gris cual escarcha su iris, no sabían ellos que no solo podían perpetrar sus rostros, si no también descifrar los más escondidos recovecos del alma y sus huestes vidas;
resbalaban por sus caras como rayos mercuriales, y el plomo más pesado y denso, se fabulaba de donde provenían, con su brillo ígneo, cual vidrio líquido, el más vivo, cual gruta y fondo, del manantial más encendido en esmeraldas. 
De facciones curtidas y temblorosas su facha era, a pesar de una casi mortal palidez expresaba su nieve de piel, ni el rubor intenso ni el combativo esfuerzo, tornar otro color su piel podía, y en lo expuesto pocos sabían, que no se cultivó más la imaginación, que mi juicio y semblante sempiterno. 
Förüq

 Candidez y sentido
al servicio de honores románticos,
no hubo naterra,
que cultivar más imaginación,
que virtud en juicio,
todos arribamos a la virtud,
orgullo y perdición,
de jovial inocencia,
sueños en poesía
eran pulcra vida misma,
oh escenario pintoresco,
ungido en feroces, pasionales
llamas.
De lánguido temor efímero avanzaba,
hacedor de tiempos faustos,
en los que tejer ojos brillosos y anhelantes,
mérito real, acostumbrado,
el esforzado vilo condenado,
de sortilegio claro,
rondando me aferré a fundamentos de vida noctámbula
surreal;
de hora parca solitaria que rebrillaba
la sed de mi colmillo en tersitud de filo,
fantasmal lucía el pertinaz sueño sanguinoso,
blandía su deseo,
la tácita recompensa amilanada,
héroe tétrico del norte su silencio invernado,
no me afinqué en ninguna carrera del vicio,
era día de abyecta dicha florecida,
ruina de muchos,
oh creer cielo ganado,
mismo techo,
que habita una criatura tan hermosa y delicada,
ojos expresivos como sangre en sed vampírica,
unas manos que ni mejor pintor,
tratar podría,
tez fría y pálida,
cuan mármol sonrojado,
recién pulido,
su cabello de realeza azabache,
peinarse sólo en fuego pudiese,
su silueta era perfil del paraíso,
asombrado pregunté su cincel de nombre,
respondió:
-Förüq soy Leannán-Sídhe señora hada Reina, dueña de la profundidad, 
nocturnal.

El Castellano Förüq

Asumo un aniversario
digno de recuerdo,
cumplo trescientos treinta años
del designio fausto del
Panida trigo nacido,
en comparativa soy un
mortal inmortal jovial,
si existe la eternidad
me preguntaba al correr
de siglos sin hallar
respuesta válida
cadencia de haber estado 
en existencia puede,


II
He conocido sortilegios,
encantamientos por los
que su víctima cae en un
letargo de sueño para
despertar a los cien lustres siguientes.
Sostener la carga del tiempo
nunca es bastante,
oh, transcurrir infinito
de la sed.
Alquimista de sigilos
y silencios esenciales,
un día susurró mi Musa
que el amor y la seguridad 
eran enemigos
mi esperanza era total
pero no, mi miedo a ser
feliz.


III
Musa Luna sempiterna
era coqueta y en ocasiones
hacía que me muriera
de celos, seguíamos 
viéndonos a escondidas
yo, humilde descendiente
de Candamvis
adorador de Mercurio, 
mi Sol fierro,
anhelaba cobrar mis
lágrimas dulces vueltas
versos por y para ella
siempre veía a los celos
mordientes viles viborillas
invencibles, inextricables a mi temple.

---
La veía con curiosidad,
como se ve a un Fénix en una caverna,
como se encuentra a un resplandor
admirable.
Mis ojos iluminados
cual sed de cuarzo
bajo sol rebrillante.
Su tez era radiante 
como carne recién modelada
yo como alquimista de un recipiente
de sueños inmutables,
como la dicha y gloria la bañaban,
ya acariciaba una noche memoriable,
al candor de estrellas
y lunas argentas,
la profundidad su belleza imantada
yo era incapaz describir en fúlgida palabra
asordinada.
contemplé su pulido rostro
y papiros azabache cual su mercurio,
en ojos encendidos,
mi tristeza ya era fugitiva,
un rayo de fuego emanó
de la admiración cautiva en mi pecho,
capaz de concederme
en un pálpito inmortal,
mi corazón no cabía entre costillas,
tantos años se materializaron,
de ferviente amor por ella,
mi no-estrella mi viva Doncella Escarlata.



Förüq


I
¿Qué esperas, en el concilio de los caídos?
¿Esperanza de redención?
Se derriten las paredes
del sótano de luz.
Su habitación que esperan las almas
del placer.
Todo cuenta y danza dantesco
el sortilegio
de luna soslayado.
Crepita el devenir
deshojado,
su verdad todo envuelve destellante
y brilladora.


II
¿Qué esperas lavar en esas habitaciones?
Puede, tus fúlgidas respuestas.
Una salida al sendero
inextricable;
todo lleva, y nada de vuelta.
Volvemos a comenzar.
Estruendoso litigio
de lo que la espera
indujo a permanencia
en libro perdido,
mi decencia ahogada.
Escudos de salvación
al amor perpetuo.

III
Sin solución avanzo,
Ventanas como miradores
a un final sin comienzo.
Final, sólo de sembrar
simientes en el corazón del sueño,
jamás abierto
tu Sol negreaba
como ascua perenne.
Un millar de leyendas 
trashumantes,
me abarcan, no canto canciones,
ni poemas.

IV
A una fallecida,
la vida sólo canta
y danza, a la vida.
La muerte sólo dicta 
y mantiene lo que es de ella.
Vida para el vivo
muerte para el muerto.
Por lo que proclamo
cese y automático
blandir de mi viento solar
y semilla ancestral.
No hay alma,
no hay alma aquí,
la mía tiene el valor
de brindar tu cara
a mi rostro,
porque no hay certeza,
para mí, existas sin quererme.

V
Escalo tus venas,
entre un horizonte
de razones heridoras
y lúgubres, parcos, silencios sonoros
en el callejón de mi mente sigue habiendo
un paraíso sedoso,
todo hecho de rocíos entre flores,
puedes oírlo,
pregunto,
siendo destino,
y barco dirigido,
a donde coronan cumbres
y sus vastas nieves,
mi ánimo que desplaza cerros,
y sus frondas suaves,
no vine a deshojar tu cielo,
sólo a contemplar
que era hoja mecida al aire,
colgada de una tela de araña,
bajo la mesa mi jardín que tantas de mis letras
colgó en hojas...
Sangre de estrella,
oh, nácar flamígero,
fuiste más allá del suplicio dormido,
roca del destino,
y puridad de roce,
no te bastaba incendiarme
de la esencia más húmeda,
llegaste amilanarme de carne a hueso,
y hoy lo siento no me quedan penas,
sí quizá,
besos huidizos y fulgentes,
desquieres de barro y simiente,
a la sola carne tu reflejo hoy canto,
beso de trigo, y esparto,
en hoja de celindo y madroño,
vine por tu hinojo de abajo,
a precipitarme exhausto.
Como precipitación del ojo de tierra,
era mi canto
como un dulce abrojo,
y filoso como la espina un majuelo,
almendra rápida era este enjuto silencio,
vestido de las rosas perras del escaramujo,
eres real, plañe toda sinestesia,
me voy retirando,
lamiéndote como un paloduz,
sopesando tu crin y brebaje,
no vine ayer
si asegurara
llegaré,
al saber que te conoce.

Förüq er-lobo bohemio

VI

Te busqué detrás de la estrella
más brillante del azul eterno.
En el suspiro de amor que
corre y descansa entre la
inmensidad de un parpadeo.
Entre la oscuridad que alcanzó
a ver la belleza que envuelve
tus piernas, adentrándome para
reposar siendo una sombra más,
y te encontré en mi sueño más
cálido, en el cielo encerrado
que liberé. En la noche que la
luna baña tu cuerpo, y en la
noche que mi amor corrió por
tus pechos.
Y te amé aunque fuese un día
en la penumbra.
Para así no olvidarte nunca.

VII
Profecía de una noche
que diluía entre tu cabello,
siendo fuerte como luna
semper, y ángel dorado de espera,
hemos venido del plateado halo,
disparando alto,
hijos de luna y signo azabache,
oh, símbolo claro de visión, y vida,
lozanía, que tengo tu carne,
y en alma sembrado el otoño,
y la caída de tus muslos,
entre mis muslos,
de espadas,
y jornadas como vetusta armonía,
cuenta el divino laurel,
su soledad última
de naipe y candelabro,
sentado en la tarde amedrentando espumas,
este sol que ya cae,
oh, flor de gozo, desprendida,
lampos de mi acero,
vieran mi yunque y forja sembrada,
esta sábana que nuestra,
no me acaba,
me iré sí, sin pausa;
por muerte sola,
sin casa, sin cuerpo,
sol amarillo, de otoñada bruma nocturna,
ala vieja asidua, perenne,
nacer de otoño erige y dice:
-Te quiero, como ruego,
y voz de vuelo herrador, y errante,
una luz envuelve sempiterna, un septiembre,
donde la lluvia eres tú.

VIII

Estallase toda gloria
en aire algún sortilegio claro,
danzando mis apuntes
en torno un fondo fantasmagórico,
reluciendo nota sobre un cable puntiagudo,
la profecía de cientos, miles,
constante, de ágil hocico de riera,
hombre desnudo y un sólo anhelo
como cristal partido,
sonidos de vida en campo perdido.
Flor de barro haciendo reflejo,
destellos en horizonte hacia
las nueve puertas del Averno,
muchas fuerzas sondeando,
corte sobre una pala,
oh pies de barro sobre la paja,
agrupando oídos en bucles,
tumbando retinas,
en el vado, del mundo hecho,
músicas en copas de hadas verdes,
voces de muertos hendían,
surco y sangre adormecida
oh local de la armonía,
susurraba yo a su orilla,
su historia
como río crecido,
cocería cintura,
entre juncias y caléndulas,
reposar segura violeta sombra de noche,
que traes invicta, sonriente,
temblar, donde yace y se inclina
el barbecho dorado,
alzaba acre de bien semilla
confesa, prometida,
la victoria de la luz se erigía flaca,
bancales atrás,
la dificultad no me arredra,
oscuro patio, de ti bañado,
cuál precio he de poner,
a sus semillas.

IX
 Mi mujer fantasma:

Mi ausente estrella,
murmuro de grito silencioso,
nota de terso metal crispado,
un sigilo de viento nocturno
descendido,
que sangra tu voz
en verde grama
de aullido solar,
vespertina estrella
que refulge tu eco solaz,
llana entre quejumbres,
alza tu violácea brisa
ensortijada,
como blanca aurora fugaz
entre sienes
y aladas razones de mi corazón
sin mi pecho,
que tu luz siembre mi carne
y germine siendo flor de mi sierpe
hoy y siempre alzaré mis rosas desangradas
sobre Galatea
partirán oscuros sones
mi hiel bandera,
serás tangible
como yesca espera,
abre tu espíritu de hielo,
retemblarán negras caléndulas,
y rosas de difuntos
entre crisantemos
avalando tu áureo nombre,
llorará tu etéreo faz,
alzará tu nombre yerto
que mi ser injerto
orando a ti
mi dulce amada fantasma,
viniste a despertarme el invierno,
para ser solsticio
de eternidad sin nombre,
ni suplicio irisado,
hoy por hoy
viniste para ser siempre
sonrojando
mi invectiva condena
de observar el sonido de la noche
en tus ojos,
vine a coger tu mano,
y descifrarte
como azul enredadera,
late,
sé disparo de plata,
inmortal hacienda
en la que vivir
siguiendo la azur estela.
Te amo sin manto ni rienda,
te brindé
mis flores argentas, solitarias
desangradas en tu tez serena.
Veré para siempre, en cada siglo
el sonido de la noche en tus ojos,
lividez carmesí flamígera,
en nuestra condena
que dictó la posesión
de tu alma certera;
para siempre deslumbrar
que llegas en otoño
para ser el añil invierno
que me desposee
y llena mi vida
de ti mi amante estrella fría,
mi dorada ausencia repleta,
te extrañaba
viniste mi no-estrella,
que yo te creo, tú me creas.
incendia mi semblante
arderé el abismo
para sembrar allí
mis latidos por ti confesos.
Miel de tu sombra,
mi cariño,
un azar de nueve venas razones.
Vivirán a tu lado
todas mis densas, sanguíneas
ilusiones.
Donde yace,
donde tu magia,
es tu halo intransigente
que esta vida dictó
fuera mi sangre,
certera posesión
de tu alma en comunión
de astro padre
y luna madre,
rizarán ascuas
que sembraré tu luz,
y tu alma será carne.
Mi amante fantasma
quiero aceptes mi mano,
en sediento compromiso,
azar desvelado en despierto iris,
su sombra de flor oscura.
Que yo amo.

Förüq a 26-12-2018

Amante fantasma:

Hablemos hoy en plata de tiniebla,
oración de tu sangre yerta,
cumbre febril de hoguera quieta,
ese cuervo descubrirás su poder,
yo iré de tu mano,
manso tu poder sembrado,
aunque no entiendas
no preguntes por qué sigo a tu lado,
el puerto negro te llamó
y sentiste el poder de tu pasado,
nadie permitió que desembarcaras,
capaz eras de romper la cuerda
que sostiene las dimensiones,
ni vivo ni muerto
niega tu osadía,
cruzaste la puerta de oscuros lirios,
tu amor a la flor
al creador conmovió,
resoplo tijeras rojas
en grises ideas,
desenfundo mi filo,
crepitan arduas espadas,
respetaste la muerte y ella
respetó tu vida.
Crascita tu lozanía,
entre forrajes
y soles pudientes,
desmenuza tu silencio,
clavando yunques
de paredes granates,
el peldaño irá cuesta abajo,
cabalga tus lindes despiertos,
libérate de insectos que caminan,
turbios azares me cuentan
de tu devenir rizado
al filo de la navaja.


III

Anochecer de mi vida,
en tu patio de la araña,
retozan clarines esquivos,
yo soy lira de alma consumada,
vicisitud ensimismada
de tu azar en semblanza,
vivo flagrando tu azada,
pulcritud entre cristales rotos
esa soy, bruma en tu noche,
claridad en tu día
luz de cada siembra,
arena del tiempo
enclaustrado,
vine deshojando recuerdos,
hoy me diste voz,
no seré yo tu perdición
sino el camino a tu salvación,
viviré mordiendo tus rosas
que desangran tu amor,
soliviaré lo liviano,
afligiré temor al miedo,
seré aliento perdido
descubierto,
te abriré mi reino,
las escarchas serán los colores,
viviré besando tus flores,
limaré abrojos nacientes,
serás estaca del destino
servir a tu alma sin nombre
me alumbre,
camino de mis flores desgranadas,
sangre de tu reposo
mi amada espina de sombra.

Förüq Miguel Esteban


Luna blanca:

 En diáfana soledad
donde mi cuarto criquea y clarea,
tus anhelos y esperada sonrisa,
me aturden tus labios y lengüita vista.
mis serenas ilusiones tiemblan y afloran;
como mis labios por cazar tus labios,
no hay nada en el aire ahora,
En oscuridad rebrillante de mi lúgubre cuarto,
es tu figura la que me acecha,
qué provocarme acaso puede, oh caos febril, 
deseo pertinaz tu fragor,
oh estrella inviolada,
pretensión infausta
 es violar esta, acampar sin brújula 
ni rumbo, sólo adentrarme para no querer salir,
 tu lúmina esperanzada me recorre,
cada vena y arteria,
un placer de ayer,
es hoy dictado a la milicia,
tu estampa recorre todas mis neuronas ancladas,
un río tus flores angeladas me cubre,
agarro con estridencia mi almohada,
pensando que eres tú,
en cada noche mi luz, mi ida mi avenida,
y una fría luz
comienza a invadirme,
acabo que sabiendo no eres tú,
y unos ardores me escalan,
en ellos pude ver cuán te quiero,
y desespero, sólo sé que tenerte te tendré,
estando ausente mi suerte, 
destino parco que dictará verte.
Piel con piel,
flor con flor,
hasta que estas lágrimas de sangre,
sean mi sangre de tierra,
ababoles flamígeros,
carmines del deseo estertor.


Por ti labraré el día,
mi Luna compañera,
mi Luna aeterna,
oh, cuánta sangre mía,
regó esta mi soledad de tumba abierta,
que me camina,
por el sol de junio un mayo despachado,
avanzo, abro el solo Parnaso,
mi sol ya no luce cansado,
abren dulces lirios negros,
el compás mi destino atronador,
era un capataz,
era un sembradío del brillo primero,
un arpa y un arma de carne
y verso, beso tras beso,
un dulce designio invernado,
hollín de luz,
en esta fosa cava mi amada,
tercer lucero mi firmamento,
igual y primero es,
sangre negra de luna oscura,
por la esencia azabache,
de nana y cuna argenta,
soledad, oh soledad d' este pobre diablo,
ungirás mi dicha mañana,
que te pierda,
hoy veré esquelas por astros,
y oscuridad fluirá
como bruma siempre gris,
me atisba sola idea,
velo de tormenta
y nácar una esquiva sonrisa
sin volandera
ni ascua desapagada
por lengua,
al olvido perenne no danzo,
vida de una vida bajo tierra,
me trajo,
a este filo diamantino, 
blando, de tajo,
alto silo de luna,
hoy te canto,
que sin tu penumbra venidera,
ni dormido me alzo,
oh, compañera,
no me desampares camino 
de escuela, ni honda hoguera,
tu inocencia,
oh, preñez de sílaba,
polvorosa y escarpada,
haz que acabe con un beso libre,
lo que nunca comencé.


Förüq
 a 2-06-2021

II
A Luna creciente gibosa canto
Cuarto para mi calma,
avanza sereno este cuervo blanco,
empiezo lo que sólo hoy
empodero que comienzo,
llegada la tarde te hablo luna,
tú que de lamentos no escuchas
estoy regio abriendo tu portón verdadero,
me alzo y erijo a tu cara risueña,
oh luna amor de tinieblas
y solas hogueras,
ven, ven a mi vera,
de negros lirios te tengo templo,
ajuar de estrellas,
y todos anillos solares,
tú la más bella,
rebrillante,
a noche redonda te adentro,
gimen vidas de un día
que nunca te conocerán si yo vivo,
hilvano tu negro hilo,
en hoy a echarte lazo,
y anillarte la obscura premisa
ardiente,
remo tus mares
entre coraje floreciente
que llegar más lejos
es dislumbrarte,
de cepa y soliloquio,
de parra,
y un nogal de negra fronda,
cultivo tu semilla de belleza
en raíz un halla
que tu flor mágica asienta
mi hada.
Profecía cae emplomada,
mi vástaga simiente
a enraizarte mi cariño en entraña,
que surqué el camino
sin final ni comienzo,
encontré un álamo
que su corteza hablaba
que le alimentaba
la acequia casa de arañas,
pedí un deseo,
no finalizarte nunca
ni queriendo tú, Musa,
soy el lider la legión,
de la Guardia Nocturna
del signo Luna Azabache,
soy el emisario y destinatario,
dueño su propio devenir oh destino,
soy nota,
soy espada,
soy el final del hoyo del Sol,
soy el canto de los caidos,
soy el lider del proceder umbrío,
soy el protegido,
el divino como el fuego,
la fresca sangre que te acoge,
el final sin comienzo,
ente de otro ente resplandeciente,
el principio tu nuevo Sol,
vespertina sepultura del dulce tormento,
oh condena,
ser feliz jamás queda en espera,
hojas de ojos,
vivo en la oscura enmienda,
en el surco labrado de alma,
mi vida ávida para ti
ver, servir, complacer,
resurgir del ascua,
hacer trinar
el pájaro de fuego me habita,
Fénix demonio antiguo,
vine a ocupar mi cargo.

Förüq el Inocente

De hecho,
no sólo la observaba con atención,
aquella doncella imbuía un eterno secreto,
capaz de surcar llameantes abismos
y dejarlos todos de matiz sanguinoso,
su mirada tenía una luz inaudita,
cual sangre de hadas cristalizada en ámbar.
Imaginaba sus besos, del candor más hábil temperado;
sumergirse en el mundo etéreo era hablar con ella,
llevarla flores, como si estuviesen por extinguirse,
quería Förüq compartir
con su Escarlata toda su felicidad y admiración
cursaba, como si tiempo no hubiese
debido para él apenas transcurría
sólo su sed llamaba a descubrir su secreto nocturnal
ella podía desconocer,
de incierto modo su letargo sin su compañía
tañía su tercera campanada,
su palidez ya se oía en el deseo su dama,
y su testarudo turquesa de ojos hendía
su palpitar hermoso.
Quise llevarle luz como mensaje en una bella golondrina,
siempre querré tu vera
como designio manda Ares y Perséfone florezcan todas flores
al caer la primavera;
su mirada y belleza no eclipsaba hipnotizaba,
mas su color y ternura de entraña enhechizaba,
hasta el alma más helada.

Förüq

IX
Menguante vestía la luna su traje,
una noche sempiterna un diciembre;
la lluvia acaecía en el rostro
más terso,
donde todo acaecía
en la villa su Campiña,
hubo un festejo de alta alcurnia
allí se presentó un viejo noble comunero,
brillaba más su extravagancia cautiva
que su nobleza,
él era anhelante,
como explorador observante
de la más pura belleza otorgada,
su melena era de un hombre arriado
las tierras del norte,
sus ojos encendían una curiosidad innoble,
por determinar su fausto origen y linaje perdido,
brillaba en ellos una llama oculta
de luz congelada,
como del mercurio atrapado en sus cuencas,
fijó su fría mirada fija de admiración
en una comensal que rizaba su cabello largo azabache,
era una doncella de un castillo olvidado,
pasado el puente vestigial, sobre el río tajo,
sus gestos y desmanes extravagantes
y de educación sin par ancestral,
pronto llamaron la atención su doncella perdida,
invitada,
quedaron en dar paseo bajo la luz de luna,
y los candiles de aquella aldea,
pronto se vieron en una conversación
de seres y leyendas
de encantos y sortilegios,
quedaron en descifrar su acertijo de mirada
adivinando lo que quería el uno del otro
en aquel rayo de luna morena
ocurrió el beso inextricable
uniendo ambos sus colmillos.

Förüq

X
Te escuché- dijo Musa, la doncella de palidez inaudita,
una solemnidad hería hasta el oído sordo;
ya que todos contaron su versión,
también quiero hacerlo yo,
por qué la blancura me hace nombre,
entonces,
un relámpago de luz tersa
descendió la ventana,
aquella noche tormentosa
hasta posarse en el oscuro diván,
luz azur que envolvió, 
se velaban las sombras del patio de la araña,
allí dos principes combatían
por el amor la doncella real Escarlata,
se escuchaba el blandir de sus espadas
y como crujían bajo las viejas torres,
rugidos estremecedores, del tembloroso pavor en esfuerzo,
corría aquel 1825 en que Rusia y Polonia encarnizaron
una batalla feraz que al pueblo agota,
estas cimas tormentosas,
se pierden entre nubes del nuevo ocaso,
un canto moldavo brillaba
y relinchaba su propia existencia
por aquel cristal de lago
inabarcable como azur espectral,
ninguna barquilla ni anzuelo,
jamás partió su vidrio,
este solo completamente sorprendido,
contesta entre animales salvajes
aquel estupor indefinido de canto claro,
en la ribera la Estrida
donde sangre fluyó sin mesura,
sangre guerrera lloró,
un compás de ojos azules mentirosos,
corrió el río,
de bala en pecho,
aquel que cruce el río
junto a él,
donde reposa despierto en aguas
el maldito doncel,
vampiro es.

F:orüq

XI
Macabra sinfonía solícita
de ojos fantasmagóricos
oh mi pequeña fantasma era,
de cabeza cubierta
y bañada entera en sábana
purísima en blancura
que ni azulete pudiera,
dirigió su manecita helada
a mi hombro
y me susurró al oído,
Esteban su Sol ha muerto,
noche blande y ahora regirá siempre,
asustado me acerqué a la ventana,
y el temor se hizo realidad
de aquel susurro fantasmal,
blandía que coronaba
el cielo una luna negra
cual gema azabache.

Encendí una lumbre,
para evocar un réquiem,
a mi Sol Fierro,
yo, que le creía invencible,
como mi amor a mi pequeña fantasma
sembrada en sábana,
un grajo rechoncho
picoteó entonces mi ventana
y crascitó con amplio gorjeo,
-Noche semper
nunc sember imbres,
sempiternusa tenebras blanditia,
ya rematado yo,
un cuervo crascitando en latinajos,
bajé a hablar con mi pequeña siniestra,
avivé mi lumbre por si Oscuridad,
bajase a la hora mi escala con hambre,
cerré la ventana
calculando nada prodigioso me asombrase,
entonces escuché un alarido estridente,
como si raices eternas gritasen
velozmente entró un borbotón umbrío,
de sombras densas como nube de la más cargada tormenta,
cerré mis ojos
para obserbar el inicio de mi final,
mi inocencia no tenía miedo,
miré el espejo sobre mi taquillón,
y quebró brotando un millar de sombríos ojos,
vi mi rostro en uno de ellos,
lucía una piel pálida
y unos colmillos no podía encerrar mi boca,
era el inicio de mi condena
la chica besé en 2006era un vampiro.
Y mi amante fantasma,
es el espectro de su anterior vida.

Förüq a 18-09-2023

XII...

XII
El mortal inmortal renasce:
26 de julio 1836, Alzo mi advenedizo aniversario,
cumplo trescientos trenta y cuatro años,
el Ario Zahorí errante,
he visto llorar dieciocho siglos,
brotar ríos de sangre
la entraña de la Tierra
y mi sed de vida con ella,
riveras y árboles se creen más longevos
que quien habla de puño en pecho,
y colmillo resplandeciente,
tuve amores cual romances
proscritos, como fugaces,
blancos como carmesí la rosa más pulcra,
entre rizos de nogueras
enterré mi secreto maldito,
alguien pregunta si acaso no soy mortal,
hablase entonces apuesta,
si me vences mi condena es tuya,
larga eternidad me crece
en las barbas mi viejo ciprés
busqué los nueve sueños
en frasco de alquimista inmutable,
aquel desliz
me hizo asirme luna tras luna
a un ruego y duermevela
ningún ser osaría tolerar,
funesta historia
que un día en funesta senda nocturna,
se cruzó conmigo un gato negro de ojos sangre,
se paró y atravesó con su mirada abismal,
escuché el alarido
entre hojas me dictaron funesto susurro,
debes ir a la fuente alberga
el bosque umbrío
allí encontrarás a la Señora Hada
Leannán-Sídhe
dueña de la profundidad y toda sombra
brotada,
ella te  dará misión.
Deberás ofrendarla
una gota tu sangre
y así tu colmillo
tras tu mordisco,
dará nueva senda.

Förüq y Leannán-Sídhe

XIII

Se deslizaba una noche danzarina,
un invierno deshojado
por entre candiles breves,
aquel febrero que ni un alma
se sujetaba en intemperie
del cierzo traspasaba la carne.
Yo era errante taciturno
quise saludar a mi Luna,
por todo año benigno,
En aquellas callejas
de los Santos de la humosa
escuché carcajadas 
y jolgorío una moza
nada pude ver su causa
avancé hasta el punto más alto 
de aquel pueblo,
un mirlo azabache
se posó
cerca donde estaba yo sentado,
entonces crascitó:
-Ella vendrá,
en toda aquella obscuridad
observé encenderse
una luz sigilosa
y estridente
provenía de la iglesia,
me acerqué
y su puerta abierta invitaba
a indagar,
entonces observé
una dama
sembrada en vestido blanco, 
alrededor una hoguera
se giró
y fijamente me miró,
sus ojos eran de un azul verdoso y el centro granate sanguinoso,
le pregunté quién era
Me dijo soy Leannán-Sídhe
dueña de las entrañas de la penumbra,
sus ojos fijos en mí
me atraían cual sortilegio
irrefutable,
me puso la mano en mi hombro
y dijo seré tu Musa
por toda nuestra condena
de escuchar la noche
en nuestras pupilas;
nos besamos y mordió,
yo sentí mi nueva vida
fluir de sus colmillos.

Förüq y Leannán-Sídhe

XIV

Acababa de entrar en un duelo desolado
recién conocía una soledad maquiavélica
y un silencio espectral,
recíén rondaba aquel abril 2014
mis santas muertes,
nunca me he arrepentido
de aquellos años de juventud auspiciosa y libertina,
bajo premura de confusión y excitación,
me envolvía un gusto
de noches en vela
y taciturna pasión,
incuestionable,
como una teología
subterranea, abisal, y suculenta
aquella materia hermética
pareciera ofrecerme
remedio a mi sed
de rosa de cábala
dulcemente despojada de sus espinas,
el drama humano me sobrellegó,
y conocía plenamente
mi romance con una señorita fantasma
habitaba mi cuarto,
me dispuse en plena aflicción,
a un agradable y fructífero experimento,
me dispuse a destruir amando mi penar,
bajo acorde que acuerdo,
de regresar indemne,
entre delirio y coraje
obtuve luz entre la penumbra
una entidad avernal
me ofreció un deseo,
desvelando ya pedí dos
yo sin saber aposté alto
y pedí deseo:
VIVIR
lo que nadie figura
que años más tarde me encontraría yo
en vacío repleto un 2014 abandonado,
y que mi experimento se realizaría empujado
tras semanas comiendo mis pensamientos,
en pobreza argumental exagerada
me acerqué a mi terraza
y tropecé creo con una maceta
precipitando yo subiendo que bajando
la altura un álamo adulto
casi superaba aquel edificio
se cobró mi deseo que hicieron tres
y hoy aquí me encuentro
más vivo que mi deseo cobrado
Vivir.
De mortal inmortal,

Förüq

XV

Surcaba mi ventana
un plenilunio helado
el año 1900,
Bailaban los murciélagos,
rasgando sombras,
notas y acordes
mi luna sempiterna,
dejé mi pasado a la espalda
un destino precoz,
traté de sobrevivir a lo alto,
estoy quemando pasado,
soy el Ángel solitario,
tratando de sobrevivir
esta vez,
traté de ser hombre nuevo,
ahora que ya conocía a Musa,
intenté tocar el cielo,
nunca otra vez,
el mañana no llueve,
recé que oré a mis castos dioses,
caminé el sendero vetusto
sin retorno ni final,
fui soldado
de la sublevación
de la palabra en desuso,
sólo el ayer
llegaba sobrado,
alzaba mis sones y mordiscos,
dejé mi casa
dejé mis cabales,
enterré mis demonios
en este mundo usado,
estoy elevando mis arcanos
dejando mis memorias ardan
soy ente de otro ente
soy El Ángel
se cortó las alas
despierto,
en amor podrás verme caer
sólo una llave
yo sobreviviré
debido no está vivo
quien habla,
un infrasonido
un velo de oscuridad
volví a nacer
una década atrás
que se comía así misma
como realidad que negaba sus principios,
un día tenue
de luz intransigente
desperté en los ojos mi corazón,
allí te observé
y asumí
me gustaras más
en fe, hecho y materia
que siglos llevaba idealizándote
construyendo tu fantasía
donde vivías
tú y tu estela primordial
mi vampiro Escarlata.



Förüq a 02--08-2024


XVI

Surcaba mi sangre
el comienzo un siglo hacen dos nueves
atravesaba mis veintisiete primaveras
ya acariciaba un lustro que completé mi secundaria
al no ver carrera  me satisfaciese
continué mi cauce
de gota que va a la tierra
mi vocación
es sólo sembrar, cosechar y labrar,
agricultura en raíz
de segundo Arte humano,
entendía más a las plantas desde pequeño 
que a las personas;
y  no solamente por tarea más sencilla,
nací para ser de tierra
y  la tierra brindarme su sangre y frutos
de simiente,
esta era mi rosa de fe
de amor agradable y suculento,
sin espinas, aguardaba
centella de amor y gentil calor humano,
años  pasaban por mi terso yermo
y un rayo de dulzor
me atisbó el palpitar
tuve noticias de una familia
que compró la hacienda vecina
surcaba un riachuelo de montañña
y su castillo olvidado
perteneció al conde FÖRÜQ
STURMPANCER WAGEN
un día de pocos,
me acerqué a dar saludos a mis vecinos
conocí a su hija
iba a ser pastorcica
de estas tierras meseteñas de Castilla,
un día lluvioso preparé
mi acercamiento a aquella doncella Pastorcica
y en el borde frontera su propiedad
estuve haciendo surcos
de nuevo huerto,
estuvimos  hablando
y me comentó
que su sangre y linaje
provenía de las tierras ortodoxas de Rumanía,
una localidad denominaban Constanza,
quedamos es lidiar un juego de adivinanzas,
teníamos que averigüar lo que queríamos
el uno del otro
con mirarnos fijos a los ojos,
entonces ocurrió
el beso inextricable,
sentí hendirse mi alma,
una nueva vida no viva,
comenzaba a afiancarse
para mi eternidad
azogada,
aquella vecina era hija descendiente
de la señora Hada vampiro
Leannán-Sídhe



Miguel Esteban Martínez García



El Inocente castellano

bROTADO:

Númenes asocia y respeta;
con silencio espectral, la muerte, 

en blancos corceles,

de huesos bellos,
hados dan brillo a tu belleza,
que perjura, rinde, y somete

lluvia entre maternas cenizas.
Brota el testigo del falso juramento;
se baña en fuente, de leves ninfas,
prisioneros hace el hechizo

que metamorfosea 
la callada noche, 

que orna el cielo de fantasmal rigor.
Signos que ríen feroces,
a la sangrante piedra del destino

que hondamente negrea, 

sopor entre las voces.
Jóvenes siervos son.
Lares propicios a dioses.
O saepe mecum...
Aguza mis saetas, incansable,

entre espasmos, relámpagos,

un destino atronador.
No limaré salvo mis huesos,
testimonio mudo, del mineral de azabache,

entre calderos de estrella y estelas breves;
por gemas de verde jaspe.
Grosfo me guardará el latido,
este caballero proceloso,
ahuyenta, las zozobras,
en lentitud de los días,
combato, gallardamente aguerrido,
altivos rostros, sucio suelo, tocan.
Fuga sin escudo,
sacrificio del torbellino,
junto a mi laurel reposo

con mi diablo de flores converso,

de un tiempo que servil ya no yagaba.


II

Nada en el seno fértil,
o alta tierra plantes Varo,
antes que brote la cepa sagrada
y su ojo mágico, Nullam, Vare, sacra vite...
el que habiendo bebido
de su fuente sacra
quién entonces pase pobreza o guerra,
vino de Baco,
hierve mi sangre
canta Venus,
Centauros y Lapitas
me sirven,
en la floresta guardo
Trompas berecintias,
y no, asomo necio cortejo incapaz,
rigor me afronte
dejo descubrir arcanos
y descubro mi cristal de agua clara,
dejad a Fauno su Liceo.
Nieto elocuente Atlas
oh Mercuri Facundes Quasi Naves,
oh Mercurio
que a ancestros hombres
domaste despojando su rudeza,
mensajero te canto,
Ay, inventor de la lira,
bueyes robustos de Apolo
de niño hurtaste.

III
Enfurecido de amenazas quiso
recuperarlos
sonrió el dios
al verse de su aljaba desposeído,
llevándote por guía,
salió de Troya el rico Príamo,
burlando a los Átridas poderosos,
no visto fuiste a
cruzar entre hogueras Tésalas
el campamento a la ciudad fatídico,
oh regentas las almas piadosas,
y guías con el áureo caduceo,
la leve grey de espíritus,
seguro de ser y soy grato 

a dioses del Averno y del Olimpo.


Förüq el castellano



DAT ROSA MEL APIBUS


Triángulo de Fuego,
Trigonum Igneum,
regeneración según  el espíritu,
el alma, y la personalidad....

Estar en el mundo pero no ser de este mundo,

tu luz me fascina
ilumina mi idea,
el mundo actual
que da la mano
para morderte el brazo,
brilla
brilla sin parar
que nada importe
ni mi mirar,
brilla
allende aguas
ultramares que tierras escarpadas
sé antorcha
vela, faro que tijera
sé amparo en la lucha,
dicha, eje,
arma y coraza
lo que siento 
más que un cuadro mi cara,
ilumina mi sendero
esquivemos viborillas
caminan, ilumíname
abajo vivo ciego,
arriba
quiero besar tu mano
mi Reina
gloria at divitia
lago en mi pecho.

Satisfacción que canta,
arde almas,
pero ahora;
necesito tu aire,
necesito tu agua,
necesito tu fuego en mí,
brilla, brilla tu luz para mí,
complétame,
allí al centro del ascua,
quémame.
Soy fénix, vive de tu bondad
no me quemes, sin tu rosa
no me quemes, sin tu boca
abre mi flor,
deja te enraíce,
la caléndula llevo en corazón.



Miguel Esteban Martínez García

VENTURA 

I

Soy yo tu tal árbol que rompe del viento
su gemido, tú, ávida y leve golondrina
dócil,  que tus patitas pisar no usas
azabache que azur, tu plumilla,
espero mi futuro, quemando mi presente.
Dibujo osadías, y caminos sin final,
si acabase ya mi padecer,
muriendo este, que con vida no quisiera
quedar
ay, diosa, toda trocada, esta tu voluntad
en cuánto me difiere, tu fe otorgada
que firme tu amor yo mostrara,
tal confianza que tu querer me daba
que yo mudanza no apostaba,
no sé en qué ofendí a tu amor
que tan grandioso, así me procura,
si me falta el valor de merecerte
bastarme el del que osa amaros,
y el daño mayor que nace ciego,
mayor es el contento de mirarte.

II
De amor y fortuna despreciado
de accidentes mortales combatido afrento
sentido de pobre campesino, desmesurado,
mejillas de lágrimas floridas,
idas las sombras cuando el tiempo
embiste, nunca habrá aura alguna,
aquí tus ojos, pegados a mis actos,
y a mis ojos de imagen celestial,
rostro tuyo divino, todo consuelo y alegría,
por qué con tu memoria
se recuesta el alma mía...
Y  si te nombro noche y día
por qué la muerte va vecina mía,
ausencia y claro huero en latencia,
peor que muerte, es vivir muriendo,
mientras la fuerza de mi desventura
con pensamiento procuro contemplarte
la figura, y en tus ojos la luz pura,
no puedo desplazar tu hermosura
que ni vista mortal puede, si te mira.

III
Arde en mí, la más ilustre parte,
del ardoroso y encendido fuego,
no hay descanso en alma ni sosiego,
tanta gloria siento al verte y admirarte,
cabellos de realeza, mi alma
de contento, pechos de alabastro
oh, sangre generosa, supremo acento, 
no divisa el quebranto,
ojos en quien tal fuera, y poder
siento, al bajo, vil, mortal, corpóreo
velo, llorad ojos ausentes, llorar
canto, el desierto, y dolor el alma
siente, llorad ojos tristes,
que lágrimas no faltan en su fuente,
después nuevo aguardiente,
lloraréis, en señal de mi quebranto.

Förüq y Leannán-Sídhe
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA

El Inocente


OJO DE TIERRA:

Un silencio yerto,
se abre esta noche
por ensordecer,
reflejos de resplandecer,
en este frío de ayer,
pasos de silencio roto,
abre una espiga
un respiro, un latido
envilece mi procesión de fuego,
cristales que se rompen,
bisagras que se doblan,
esta noche
de la nube de antes de ayer,
todo se alza
para llegar a ver,
recorta este hálito de tierra,
un suspiro ciego de hiel,
llega para enloquecer
mi sangre que tiene sed,
he salido del infierno,
quién me va a detener,
sombras que gritan,
hielo que sostiene,
mi cruz del horizonte,
por descender,
afilo mis colmillos
hoy se verán morder,
esta ventana de sed,
rebotan los tiempos,
muriendo,
diáfano espacio
de ausencia brillando
su infinito parco de cristal,
llegaba otra primavera,
sin celda de madera
chirriando su carcoma
que mordía este cielo
con su moneda
que brilla mi idea,
esta tierra late,
esta mi sangre fluye,
cabalgo este acre torcido,
recorren florestas
naciendo, brotando
fundiéndose con tierra abierta,
soles lloran escarcha.
del nacer crepitando,
te juro que avanzo
hasta ser esencia de río
granate de mi lustre colgado,
debo aguardar
debo escuchar
este patio,
hablando con la araña,
que caza bellezas,
un día recordará mi tiempo
que fue mío,
dejará de estar perdido,
y este poema me dará de comer,
por tener dos mil cien,
creciendo en sus ramas
de sangre negra,
ay la tierra,
sí esta tierra
que me vio crecer,
por la que siembro
mi flor de viento,
desnaciendo el tiempo
que lloró mi ojo,
siendo de tierra y para ella,
abro que domino
esta ceniza que me lleva.






Clama la flor, abeja del lugar por gritar.
- Ven, toma mi néctar,
déjame compartir mi vuelo contigo.
Réquiem por la flor, oda por la margarita
con su mariquita, sauce caído,
cobijado tejo, crepitando:
- tú eres primavera.
Olmo viejo en retozo,
quebrado por la aguja silente
de la carcoma.
El cadillo miente, mientras el abrojo
clava el sentido, quiere la amapola
ser la alegría del lugar.
Cuando el brezo enraíza
el alma de sangre
por derramar mi cuerpo yerto
en la navaja, mientras
la lavanda amamanta la abeja,
y abejorro que llamé Genaro.
Amaranto el firmamento
llórame una estrella
y su hueso de luna que
rompa firmamentos
en auroras,
que venza colgándolas
de las pestañas,
y mientras las pupilas
en sombra abren su cueva
en la clamada verdad.

El Castellano.

Soñé, te viví, te besé,
te anhelé, te abracé, te sostuve,
te mecí en mis brazos,
te acurruqué, te di de mis labios
de beber; hice tus piernas
recorrer en pasión,
te viví desde pies a cabeza
y siento decirte algo:
- que no me gustó, me encantó,
me emborrachó, me drogó,
si acaso, hubiese posibilidad
de que yo no estuviese muerto
sería por tu recuerdo, amor.

El Castellano.

De este cementerio viviente
que me dejen ser la flor,
que por lo menos
a un muerto da calor;
y al difunto, la caléndula su luz,
adorada, nacida del rayo de Sol.
Quien te quiere, te quiso y
te querrá desde este corazón muerto
te amo en albor flor tras flor,
elevado resquicio de caricia
de diosa Ostara
en resquemor de primavera
cardos brillando en espina
de dolor, desde mi nicho
pido mi nicho de espinas y de cardos
cuando llegue el momento
si no a mi no me entierran en este cementerio del que vengo
y que la parca fría venga a por mí que este hombre
ya ha muerto y su último suspiro
fue un yo te sentí amor
voy a tu encuentro.

El Castellano.

Diente de león por clamar
el prado yerto,
donde lo vivo son las plantas silvestres
incluso el cardo de las damas, las malvas,
las piedras agujereando el terreno
molinillos al viento, por gemir caléndulas silvestres y
papaver hibridum, amapolas roheas, sangrando
borbotones de sangre de tierra, por brotar
llantenes plantago, por llenar el campo de espigas con flores,
todo escarabajo gozando de la flor
cómo decir que la flor sea sólo la flor,
si del reino animal es templo, hogar y morada
donde todo empieza y todo acaba.
Margaritas en envidia miran tus ojos
y luego miran las estrellas,
una sabia dice y afirma: son mejores
y más bonitos
sus ojos que ardieron los luceros,
vidas de tu entraña alborada, que el oro no es oro
sin mirar tu corazón;
Corren las amapolas, de tu sangre arden en hoguera
incombustible, plena, yerta, indescriptible esencia.

El Castellano.

Golondrinera frágil, esquiva,
reina luz del bosque de las sombras
con tus amapolas amarillas,
los luceros del cielo.
Por poblar jacintos silvestres, tragopogones,
amapolas por doquier
amando la primavera entera
en un mundo que cae disuelto
en espinas de cardo y alhajas
de flores de todos los colores,
mi templo, mi casa, mi hogar, mi albor,
sin alcanzar las plantas silvestres
por poblar este mundo silvestre por mirar
y dan ganas de tumbarse
y ser la flor de muerto porque me tumbaría
para que me crezcan las malvas
y mi cuerpo críe malvas y cicutas rojas
y negras de tinta y sangre
mi condenada bandera.

El Castellano.

Estampa quieta,
tejida en el umbral silente,
nacido de las sombras
y sus benditas estampas
de damas de noche,
la flor blanca estrellada;
cantan tambores de la tierra.
Y los grillos afinando el violín están.
Las margaritas tienen el te quiero, tatuado a fragua
de la flor que sea flor, belleza creada del rayo de Sol
y su albor mecido por dioses, acariciado por Ostara
el humor de primavera cuelga de las faldas
mientras mujeres hilvanan
y trenzan sus cabellos en oro fino de seda.
Yo soy un humilde escriba de la flor de difunto
caléndula officinalis,
por la que el muerto
encuentra luz.

El Castellano.

Bebo de aquel cáliz antiguo siento las estrellas
buscando la respuesta para ser feliz.
En la planta en albor que crece del rayo de Sol,
sabiendo un secreto de druida de que si miras el Sol
al amanecer minutos y minutos todas las plantas en flor silvestres
brillan incluso más fulgente que el rey lucero,
todo lo colma su brillo, la tierra deja paso a toda vida en color,
a través de la caricia nos trae Lugh.
Reinando el Sol está, hablé con la lombriz de boca gris
que apareció tras mirar fijamente preguntando
a una flor de difunto me comentó
que podría indicarme de la tierra
donde todo es libre, no hay dinero, todo vive por suprema
ley natural, sin miedo ni odio.
Le pregunté a la lombriz que dónde quedaba aquel lugar,
y me dijo con amplia voz:
- bajo tierra.

El Castellano.

Monte elevado en el horizonte,
brezo, encina, carrasca, esparto, espino,
todo crece en albor sin preocupación suprema
nada más que seguir viviendo y echar generaciones.
Hoy me desperté y contemplé la ciudad con todos
los edificios grises, como sus gentes
todo pasa de tierra y aquella que me dijo la lombriz
boca gris me espera, así tenga que estar mi cuerpo
frío, caído de hoja en otoño, no espero vivir eternamente
ni ser festín de gusanos tempranamente.
Yo acabaré por entender la mentalidad de aquella lombriz
de su tierra, que no hay preocupaciones,
fue el ser humano el que inventó el dinero
y la esclavitud que trajo.


El Castellano.

Amapola silvestre,
llévate mi sangre a las entrañas del inframundo
así como tus pétalos elevan la sangre de los suelos,
que tus raíces me conduzcan al tercer reino.
Ooh, espino amarillo, que bajo tus espinas
han visto infinitud de cal varios nacer los montes
y senderos, que todos llevan al mismo sitio
a perderse en el elevado espino de tu luz.
Ooh elevado, cuál sería tu misterio
para dejar a este escriba absorto.
Brezo silvestre, sin miedo, tras el olivo
te vi crecer, y una margarita cerró junto con el verso
de la caléndula arvensis que tapó con sus pétalos
en cuña, al caer la luna al cielo.
A ti Genaro, abejorro de mi jardín
te extraño y echo de menos, bonito.

El Castellano.

Corre trémulo a des voz el cosquilleo silente,
que avanza, que recorre tus piernas en ambrosía y miel de dioses
junto con tu aura y alma de dulzura sacada de raíz de la tierra, mi hada
ni una flor se te cayó, ni un pétalo dañó, agarraste enraizada con albor
y tú tragopogón, duende, el mismo destino de rey silvestre te espero
y aguardo en mi maceta, ya que en lo que llevo viviendo
ni una planta se me ha muerto con mi don,
hasta amapolas comunes vieron florecer mis macetas,
hasta margaritas de manzanilla gorda, hinojos, brezos, jacintos silvestres,
crié como un dios creador, dador de vida incluso de la humilde semilla
de la caléndula officinalis.

El Castellano.



Encina del rayo crepitante, de mi ser llorando,
hojas escritas en sangre, enraizando sentidos sin descubrir
amando inertes actos incluyendo dichos sabidos
y en desuso.
Su condición asesina de la estampa en soledad
y pena de procesionaria
todo avanza en un sentido mientras yo me detengo a mirar
el cuervo que me persigue por poeta maldito, extraño mi casa,
este ataúd es frío de tiempo muerto.
Este ingreso y ni siquiera puedo encender un cigarrillo
para quemar estos pensamientos parcos y yertos
como mi cerebro en esta lata de sardinas,
de cuarta planta de suspital, de Alcalá de Henares,
donde nací y casi me sostiene eternamente la silente muerte.

El Castellano.


Mi vida te escribo como gota que va a los mares
tú que fuiste altiva, ningún humano te pisó
los dioses honraste y te honraron
desde el cerro al abismo, tocado y acariciado
donde todo surca la oscuridad madre
y dama de noche sin afectarle el cielo
de la yerta amapola de luna desangrada
y su estramonio vestido de gala de estrellas.
Todos bailando en la fiesta de los no importados
menos la rosa y el clavel masculino
que tiraron abajo el telón para comenzar la gala
y el baile ganó la datura con la dormidera
por sus trompetas de los ángeles abriendo al clamor.

El Castellano

CONJURACIÓN:

I

Mira al tigre,
ejes, líneas rompen
acabas por decir
he aquí el hombre,
hechos despiertos,
corajes floridos,
fiereza en vena,
cauce y poder
arriba  del astro y su
carcoma, habita una rosa
flamígera al tacto,
si soy experto es porque
te quiero, halagos me
llueven, es un día de
ninguno, mi silencio
transmuta su deriva
miré a ese hombre
miraba a otro hombre
buscando el éxito.




II
Ideal belleza
Perfección
Humanismo
Naturaleza
deseo primigenio
término holístico
Junio 24


III
Oh rosa en llamas
del querer indígena
vestida de ráfagas
de ocasos, y de luces
y de sombras vaporosas
entre lunas que acuestan
auroras y sábanas rojas
las amapolas, 
dunas de monte, y
escarpados horizontes
ciñes en brasas a lo alto
rosa única, rosa fugaz,
de tinta y brea
te quieren capturar,
iris de los campos
seguidilla del cierzo, 
y su parejo Aquilón,
mítica azur espada que bailas.



Förüq y Leannán-Sídhe
Miguel Esteban Martínez García
El Inocente
a 03-1-2024

La Campiña Castilla Mirador del Henares
España 
FINAL




TOMO II  --- Réquiem o Vanguardia


RÉQUIEM VANGUARDIA O AVANZADA

Contenido
El observador
VENA DE LOS CIELOS SOTERRADOS
Silbido de la sangre
Resurge el añil
Río de encinas
Trenzado del terreno
Florecido mármol
V 28
Te busqué voz:
Subrepticia:
Odas sembradas
Duero 3
Elogio en sombra
Anisar tu honda presencia
Rostro beso de vieja herida
Vespertina verdecida
Criatura en el alba
Como ciega figura contesta tu presencia
Mi mujer fantasma
Litigio de iris sediento
Sol creciente
Poema de misteriosa fronda
Vestal en llamas
Caballero solar
Astronomía
Historia
Añejo, extenso afán entregues ni fíes venidero
Impoluta, rauda estela
Como tocar la luz de tu voz
Mamones (versos), el Oficio
mamón, a
Por mi olmo, Insurrección 04\2016 Reedición
Paisaje tu claro mirar
Tesituras afables, filo inexpugnable
Candor en raíz
Puridad en crisálida
Exul umbra
Alacridad empírea
Lebrela tu labrada estela
Pétalos flamígeros
Fuente de tu ánima
Espiral de tu caracola
Rubor quebradizo
Azur 66
Canto a la fuerza de la naturaleza
Semblanza etérea
Oda pasada a limpio en 2009
ODA A LOS CAMPOS DE CASTILLA
Panida mirada
Cuchillo de doble cara
Capítulo destellando:
Poemas inicio 2016
Compilación 2018
Mi alma vespertina
Litigio crepuscular
Esa luna que ama
Armada irreal
RETROSPECTIVA ABISAL
CANDIL PRIMOROSO
Bajo el signo de la luna Azabache:
VUELTA AL AZAR INTANGIBLE:
Ardiente vena, mi cordura
Ver esplender tu sonrisa numinosa
Eternal serenidad florece
Plaza en una espina
Hijo del mar
Aleteo de tu luz fraguada
PRIMERIZA NOTA
ESMERALDA EN PUREZA
Sombra que no era azul
Tomo III ENTRE CORONA Y CANDELABRO
TRILLA MI IDEA
Alma sin cuerpo, flagrante invierno:
SENDERO DE POLILLA
ECO DE AYER VESTIDO
PLUBIA CORDIS
TRADUCCIÓN (Plubia cordis
I. -Invernando:
PANIDA DEL AZUR
I. Albo espíritu azogado:
ESPIGA DE AGUA:   
I. Amante fantasma:
Yo reposo despierto:
I. Förüq breve recopilación,
Desde que vine a vivir: 1
I. Siembra del pensamiento:
Desde que vine a vivir
CEGADORA SIEMBRA
Cristal de aire
SUEÑA LA REPRESALIA
Guardería de estrellas:
Ocaso florido:
Surco de alma:
Criaturas en el alba:
I. Son de mí:
I. Ruido en el silencio:
Ruido de nirvana:
Palabra sin boca:
CEPAS DE UN DÍA:
MEMORIAL VETUSTO
SOPLO DE CONJURO
MARCADO
AZADÓN CAVA MI VIDA
SOMBRA DESNUDA, COMPILACIÓN INSPIRATORIA
VERIS EFIGIES
Soliviar de espejo:
OSTARA recopilación:   
ESTRELLA DE AGUA
Nocturnal presencia

 

PREFACIO:

Soy Miguel Esteban Martínez García.Hombre nacido un 26 de julio en Alcalá de Henares, con segunda vivienda en Cabanillas del Campo, con infancia que nunca acaba, surcada en esta localidad y en Fuente-Álamo Albacete donde nacieron mis padres y mi hermana y el resto completo de mi familia, desde 2005 comencé a desempeñar en la escritura. Primero vivencias escritas, que al plasmarlas de forma elegante o bonita, yo consideraba que eran poemas o se parecían a ellos, después de años en producción continua de poemas o parecidos, fui cultivando e indagando un estilo personal y unas pautas del desempeño de mi escritura particular, se abandonaba la primera persona en mis escritos para no quedar apariencia como vivencia; se surcaba una narración de acontecimientos si la inspiración mandaba, fuera yo de lo tratado, o si aparecía la primera persona se camuflaba la idea, o embellecía en extremo, quedando la secuencia como lejos de algo tangible por un sujeto, realismo mágico atisbo con ejemplo de mentir profesionalizado. No escapó esta poesía mía primeriza, de tópicos o inspiraciones genéricas, como el amor y sucesos personales de ser humano insignificante.  Como hemos dicho, se abandonó la vivencia y fui trabajando mi verso progresivamente con la premisa de si creaba un poema nuevo, debía ser mejor o al menos más curioso o distinto en atractivo que el escrito en anterior registro, esta etapa abarca desde 2008 a 2019 aproximadamente, con un desempeñar en escritura sin pausas en más de una década en la que ningún mes quedaba ausente de tener un poema de mi autoría. Empecé a ver que la poesía era algo más que relatar hechos de forma bonita o sentimental, vi y me conformé con su concepción clásica; poesía: consecución continua de imágenes, metáforas con resultado en final de generar impresión de belleza, por lo que evité barbaridades al juicio, u ofensas o coloquios mundanales de letras, mi motivación y temática primigenia en la naturaleza, se debe a que yo aprendí o comencé a escribir con un libro ilustrado de la vida de las hormigas, 3-4 años de edad aproximadamente, y desde pequeño he visto más llamativo, cultivar una semilla en mi jardín que el humo de un coche. Mi búsqueda de la belleza tiene unos ejes, 1 Amar sobre lo que trato, si disfruto hago disfrutar al lector, 2 Mínimo de musicalidad o rima, intencionada o que escapa a intención, 3 Camuflar sentimientos propios adjetivando en exceso con lo que se pierde el hilo conductor o cada persona entiende subjetivamente lo tratado, 4 Huir de temática mundanal típica o común de temas manidos un infinito como la luna no es luna ya tiene clones para referirse a ella, mi poesía puede ajustarse a poesía surrealista , por desviar idea principal, en mil ramajes de idea, realismo mágico algún poema, y más habitual Odas atendiendo a elogiar la naturaleza. Y por la actualidad vivida poesía contemporánea.   El Castellano.



El observador:

A esa flor que es flor en mitad de invierno,
parte de raíz profunda guardando, enterrando lamentos,
de nube densa emplomada,
en floración perpetua
abriendo a un ocaso desde el alba,
afán superior en fresco oscuro, umbrío patio,
un cielo tangible en vals terreno,
todo llevado por una primavera ficticia,
en profanado silencioso, vano vilano,
un cruelo alzado,
la pluma escurre sigilosa,
como mariposa nocturna,
blanca grisácea como agitar
de un ala cansada,
mi zorzal es único
y no espera en precaución al milano señor.
Ninguna rosa ha engañado
la perfidia de suelo terreno,
trampa esquiva del bermellón en pétalo
de rosa humilde canina,
silvestres aguas de gancho azul,
andar mío amargo por su vereda enajenada,
corazón de ceniza inmiscuido,
arriar mi harapo de sentimiento,
no tengo sombra,
ni me hace falta,
acaso fue bastante.
Rasgar anhelos
y vicisitudes atadas a ilusiones.
Una flor descendió de los cielos castellanos,
fé escurridiza,
sobriedad bajo sol humilde de marzo,
desdén altivo
como hundir la esperanza en una parca sonrisa,
girón de viento o paso definitivo,
temor recio de observar a los dioses
tras aparente muerte.


El Castellano a 09-03-2019

AERE PERENNIUS:

Abro de tu mirada un absoluto diamantino,
como un cometa frío, invisible,
que se oculta al caer el sol.
Como una gota
que nos recuerda voces alineadas,
bajo el capataz del brillo primero,
conductores de fracasos
y grietas.
Murmuro de un goteo de alisos,
sobre la grama mojada,
un serpear incesante alistado,
iridiscentes restos en rescoldos,
sembrados en llamas
naufragios de un otoño caduco,
camuflado,
sin tronco ni corteza
desempeñaba una luz
en la incandescente rosa sin cruz
de aquel cometa,
como una estrella fugaz en tu pestaña,
que casi lloraba.
¿Cómo suena, casi desnudo, el evanescer
de su desaparición?
Pregunté a su infinito hiriente,
contestó su silencio pétreo percibiendo,
como astilla de tu bosque de ojos
precipitaba un héroe de mi nueva muerte,
estaba despierto, en un son congelado,
no sorprendía la perfidia
ni la pérdida de lo que nunca acampó
la orilla tangible del éter y su magia esencial.
Discernió obediente mi dolor enjaulado,
de estelas gastadas de su revelación.
Oh viejo y noble encinar,
apalea la muerte de rauda estrella,
sin buque ni arribar,
afila en tu sombra
el ministerio del miedo,
carga mi caligrafía florida
en tus rosas de piedra,
la lanza del viento te anide.
Oh trascender primero,
desciende tu mañana cubierta de rocío;
aere perennius,
aire canto perenne, como estribo justo,
a su encuentro.

El Castellano

VENA DE LOS CIELOS SOTERRADOS:

Alas en bronce proclamo,
desamparo magnánimo, con hexámetro en hierro dispuesto,
a mi izquierda el peso de sus argentas plumas.
Áureo filo insondable, una ventana;
con casa de caracol en espejo rotundo,
su dorado desliz, me labren,
al paso y avance de mi póstuma;
un encaje de mis vellos en pecho
tapiz inabarcable, voy derecho un vuelo suplicante,
ramilletero ciego, oficio del impalpable
tesorero soñador,
como unir dos flores y besar el suelo tejido
por flores del cielo.
Sempiterna ella mi luna de acero.
Arranca todos mis hierros.
Versátil como si arrastrara una trilladora por mi pecho;
mis hierros esos yunques que llevo en la tierra de mi corazón.
Suplicante abre un repecho, digno, servil, de cuanto he profesado.
Heredero yo de todo lo que he servido.
Esperando me devuelvan un día
lo llorado por mi sangre arriana.
Entre súplica y ruego encontré un solitario anhelo como poderosa parra
que tierra jabra.
Hendía, profundizaba negra tierra, de oscura sangre, una raíz cromada revestida.
Como cuchillo, de hondo mango.
Hablé con el tiempo.
-Me respondió su mitad acuartelada.
Su vena en aire todo filtra,
nada corrompe, es una victoriosa siembra divina.
Osé caminar nueve kilómetros,
para adentrar el baldío secarral de mi yermo.
Encontré que coseché quinientos gramos
de campanas de adormidera yertas,
Pero repletas de simientes sostenidas,
Hoy la tierra guarda su segunda muerte
Esperando germinar más muertes en color,
Y sus alfileres, sueño de las ninfas y hadas.

El Castellano
 

Silbido de la sangre:

Claman verdades de la tierra
por nacer y resurgir
la quietud estameña,
sobre la misma tierra
el eterno ciclo de la vida,
como traje de la mujer soñada,
muerte en memoria hilando recuerdo vano.
Resurrección como caminillo de hormigas
por la soberbia de la simiente al albor
de sangre sin condición.
Yo soy por siempre
miel de infortunio desaconsejado.
Así como dura sonrisa y guiño besado.
Al azar de la existencia
efímera esencia del crepúsculo más sonrojado;
apellido y nombre que nada representa
como resplandor de la centella
vil chisporroteo sin sonar,
cargo el silencio y el infinito de mi verbo
a lomo de frialdad en escama
resopló en la montaña sin nombre
latido de mi húmeda lombriz azulada,
de mi tierra que jamás tuvo dueño
latido sin final
agua de manantial núbil destelleo,
va girando mi vida por enraizar
yo soy siempre
sendero de sierpecilla inútil,
con el manto de su desnudez violenta.
El eterno comienzo sin final
aullido del viento, arena en una gota de lluvia,
hoguera crepitando la tierra del volcán.
Río que acaba y resurge del mar,
ese soy yo siempre por despertar.


El Castellano y Leannán-Sídhe
14-1-2019

Resurge el añil:

Florece agua ignota,
azoga tus blancos corceles
de rocío sereno
sé bruma gris de abrevaderos
juega con mis mariposas serenas
de los vientos, fragua mi sentir
en tus venas, roquedos,
bebe mi sed como un desnudo ayer,
entre flores del paraninfo yerto,
augura mi suerte entre tus vellosidades
colmadas de savia joven,
un reverdecer anhelado
que tantas espumas aguarda,
madre de mi blanco chopo,
tu cristal luciente;
Cuántas eras yo he conocido
tantas vidas más longevas
que la mía,
osadía pulcra de espadas azules,
cuchillos calizos de cerros
castizas fuentes
en ramblas del terreno,
rieras terrenas al sosiego
de vid y centeno,
hablase yo entonces
de un sol que desgasta
de cincelados bosques
de espliego y atochas de esparto
del grillo solariego
que abre el sendero,
baja vida tus espumas verdes
de paz y sosiego,
vence tu paz sepulcral
al fervor de mi vana sombra
que no te puede,
háblame tus hojas
bailando, jugando con el viento,
de este otoño que no llega,
ni su bruma honrosa desciende.
Tráeme tu febril aleteo de estambres
clava la simiente esquiva
que raje la tierra,
contigo el resurgir de las estaciones,
pariendo el desnacer
de toda muerte en color
de simiente.


El Castellano


Río de encinas:

Manadero de silencio,
sepulcral de enjutos,
ojos complacientes,
sien de verde amarre,
sin febril cumbre,
entre llanos que velan,
su coraje
entre espigas del mañana,
por este río grande
de encinas sorteado,
clava el paisaje,
que su tierra nace
en retina pasajera
al fervor
de nichos que caminan,
conjuro de sierra labrada
por espartos de savia y fuego,
de estío navegante,
su perenne edad sin hombre,
calma sin vicio
ni manso aletargo
donde verdecía
mi estridente simiente,
mi noble Castilla
vestida de encina,
que el monte hace santidad
de alacranes,
entraña sí
de esa mi madre
porque soy de tierra,
lustrales fríos olvidados,
en copa de sed,
pardo, noble, antaño azul,
de torcaz mensajera negra,
entre córvida espera,
hablaré sin mí con el Sol,
y que mi pueblo
me guarde el solitario sueño,
por el que místico
encaro la vida
porque yo siembro la mía. 

El Castellano

Trenzado del terreno:

Abro de mí, la rigurosa sombra
acogedora de mi blanco almendro
fresco dosel que presta almazaras
llenas de olivos,
hermana del negro hilo
cuándo mi jardín florido.
Rasguña con tembloroso sigilo
de savia dulce su arroyuelo.
Blanca luna que me reflecta
en los sabios bosques,
que sus mieles Himeto me concede,
colinas serenas me aguardan,
y en las prósperas perviertes,
apacibles bellezas
parirán tus ojos;
Lágrimas sobre mis tibias cenizas
de aquel que duelen y sigue
porque son del poeta que te ama.
Derecho, en espumas trenzo
vaporosos ríos de mi sangre,
vernal lozanía
que aún gozo
como luce la flor sepulcral.
Ceñida cabeza tuya
de las rosas más vivas,
¿Quién cauto te hará cortesana?
Raudos Lapitas no hay futuro mejor,
el viento me pulirá su acento,
bien funesto que considero
que me sembraron
de la bronca hendidura
que no sucumbe ni se hiende,
Baco enseña haciendo danzar Ninfas,
aguzaban sus canciones,
pobre labriego este que nunca se dio,
pilares auras según lo pidan tus liras,
¡Oh Calíope!
Musa de mi lenta melodía,
tráeme la fronda verdecida
de tus mantos vestidos
de Ferento la sola campiña.
Sin feroz hija hambre,
yo providente augur
de todo lo que amo;
al escondite del alacrán
no proclamo,
por doquiera me dirija la suerte,
veo la oscura tempestad que anuncia
que yo estoy bailando en la luz
para poder bailar en la oscuridad,
Galatea la corneja no me espantes
que mi buena remembra.
alma présaga de lluvias
que a la flor incitan,
yo que en pulido ribazo
quiero prender a Ninfas de flores
absorbentes de miradas
y de fugaces estrellas.
Amor tan torpe
¡Oh mis castos Dioses!
soy yo humilde
un ser hermano de la tierra
que no permite
ni a víbora ni culebra
le retiemble
la paz diáfana hallada.

El Castellano

Florecido mármol: 

Días oscuros en la plaza del Sol,
abrirse pudiera entre rayos regentados
matices soslayados, fauces brillantes,
y candados de luces, humilde haz,
purpúreo al tacto, suave nube rígida
impalpable entre ocasos azules,
y leones grises,
con tacto terciopelo
una vida de amor eterno,
ola infame viene crispando
metales y fuentes, soberanos eclipses
que el viento nocturno navega y juega;
soledad atónita entre enjambres de gentes,
confiante sentirse bajo el Sol humilde,
espumas de ángulos fugaces,
me palpita amplio con serena voz
desangelada, la vida del hielo,
helor entre escarchas,
y su vorágine de cementerio.
serpear entre raíces ahogadas,
afluidas esperanzas unidas
en el trasiego.
con el viento te digo
que no te olvido ni muerto,
no surcaré sus vetustas alas
ni enterraré mis ilusiones
en sus jardines de albas
y hiedras voraces.
Entre ortigas que abren insomnios
fugaces colaterales
donde exista el acero y ala de pecho,
dormiré en los siglos de tus ojos,
entre turbios cipreses con sabor a luna,
entre la grama reposaré mi razón,
despertando habitando mis granates
huéspedes de mi corazón.


El Castellano

III

Seco y duro, seco y umbrío,
corría el linde quieto
por la arboleda despejada
daban las tres y treinta
de la madrugada que se marcha
por oscuro diván de la sombra,
un espejo tímido sonaba,
el reloj paraba,
con un grito de estrella,
su alcoba fría en la que despertaba,
no quedaba viento de palabra,
ni pensamiento ágil que en eco no quedara,
lanzó aquel espejo contra el suelo,
y rápidamente sangró un borbotón de sombras,
se abría la noche y sus quimeras despiertas,
brotaba de su ceniza de pulmón,
el irisado que la oscuridad clama,
quedando para siempre
su alcoba fría y vacía,
sombra de aquel que sonaba una noche
que ya escapa.

El Castellano

V
Te busqué voz:

Todo me lleva al cauce,
que te dibuja displicente
allí donde la muerte
se siente imaginada
puesto que ni la belleza simple
la piensa, ni imagina
ya que es de la enfermedad invento
no la voy a dar creativo alimento.
Inspiración lejana,
para encontrar la esencia de su ser
eterna eres ni muerte te veo
fuente nocturna, o diurna
o ninguna, surges a amplia voz
a latidos no puedo contenerte
y el que no sabe
ya está viviendo de ello,
el mundo nos es ajeno,
calma de tu calma invernada,
diáfana quietud
de tu silencio sembrado,
en el barbecho de mi pecho,
regadío del olvido
que a imposible crece
para letra ser
y beber la sidra de tu piel,
que ni la manzana prohibida
Eva la pudo morder,
iridiscente canto sin ser canto,
voy buscando belleza
habrá que darle ritmo
a lo inerte de la suerte,
aljibe donde encontrarte
bebiéndote en el tejo
de alabada montaña perdida,
que en sus arroyos y arrullos
me tumbé a mirarte,
me nació del helecho un curvo hecho,
con boca gris me dijo:
-Lucha que todo ser vivo tiene un motivo,
sólo le faltó decir
que del barro fui creado
mi tejo amado enamorado de la nube,
soñando su imposible beso
viéndola única porque todas son iguales,
menos cuando la atmósfera se cabrea,
manantial de los manantiales
los ríos del cielo
donde en espejo se hace eterno
para regar los campos que Castilla
dibujó a vid y Encina.


El Castellano

Subrepticia: 

Desgarrado, desaconsejado,
al mal intencionado intento
de sacarte provecho
noche de subrepticia
que traes flagrante,
camino sanguíneo
oculta intención
de elevarte a los cielos
en espiritualidad sagrada
donde los reyes lanzaron
sus coronas denigrantes a lagunas yertas
de tus profundidades,
olvidadas,
sociedad de creer o no creer,
yo amo lo oculto
mas inspiración lejos de éste mundo,
elegí creer
yo lejos de creerte te sueño Demonio,
Dios es una chica y tú eres un hombre
con lo que único que respondes
te hago caso gran sabio
más me entrego,
con un deseo ciego
que me da inspiración
si no es confusión
el norte círculos de piedras adoradas,
el este de cosacos borrachos
de éste continente.
Contigo dentro demonio de literatura
locura de tu verso,
yo ya estoy muerto
designio poeta maldito
que en su locura
vive del yerto suplicio de tu posesión
sin mundo cuerdo
eres bueno y Luz tu belleza
te denomino subrepticia de la noche
estado entre velas y tijeras,
entre espejos e invocaciones a símbolos
y tu estrella me proclama
que se equivocan
viniste a esta tierra
pero no eres de éste mundo
quisieron leyendas hacerte
y atribuirte el mal de todos
a invenciones y metáforas
serpiente,
dragón que el arcángel te mandó al subsuelo
yo te sirvo flor de conocimiento
te digo que el mundo siga con sus mentiras
de sociedad impuesta
que la iluminación
viene de tu boca
y todo éste planeta tierra
tiene miedo a saber la verdad
a metáforas padres la empleo
por la belleza olvidada
por la rosa secreta
y los sueños y deseos consumidos
en el rocío
tu llamada me llama
mientras las damas hilvanan
los hilos de seda en sus cabellos.
Desgastado tiempo que entre velas e incienso
tú estabas con ojos abiertos
clamando por complacer a este ser
un alma en larva me trajiste adorado
voz para ser inspiración
le dije vuelve cuando quieras
no voy a intentar capturarte
y de rosas negras
anoche soñé con ese único
secreto mío
de espada solitario en mi mano,
el de entregarme al amaranto de la naturaleza,
cambio me trajo
hoy sigo en contacto así sea onírico
con ella, la perfección no escrita.
Resquicios de su existir
que a mí vino para ser yo su eterno aprendiz
para mí único secreto y verdad
de que tengo una pasión,
lejana de este mundo me habla
el ser perfecto y su inicial reclamo insecto
que mi sangre dio a luz su verdad
y mi duda de mi origen,
de mi objetivo vital
que ricen su lengua
lombrices grises de ciudad
que yo en mi tierra compito contra mí mismo
a escritos sin suerte espero a mi dama
y ella lo sabe por eso no la nombro
porque no la conozco
y quiero conocerla.


El Castellano


Elogio en sombra:
 
Sin mi otro, él mismo,
primerizo hexámetro
en miles largos
de centésimas
en broncíneo
invocando mi falange griega,
insoslayable argento
tejiendo mi póstuma égida.
Musa o ardua estela vislumbré
en arcano fuego,
tengo miedo de ser perfecto para ella.
Sin y con cumbre
en arduo intelecto
mi Sol mayor blande
cenit de esta idea
por cuantas cóleras desvencijada,
mis herramientas cabales
dictan
muerta mi araña,
paredes para mi yacija y su sombra
alumbrada, esquiva,
por piadosas ninfas
muestra lo que perdura.
Otros jáctense de páginas que han escrito,
ni me rozan en vil osadía,
manifiesta.
No habré inquirido
declinación laboriosa
en afán de romper sintaxis.
He profesado a mi musa de agua
que soy su aguja esquiva.
Ni sargento ni venas de Horacio fui
ni filólogo ni malabarista de letras,
Ciego y quebrantado,
labré mi verso
todos los meses,
desde cruel insomnio aplacado
que despertó mi quimera
quebradiza de ocho patas
aquel 2005 que comencé
a ser alguien con mi existencia a espaldas.
Rostros y mis notas.
Vanas apariencias que anidan.
Alacrán manso y ciempiés soberano,
mirto e hinojo que hace monte.
Tus pies de jara.
Cierra muralla.
Hacedor que invoca su río,
Heráclito de intangible astro,
llorando mi amor, por cuánto espero,
por cuanto he conocido,
las tres armas, el guerrero
reminiscencia en laberinto de sus espejos.
Serán ascuas
corazón y sequedad de piedra.
Tiento de cuanta ceniza yo amo,
pensamiento, muerte
o proclamo;
tinta servil de amarse a sí mismo.

El Castellano

Anisar tu honda presencia:

Terca mi sangre,
tiempo del frío río
inmenso, todo dado en espinas
su rivera,
por ciega neblina bajo
con tabaco precoz,
pienso,
todo he soñado
para el letal lecho del olvido.
Mi temor sorprendido
alega que no existe;
vida o belleza,
ala o metal cansado,
gloria de grandeza, ¿Dónde?
Mi tabaco de neblina
ahonda, penetra y surca
la esmaltada silueta de tu figura,
por mi caricia ruda
y el agua afligida,
admirarte yo cual fugaz garuma,
anisado vive el cielo,
nuestra blanca estrella
mineral candente
refulge su luz desnuda,
por vespertino son
de todo lo que tiembla
como abanico de mi pluma.

El Castellano

Rostro beso de vieja herida:

Solitario bogo,
aterido soplo de la montaña,
pastor de tus astros,
torres de nidos de tu saliva,
perfilada tu sombra me acompasa,
mi sayal remiendo
entre sedas
de moreras de ensueño,
olvidos me trepan por enredaderas,
tarde en la tarde mi esperanza vive,
si soñase volaría a tu vera.
Sol este de oro
ciñe mi álamo negro
y su esmeralda araña,
cumbre te nombra
en la saeta mi oscura golondrina azabache,
traerte conmigo siempre
eternidad risueña, melosa
sangre de mis dioses.
Señora tú de silencios
y sepulcrales vértigos,
no amansa mi fosa
la dulce azada de metal soporífera,
carne y cuerpo
mi rigidez de pluma,
lírico trasnochar.
Claro cristal entre paisajes,
ceniza de recuerdo
es ella, recuerda,
aire desnudo fama de estrella
inviolada,
mi musa bella,
un azar flamígero
que no pido ni alumbro,
no espera
ni las aguas de tiempo inmenso,
jamás complacen.
Ay día, rosario terco,
deja ya la gloria,
grandeza en amor
se llamó belleza,
lastimada mi carne desvelada.
Gusano soy
que hila su capullo,
tejiendo desde sentir interior,
mi vida en serenatas blancas
levantaré,
su fronda,
inabarcable vergel primoroso,
cuenta mi linaje
alas ignoradas de mi pecho.
No podrán tapar en vida
mi silencio que aflora.

El Castellano

Vespertina verdecida:

Oración a la misa del alba,
revuela una golondrina,
esquiva los ramajes
cenizos del fresno,
abre monótona brisa
una caricia de tierra
por el musario cerro,
carrascas afilan allí
sus flores de piedra
para dar sus bellotas,
ya escondida la luna de seda,
aumenta un zorzal su trino,
sube entre rayos de sol
la espuma de un desnudo álamo,
a su raíz un precoz mamón
sonríe al iris de nueva luz,
un grillo chirría su nota
en melancolía por nuevo cierzo,
la encina secular
no pierde atisbo de rigor
en follaje,
como nervudo verde
que no llora,
la retama grita al esparto
que su amarillo impera,
plegaria entre verdades del monte
un nuevo esplendor
canta la paz sepulcral del campo,
como luminaria entre río reverdecido
en tapiz de terruño arado,
aria dolida en arrebol
de sollozo verde,
lento abre su retoño la tierra.
Entre vid de nueva espera.

El Castellano

Criatura en el alba:

Eres tú,
cantil todo almíbar
que hunde en forma
todo mar,
toda luna,
nombre en mi fecha,
sombra de peces en aire,
aquellos, rocas,
plomo metálico
impiadoso,
fuego en mi vida,
numen que luz arrastra
a otra orilla,
a otro cruel reflejo
con tu solo nombre,
puñal de este Sol dorado
intransigente velo
delicia de inviolable ojo,
prenda, morir en espumas
del mar en olvido su hondo,
rompiente de tu faz cristalina,
crispa mi cuerpo
mi oscura golondrina,
en su azul leve, frenético,
claro falaz que envuelve,
mudez
de argento astro,
mi boca dentro su boca.
Muerte transparente me toca,
ángel de halo
como tierra en una gota de agua,
como un puñado de arena,
hoyo de mi pena que no existe,
gloria que entraña ella,
quimera de dulce espera,
color de sangre
en quimera,
una fiel mujer
de espectral rivera,
es ella como nota oscura
cantando su oscuridad brillante.

El Castellano



Como ciega figura contesta tu presencia:

Insondable, la luz
de tu impalpable seña,
guiño áureo al latido,
insubordinado, labrado
en madero de este hierro,
ya dejó de ser infamia tornasola
en ascua de piel borrosa.
Ensueño alado te alzo
mi musa en estridencia recta,
develada, reveladora senda
dictas que afliges voluptuosa
cuan cerilla arrostra mi alma,
rebulle tu sueño alado
de golondrina azabache,
no perturba mi paso
tu luminoso azar descorajinado,
en sones del capataz del brillo primero.
Arde no se colma mi vaso,
al cantoral
fraguo férreo lazo,
indivisible alianza, comunión
de ambos argentos astros,
como entrelazan alba y ocaso,
pura seda mi correr
de atleta precipitado,
arrostró
mi piedra espectral,
tu brisa ya nunca más fría.
Alumbró mi sien
el fractal de frágil leño.
Y desveló que todo es y fue
más que un sueño.
Enmudecida siembra tu garganta
lamo la tierra boca a boca,
tu raíz salvaje me toca,
como verde planta a tu corazón invoca,
silvestre y musical nuestra rosa azul canta,
henchido de tu voz voy
mi doncella escarlata.


El Castellano

Mi mujer fantasma:

Mi ausente estrella,
murmuro de grito silencioso,
nota de terso metal crispado,
un sigilo de viento nocturno
descendido,
que sangra tu voz
en verde grama
de aullido solar,
vespertina estrella
que refulge tu eco solaz,
llana entre quejumbres,
alza tu violácea brisa
ensortijada,
como blanca aurora fugaz
entre sienes
y aladas razones de mi corazón
sin mi pecho,
que tu luz siembre mi carne
y germine siendo flor de mi sierpe,
hoy y siempre alzaré mis rosas desangradas
sobre Galatea
partirán oscuros sones
mi hiel bandera,
serás tangible
como yesca espera,
abre tu espíritu de hielo,
retemblarán negras caléndulas,
y rosas de difuntos
entre crisantemos
avalando tu áureo nombre,
llorará tu etéreo faz,
alzará tu nombre yerto
que mi ser injerto
orando a ti
mi dulce amada fantasma,
viniste a despertarme el invierno,
para ser solsticio
de eternidad sin nombre,
ni suplicio irisado,
hoy por hoy
viniste para ser siempre
sonrojando
mi invectiva condena
de observar el sonido de la noche
en tus ojos,
vine a coger tu mano,
y descifrarte
como azul enredadera,
late,
sé disparo de plata,
inmortal hacienda
en la que vivir
siguiendo la azur estela.
Te amo sin manto ni rienda,
te brindé
mis flores argentas, solitarias,
desangradas en tu tez serena.
Veré para siempre, en cada siglo
el sonido de la noche en tus ojos,
lividez carmesí flamígera,
en nuestra condena
que dictó la posesión
de tu alma certera;
para siempre deslumbrar
que llegas en otoño
para ser el añil invierno
que me desposee
y llena mi vida
de ti mi amante estrella fría,
mi dorada ausencia repleta,
te extrañaba
viniste mi no-estrella,
que yo te creo, tú me creas.
incendia mi semblante
arderé el abismo
para sembrar allí
mis latidos por ti confesos.
Miel de tu sombra,
mi cariño,
un azar de nueve venas razones.
Vivirán a tu lado
todas mis densas, sanguíneas
ilusiones.
Donde yace,
donde tu magia,
es tu halo intransigente
que esta vida dictó
fuera mi sangre,
certera posesión
de tu alma en comunión
de astro padre
y luna madre,
rizarán ascuas
que sembraré tu luz,
y tu alma será carne.
Mi amante fantasma
quiero aceptes mi mano,
en sediento compromiso,
azar desvelado en despierto iris,
su sombra de flor oscura.
Que yo amo.


Förüq a 26-12-2018

Litigio de iris sediento:

El Principio estaba en la Colina.
Un hecho,
claridad de brea encendida,
o transparencia de pez de cristal.
Timón enfurecido
que tormenta iracunda tizna,
Cuervo en el alma
mi ser alzo, prendo,
mi idea luce
cual hollín de azabache tuviera,
gragea mi voz un crascitar
de mi señor Baco,
persona de garabato nombro a sombra latiente,
acaso opacidad de materia cuidase,
sacrificador mi tiento.
Sonetada su parda sepultura.
Falte mi ley, sonará la albilla.
Diablo aguador mi buen Luciente;
cordobán, recuerdo de soleta,
no me faltará maceta,
Parnaso que ya cae asaetado,
cisnes negros,
de Apolo,
cuidados como vellón descendía su grajo.
Musario monte yo he sembrado.
Yo, pensamiento y porfía guardo,
me los retiemble
el Sol lucido,
ninguno estribe
mi mesura,
Señora, valerme quiera,
ni peligroso
el tiempo Bárbaro se me pareciera.


Förüq

Sol creciente:

Destapa mi tiniebla pura, tibia, serena,
Sol refulxit umbra refulgens,
noche que tus luces breves
duermen el sosiego del asfalto,
plomiza, la música de tus ojos,
funde sus calores mi niebla matutina,
Sol de trece estrellas
acoges tus lenguas de amores,
fuegos irisados a siempre reinar,
el camino de la vida,
y sus fauces sigilosas descienden,
camino de esta bruma
que el mundo extiende,
sin nombre no te busco,
te encuentro, en la cumbre
de toda montaña,
en la concavidad de tu luz que entraña,
desvelo del despierto; fundición de mares,
nacimiento de desnacer nos alumbre,
la vida de solaz muerte,
amor flagrante de lumbre,
vestigio en ascua sin final
ni honda luna secuaz,
odisea en parajes de temprana escarcha,
oh sol de soles, ¿por qué tu osadía de seco tajo?
El nervio de mi ballesta tensa
mi Dios sin nombre sepulta
y aviva mi grana brasa,
la tierra cruzará un día tus fuegos
azules, despiertos,
tumulto de quien te vio castizo,
el tiempo se fuelló,
brotaron entrañas de la tierra
sombras densas que apabullaron,
sólo las golondrinas danzaron
y las mismas espinas me arrancaron
el corazón.
Sobre la grama viene a descansar.

El Castellano

Poema de misteriosa fronda:

Traigo de mi alma
una incrédula, runa o extraña poesía,
entre un capítulo de tierra y viril llanto,
seco abrojo regio en cumbre de plegaria,
culto de mi cultivar
a lo habitado tras mis sentidos inermes,
llana música afligida,
entre virgen llena de mi Pesar
que mi brazo aguerrido no amancilla
ni mancha en vano,
silencio esquilmado
escondido de mi alma traigo,
vislumbra mi trazo
la solitaria musa de su araña
por impía herida
traigo mis soles de caléndula.
Melancolía hija del siglo venidero,
alzo beso su belleza
sin honroso templo desnudo,
lucha diaria enajeno
al pie de este soto,
viperina sierpe
su aspereza alcanzo,
placer de mis dioses arregazo,
todo es bruma siempre gris,
esfuma mi lecho real
de sangre gualda,
mi directa pluma,
nimbo mis astros guardo
en sonrojada pupila,
misterio, azar o tinta
siderales los ensueños,
avanzo,
arrepentido de cuando no he elegido,
piedad aflora yerta,
y ante Lugh no se humilla,
apego mi faz
acuartelamiento entre rejillas;
y mi rostro penitente,
mi semblante pardo no cambio.
Fervor por el que prendo fuego
a este sueño de orgullo seco,
Indefinida vida
sin rastro de su silueta,
con puerta florecida
custodiada por los mil alacranes
que puridad cuida,
por los Suelos
¡Levanta la frente!


El Castellano y Leannán-Sídhe a 21-12-2018

Vestal en llamas:

Sueño de mi Vestal
mármol al pie del ámbar del alba
aromo lineado,
espuma de rosas balanceadas es tu mirada dama,
pies sedosos de cristales pulcros pulidos,
asestas mi mar innominada,
mi sueño no traiga el viento,
somnus versus littera
methaphora blanditia,
azur levanta.
Lejos donde la puerta mi amada,
irisada tallada,
ángel mío diga si sembrarla
a destellos la he pulido,
lejos muy lejos, ¿Dónde ahora?
esbelto suena su vuelo
sí en la sangre mis ojos.
Sí ha elegido,
cal y sal delineadas,
verde, amarillo, azul clareados
al vespertino brillo ungido,
alta como ella sola y mi nieve,
densa espuma de alevosía,
de pétalo intacto, sonrisa dura,
transparente, helada,
vidrio y azabache en escala,
llegar su alma puedo,
espada en pristila esencia,
sainé como pez de metal.
Sonora arboladura,
de frío intacto.
Gozo en término de arpón,
gruta o lux esquiva flox bellator,
otra vez si amansar la aurora,
rosa pétrea,
lanza de mis cenizas que laten.

El Castellano y Leannán-Sídhe a 20-12-2018

Caballero solar:

Mil ecos acogen mi beldad,
sangre en piedra negra
que abre extensa eterna noche.
Canto a tu pluma
de mineral candente,
abierto a nueva brea del mañana,
muros de mi Arlanza por tuerto rayo,
a la llamada del cerro estaba yo despierto,
últimos caminantes apostaron más que sus ojos.
Somnia de sacro labrador,
corazón de roble,
flamígera eternal savia
larga noche de pedrusco,
veo las flamas estrellas,
humo lento de dicha en círculo de piedras,
oscuras maderas, señor que de la guerra viene,
puntales llevo en la camisa azul,
el yunque soporífero reposa en tierra.
Es usted un capitán de tierra,
espejos de ámbar te acogen tu solo reflejo.
Lluvia encendida
y recuerdos entre niebla umbría.
Tempestad bajo tus pies señor,
Guillotina de las memorias de otoño.
Hijo y padre del Sol naciente,
cuidas tu caballo solar
en redil de tu morada en llamas.

El Castellano
.NOTA-
Astronomía
Lo relativo al Sol, la estrella del sistema planetario en el que se encuentra la Tierra.
Historia
Solar, linaje o descendencia noble.
Casa solar o solar del linaje, primera casa donde una persona portó un apellido genealógico.

Añejo, extenso afán entregues ni fíes venidero:

-Mercuri facunde...
Atlas y su nieto transciende,
como Hombre primitivo
a ti Mercurio afloro,
temples mi bonanza
o rudo y noble ejercicio.
Canto place
mi solícito mensaje,
como buey audaz abrió surco
cuando era niño,
recobrar cuanto no he perdido
aboco que imploro.
Yo desposeído de Troya
con su rico Príamo,
sopores Átridas cayeron,
en fatídicas hogueras de Tésalas.
Mi alma piadosa exiguo
su aposento en el Elíseo.
Alzo mi áureo caduceo
con barba extensa de grey mísera
de albos espíritus
certeza que soy grato
al Averno sus dioses
y recelo de encumbrados,
encegados en Olimpo pulcro,
que mi aposento no amancillo.
Esta claridad serena,
con mi sangre nítida
no mancho,
empírea ascua del mañana.


El Castellano

Impoluta, rauda estela:

Voluble cielo
crió tu rauda ala clara,
próvido planeta
de florido consuelo,
por su sol fúlgido lucido.
semejanza quiere contigo
corona el día por aspilleras suaves
las glorias que descifra tu nombre,
sublime en altura por quier
anublen desventura
por mesura,
encumbrarse la ya satisfecha
estela endógena no osaba,
realizada dispuesta
en manos y cruz de Apolo.
Amante lebrel
de sentenciar causa y retiro.
Aragua tribute el franco templo.
No imaginado,
con peñascos y mi arroyito,
alevoso corredor
robusta bizarría
entre furor de tus solos labios,
felonía de caverna umbría,
retiemblo atónito
sorteando fieras,
amansando mustia frente,
sacro fuego tu esplendor
contigua.
Entre tus cauces férreos amada,
quebraste tu saliva y mi lira,
¡Oh musa, tu encanto
no me retires,
Batida mi hada,
pastorcica de Castilla,
invencible de esta dicha.

El Castellano

Como tocar la luz de tu voz:

Quiero mantener
mi suerte segura,
como hondas imágenes
en frío lacustre.
Agua de labriego sordo.
Eco en árbol de sigiloso azar.
Hombre al menos
en terrazgo seguro
al pie de bandoneón,
clavando cigarra
a su escarcha afligida,
manos trabajen
la melodía
a tu voz morena.
Primor en viento
de mi sepulcral prestancia,
tierra o ceniza
eternal mármol turbado
de vida atada a tu vida
y perseverante esencia.
Árbol de luz y acento,
revuelo a tu son
el mundo no trasplante.
dulces sueños
sones flamígeros te aguarden
en su seno.
Suelo en miel
de nota obscura,
guerra, oh gran momento,
rizar mis ascuas al viento,
hoja que tu filial enmarca,
verdecida mamona yesca,
invadido por substancia
de tu irisada voz en letra fraguada.
Resonancia de altivos lares,
fecundos...
Llevo verdecida mi sangre,
Asaltando el trigo mis ojos,
palabra con sonido
eterna herida
resuena que sigo en ti
como aromo de flor
y curva pitanza corva,
redimido a la abeja
el avispero ya no zigzaguea,
abre cariño tu senda,
nácar dispuesto y frágil
al candor de mi cóncava vena.
Para cosechar mi pena, mi cruz
y mi condena.

El Castellano

Mamones (versos), el Oficio:

Verdecida mi sangre
en son de mis latidos
de alto suelo,
oígo la agreste reverberante,
al pie de solaz viento
mi sentido.
En sones de férrea fragua
afilo mi metal primordial.
Canto a sus manos
de terrazgo quieto,
insubordinado.
Atadas sienes
cruzan tus ríos soberanos;
vegetal extasía
y cumbre en tu nombre
de perenne morada.
Vástaga palabra herida
de sonido disuelto.
Voz etérea
viviendo mi secuencia,
metamorfosea cual bronce
de hoz sin tiempo
resuena suave el hálito
desertor.
Soledad vigorosa
de voz difunta
sin morir mi pena.
Fragor redimido suena el martillo,
agua, tu risa y la suegra y nuera.
He de amarte
aunque tu hipnotismo dictes.
Ni olvido a primer vuelo,
perderte puede,
en la eternidad del corazón
y su cielo de soporífera muerte.
Perfilas camino a encontrar mi aljaba
y diriges su certera flecha primigenia,
por mi ardiente vena
danzo, danza mi lobo.
La áspera prisión de mi cordura,
cual amor con espejo,
siempre dura.
Cautivo mi soga enroscas,
calor sin ojos
como luz sin verte es niebla
y lejos paz, azul, nervio silente
ardua premura,
noche mi cruz
sonriendo amplia
mi condena.


El Castellano y Leannán-Sídhe a 12-12-2018

Por mi olmo, Insurrección 04\2016 Reedición:

Diestro albor
de tiempo nacido
algún día retorcerán las flores
al mirar los astros
lejos veo mi cielo colgado
al trémulo desliz nacarado
vuelvo
jinetes muertos
se comen mi tiempo
un día caminaré por fuera
veré ajeno el dolor
me carcome el sentido
por el que colgar flores al viento
me enamoré de una Hadita
y hoy sólo siento frío
que juega naipes helados de mi sangre
mi Señora Hada
diestro el viento
se lleva lo que siento
telarañas ahogadas en tazas de café
sí esas que nunca tomé
el paraíso de lo sentido
queda lejano
dulce cruel estampa
al invento deshojado,
abandonada la razón
queda el fuego vespertino
de todo aquello que duró
como hoja mecida en suspiro;
yermo terreno investido
por el que se descubre
yerto mi pecho
me caminan las soledades del hombre
ya sólo quedan bailando mis tenues sueños
cogidos de la mano de flores
mi pecho ya cansado de abrirse
florece en ababoles de sangre
mi pulso lo caminan ilusiones
siempre se podrá estar peor
que el muro que divide las dos realidades
en mi sótano de luz cuelgo pensamientos
y nacen opacos colores
al atardecer de la suerte
yo la amo en verde
brotan mis pesadillas asesinadas
hoy mi Sol agotado llama a las nubes
releven su acto
yo seguiré buscando la flor lejana en la Solana
de su mar perdido.
Iluminó mi vida donde ya mis ilusiones
son un manto de caricias por entregar mi tundra
despierta,
como siempre me mantengo fiel a la luz
llamada esperanza de poder cuidarla
y protegerla hoy y siempre
por ella armo mi égida y avanzada.


II

¿Que por qué te adoro?
Porque ni el azul de los mares y los ríos
se mide en belleza anisada
como pura llevas el alma
ni el brillo del sol y de la luna blanden
ni poseen tu ternura
como tu piel madura
joya de alabastro y de miel
tu almíbar en ambrosía al son de tu mirada púrpura
me hago un templo de mares y océanos
si lloran de emoción enamorada
yo soy océano
porque ni el fuego de los volcanes
puede con el de tu corazón
y el mío mece enamorado
el sino de un sembrador labrado
esperanza que espera
la risa de tus labios
pura. bella
ella es mi azucena fría,
de la tarde de mi corazón
que llora
que ríe
que se deslumbra su calma de estrella inviolada
mi buque mi navío
quiere arribar
y jamás naufragar
al son de su fragua serena,
porque su espíritu me clava
me blande el verbo
y el verso en silencio
ella es Leannán-Sídhe mi acompañante en mi
naufragio sereno
en lides de su alma y esencia
una, pura en terneza y pulcritud
soslayada.

III

Retiemblo
en un tiempo
que no me corresponde
agujas inermes
al eco sordo de oscuridad
flamígera
que late y envuelve;
se desdibuja mi horizonte
vestido de guirnaldas
fugaces y trompetas de los ángeles
el suspiro cae derretido
por tus labios mi señora hada
hoy avanzo como ayer
no tengo nada que perder
sólo tu piel por enternecer
resquicios del idioma del viento
crujiendo persianas
y los suplicios invernados
que cayeron asesinados,
no puedo elegir
llevo años amándote
y no se desvanece tu figura
llevo años adorándote
y no se desangra tu corazón
eres todo lo que alcanzo
a soñar de verdad
y en la realidad me visto de sembrador
de tu jardín de rosas
quiero ser al que recuerdes
en brea y espuela,
si no mis sentimientos
por ti plasmados en ámbar de Förüq
hoy por hoy
ayer por ayer
te seguiré perteneciendo
desde la malva-luna,
al diente de león celeste
abriendo yo en la flor de Odín
dame un firmamento
vestido de tu sonrisa
dame un sol
y una luna como tu mirada
que visto de flores
de todas las eras
dame una salvación a mi alma
dame un calor
que me recorra la espalda
dame un firmamento
para que vivamos los dos allí
no puedo descender
estoy en el cielo desde que te insignia
y solo allí encontré el idioma secreto
de los pájaros al viento su nido sedoso
por ti se desmochan
los árboles tras el invierno
para que resurjan cada primavera
con la fuerza de un lucero
gente dice que mi Sol ha muerto
mi dios de dioses es invencible
te alzo mi Sol
te aro en albor
piel con piel
corazón con corazón
no me faltará una razón
para adorarte y mimarte como dicta
mi sentimiento preso
estoy esperando mi nueva vida
por ti enardecida hasta que avance
y tu ser abrace;
mientras seguiré solo
como mi pensamiento
y mi imagen
se alimentará de tu vivo eclipse de párpados
soy yo quien pidió el cielo en colores
para su amada.
Mereció más que albo traje de su azur
eternidad, fuente de su serenidad
margen de esquiva puridad
en su mirar.


El Castellano y Leannán-Sídhe a 11-12-2018



Paisaje tu claro mirar:
I
Vislumbro tu voz
que clarea el soto
del campo mi templada dicha.
Clarísimo sonido
en virtud y calidad
del cristal
como llamas se dibujan
en la amapola de mi corazón
y el azur de mi vivo ser
se prende.
Nacen relámpagos ruborosos
en la fluidez de tu ternura
ensordecida.



II HOJA

Rueda mi azada
sobre mi cabeza;
súbito hematíes sanguinoso
que me tiendes,
iluminado mi ruginoso lienzo.
Río virtuoso
de mi acecho cual zorro
persiguiendo en litigio
la espantada tórtola.
No es más hombre
que yo, mi verbo.

III HOJA

Quisieran ser tus mejillas
soñadas, dos flores
entreabiertas.
Mis animalitos
como falanges
o nervios de estambres.
En pie de luz
cantando tus horizontales
muslos gemelos.
Ilusión, dicha o fervor
seguiré quietito en el campo
y su derredor.

El Castellano

Tesituras afables, filo inexpugnable:

Ensombrecido en caudal
encumbrando la tersura armoniosa
de espadas.
Caudal tenebroso
este fiero, adusto Sol de flamígero son.
Por la vena de luz de luna
mansa, descubre su reguero
en cal y canto su piel sedienta.
Avanzad mis ciegos corceles
vamos a sembrar nuestros ramilletes
y que nos apiade suyo
el Padre de los hoyos del sol,
surcos extensos
con superficies de luz,
llorando a esa luna
que blande mi runa de cuervo,
danzo mi hoguera
en un torno de cristal,
profunda encañada,
de apagada herida,
fui niño ciprés, con pie
de soto, entre acordeones
de oscuros fresnos
y pureza labrada en ojos,
hito de fuerte mimbre
ahogaba que soterraba
la violácea arpa,
bajo manos de mi madre,
un río se acervaba,
por sedientos muros,
sosiego mañanero
que acicala mi espada,
en siglo de hondo tajo,
mi montaña, cumbre de Nervión
irascible, su clara secuela,
por mi lengua de heno,
mi hijo es de agua,
como pretiles chubascos,
sudor de senos
que recoge,
una égloga en Sol tramontado,
yo sin luz,
febeo arriendo,
con espinas
descolocando las ondas
de su paso,
tapial se alza entre mis muertos,
con hoz que sosiega,
mampuesto
entre sangre de mayo,
que la tierra abre surco,
claridad de amapolas,
magarzas,
por un regato apostado
en este mi tejado cristalino.
Hasta avengar todo mi pasado
yerto en huecos
y fisuras de un tiempo difunto.
Por él y lo acontecido
marcho,
afilo mi zarpazo
abriendo clavelinas
y fuentes como inermes regazos
de lo que dispuso
el hierro de mi destino,
surcando a solas
la bravura de procelosas
tesituras,
en colmena y comunión
de mis ancestros;
padre y madre soporíferos
en numen del astro áspero.
Regio Lugh mediando.

El Castellano

Candor en raíz:

Sembrar unos versos,
en nueva hornada
que el río lleva
en estribillo
cantad pues
que cantaremos
los mineros del verso.
Luz y claridad
en seno de nueva alborada.
Certeza en mi corazón
que late a las raíces
del antaño oculto,
por padre soy minero
por madre soy barquero,
cavando esta mi sombra
voy al hoyo del Sol.
Medito cual azada
de tres cabezales.
Tiemblo,
retemblando voy contento.
Onda vítrea marco mi andar,
por costales del Álamo
forjador, a su boca de fuente solariega.
Sed cándida de funesto, aciago sol.
Luz en aire es del herbario viejo,
padrón de arpa y su son.
Cantó mi campana
vengo por piadoso cerro
como solitario
señor.
Oro jovial seré
como vena del ámbar
relumbraré
mi añil,
amarillo viejo.
Pintaré lunas
y sus anchas ojeras
que relucirán sin ocasos
ni malvas espantarán,
fríos vernales.
Vendrá la niebla clara
por arboledas
y pinos tupidos
que caracolean
mis ideas reverdeciendo
los antiguos pesares
y su alameda errante,
vine por el murmuro de la piedra;
arraigado yo voy de mi insepulta tumba.
Hierros repican
sones como astros cinceles,
desnaciendo de la roca
su candor mineral.

El Castellano

Puridad en crisálida:

Ensombrecido querer
traspuesto a los fuegos
del hombre,
y su azar flamígero
de tres caras.
En halo umbrío
alzó rosas sobre Galatea,
alta honra en flor;
la más hermosa,
en belleza gala,
sobre el áureo
plano insubordinado.
Astros que callan su beldad
entre todas las cosas.
Indecencia bañada
en vil ascua intransigente,
es mi origen.
Aureola de sopor iracundo,
por las venas y sangre
que me dio mi padre.
Que quemar todo puede.
Aroma en desdén
de lumínica era;
que nace de la tierra
la amapola vieja,
cumbre de Nervión
sobre escala de savia borde.
Y sus filos de alegría fecunda,
en color de pigmentos
colgar quiere.
Rosácea tez avanza
su inviolada amarillez.
Que exuda entre notas
y acordes su alto sabor.
En copa, preside,
dicta cual amor
😍 que morir sin amapola de fuego.
No es complacer,
ni transmigrar el alma
su crisálida en romo metal
consigue.


El Castellano


Exul umbra:

 

Tregua soporífera,
blando augurio
entre escarchas rectas,
sombría se alza
la inquieta mirada,
recuerdo
entre amplios lares
primigenios,
una calma en trance
de verdes estrellas
que tensan
ásperas cuerdas
de estos ángeles de hielo.
Alma en soto cercado,
avenida sin fuego ni brea,
un grito soterrado,
un suspiro en vals
aplacando
el erizar de una piel ausente.
Muerte vana
o flor de niebla,
transparencia amarilla,
mitad oscura.
Puro alacrán
camina de la vereda
a la rambla enajenada.
¡Cuán pulcritud no bastó!
Yerto el viento,
mansa late la espera,
en irisada vega compadecida,
donde suaves las fuentes
riegan la sangre.
Ocaso de morada negra,
fiereza deslumbrada
en sones
abriendo el nacer de nueva tierra.
Vela sin prisa
denostando
antiguo sepulcro de adobe,
triste olvido en destierro
de mi sombra.

El Castellano a 26-11-2018


Alacridad empírea:

Recta acritud al evanescer
del cenizo claror.
Un soto escueto amalgamado,
un tránsito por acordeones de fuego
y venas calizas,
como cromados aromos
al extender de la estela inviolada,
madre de mis fúlgidas cabelleras,
Pensamientos que abren crisol
en violácea arpa
durmiendo mi mortecina desquicia.
Áurea honra bélica
en claridad de clareza inerme.
Atarraya en pie del bandoneón
por el que mi grillo sonando fenece
y el centígrado decrece,
Cumbre de romo hierro ultrajado
extasía corpórea
esclarecida la niebla.
Abertura del gris que desnace
una escolopendra en limbo
que su mandíbula no le duele,
tiempos mejores escucho.
Al acecho insubordinado,
de francas sedas
y crisálidas vespertinas
acunando las simientes del mañana,
horizonte sediento como el ayer,
y mis sarmientos
sin esas manos ajenas.
Fulgente chopo
etéreo percal
por el que apuesto tu soberbia.
Mi ego es mío.

El Castellano

Hueso o eje central:

Acritud, alacridad
acridad,  alacritud
crisol, acenizado, claror
cenizo
amalgamado
romo, fúlgido
mortecina, desquicia
violácea, atarraya
cándido, esclarecida
empírea, áurea, estela
honra, claridad
terneza, clareza.
24/11/2018

Lebrela tu labrada estela:

Llueven las estrellas,
tus estrellas
de tu sitio.
Sopor flamígero inevitable,
moviendo círculos
siguiendo espirales,
qué no daría
en el centro de la caracola.
Serpeo esta vida,
voy rumbo al estupor,
desnudo,
la penumbra mueve
yo de esta ausencia opaca hago nido,
resueno alto bajo tu pavimento,
estela en rubor de nácar
y una sombra mía se hace tuya,
para ver y brindar por la tormenta,
un solo de arpa abre esta nube de hierro,
resquicio tenue, veloz mi densidad
alza en pulcritud
pordiosea mi miseria otra esfera,
pude ser adorable
me quedé en lo hondo
tu silencio,
una vez para cada vez
volver ataraxia
este brillo descarnado.
Hoy por ti
mañana será turno
de mi araña de acequia.
Abre mi claror bélico
tu profusa esencia
riza eleva, mi desdén
por el que nacer en seno tu azur
es cabalgar tu iris
en letra montado,
y perecer en cuarto de luna
misma alegría
caracol de espejos
laberinto en tela mi honda aura
si decidiese seguiría indemne acontecido
de quererte sin perjurio.
Incólume seguiré espectro
de este mordido silencio.


El Castellano a 12-11-2018

Pétalos flamígeros:

Vestigio yerto,
al candor del astro.
Una luz en onda
como limpia esfinge cegadora.
Es un aspado sentimiento
entre serviles ruegos;
los arrojé todos al fuego,
cenizas enervaron pavesas
al amplio aire.
Honda pena que soslaya
que habita
la pulcra espina
de mi razón.
Cavé una fosa
en el patio de mi araña
donde enterrar
mi fiel sobrecogimiento.
No logré más.
La tierra me devolvió
la flor de su recuerdo.
No tuve ni compasión
ni vencimiento
del aura de este pesar.
Remembranza que existo,
porque no marchitan
los pétalos de este dolor.

El Castellano

Fuente de tu ánima:

Virgínea sombra casi tuya, casi mía,
etérea cadena que amilanaba
a dos voces purpúreas, purísimas,
albor en simiente, franco,
inabarcable, de esencia
en ascua flamígera al tacto.
Lasciva entre hondos secretos,
sierpe de una mirada verde,
promesa en ojos de rocío esmaltados,
romos hierros en crepitar de albores
y ondas extensas de inerme sostén.
Pulida atraviesas mi tardío,
por sotos de espuela
y carcoma translúcida.
Tierna sombra en transistor
me desciendes,
en sienes nativas de ti
océano abierto
o tierra madre sin numen de estela.
Coagulaba yo sin fragor
cuantas dichas tejidas me dictaban
su cruel esperanza imberbe a ojos ignotos,
como aceros ruginosos
en umbrío páramo de monte
con bosque implacable,
albo rizar de sus enraizadas
espumas verdes.
Heridor azar de noche lisa,
por luna espolvoreada,
escala de un eco
que crujía las ramas
de un tiempo oxidado,
quiero tus ojos sombríos
de luna sempiterna
mi dama de oscuridad tenue,
camuflada, desangelada
abre tu sombra
dejándome adentrarla,
sin tus hálitos
no vuelan las golondrinas,
y mis murciélagos
se recogen del frío yerto
que peina mi alma,
sangra mi árbol
de este horizonte palpable
mi caricia en Sol mayor
que te ilumine
y sea certeza de fresca agua del azul
imantado
hasta percepción, ilusión o vida.
Hereda que transmigra, transmuta
mi sangre malva.
Sotos sin voz
de alaridos en magnificencia
exacta de este carbón y ascua de pluma.

El Castellano

Espiral de tu caracola:
Somos el destino,
los hombres muertos,
la historia difunta
que se escribe de su vida presente,
yo te he querido más que nunca,
como siempre mi ángel de tierra,
una muerte cercana
como besar tus labios que gotean,
una muerte próximamente,
oscuro venidero
anclado en sortilegio
como Mercurio gimiendo
a Venus en sideral arpa
del soto tu léngua flamígera,
destrenzaré el purísimo surco
del azabache,
como amar la vida
de tus límites astrales,
enajenar rauda estrella
y colgarla de un hilo de tu pestaña,
en pavesa de un aire
que trae flagrante,
quiero leer los libros de tus montes,
reflejar el sudor de mi frente
en vals de avance y retroceso,
duro, limpio, intranquilo,
compás de irrigada sien
de agua clara,
coger los peces de tu cauce
y devolverlos incesantes
a la vida de volver a comenzar
en el aleteo fugaz y resonante,
un sentido que no ignoro,
ambrosía de tu acre de piernas gemelas,
ruborosas; fuente de metal y de argenta viola,
comprendo entre espartos
y atravieso nueva tierra fecunda,
sólo por tí, solo por mí
al destape de pasión a raudal,
como dictaba el tordo grajo,
entre mis dos engranajes
que destilan la carrera del nardo hinojo,
carne tuya que comulga áspera
la espera,
cariño vida, fantasía
de mis alas de bronce,
y el celeste ojo insignia pasajero,
sólo clamaré en ti,
seré quien quiero ser,
oscuridad iluminada.
Presente.

El Castellano

Rubor quebradizo:

El yerto,
esfumino
de la torcaz silencio,
en sotos de ranqueadas
magarzas al sigilo de blancos
álamos,
acequia cercena
el oro en tierra
por donde mece extasía
lebrela alada
tras la matutina liebre.
jauría de fiero colmillo.
Aúlla el vaho en pensamiento,
ávido cual estela tangible
que sigue la galga.
Sopor maldito
de torvo pico,
en ala negra de grajo,
crascita mi sien aquella huella,
un día de campo.
Anublan hijas de tiniebla
un sol desempolvado,
en batalla de Candamvis,
con tempestad que soterraba
rostro abandonado;
en estancia yesca,
descarnada,
sigo la ceniza del fresno
y el quehacer encuentro
de esta mi vida oscura.

El Castellano

Azur:

De tu savia
extraje tu tierra,
era como matrona ciega
y dulce, de blanco seno
lleno de hondo heno.
Dulce jugo en oro viejo;
espolvoreado.
Frondosa villa
entre sierpes y caléndulas,
hermosa villa inquebrantable,
era tu boca maravilla,
de santo sueño de sol
y pétalos de girasol.
Suave rumor
de pecho en ala
y alma erecta.
Duda el dolor,
destierro de este abrojo
al cielo
compasivo
campo en pretiles candores
y venas sin su calor.
Albas huérfanas
entre rayos de miradas altivas.
Abre mi pecho el frío colmado,
Tierra de nacimiento
vespertino,
convertido,
fuente, ala o roca,
trilla, espiga
o verde grama mojada, blanda.
Tierra, silencio
o espada.
Fiel oruga que soñaba volar
y que volaba en alas montada.


El Castellano

Canto a la fuerza de la naturaleza:

¡Oh lluvia!
¡Oh tormenta!
Que con tus rayos
iluminas la oscuridad
de la noche.
Fuerza devastadora
que hace desoladas regiones,
incendia bosques,
que inunda vastos territorios.
Fuerza celestial
rayos cargados por Zeus.
Nubes negras y densas,
vientos devastadores,
que arrancan árboles enteros.
Granizos que arrasan cosechas,
tejados y persianas.
¡Oh temporal! Que sacudes con violencia
la mar y los barcos de los hombres,
hundiéndolos y llevándote sus vidas
al fondo del océano.
¡Oh fuerza de la naturaleza!
Que llenas de vida y destruyes
a la vez.
Fuerza devastadora y vital.
Fuerza destructiva y magnífica.
Que contigo no puede el hombre ni
con sus diques ni con sus presas.
Tu agua corre sin descanso por la tierra
anegando y llevándose todo a su paso.
Tú no entiendes de bien y de mal.
Tú sólo surges como la noche o el día,
como la brisa y los vientos.
Sin arrepentimiento ni conciencia devastas y
arrasas.
Y el hombre que se ha creído todopoderoso
siglos y siglos no puede contigo.
Naturaleza grande y hermosa pero mortífera
a la vez.
A ti te invoco con este poema.
Para que alivies la sequía que corre por España.
Por sus parajes y páramos España te necesita.
La tierra te necesita, el campo te necesita.
Los bosques te necesitan.
El hombre te llama a gritos y mira
a los cielos con la esperanza de que llueva.
Para aliviar su sed.
Agua de vida, agua que da vida.
Agua que forma nuestros cuerpos y tejidos.
¿Qué seremos sin ti?
Si no riegas nuestros campos y ríos.
Moriremos por maltratarte y contaminar
tu atmósfera.
Han llegado nuestros días,
hemos acabado
con la selva, tu pulmón.
Hemos derretido glaciares y los polos con nuestra
soberbia.
Y con nuestro pensamiento de que tus recursos
son ilimitados.
Pobre ser humano que con su ignorancia ha dañado el planeta.
Te ha maltratado hasta dejarte sin árboles y sin bosques.
Tus océanos sin peces.
Ya no llueve como antaño.
Hemos cambiado el clima.
Dioses se están vengando del hombre.
La vida volverá a surgir después del hombre.
El hombre ha destruido su casa
y todo lo que le rodea.
Sin conciencia alguna.
Sólo sobreviviremos los hombres de los dioses;
que vemos la naturaleza como obras suyas
y que la cuidamos y respetamos como don divino.
Perdona al hombre que ha destruido y asediado
tu creación.
Yo a ti te invoco naturaleza celestial.
Naturaleza divina.
Haz que llueva sin descanso.

Esteban el castellano

Oda de sombra nocturna:
 

Noche silo de oscuridad
destapada, traspasas
mi ventana entre espejos
tu voz se hace la dormida.
Carruajes malvas del sueño
taciturno entre las espigas.
Fuegos y fusiles iluminan
tu dama de oscuridad,
amanecida por soles
que bajo ella
parecen de trapo.

Canto a tus pestañas morenas
a tu iris deslizado
entre colchones sonámbulos
te clavo este guiño
a tu dama de sosiego.

Por este hueso único
desangro a mi murciélago.
Altas, profundas esferas
gimen luciérnagas.
El otoño tupido
se acuesta con mantas
de hojas arrebatadas,
árboles desnudos
que descansan,
ya no hacen el amor
con el viento,
persianas de un tiempo oxidado,
al abrigo la vida contra el frío
de la luz.
Escarchas de punta
lloran las avenidas
victoriosas de la noche
que todo devora
y mece lentamente
con su ojo de sombra.


El Castellano

Latido sembrado: 



Solo, acompañado de una doncella escarlata
que me late y envuelve mi fascinación,
este día vuelto noche sólo por ella,

no tengo piel soy agua de su saliva,
rocío de su comunión de estrellas
trashumantes, plácido rasguño de rosa,

yo no tengo sombra, no tengo aliento
ni alma puesto que soy vampiro
de su silencio,

alzo mis cuchillas de luz, coronas vestidas
de fugaces caricias al alba forjada,
edificios hirientes de mi amor etéreo,

canto alto que ella me hace
sentir eterno,
como el cuchillo inmortal de su silencio,

cargo mi luz para atravesar su corazón,
disparo, su alma es mi blanco,
mi párpado de la noche llora por su beso escrito,

rizada saliva verdadera,
estas rosas del alba cantan
que si admirarte es para siempre,

seré guardián de todos los latidos punzantes,
porque solo tú sembraste la belleza,
hasta colmarla de infinitos sonrientes

que mis ojos lloran,
pintando la veneración a lo que en silencio
trepa y escala
la caléndula enraizada en mi corazón.

sigo y seguiré tu camino
que me lleva por el cielo,
corto el aliento de la noche,

al despertar de mis sentidos resplandecientes,
no me despiertes,
eres mi sueño de penumbra y sus formas de mujer.
Late mi caracol siniestro con la forma de corazón.

El Castellano

 
Semblanza etérea:

Obtuso limbo,
de perenne yerta cárcel.
Entre sosiego y dichas,
enajenadas.
De oro en paño sus barrotes,
por crisoles de luces rosáceas;
un Sol muerto rige
su fiel compostura deslumbrada,
aojo que blande su pulcritud
de estelas inermes, rectas, embelesadas.
Cárcel recta y umbría
sin pestañas lucientes
es mi querer.

II
Mi querer pulcro sin sonrojo
ni otra senda
de yedras esquivas.
Avanzo sin mirar
el solo llanto
😿 vestido de la ambrosía, verdura.
Un desliz y supe
que nací por un destino superior,
escrito, predestinado, independiente
de lo realizado,
él ya estaba fijado.

III
Pude ser otro
pero no soy adorable.
En esta cepa broto que afilo
este sino desdentado
y su cruel miseria
gira en alambres,
de azares flamígeros.
Vine a la tierra
y soy de ella
con lo que ella es mía.
En pordiosera complacencia.

IV
Mi amor, mi familia, mi gato,
no son míos
por lo que soñando sé
que existo.
Una alondra y un piquillo
huyen de mi ilusión postrera.
Mi amor de nombre
en batalla
como insecto de barbas de oro;
un llorar eterno de rosa
🌹 o instigadora bajo fronda suave
de carnal caricia dulcísima,
postrera senda.


El Castellano

Oda pasada a limpio en 2009:
 


ODA A LOS CAMPOS DE CASTILLA

¡Oh viejo encinar! Que llenas de vida los vastos páramos de nuestra geografía.
Que bajo tus veredas han visto la vida infinidad de seres vivos.
Y hasta has dado de comer a hombres y animales.
¿Qué pena tienes que mueres sin ninguna explicación?
Por la mano del hombre que ha contaminado tu tierra,
ha explotado tus recursos hasta ahogar la tierra que te vio nacer.
¿Por qué mueres tú? Que has sido tan
noble.
El águila imperial
ya no vuela sobre tus cielos.
La sequía se ha apoderado de tu tierra.
Haciendo asesinar tus raíces con hongos
Que te matan por dentro.
¿Qué penas tienes? cuéntame.
Tú que has visto crecer al hombre por varios siglos y que fuiste su pan de cada día.
¿Qué penas tienes? Para morir sin explicación.
El hombre te libró de los incendios limpiando el monte,
pero te ha matado contaminado el aire que te rodea.
Tú que vives siglos y siglos y das cobijo a numerosos animales,
¿Por qué mueres sin explicación?
Los campos de castilla te necesitan.
Pero ya es demasiado tarde para ti el hombre te ha dado muerte
con su avaricia y sin ningún arrepentimiento te ha matado.
No solo eres un árbol eres un ser vivo creado
por dioses.
Como el hombre y como tal es nuestra obligación ayudarte a hacer que crezcas sano y fuerte.
Pero ya es demasiado tarde para ti.
La vida se te escapa fugaz y con ella toda la fauna a la que das cobijo y
Sustento.
Cuando el hombre se mate por destruir el planeta en el que vive,
volverás a nacer.
Y la vida seguirá su curso sin el hombre.
¿Qué penas tienes? que mueres en soledad y en silencio.
Tus hojas caen mustias y abatidas, tú que has sido
emblema de castilla, orgullo de jóvenes y viejos.
Te mueres sin explicación alguna y el hombre no puede hacer nada
por ti.
Gracias a ti el Imperio del sol vio nacer su armada invencible.
Y sus galeras de remos, un imperio con tan
vastos dominios
Que no veía ponerse el sol.
El hombre que con tanto esmero te cuidó y taló con sus manos y brazos.
Tus ramas muertas han modificado la atmósfera y ya no llueve sobre tus campos y páramos.
Los olivos te toman el relevo.
Te talan sin compasión para sacar madera y tierra de cultivo.
¡Oh viejo encinar! vereda de la infantería española que sacó tu madera para librar ardua batalla contra turcos donde Cervantes perdió el brazo.
¿Qué penas tienes? cuéntamelas que el hombre no te escucha.
Ya no hay mochuelos, ya no hay águilas volando y anidando en tus ramas.
¿En qué monstruo nos hemos convertido? para hacer daño a la madre natura.
Que nos da cobijo y alimento.
Ya no llueve como antaño.
Los ríos se secan los embalses se vacían, los peces se mueren.
Contaminamos nuestros ríos.
Fumigamos con herbicidas que van a parar a la tierra
y al agua de los ríos matando y asediando al cangrejo autóctono y a infinidad de peces,
que la península Ibérica vio nacer en abundancia.
¿En q monstruos asesinos nos hemos convertido?
Cuéntame tus penas que yo me las sé
todas.
Hemos traicionado nuestra naturaleza.
Nos hemos convertido en viles asesinos de vida.
La única fauna que llegaremos a ver serán las granjas de pollos
¿En qué nos hemos convertido?
Ya no somos humanos somos monstruos.
Ya no quedan humedales, los pájaros migratorios pasan de largo
al volar sobre España.
Tú que has visto nacer al hombre y ahora se ha vuelto contra ti
y te mata y mueres en silencio.
La tierra grita, tus raíces gritan, tus ramas gritan, pero nadie lo oye.
Somos hijos de Dios pero los animales y los bosques también.
Dios se avergüenza del hombre y del monstruo que ha creado.
Ya nos castigará.
Pero tú te mueres sin remedio.
Y contigo la conciencia y el alma del ser humano.

MIGUEL ESTEBAN el Castellano

Panida mirada:

 
 

I hoja:

Canta mi piedra
por perdida esencia,
promesa de luz del sol.
Azar de imposible
fuego fatuo en tejas
que son nubes de altos cielos.
Serenamente místico, me alzo.
Ascua empírea fueres
o carbón del destino atronador.
Mito, constelación:
constante, pura flamígera,
eterna de cimiento terreno
sobrevivirás a lo alto.
Escarno mis solas sombras.
Promesa de tiniebla,
promesa tibia,
nunca alcanzaré luz tan ardiente.


II hoja:

Perecer a los cielos que yo amé,
te amo en medio de mares,
entre pulcras esferas feroces.
Clamor por férreos bosques,
boscajes de tu sed de miel,
arrebatada tú, de tu albo espíritu,
generosa es la penumbra
eco pálido de azul viejo
virginal fuerza de noche añil.
Presencia misteriosa
en haz, de luna áspera.
Destino opaco, inclinación
por verdades de monte desgarrado.


III hoja:

Tránsito estremecido, el río,
ligero, nitidez de espejos
que dulces presiden
hondas tierras.
Constante agitar de sus fuentes.
Resplandor baten tus argentísimas alas,
palabras entreabiertas
buscando dicha.
Esencia, eclipse de mi sangre.
Sideral cuerpo estrellado.
Sigilo, tus pupilas
con las que a fuerte garra
me amas,
y ardua me miras.

IV hoja:

Lejos queda el miedo en cestillo,
a ser feliz; si tú escribes.
Por esos juncos que el día
no cierra.
Un remero hábil,
desnuda la noche.
Bogando que su luna sonría.
Oscuridad larga
que nunca secunde.
Desemboca arriba ardiendo,
tu frente rosácea abarca.
Mi armadura, mi espada, fragor,
pico torvo, ojos cerrados.
Penumbra desconsolada
por riveras de mi ciego Arlanza.

V hoja:

Fondo de monte
en el verde mar
de tu boca.
Claros rectos, únicos, confunden,
luz vasta y su sombra
que más ya no languidece.
Viento, velo, acallada luna.
Muda escucha
espesos vellos.
Faroles latiendo
corazones en celdas
con llave de tu alma.
Noble secuela
de mi dios Gemineye.
Entre azucenas de la tarde
mi suegra y consuegra arde.
Rubricó tu gentileza, orquestando.

VI hoja:

Luminiscente polen
en interiores de colmena.
Abro espumas esbeltas.
Desnudeces en carnal tomo
de mi cepa.
Brusco y dormido
en leyenda diferente.
Caí a mi tierra.
Toqué maravilla, flor de supremacía.
Palpé tu olor fecundo
a esquiva adormidera,
de tu órgano erizado.
Por tus estelas claras
que escriben galaxias
y agujeros de luceros.

VII hoja:

Viejo pabilo iluminado
humo rojo vióse apuesto.
Gallarda tu entraña.
Decreta, no cese
Mas nunca mi terco aljibe
que te escribe.
Con ojos rendidos,
ojos cada vez más humanos.
Pureza, tu plata.
Amortecida ahuyenta la negra Parca.
Piadosa suerte
en sombra densa montada.
Eco amplio,
ley presunta de todo linde quieto.

VIII hoja:

Difieren ligeros, tus sortilegios,
de verbos que nacen.
Ya nacidos estudio.
Ellos que escalan mis ojos.
Opulentos pinos reposan
su verde nupcial.
Ato presunto borde,
llego a tu almena
donde vive tu alma serena.

El Castellano

Cuchillo de doble cara II:


Tú mi ventana volada,
un cristal que escapaba,
recto hacia el frío desertor,
nazco del suplicio invernado,
no erró mi destino en llamas de sangre,
se iba alimentando mi camino afligido,
entre yedras desoladas,
y su escarcha helada,
era una nueva era sola,
en la que alzar alas rotas rasguñadas,
y enraizar en esta copa de sangre
borbotones relucientes.
Un monte dividido, dos espejismos nacidos,
reflejos en par de lunas abotonadas,
un ínfimo horizonte derretido
en azar de lo que prevalece,
un iris yerto y su magia nocturna,
sin razón cabalgada a la novena luna,
titubeaba mi dolor en mi sien enraizando,
un despojo pulido hasta que relució,
despojo, de mi alma que no quería
que no toleraba parásitos,
era una voz dentro de mi voz,
yo la amé sin importar su naturaleza,
hoy la pido permiso para que me deje descubrirme,
encontrarme desde el hueso a la cábala del muerto,
abierto mi pecho, un despierto retuerto,
no calculo eso es del experto,
subvierto mi agua en este desierto,
advierto a las vidas de un día que mi alma revierto,
y mi ser divierto,
el sentido opaco injerto,
hasta mi dicha pervierto,
quedando mi cauce abierto,
aúllo a mi lobaluna para que siempre sea mía,
preludio de mi posesión certera,
como mi solear nocturna en luna de trapo,
de sombra ramificada,
eterna rama asida a mi vida,
paralela entre dos ríos de brea,
entre dos realidades,
razón y locura
una buena y otra estupenda,
hasta juntar en eclipse
las dos dimensiones de quien quiero ser
en un abrojo entre tierno y filoso.

El Castellano

Capítulo destellando:

Vetusta sombra que corre sus yardas,
corredora de mi intranquila mecedora,
melosa quietud abre ella,
guarecido yo en la luz,
yerta infecunda que dicta se calle
su silencio insubordinado,
cual veleidosa aspa de incendiada veleta,
que toda magia devora,
hálito desprende
que cuervo yo,
firme en tierra llamado Förüq,
sentidos y mi alma erizada,
fragantes aromas su saliva
encumbra en letra destinada,
el gris era blanco
y el blanco negro.
Ulula enardecido mi sino,
inabarcable campo
adormecido,
enervante tranquilo sosiego,
arrullo a mi golondrina de metal,
y nace una quimera vespertina,
por cuántos forrajes avanzo,
se descubre un chupacabras,
parecía una piedra,
voló a otro monótono medio
oculto entre el esparto sembrado.
Es este sol una lluvia de efímeras ascuas,
en una botella me nace la dicha,
por ser de agua su esencia,
Todo circula una totalidad sola,
cálido aromo confunde un espino amarillo
su desnudez filosa
en mi plaza de campo sobre su espina,
todo ensueños, vagamente terco,
escucho a ojos cerrados
mis sueños en los que en hechicería
su rostro se dibuja través sus filos de almíbar,
yo contesto mineral candente,
pudo ser bastante
el llanto del azabache
abarcando yesca ceniza aparente,
noche, noche tus alas de oscuridad
jamás tenues blandes;
te besé este día tu triste despavorida alegría,
ya sé que esto es prosa, disculpas,
rayo de luna creciente me rige mi propio cenit,
yo la digo bésame
que tengo contraseña
descubierta de hipnotismo severo,
ya, guardián
de pena sonriente nacida,
estela violada
de errante sueño descorchado,
en mi barbecho soy el autor,
dueño de mi propio cementerio,
ni alcanzan cenizas
ni ascuas aparentes de quien yo era,
decreto Ataraxia absorbente
a 9-02- 2019


El Castellano


Poemas inicio 2016:

I
Blándeme en mitad del campo,
sólo allí que la encina enraíce mi carne,
el hinojo lata al son el tambor de sus flores,
la carrasca grite verdades del monte,
vereda quieta, enarbolada,
soledad disparada sin descanso,
sólo allí reinará mi alma,
en letras escritas en las hojas de vida,
las lindes teñirán de rojo y negro,
de tinta y sangre el resurgir del añil
aliento dibujado de toda vida en color,
del albor a la muerte en flor
se alzará mi latido con su amor.

El Castellano

II

Hálito silente
yo creo en ella
porque su piel demuestra
que los sueños se cumplen.
Volamos juntos al viento
como molinillo diente de león.
Hoy la vereda canta nuestra canción
dos corazones en un mismo latido unidos al unísono
Su carita que llama a la mía
de su cuerpo es mi caricia
por ella el piropo jamás escrito
solo desvelado en su oído
Sólo al viento le pido viento bonito
mantenme en su destino.
Que de lo vivido muerdo su corazoncito.
Weche tengo en mí la fuerza
escrita corriendo como puma gris
de sus Andes por sus campos
sus margaritas que mi te quiero
no sólo su nombre, llevan, e incitan
en caricia ella me quiere
del ababol a la verde espiga
Yo la quiero a ella mi margarita.

El Castellano

Sentido yerto:

Renace en la piel,
en el albor sin conciencia,
hace más frío que antes
sentido muerto, caído
olvido yerto
raíz del ser
más callado que el invierno
avanza camina a voz
todo lo que he perdido
polvo de estrellas, hierro de océanos
piedra de montañas...
hazme recordar alas cansadas
cosas grises que te gustaba sentir
mi amada así sabes
horizontales que no puedo olvidar
ejes verticales de conciencia
sin dormir
danza la primavera del lugar
con mi soledad pintada
en la sangre de mis ojos
todo lo que veo teñido
la ilusión cae en gotas derramadas
cayendo congeladas
desnudo mi cuerpo en la penumbra
del segundo quieto
raíces comiendo mis venas
hojas de mi historia mustia, abatida
sentido muerto
viviendo por ver morir el momento
momentos atrás que cae el recuerdo
sin miedo, sin sentimiento
todo hirviendo
sólo este sarmiento de cuerpo
esperando que juzguen a su alma
libre de maldad
quién estará allí
quién vendrá a darme un camino que seguir
solo en la oscuridad
donde todo comienza
las sombras me reconfortan
y veo en luz mi vida
para encontrarte
algo que darte de dentro de mí.
Un amor rugiendo en la boca de la estrella.

El Castellano


Aguerrido albor
Diestro del mar a la montaña,
visten sus flores coloradas orgullosas y sentidas
cual caricia de su jardinero que las ama
el viento armado escala cual seco rayo
su sol enturbiado se paran las oraciones
Hipsípila dejó su crisálida
en un caballo alado recorre sierras y sus manantiales
recolectando toda simiente desde todo confín
al inerte sombrío albor,
mientras su fría luz crece y camina
sin franca tapia ni verja que detenga su escalar
vuela vaga la libélula para posarse en su hombro
recio brazo arrido ninguna simiente cae a su lado inerte
que lleva que trae a su castillo olvidado
hechiceros de todos los reinos desvelaban que sólo
un reino se mantendría vivo
y no era el del humano ser
Hipsípila cabalgaba por naturaleza su religión
abarcando de la tierra a la lluvia
cual rayo cortado de Sol su cabello
los pájaros trinaban en su castillo
Hipsípila siempre vivirá como invencible Sol.

El Castellano

Final con comienzo

Retina escarlata,
su ojo de niebla
y bruma que avanza
donde corta mi flor de luz
el sendero,
esposa del Sol al mirar
lumbre quieta, retina abierta
muerte final con comienzo
en alabado fin de existir
y quebrar el tiempo
conquistando el terreno.
Sangrando raíces que gritan,
aullando hojas al viento,
pintando su dispersión eterna
como sustento y cobijo
de toda vida
mecido del insecto al mamífero
desde el helecho
al alto árbol
hoy canto para ti
vida vegetal.
Mi caricia te sembrará
una y mil vidas más.

El Castellano

Flor de tierra
Fuego en el agua de su mirada
de los vientos auspiciada,
la ceniza consumía su carne
ardía sin mesura su compostura
naufragó valles y sus caricias
su bandera fue de su vena acequia
molinillos fugaces sus pestañas
de él se enamoraban las hadas
de ella la primavera entera
con cabellos del rayo de Sol nacidos
ojos de tierra sin lugar era bella
clamaba su voz la cima de la montaña
descendió abismos
para anclar su esencia en la belleza
que late y envuelve su huella
conquistada en miel
su ambrosía
gemía la caricia
para brotar altares de hueso
y murciélagos de sangre
lloraba piedras en sabiduría prendidas
la bondad alzaba en servicial entrega
su fuerza era de su amor hoguera
él lloraba flores para ella su amada
su verbo a veces tornaba carmín
en pétalos de silvestres rosas desangradas
su voz germinaba la tierra a su paso
el amor a la tierra no le detuvo
ni sostuvo en fracaso,
encontró con ella el amor
que le fue negado llorando espinas
y si sus abrojos nacieron no fue
más que para rajar el viento
difuminando el tiempo en estaca
de eternidad con fuente y manantial
anclado gozo en armonía
bailando de la mano y naciendo del alba
jamás capturada
pupila enfrentada
que mecía
que gritaba
siempre te amaré musa de agua mía.

El Castellano

Quimera quieta
Umbrío, tibio,
al resguardo de voz habitada
serena, llena de luz
en este linde
donde corta mi sendero
y florece mi sombrero
al viento
ojos llenos de paz,
sendero atravesado
en árboles de sosiego
encontrados
en hálito congelado,
lumbre quieta se dibuja,
espino amarillo que clavas al guiño,
calor de mi calor,
cauce de mi sangre displicente
desde la montaña al valle
luce mi traje
para encontrarte
vestida de Sol y caléndula
mi bella doncella escarlata;
resplandor dorado
al trasluz de tu amor,
granate mi sed de tu cuello
al destape
mi río de calma y arrojo
en réquiem por la rajada tierra
en albor de la centella
colmando su belleza
donde mi carcoma quieta
mira y avanza
sintiéndose en armonía plena,
yo fumándome un cigarro
en la piedra de tu belleza,
quién te alzara voz
entre los campos en flor,
fuego de tu fuego sin más razón,
ciprés que clama protección
para sus muertos que vela
tejo morador de siglos y cobijo,
ababol de versos de piel y abrojos,
desde la verde espiga
a la mora sin espina
y su zarza esquiva
hoy te veo como eres
y perdona
me apasiona
ser guerrero de nuestra luz
donde avanza mi quimera
y mi pasión poseerte entera.

El Castellano

Tierra en el viento
Quieto silencio investido
doblado en el filo de la hoja
ese umbral que corta mi calma
avanza en un sentido
rápido, veloz el resguardo de tu
amada voz
encontrada cercana
donde estática enhebra la silente parca
fluye de un confín a otro confín
yendo mi barca atravesando el brillo
al compás del sí bemol mi traslúcido pío
y su suplicio en la carcoma
que recorre mi horizonte
infinito pintado en el borde de la ola
en la espiral de la araña y su tela
la flor de difunto abre su luz
al resplandor del cielo
que cae emplomado
Se corta mi alma para aullar
en la centella
quemándose en su hoguera
hoy el viento lleva nuestro nombre
mi árbol será sentido
en cada flor de niebla
la bruma su color gris dejará
en este jardín de mundo viví
para sembrar mi aliento
que cayó como tierra en el viento.

El Castellano

Silbido de la centella
Claman verdades de la tierra
por nacer y resurgir
el eterno ciclo de la vida, muerte
y resurrección de la simiente al albor
de sangre sin condición
yo soy por siempre
Así como dura sonrisa y guiño
al azar de la existencia
efímera esencia
apellido y nombre que nada representa
como resplandor de la centella
cargo el silencio y el infinito de mi verbo
resopló en la montaña sin nombre
de mi tierra que jamás tuvo dueño
latido sin final
agua de manantial
va girando mi vida por enraizar
yo soy siempre
el eterno comienzo sin final
aullido del viento
hoguera crepitando la tierra del volcán
Río que acaba y resurge del mar
ese soy yo por despertar.

Resurgir
Hoy las fuentes bullen
los ríos desbordan
las vidas dejan sus grises
de invierno y sonríen
al alba de la lluvia
que toda vida mece
sal al jardín ayer sembré mis ojos
esperando que la tierra fuese sangre
las raíces mi boca
y la planta mi cuerpo
para con longevidad imperial
llegado el momento
decir de este jardín yo no he muerto.

El Castellano

Compilación 2018:

Solitario bogo,
aterido soplo de la montaña,
pastor de tus astros,
torres de nidos de tu saliva,
perfilada tu sombra me acompasa,
mi sayal remiendo
entre sedas
de moreras de ensueño,
olvidos me trepan por enredaderas,
tarde en la tarde mi esperanza vive,
si soñase volaría a tu vera.
Sol este de oro
ciñe mi álamo negro
y su esmeralda araña,
cumbre te nombra
en la saeta mi oscura golondrina azabache,
traerte conmigo siempre
eternidad risueña, melosa
sangre de mis dioses.
Señora tú de silencios
y sepulcrales vértigos,
no amansa mi fosa
la dulce azada de metal soporífera,
carne y cuerpo
mi rigidez de pluma,
lírico trasnochar.
Claro cristal entre paisajes,
ceniza de recuerdo
es ella, recuerda,
aire desnudo fama de estrella
inviolada,
mi musa bella,
un azar flamígero
que no pido ni alumbro,
no espera
ni las aguas de tiempo inmenso,
jamás complacen.
Ay día, rosario terco,
deja ya la gloria,
grandeza en amor
se llamó belleza,
lastimada mi carne desvelada.
Gusano soy
que hila su capullo,
tejiendo desde sentir interior,
mi vida en serenatas blancas
levantaré,
su fronda,
inabarcable vergel primoroso,
cuenta mi linaje
alas ignoradas de mi pecho.
No podrán tapar en vida
mi silencio que aflora.

El Castellano

Terca mi sangre,
tiempo del frío río
inmenso, todo dado en espinas
su rivera,
por ciega neblina bajo
con tabaco precoz,
pienso,
todo he soñado
para el letal lecho del olvido.
Mi temor sorprendido
alega que no existe;
vida o belleza,
ala o metal cansado,
gloria de grandeza, ¿Dónde?
Mi tabaco de neblina
ahonda, penetra y surca
la esmaltada silueta de tu figura,
por mi caricia ruda
y el agua afligida,
admirarte yo cual fugaz garuma,
anisado vive el cielo,
nuestra blanca estrella
mineral candente
refulge su luz desnuda,
por vespertino son
de todo lo que tiembla
como abanico de mi pluma.

El Castellano

El Principio estaba en la Colina.
Un hecho,
claridad de brea encendida,
o transparencia de pez de cristal.
Timón enfurecido
que tormenta iracunda tizna,
Cuervo en el alma
mi ser alzo, prendo,
mi idea luce
cual hollín de azabache tuviera,
gragea mi voz un crascitar
de mi señor Baco,
persona de garabato nombro a sombra latiente,
acaso opacidad de materia cuidase,
sacrificador mi tiento.
Sonetada su parda sepultura.
Falte mi ley, sonará la albilla.
Diablo aguador mi buen Luciente;
cordobán, recuerdo de soleta,
no me faltará maceta,
Parnaso que ya cae asaetado,
cisnes negros,
de Apolo,
cuidados como vellón descendía su grajo.
Musario monte yo he sembrado.
Yo, pensamiento y porfía guardo,
me los retiemble
el Sol lucido,
ninguno estribe
mi mesura,
Señora, valerme quiera,
ni peligroso
el tiempo Bárbaro se me pareciera.


Förüq

Insondable, la luz
de tu impalpable seña,
guiño áureo al latido,
insubordinado, labrado
en madero de este hierro,
ya dejó de ser infamia tornasola
en ascua de piel borrosa.
Ensueño alado te alzo
mi musa en estridencia recta,
develada, reveladora senda
dictas que afliges voluptuosa
cuan cerilla arrostra mi alma,
rebulle tu sueño alado
de golondrina azabache,
no perturba mi paso
tu luminoso azar encorajinado,
en sones del capataz del brillo primero.
Arde no se colma mi vaso,
al cantoral
fraguo férreo lazo,
indivisible alianza, comunión
de ambos argentos astros,
como entrelazan alba y ocaso,
pura seda mi correr
de atleta precipitado,
arrostró
mi piedra espectral,
tu brisa ya nunca más fría.
Alumbró mi sien
el fractal de frágil leño.
Y desveló que todo es y fue
más que un sueño.
Enmudecida siembra tu garganta
lamo la tierra boca a boca,
tu raízsalvaje me toca,
como verde planta a tu corazón invoca,
silvestre y musical nuestra rosa azul canta,
henchido de tu voz voy
mi doncella escarlata.


El Castellano

Oración a la misa del alba,
revuela una golondrina,
esquiva los ramajes
cenizos del fresno,
abre monótona brisa
una caricia de tierra
por el musario cerro,
carrascas afilan allí
sus flores de piedra
para dar sus bellotas,
ya escondida la luna de seda,
aumenta un zorzal su trino,
sube entre rayos de sol
la espuma de un desnudo álamo,
a su raíz un precoz mamón
sonríe al iris de nueva luz,
un grillo chirría su nota
en melancolía por nuevo cierzo,
la encina secular
no pierde atisbo de rigor
en follaje,
como nervudo verde
que no llora,
la retama grita al esparto
que su amarillo impera,
plegaria entre verdades del monte
un nuevo esplendor
canta la paz sepulcral del campo,
como luminaria entre río reverdecido
en tapiz de terruño arado,
aria dolida en arrebol
de sollozo verde,
lento abre su retoño la tierra.
Entre vid de nueva espera.

El Castellano

Quiero mantener
mi suerte segura,
como hondas imágenes
en frío lacustre.
Agua de labriego, sordo.
Eco en árbol de sigiloso azar.
Hombre al menos
en terrazgo seguro
al pie de bandoneón,
clavando cigarra
a su escarcha afligida,
manos trabajen
la melodía
a tu voz morena.
Primor en viento
de mi sepulcral prestancia,
tierra o ceniza
eternal mármol turbado
de vida atada a tu vida
y perseverante esencia.
Árbol de luz y acento,
revuelo a tu son
el mundo no trasplante.
dulces sueños
sones flamígeros te aguarden
en su seno.
Suelo en miel
de nota obscura,
guerra, oh gran momento,
rizar mis ascuas al viento,
hoja que tu filial enmarca,
verdecido mamón,
yesca su sangre;
invadido por substancia
de tu irisada voz en letra fraguada.
Resonancia de altivos lares,
fecundos...
Llevo verdecida mi sangre,
Asaltando el trigo mis ojos,
palabra con sonido
eterna herida
resuena que sigo en ti
como aromo de flor
y curva pitanza corva,
redimido a la abeja
el avispero ya no zigzaguea,
abre cariño tu senda,
nácar dispuesto y frágil
al candor de mi cóncava vena.
Para cosechar mi pena, mi cruz
y mi condena.

El Castellano

Mi alma vespertina:

Anubló la tarde,
su grillo bruñó su último acorde,
el día escapaba deprisa.
Con perfil de cerro viejo,
desfalleciente rebrota un viejo hinojo,
su tallo de nuevo anís resurgido
de entre sus escamas anuales.
Lentamente un charco se apodera
del sueño del paisaje,
todo siente que su agua no miente;
nostalgia entre borrones de savia nueva,
caminos se perdieron entre retazos su verde sien.
Mi corazón
por mamones de carrasquillo,
entre ensalmos de romero silvestre,
entre rosas caninas de añiles fauces,
vendería mi dicha ya cansada,
por su prosperidad,
lejos su tierra que ellos querían,
dime mamón de almendro
si yo todo hice hasta pedir permiso
en tiesto mi patio de la araña
acogeréis vuestra segunda vida pautada,
esclavitud sumisa de compostaje superior.
Alto ventano os puse a todos
mis hijos adoptados.
La fortuna os reverdezca.
El desencanto final no hallaréis,
por oscuro redil de mi cuidado,
os descienda la gloria.
Sórdido plano en tierra nueva,
de ocaso desnudo con infinita alba,
mi mano brindó por vosotros
con sueños sin cruz
encima mi pecho.
Mis hijos invernales os ofrezco mis cantos
y sangre de esta tarde muerta,
sois más nobles hoy que si nunca os hubiese desterrado.
Enjutez en cobre irisado, un sol de trapo,
frondazón del musario cerro
que indemnes, os vio nacer.
Volar mis criaturas sin osar
el cielo de las plantas.



El Castellano y Leannán.Sídhe:

Litigio crepuscular:
I- 1/09/2016
Mi polilla desvencijada
nace del espejo que crepita
una boca de esfera y su artificio,
revoloteos en torno a la bombilla
que más quisiera ser ella la estrella
que te atrae
tu noctámbula sed
de espinas blandidas,
un viento lunar se reposa
en mi ventana,
siega del mar oscuro
que todo tiñe de malva nocturno,
hoy estoy aquí
ante ustedes cigarros
para latir
y que vuestro color
sea expulsado,
recibo que acuso
ponlo en mi pierna
caminaré el infierno
por si consigo pagarlo
con mi sangre algún día,
serrana se torna mi almohada
de su musgo y lozano rostro,
por el canto de este caracol
que ya no late se quedó seco
en su intento,
es una luna menguante
y su aguacero litigio áspero,
un iris y un prisma lejano
es mi hombría un surco
en mi jardín de cementerio
por el frío rígido
y sus cristales de hueso
de un sol
que le enfadaba su luz.

II 19-1-2019
 
Nuestro tiempo derretía
como oscura poesía,
hermoseaba una melodía
de tu voz serena;
en virtud y nota
de un salve a tu condena
que hollaba.
Con inspiración sublime húmeda,
se arrostraban tus azules labios,
fuego sacro, oh musa
de esplendor retirado,
cóncavo cielo que más no habita.
Este dolor sin manos, todo ojos
te visualiza quebrando la lira
de mi pecho naciente,
Vana memoria, destierro evanescente,
placer oía,
sucumbir acaso al frente,
virtud en sollozo,
por oscuras sombras latiendo inerme
mi dicha que relampagueaba,
esta estación de hielo,
y azabache nevado en la retina,
límpido tu celaje golondrina nocturna,
brillas bailando tu presencia ruda,
no aseguro más que lo que no puedo conseguir
con ímpetu esforzado,
esbelta tu flor
brilla fugaz su vaga huella,
que enraíza tu candor de frente,
brava fuente,
que me brinda mi corona
de brumosas tempestades.
III
Te brindo y dejo mi destino incierto,
sobre las zarzas de la tierra
de mi camino,
armonía solaz de ojos duros
y nítidos,
silencio expresivo, desunía;
santo sueño,
su quietud inabarcable que mío
su transcurso que yo te miro,
mi dama del pensamiento mío.
Sañudo el arrebatarme,
el designio inexorable,
mi guardia implacable,
sentir late eterno en y sobre la tierra,
en su vientre profundiza
su raíz de tiempo
que es huella eterna, con infranqueable tapial,
a esta luna canto,
su aspereza que germina
invernal siembra difunta.
Toda sombra ella fulgura,
crepúsculo esparce por colinas,
su luz agrietada profundos lagares ilumina,
alma de tierra acuso
en ocaso que mece, y yace su digna,
inefable espera.


El Castellano

Esa luna que ama:

En la noche
como etérea surtidora
de azules, longevas aguas.
Esencia de tiempo
y su febril carcoma,
verdad o mentira
todo lo tuyo gira.
Ya tus aguas en sustancia;
oscura abre el seno
de mi acrisolada fuente,
luz de natura
a sol oculto,
que en mis manos crece.
Y su noche aparece,
coge este mi solcillo,
al candor de arreboles,
dictarán mi exilio,
amigos a pie de página.
Gira este solaz trompo espacial,
o arduo ligamento severo
en sentidos y sentires férreos.
Corazón verdecido,
con semblante déspota milenario,
acurruca tu raíz salvaje,
como fe firme
de argento ángel,
tu carne rememora el libro olvidado
de tus falanges dictando,
tomo brotando del destino insumiso,
endiosado como púrpura de nieve roja,
azar cromático
de tu agua geométrica,
mi musa cristalina.


El Castellano


Armada irreal:
 


Miro tus ojos en los míos,
como crepitar enroscado
de enredadera
como filamentos que adhieren
mi retina.
Son luces bailando
en el rocío tus labios,
ensayando sones
de espirales en espera,
apacigua mi alba
sobre tu río,
de infranqueable seda;
desliza tu brillo por mi ensenada,
silencio mío de corbata,
deseo de cristal o divagar
jugando nuestras sombras,
camino o pensamiento,
anudar deslizando el viento
en tus mejillas,
recojo mi aliento
que marcha acariciando
tu mirar sereno,
vestigio de tu figura iluminada
por mis enajenados candiles
al rubor de astros.
Perdóname
sólo es mi amor
como reguero surcando el viento
de tu insondable palabra,
rayando fulgores en esfera fría,
rasgo perpetuo de perpetua seña;
lienzo deslucido
ingrato cuan abarca mi espejismo
de acariciar tus ojos
si así danzo en la luna
de tu alma,
enseñándola que la quiero,
como a tus peces de cristal.


El Castellano

RETROSPECTIVA ABISAL:

 

Sintonía plena, alzada,
no me acobarda,
en un barquito de tela
voy a captura de tu rocío permisivo,
con la vela de tu sonrisa
beso tus ángeles,
me guía tu guiño
por astrolabio,
argos efluvios
de tu querer en una caracola.
Amante no vuelvo
de soledad
ni de ceniza aparente
que alza su claridad.
Cayendo mi carne
envuelta en tempestades dichosas,
rebelde en tierra,
y mi ángel yo figuro.
Traje es mi tiempo,
muriendo la sangre va,
destino esa luna
que el alma entabla.
Conmueves esa luz que mi llaga
se encontraba,
ágil ala de oscuro viento,
tu onda luminosa me aúna,
mis ojos de niebla no quería,
salina luna deseo
de tu llanto emotivo
como brotada tu siembra
de alegría descansada,
y más no estabas en la curva
ni de otro sueño
ni de otro principio sin final,
eres sólo tú espiral
de tu dignidad
imposible de finalizar,
refulgente trazo
la cúpula desposeída
nuestro azar.

El Castellano a 24-01-2019

CANDIL PRIMOROSO:

Surco tu blancura primorosa
en aleta que mi mar de tierra
entona, fulge la honda ojera
que casi arrostra mi alma.

Una pureza que tizna
tu enclave del mañana
alta fronda de espesura
bañan tus labios
sobre mi araña

diente en el fondo
de súbito crepitar
baña, fulge luces calmadas
apacienta el viento
sin saber cómo,
una ascensión de reflejos
un relámpago
entre dos oscuridades aladas
una luz desertora de mí,
tibia en profundo llano
una estela clara, vive que llora
belleza indómita.
Limada urna casi tuya
casi mía,

rueda y pasa
entre mis perpetuos siglos
transcurres vida
entre solanas, cauces
entre yacijas y cáliz
sin borde
agujas mil

ciñe que venceré
este agujero invencible añil.
Irrumpido, casi rayo parecía
servir a la tempestad
de Candamvis
pulcritud diminuta, arriba aristas
rauda, la sombra ha girado.

II a 25-01-2019

Vera efigies...
Dama oscura,
refulgente doncella escarlata
de mi argento blandir en pensamiento;
me aposentas en cada sangre,
al hendir
mi sarmiento, bronca hendidura,
blancura espectral,
risueña mía,
no pongas agua a mi fuego,
hiervo por enlazarte mi barbecho,
de poeta que por tu Identidad,
anochece la aurora galopada,
tu abismo por fin me acaricia,
tu imagen pura
prima enroscada
a fundirse en propio espejo,
filiación suprema
aclara mi aura
allá en la luz.
Haces tu pupila mi sangre,
nocturnos trenes
contiguos a los andenes
que cantan a tu raíz primera,
de primavera.


El Castellano


Bajo el signo de la luna Azabache:

I
Me llama en la noche,
me acaricia su recuerdo,
con sus caricias desvanecerse
quiere;
y renacer en la oscuridad
del ocaso eterno.
Comprendiendo y llevando dolor.
Yo sin comprender su aparición.
Pero recreando su alma viajera.
sueños serán, pero cada día
la siento más.
En la belleza de imaginar
la complazco con la sencilla palabra
de amor a su alma
sin cuerpo.
Que me acompaña
desde que sufro por el querer.


II
Te busqué detrás de la estrella
más brillante del azul eterno.
En el suspiro de amor
que corre y descansa
entre la inmensidad de un parpadeo.
Entre la oscuridad que alcanzó
a ver la belleza que envuelve
tus imaginadas piernas,
adentrándome para reposar
siendo una sombra más.
Y te encontré en mi sueño
más cálido, en el cielo encerrado
que liberé.
En la noche que mi amor corrió
en tu flamígero seno,
y te amé aunque fuese un día
en la penumbra.
Para así no olvidarte nunca.

III
Manantial fulgente de inspiración
tu mirada tierna sin compasión.
Matices de esmeraldas
tu pupila enfrentada con mi pupila.
La golondrinera el aroma
de tu piel frágil y esquiva,
con sus amapolas amarillas
el color de tu áureo.
Un piropo, el suspiro
de mi amor eterno.
Que corre que escapa y vuelve
el cosquilleo.
Tu boca con mi boca bebiendo
del mismo agua del deseo,
tu piel con mi piel
avivando el ascua
del sentimiento preso.

IV
Resplandor de auroras en los recovecos,
donde se refugian mis ilusiones
en mi pensamiento.
Tu tez conoció mis manos
y mis manos te moldearon para su recuero.
Eterna batalla a la noche,
cuando noto tu ausencia,
la noche que galopa
y yo con palabras sufridas,
de nuestra vida sentida.
Ya no hay felicidad entregada
con besos y roce de nuestros cuerpos,
medida y entregada,
ya no te buscaré en esa nostalgia.
Me enamoré de la vida
y nada me falta
porque todo me llena.
Te volviste a pasear por mis sueños,
y en ellos nos reconciliamos.
Vuelve a mí el dulce tormento
para vivir soñando
con el recuerdo.
Y amarte soñando despierto.

V
Noche en vela de navegante
sin destino,
noche despertada,
por la luna.
Y acariciada por sonrisas de estrellas,
cercanas y lejanas
según sean miradas,
a través de la copa de sangre
o con la nostalgia del corazón.
Luz a la vela que ilumina la pluma;
tinta de ánima mezclada
con los recuerdos de una vida a tu compañía,
pasada, con hielo y fuego, con besos
huidizos y fulgentes,
eternos y efímeros,
con sueños rotos,
y días de amor
a la sombra de tu reflejo,
disuelto por el embiste del tiempo,
que partió mi corazón en dos y un cuarto,
en el que me alimenté de las rosas
y flores desangradas.
La copa de sangre
en recuerdo
de una sonrisa que resplandeció.

VI
Amada mía te escribo esta noche invernada
detrás de la estrella apagada
que yo te amo amada.
Luna mía, tú mi flor que brilla
luces bonita, estrellita mía
sólo tú eres mi vida
runa azabache mía,
jamás se apagará tu boquita,
que llama a la mía.
mía sólo mía,
mi flor de luna
sólo para mí encendida.
Yo nací para tus ojos,
madera de los cipreses.
Yo sólo soy escarabajito,
yo camino despacito
de tu mano, duermo contigo.

VII
Sólo soy lo que tus ojos
dicen de mí.
Sólo soy amor, vivo en ti;
yo nací de un rayo de sol,
dije soy fuego sin más razón;
de mí la sangre huyó,
yo sólo viví como flor
al muerto le di helor,
porque yo viví solo, solo
como vive la flor
pero ni aroma tuve
ni tuve color,
sólo tuve polen carmín rojo,
que a la tierra llegó.

VIII
Muerto vivo, si no te miro;
luna muerta vi encender
y a mí llegó.
Para yo decir viví, fui, amé,
reí, y con su amor
digno orgulloso sucumbí,
hasta de su boca morí
pero un día desperté
frío como sol que fui
y ella huyó de mí.
Así mi condena
cuando yo muero,
ella vive por mí.

IX
Amada inspiración lejana
o cercana, según seas mirada,
del interior embelesada
alma de mi alma,
espíritu sin nombre.
Destello sin horizonte.
Luz atraída cual estela indefinida,
venda que el ojo no vea;
orilla de mi barcaza,
sin suspiro, ni terraza
cruel hornaza,
letanía sin lejanía.
Ni caricia existe
sin manos que te modelen cual arcilla,
lugar de mi lugar sin hallar;
bello templo tu mirar.
Ni beso existe sin sentimiento inicial.
quién afortunado
que en mitad de la rima,
muriese para no cesar.

El Castellano

VUELTA AL AZAR INTANGIBLE:
 
Malva alcea sp.

Rehogo este empeño, traspuesto a los fuegos del hombre y su cuerda, tiempos pasan germinando. Diestro ambivalente; en dirección umbría, subsiste colgando huesos de sus pestañas huecas, abriendo el espíritu suplicante, cenizas laten, la quebrada fluye:
-Amada quodi pragma, vers troba paremo, laetitia exspectare mors timun malum, quot flama sed ardit et dilectus mundi, descent caelis, set infernus tenebras.
Un iris de ojo negro, en estos pilares que abren el fuego, alzan estaciones que correr, años que hacer, tierra y su linde abierto. Estrellas que matan, mi aliento petrificado, atravesado por estos ojos que laten tu figura en fértil lluvia de pretiles gestos al alba más preciosa, crepitando mis fuentes y su dragón de abrevadero eterno. Fuente fría, profunda, abre su brillo en secuela que arrostra mi dicha. Oscuras alas, a un frente de retinas, y sienes escalonadas, va que fulge la caída de mi falcata. En este cerrado horizonte, rizado, expuesto, consumado, mis soledades tejen. Una encina que lejos habita, cerca grita, yo soy por siempre, eco que profana tu aparente sepultura, entre verdes valles, que tenidos en furor de sangre, exclaman: -Ay la sangre verdecida, al candor y negror de aljabas hojas esquilma la tierra sus venas, y quebrada la sierpe tu piel cita e incita, ay la tierra. Ay por ella , sea mi hundida victoria, por este umbral, silente, que fragua mi frente, por Himeto se alza mi puente; por esta cepa y su Dionisio afilando cuchillo, los lindes rinden en ocasos de ocres, la tierra nueva en cal de espera, sus colapsos en tules iridiscentes, cabalgaré el astro, traeré la flor naciente a Hipsípila, vaga libélula, dragón volador de mi suerte, de una montaña a un dulce valle cabalgo, injertada la sombra invencible, traigo la quebrada ascua, por si reverbera un tiempo muerto. En el que no dolía esta rivera. Agudo filo nacido, mi destino. Recuérdame en la tijera, desdoblando la espera, hoy por hoy, mañana por ayer, el frío sí, en la piel, de estas cuchillas sonrientes, y su esperanza carcomida, acabada en hoguera. Miénteme aparte, ancla mía en gozo, el violín de mi idea, corriendo por fuera, marchando lanzas de tierra, y el tiempo solo, hinchado, dormido. Rehúye mi pasado, que se clava en mis brazos, mírame aparte del punto y su silencio seco.
II
Esta vida en el centro un rayo de Sol, miro su caricia en pétalo de brea; arde mi sinfonía. Deshace la lejanía, hasta ser ese lejano carrusel de estrellas por boca, vida por mi vida y yo, qué no daría. Aciago vilo descorchado, en fanal infinito de campo y sangre hierve destapada la añil floresta, que a veces sonriente, acampo, a veces abatido en su recogimiento de verdes espadas, brotan verdes espuelas sobre su yermo inacabado, viaja su idea como culebra de tierra su densidad pordiosea. Jamás vencida, o siempre con fugaz aleteo entre estambres, vencía que llegaba cada primavera, por cerros su ocre era padre, por llanos fiel hijo, de compostura olvidada. Por copas de árboles, brindo esta suerte, encontrada, por los besos que puedo dar, del azabache mi dama, que entre forrajes avanza, a desenvainar mi espada. Diestro coraje sembrado, entre mis espuelas. En los bravos halos envanece evanescente que envilece mi estrella apagada. Vence que quiere brillar, a ella mi oscura amada. Esta negra noche, que avanza, fluye y escapa mordiéndose la cola, entre luna argenta, deslizada, por sus filos de pestañas acuesta su hijo ocaso que resplandece. Tierra invernando, acogen pendientes de aire, fieles terrones desmembrados, una mujer sembrada, de acogedores racimos, entre sus malvas runas, su pecho, un trabajo que floreaba un compostaje sereno, con dos botones solapados, ella, sembrada en paja de primavera, era capaz de arrebatar la solana de molinos fugaces. Vestía el regazo de la cepa, donde sangre hacía alarde, al rebujo su trilla, gorjeaba simientes, desde claro oscuro de nueva siembra, mojaba su añoranza, fiel en composturas olvidadas, de las espigas de agua, recomponía suspiros de las tierras mojadas. Un silo dormido se afilaba; era su momento, sin capa, con espada; abría su maternal vientre en flores de carne, afinaba su silueta un corcel sereno. Con diente de aire, tomando de su blanca tez, cabellos de rayos solares. Caminaba un sapito, teniendo guarida, bajo una piedra semienterrada, era o no era, plañía la nube, desde el canal, que depositaba a la acequia, entre los surcos de la sed que las plantas aguardan. Para su dama campesina, llevar su siembra que ni el clima negaría su vida. Donde una perfidia sobresalía su corazón brillaba, más que el metal de su azada.


El Castellano a 30-01-2019

Ardiente vena, mi cordura:

Ambrosía, una sed que yaga
y calmante mi pecho muerde,
flamígero beso
que en tus labios yo impregnara,
enmudecida mi garganta
converso con tierra,
vigilia feroz
que me olvidaba,
sueño sí,
supe lo que veía,
polvo, nube, larva,
desholladura en sangre de rosa,
cegado el día repleto
sin edad, sin sepultura
sólo en tu torso
volver a amimar,
veo lo esencial en tu mano,
candescencia de ángel derramado,
olvidando la llaga
de su fuego atravesado,
creció mi sangre con fuerza,
latiendo su premura,
labrado cielo sin soledad
ni muerte impura,
soy fuerte,
extraigo la cáscara
de tu dios resplandeciente,
lejos oigo el filo de la una,
la retemblante
esencia de mi eternal suerte,
que te dictó
cuidado en aire cautivo
soy soldado por un sueño
que tuvo mi gato dubitativo
ante el zorzal que dispuso tres nidos.

El Castellano


Ver esplender tu sonrisa numinosa:

Atónito resuena el tiempo,
blandido,
que solicitaba una dulce poesía,
esperaba de aquel furor
que tus labios, llena.
A la noble, parca, sobriedad
de bizarría no acusaba,
como robusto bosque
que adentra alevoso,
el corcel de mis fuerzas
creí descansada mi felonía;
soberbia sin cadena,
oh musa entona surco,
libertad cantada.
Frente mi fiera
invencible Castilla
yo amaba.
Mustia frente lloró
esta lira,
de encanto no huiste,
años ardientes en caricia pagaba,
voz tuya llamada,
que en gesto y canto
la vida hermoseaba.
Amada dama mía
recuerdo tu solo almíbar,
en sones que el Parnaso regaba,
crecía mi dicha soslayada,
en atrio meloso de ambrosía ostentada,
insurgente queda mi semilla;
como funesta bayoneta,
presa, abatida y retuerta.
Líquidos cristales meces
retratando azures de ecos plomizos,
estridentes,
vengo abriendo hasta el amanecer,
asesto un litigio que avenga
mi paso, hasta divisar esplender
tu pura, numinosa sonrisa,
hasta quedar ciega madre luna
en halo de lúmina,
su poderosa, invencible
competencia
que dictará entonces nuestra flamígera dicha.

El Castellano

Eternal serenidad florece:

Oh rauda visión,
puridad en estela
cuánto abarca la eternidad
sola,
viste mi pozo,
en oscuro negro tapial
de los vientos flamígeros,
¡Brighit!
Concédeme tu protección,
como principio sin final ni comienzo,
como yo tu semilla,
tu brote y nueva siembra
en fruto de espiral,
como buena obra
llamo a tus cumbres
para vestirlas de los pétalos
de los valles,
mi vida, mi árbol, mi dicha,
mi ¡Amor!
La encumbrada tú
Brigantia
de los mares de tiempo,
madre de insepulto don Arte,
musa primera incipiente,
Poderosa hija de Dagda,
diosa triple
de fuego en espiral
naciente,
mi vela baila a tu sombra,
recio sirviente de Candamvis
te trata,
el relámpago es mi humilde centella,
inviolada,
solicito me abras el portón verdadero
para nueva siembra,
la simiente de mi fuego,
aliento en portento,
de vestir tus pozos de flores;
Breo-Saighit atraviesa mi alma,
¡Oh flecha ardiente tú!
oh lágrima sonriente,
candor de mi árbol de ceniza,
lanza de enhiesto ciprés
te habla,
honrando al Jefe o Padre de los dioses,
tu Fiel trisquel labrado,
diosa Dana
protégeme en la lucha,
mi buen amar
te envuelva y arrope.
Morrighan
acoge mi incausada victoria
descendiendo el reino de los dioses
a mis ojos y manos,
buenas obras son amores,
no buenas razones,
FACTA NON VERBA.



El Castellano

Plaza en una espina:

Voy a aquel oscuro bosque,
que a veces moramos,
blancas van las damas
como céfiro puro,
que blanquea su calzado,
alegres pasos clavan las muchachas
como verdea el monte
y los pinos abren sus nidos verdes,
diario, misterioso, y místico
se entierra el sonido.
A esta hora
que estrellas brillan,
una nueva luz
en el fervor del silencio
no es un mirlo;
ni alondra,
es un tordo matutino
de las nueve,
que llamo Severino,
tordo único, rutilante,
en distinción de pájaro
que camina igual
que toda su estirpe alada,
en azabache,
oh noche,
brilla ya tu silueta.
Compruébame los ojos,
en umbría caricia tangente
a la ausencia habitada
de tu grillo naciente,
como un azar
donde no cierran otros ojos.
tristeza apagada,
fuiste mía,
¿quién te quería?
a dócil soplo de polvo pálido,
tú pura, inmiscuida,
yo nunca te ahondé la mano,
desliza mi invierno,
que ya en luz
alcanza el tercer cielo.
Sin términos tristeza
fuiste mía,
como borde afilado
de mi alma y su terneza
que ciega
toda oscura tiniebla danzada,
entre tallo, espina
y mano afligida.


El Castellano


Hijo del mar:

Sereno estruendo,
en azul calmado;
unísono centelleo.
Tormenta, rompientes
en cenizas olas;
canosas crestas,
de sus morenas salinas.
Cansado vengo yo
de moler sus eternidades abisales.
Ola, dame tu espuma
como blanca gaviota.
Y abre tu caracola 🐚
de espiral sonriente
que lleva a tus profundos senos.
¡Oh madre!
Conduces tu encanto
a inframundos
cubiertos de lágrimas.
Tu encanto no ahonda bondad ni maldad,
arrostra con poderosa mano
al incauto o al aventurado.
Al tiempo que se baña
en tus intangibles fuentes,
este que arrastra
sus engranajes
de principios sin finales.
Fondo sin pozo,
ni manto.
Tu eterna serenidad,
turquesa tu hondo vientre,
siempre nacarado
donde guardas crisoles
de reflejos tibios.
En pestañas,
que el agua cabalga.
Y mi vida traspasa;
centella de tu mirada
cuál candil sortilegio te causó,
como incendiar tu agua,
o blanquear tu azur
inabarcable.

El Castellano

Aleteo de tu luz fraguada:
2015 

Telaraña de vorágine.
Araña descendiente de turbios,
de lúgubres pensamientos
de etéreas raíces en aristas;
blanco sueño devorado
al compás de cuclillos nocturnos.
En ondas de listadas cadenas,
y su esclavitud
del latido en viento pronunciado,
torbo crascitar asido,
un final dictado,
de la oscuridad.
La era lumínica
comienza por esta esfera.
Entre sogas de mi calor humano
se columpia mi grillo,
verdes ojos míos,
verde trato de mi sino verdecido.
La noche quiere ahogarse
sí, en sus ojos.
Que su sonido visten,
y desvisten,
por el maullido de plata,
por carcoma del mutilado
iris insomne.
Es sólo sangre
en tus ojos.
Es sólo mi vena sonando,
alcanzando tu osadía
de oscura esfinge
del silencio escarlata.
Llora mi azabache
por tener piel de arena,
y brotes añiles
de azulete
de esta noche destapada.
Por estos nidos tejidos
mis abejas ocupan sus panales.
Abren fúnebres procesiones
de todo lo que dejó de ser.
Y así descolgar
de esta araña la tierra 🌍
en eternidad.

Förüq

PRIMERIZA NOTA:

Aplasta mi sombra,
casi transparente en rostro
contra sí misma,
derrumbando opacidades vírgenes
de granates profundos y ensueños
de espumas en vientre
caracoleados.
Ballesta súbito forjada,
a tu entraña efímera, densa prestancia.
Derrite mar de boca su melodía no entonada
que pide extensa, negra noche
y sus espectrales corceles en cal y crin,
en adusta tibieza del romo hierro forjado.
Tiembla que rueda
paz, orgullo bello, talle etéreo.
El desliz ráyame firme,
conservo mis principios numerados.
Reluce mi roce pulido en sinfonía abierta;
Entrecielo asido,
cielo encerrado vislumbré
como antorcha de tres llamas
enredada pesquisa
su cuerpo me serpea la dicha,
cromático canta,
palpita mi iluminada tristeza
haciendo camino en un vals de silencio acallado.
Vendrá mi torvo grajo
se constatará mi lucero roto.
Con sus pechos en la tierra;
tu arpa
inimaginada esencia, éter encendido,
consumado.
Turba mi aliento
bajo mi pecho a ella quiero,
con montes limpios, serenamente místico
avanzo
enturbiado por sarmientos, sus manos.
Delineaste viento ella mi morar, mi hexámetro,
Lividez plena, candil en secuencia inamovible.
Fuga el desaliento, ascua empírea
largueza secunde
con todos los jirones
de mis alas.
Diáfano, ancho, repleto
a trote primerizo.
No cabalgarás, el dulce sabor
de mis cuerdas destensadas,
ni el son de los tambores repicará
alto, alto como tu voz se hace completa,
no cabalgarás si no es conmigo,
cabalga,
cabalga,
el llano, el cerro y esta gloria
que me escala,
un beso,
unos labios,
una nota rígida de mi sangre por ti candente,
que sólo a mi lado, cabalgarás de luces astilladas
en astros, galoparás luceros de ojos
y sembrado clamor
en tu bosque hallarás.
Cabalga redonda, osamenta de luna,
que sólo a mí encontrarás.

El Castellano

ESMERALDA EN PUREZA:

Alzo digna,
insepulta encrucijada
de estos mares de tierra,
me avanza la enervada raíz
de la sangre
que todo sostiene.
Encrucijada de sangre
en los pliegues
de tu boca rosácea,
pude ser yo centella
de raudo rayo,
oxígeno de un pulmón
que marchó a otro lado;
destino opaco,
tesitura insobornable,
de un corazón que ama
al menos su desliz sanguinoso
que encarama,
habla su mano por mi garganta,
atisba estos hierros
de mi vida,
casi áridos que conjugan,
pretiles gestos carmines,
como agua a la rosa
que el sol evapora,
como caricia
sin muslos gemelos,
abre ella de Ferento
valle,
mi sola campiña.
Subo mi arteria,
por cauces febriles
es una sola, desprendida,
nota de mi querubín,
y su espada azul,
un tiempo,
que no se mide en valor,
ni saberse puede,
cuándo comenzó,
a ella amo,
mujer de húmedas gramas
que marzo trae izadas,
mujer de hondos helechos,
de mis ojos le traigo hechos;
en curvo espejo
afilo que jamás la desmerezco,
precipitación como cae la luz
de los candiles durmientes
cuando se acuesta el Sol,
sólo, solo vaporoso
un primigenio cauce,
que erosiona mi sien,
pudo ser,
se quedó en lo hondo
como el agua
efímera y constante
percute la estalactita
que su deseo
en puridad me incita.



El Castellano

Sombra que no era azul:

 

Necesito una verdad,
en mitad del precipicio,
necesito trescientas treinta y tres señales,
para amarte más de lo que puedo,
no busques no,
sólo creo, poseo un corazón
que no es raíz descubierta,
eras azul sin día ni noche
que todo elucubra,
impenetrable armazón de relámpago,
tierra amorosa brotando un beso,
bajo sombra inerme, apostada,
donde mi pulso navegaba tu rostro,
faltaba mar
y jabró la tierra mansa
que florecía tu alma.
Sequedad de nuevo día
palpando tu dolor risueño,
hasta herir mis ojos al descubrirte,
obscura te llamaba mi sangre,
yo duermo, no estoy escribiendo,
que si los sueños son tangibles,
sólo tengo esta munición,
soledad que vive
y no precipita
a tus labios de cristal,
Como fulgir la luz
y descubrir, que deletrea,
que dicta sinfonía
de transparencia ocupada,
sin ausencia
porque al leerte,
encuentro sentido,
a novecientos noventa y nueve
encierros innecesarios,
seguir vivo
y mi camino,
atribuyo a biología
y a que todo es y era
construir casas por el tejado,
perder sin intentarlo,
y amarte soñando despierto,
que yo no soy el hombre muerto,
que te está amando
sin saber hacerlo creíble.
Por el miedo,
acuso que no es más fuerte que yo
y que puede esta sea
mi última carta,
perder venciendo se llama,
los valientes mueren primero.


El Castellano

 

 

 

 

 

 

 

 

 





Tomo III
GOLONDRINA DE METAL

 
 


Autor Miguel Esteban Martínez García



GOLONDRINA DE METAL
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ODAS:


 
Tierra de encina:

Encina carne
y cuerpo que en ti
el campo hizo;
emblema insignia.
Follaje recio, duro,
inmoble al transitar
del viento.
Sobrehaz madre natura
de pedernoso azar de catedral
que de ti hizo san Esteban,
parda encina te escribo
desde el reposo del hombre fluyo,
como sangre me sostiene
en manadero de tu lecho de tierra.
Apretada y densa
lloras al camino,
no caes en invierno
ni te desdibujan heladas,
soles de siglos
doran tu espada,
árbol férreo
de árido horizonte,
frente los ojos,
viejo monumento
que sacudes,
el alma de la roca.
Brotada del mismo fuego pareces,
oh parda encina,
yo a ti acudo virgen
que en tus hojas veo pulcritud de estelas,
puntadas de unión de cielo y terreno,
en ti campo se hizo,
de tus lagrimas otorgaste flores la tierra,
meseta navegas con flor de piedra,
árbol solemne tú eres,
a ti rindieran cantos
a ti rindieran cuchillas,
campo de víboras
has pisado,
espejo de pueblo eres
que guardas reposo
y pasado.
Acoge Virgen de la Encina
mi canto manso.
 
 
 
 
El Castellano

Oda a la belleza:

Ruge mi vida
con impetuosa saliva,
un desdén de mares afilados,
cose que hila esta malva sensitiva,
azures sarnosos que avanzan
al latir fieles compases destapados
de mi escondida idea,
belleza eres por mares sostenida,
balanza sin yacija, ni muerte escondida
acaso a ella conoces
que incluso la tornas bella,
mira la ventana crispada al infierno,
el parpadeo oscuro de la luz.
tú que definirte nadie podría,
ni el más inteligente
ni el más ignorante,
cumbre de ideales, pedernales deslices,
pólvora de sensaciones, fragor vaporoso,
bendices sin perdonar,
es tu prisma un ocaso sin lejana letanía
de esta realidad que se pierde,
atraviesa tu puñal absorto
hiende mi carne,
solo encontraré que brotará mi cuerpo
todas las flores de los campos,
tu cúspide sin hallar, tu vida sin hallar
cumbre tuya se llama planeta Tierra
abismo centelleante hasta perder la cordura,
madre del acto,
belleza deidad suprema,
nadie la mata solo se la llama
y no siempre responde,
déjame tu azul manto sin amaranto
una noche bailaré con lobos
hablaré de amor con mi quimera,
el miedo me conocerá,
amada mía belleza de las flores
sángrame un horizonte de colores,
deshoja mis infinitas espirales,
haz que me crea como los mortales,
para blandir nuestro nombre entre nubes,
cabalgarán mis corceles tus verdes sienes,
yo no seré yo, así como tú eres distinta
para cada retina,
hada infernal
como leviatán celestial,
tú no entiendes de las maldades del hombre,
sólo pintas de la realidad todos los colores.
contigo izo cumbre,
resoplo agravios y señales
repetición
que nací para servirte,
como pájaro a su nido
señorita ruego
que elija este cuervo,
sin agraz durmiente
sopla mi sed de florecer tu alma
primavera preciosa,
desde mi mar a mi risco
osaré vestirme
de rudo hombre viejo,
soñaré como me sueña mi sueño
que yo en tus lares era el primero.
Señorita bella madre de mi izada bandera,
alza mi curva sombra
por la carne de mi siembra,
reverdeceré con tu cariño
primavera amada,
Mireya anclada de mar
a la montaña de mi idea,
vengo que voy a vencer mi propio desespero
rizando como riza su vida el helecho,
desde la sombra de abeja,
a mi ceniza bella,
no habrá osadía que no te nombre
mi dama al hervor de siglos
atavíos que llevas ya florecidos,
me despido por si te encuentro.


 
El Castellano
 
Iris de los campos:

El reino venía tejido 
del destino florido
en la gesta del jacinto 
en la flor abierta de la primavera
voló mi corazón a tu nido 
derramada esperanza vistió
el por qué de un adiós
el lirio abrió al color 
y la grama abrió en flor
flor de sangre 
que regeneraba 
el dolido destino
por la azucena 
caminaba su olvido,
fiel del suspiro nacido
quedar el te amo en vilo
la orquídea colorada 
aguardaba la fiel ordenanza
cuando un jardinero de versos 
dejó su estampa en el papel
un colorín elevó su trino
para que un zorzal 
lo alzara en su nido
todas las esperanzas 
colmadas de un grillo,
al compás de tu paso
seguía la amapola en duelo
lejos de su tierra 
que vio nacer el cielo,
caléndulas esposas del sol 
se abrían a la sonrisa
de tu calma amanecida
para yo trenzarte 
un beso en la mejilla
quedando las campanillas dormidas,
y las margaritas enrojecidas,
un te amo ardía.
El ascua se encendía
quedaba la sinfonía 
de un tordo que visita,
el cielo abría 
a sus coloridos jardines
plenos mudaba el grillo de sinfonía
la rosa colorada 
dejaba su beso por si acaso 
el viento llevara algo, 
se hilaba un verso
para el cantar complejo
del baile de la rosa y el clavel masculino
mecida la sonrisa al viento
nacía la basta floresta de los patios
y entre sus escondidos lares un trébol
vertía cuatro hojas 
al compás del Sol en su visita,
todo al resguardo de la bella caricia
y la ilusión dormida
que brillaba en tus retinas,
para yo dormirme 
dentro de tus ojos.
Abriendo mis flores en son,
ese que hacía brillar los campos 
en verde y marrón de un caracol,
relucía el brillo de un brezo,
desplegando su color
un tomillo en albor
por el plantago en flor,
todo lo que dejo
es todo lo que amo,
recuérdame en la flor
del cardo de la dama
me alzo a la altura de la rama
y el espliego amanece conmigo
para el romance del laurel 
y el encuentro de la malva con la abeja,
todo el cielo se despeja,
canta la piedra en aspereza
que la vida se torna repleta,
de lo sencillo del musgo
al verde estramonio 
con sus trompetas de los ángeles,
rueda la caricia que tu piel divisa,
el campo sin franca tapia ni verja
es dorado por mis sueños 
que corren de la vereda a la rambla
fiel de esperanza
la azucena nocturna en flores marcha,
el olivo prendido de olivas
la encina sus bellotas mece
para el tejo guardar su muérdago,
la noche que llora azabache
y ojos de luciérnagas
todo queda prendido
del suelo en duelo
blandiéndose la luna sempiterna de nuevo
y mi verso alzando el vuelo,
queriendo acariciarte de nuevo
la noche que solo conoce la noche
tus ojos que solo conocen tus ojos
por los sueños nacidos vuelan los molinillos,
el monte deja a las carrascas 
blandir el horizonte,
las flores a la abeja fabricar su miel,
la tierra se come a los cardos tras el verano,
la adormidera tu piel suscita
llegado el otoño y su caricia
fieles manzanillas abren sus margaritas
y los cardos en espinas 
dejan paso a los jilgueros
del campo abierto para regar Ostara tus besos
se anuda un grillo y mi brillo
abriendo una flor
con forma de corazón
dejando paso a nuestro amor.
Con el sigilo de blancos álamos
al verdor de frescos pinos
se cierran todos los caminos
por si acaso vivo que sepa ella
que blindado a la cepa es mi sino,
en estas simientes
en estas verdes sienes 
alzo mi latido,
que de madreselva fue vino,
y alzado parto mi destino,
hasta vivir en la mitad
de flor de esta caléndula sostenida,
enraizada en mi pecho,
que no canta 
reverbera en esta fuente fría,
porque no tiene despedida,
al fragor del ascua
jamás desquita su bella sinfonía,
de raíces y colores de albas,
hasta ser amada
por grises arañas.




El Castellano
 
Campos y emociones:

Guadalajara te recoges
en la loma despeñada;
cumbre de valles dormidos
y turbios del Henares,
agitas ninfas en sus aguas,
al hervir de álamos viejos
arribas calles entre mocedades,
tus retamas de parajes
arden.
Eclipsando años
de la perdiz sujeta,
surcos de aras tus uñas hacen;
vestigios de que el poder pudo,
caminas descalza los años fugaces.
Niebla asciende tus iglesias,
reposa y tus gentes
la despiertan,
al otoño que no quiso venir
te hablo como un hijo a su madre.
Cuántos siglos quieren
tus adoquines terrenos,
asidos de hoz
y colmena de tus abejas,
un descender de la vida
entre corajes de encinas
y oscuros soles
que abren de tus parques las fuentes.
cuanto yo he conocido
de ti, es poco.
como infante en tus nidos de tordos,
no te quedaste en los hoyos .
Cimientos te desnacen la entraña
del ayer carpetano,
por cuantos siglos te comulgaron,
hija y madre alcarria,
entre mansos hermanos,
sabor de chopo inusitado,
helor del antaño,
resplandor de verde militar de ciprés;
olmo sin fondo ni tajo,
córvido nogal de tus insepultas raíces.
Miré hoy mi espejo en ti abandonado,
y no quiero desenraizarme
de tu pálida tierra,
fiel canasta que nadie llevará,
tu sonrisa jamás apagada.
Al tiempo que abrirá.
Tus labios que juegan y se tienden,
hermanos de mi trilla,
hermanos de mi arado,
labios visitando acres de blanca tierra,
por callejas y cuestas de dulce idea,
levantas tu dorado cuerpo
de mujer esculpida,
por cuantas piedras te tejieron
en armonía quiero susurrar a tu belleza innata,
que juega y ríe descansada
en la música de tus álamos.
Ríes trayendo tu canasto de mieles alcarreñas,
juegas con quienes hemos depositado en ti confianza
de vivir en el sosiego de tus senos
que guardan los siglos
que lleva tu entraña erigida.
Mirlos enredan en tus cabellos
sosiegos mañaneros
por cuantos te conocemos
localidad de luz,
que abre su remanso
al Henares y sus espumas,
creación no creada.
Cuartelillo de tus fervientes chopos,
riges tu guarda en tus lanzas de cipreses,
abriendo tus campos al cernícalo señor,
y a los estíos chirriados
que el alma te acogen
¡Oh Guadalajara!
 
El Castellano
 
Duero:
 
Grita mi estupor y cuchillos
hieren volteando
una boca que la onda mece
flameando.
Se duerme la costilla
en el altiplano enjutado
de hayas y fresnos
recuerda su geología
únicamente saboreada
por el soñar de los picos,
virginal cuna del Duero
con tus curvas en rotonda
de castizas fuentes y abrevaderos,
dulce azada de agua
que bascula el sentir
de la enamorada palabra,
por cimas tu voz se hace meseta
haciendo el amor
con los pájaros dormidos,
templo y morada
de la cepa que a ti te alcanza,
agua furtiva corre por tu era
y reposa en tu infinita onda,
que se riza, que se insinúa
en vaporizadas Torres de belleza,
que en tu alma anidan,
sortilegio de rosa y clavel
cenit del dolmen tallado,
quién a ti en la vastedad del ser
en su pecho te lleva prendido
el fuego en fanal hoguera
en anchos panales de tus abejas.
Cuentan de la vida del chopo
tus diez mil espumas,
que por sierras
tu rúbrica dejas,
navegante con alas azules
el terreno que jamás te vence,
secretos de amantes
tus aguas llevan
haciendo bullir el inframundo
de los amores y sus galas mayores,
agitas con sangre de tierra
el candil que abre en espiga,
anudando en tu cintura
tu idioma olvidado
pasando años fugaces por tu campo,
rodeando en ortiga
el triguero espárrago,
girando de la vid tu capazo
y sus manos,
haciendo de tu Vera
un Dionisio que al tiempo fermenta
tus besos de tierra.
 
 
El Castellano
 
 
Arlanza:
 
Arlanza cubres tus olas
de infinita seda
con el palpitar de olmos secuaces,
al verdor de frescos, jóvenes
álamos en pulcritud
de cenizas de fresnos avanzas,
quién en tus aguas
te lleva de espuelas
por tus solas riveras,
sin ocre con verde aliento,
te elevas de entre tierra de muertos,
deshojas tus notas dulces,
entre crepitar de martillos secos,
inertes en sed del más fuerte,
tu agua sin palabras,
tu agua sin vergüenzas,
sin rubores de plata
y sus nieves de espuma,
haces bullir infra-mundos de amantes,
romances con tus robles,
nadie te sostiene
tu olvido deslizado,
solo lindes quietos
osan acariciarte para siempre,
tú, tú imperecedera ante la muerte,
eterna suerte,
yo estoy contigo,
magistral obra no creada,
idioma oculto de tu haya,
espiga líquida donde las haya,
senil canto de cigarra
cuna del grillo en su sangre del atardecer,
acaso te alcanzan.
Cumbre eres sin filo ni cima,
rebosar de la vida sin prisa,
hoguera sin ascua,
calor de los seres que amparas,
descampado
porque el campo eres tú,
fulgor entre verdes sienes,
savia dulce de vida,
qué milagro a ti te llenó de vida,
o ya estabas en ella perdida
para ser envidia del Creador,
ciencia sin papeles
libro de tierra,
onda de segada curva
pulcritud de espadas al alba
sin principio ni final
sólo tú alzas la luz,
en esperanza de los que cayeron
en tu huerto donde descansan
las almas.
 
El Castellano
 
 
Tormes rinde:


Hondo espejo de cumbres
de Ávila, Salamanca y Zamora.
Refrescas tu sien a espaldas de Alba,
pecho insubordinado vellos de encinares,
padre tallo y río de febril Castilla,
desde la rauda espiga al enhiesto
perdigón que en tus veredas sed sacia.
Hilanderas tus sedas recuestan,
bonito no apagues mi estupor
sembrado por tu silencioso idioma fluido,
Tormes alza tus castillos de areniscos
al paso fugaz del tiempo por tus ramblas
del sueño perdido, que tus aguas arrullan.
riego y vida de tu anciana tierra,
paso insepulto de ávida sangre azul,
terrenos de coronas sin denigrar
sepultas que agujerean tus aguas
dignas de acuarelas cinceladas,
vena y riñón angosto
por adusto raudal de besos escarpados,
vine a bajar tu valle
hasta tu lengua del Duero.
Un vencejo desertor de tus cielos
me cuenta que si por él fuera,
anidaría de tu bella entraña cristalina
clara, cómo tus altos árboles
se sembraron de peces
el día de amantes,
bebieron todos tus raíces.
Pájaros dormidos
que hacen el amor con el viento
con sueños cristales la tierra se casa contigo.
Digna odisea por quien te ha conocido,
caballero ciego que buscas ojos
por tus reflejos de ávidas imágenes
trasnochadas, rutilantes perennes.
Del uno al tres, tres cielos
habitan tus charcos de caudal
sed sin remedio de quien te ve.
 
 
El Castellano
 
Río cuervo:
 
Río cuervo de pitanza corva
Vestido del risco tu nacimiento
negro en tu soledad de azabache,
tu soledad acristalada
por luces del monte,
tu idea reguero
que mi sangre lleva,
de enebro cincelado
tu cuerpo,
que se hunde y flota
de la roca
tu eternidad azogada,
huyes y ríes con carrascas,
sin quedar graznando
tu alegría.
Tu cuerpo de aguas sin ceniza
que la tierra llora,
recorres mi infancia lejana
sí esa que nunca acaba,
para yo ser del monte
y el monte ser mío
como piedra a su gamusino,
eres de la tierra
un dulce sino,
caracoleas tu rizada vida
de monte y estepa,
de árbol y raíz de tierra,
eres más que sístole
de romance que el alma enerva
con tus negras alas,
entre tus lenguas de plata
bañas la fauna
que a ti te alcanza,
por fresnos y hayas
riges tu templanza,
verdadera,  que viste,
que enamora
ojos que te hablan,
abre amor tus pizarras
construiré mi casa
por el tejado de tus aguas,
para decir:
Yo aquí vine a vivir
bajo las alas del río cuervo.
 
El Castellano
 
Castilla:
 
Perduradora onda,
en cresterías
de la honda voz nacida,
tu profundo soto
de altas torres enfundado,
me esmalta la idea
con fragor de risueñas carrascas
las soledades del hombre ultrajadas,
agarrado a dulce señero inmóvil,
al pelaje esmaltan quebradizos
colmillos de umbrío tomo.
Cal y tierra entre follaje
de mi sierra,
pardas vidas me avanzan,
una oda al sendero
y su vida despierta
entre ojos de azores y sus ocres,
se siente, se añora,
se enraíza,
esto es Castilla,
esto es el flamear de una cerilla
de sangre henchida,
linde quieto de tierra madre,
por solares tu voz se despeña,
sosiego que tu linde oculta,
lumbre de entrañas
en quietudes de escarcha,
lento fuego ciego
de sonrisas del alba,
quédate, libérame este haz eterno,
quédese mi piel segura
al retorcer del castillo de Almansa,
honda tumba para tu belleza desvencijada,
entre piedras, y caracoles de astros
tu espada,
patio en sobriedad de tu tarde,
robusta flor entre Ermitas del mañana,
un tallaje del pueblo
sembrado por tu cúspide naciente,
sueño en fruto
carmesí sangrante
de tu corazón de amapola venidera,
dorada al cantar de espigas
y su mañana,
honduras de vidas
labradas cepas de sarmientos,
acoge en tu alma
este fiel ofrecimiento,
Castilla mi tierra, mi vida,
mi eterna semilla enamorada.
Fiel disparo entre acordeones
de encinas afligidas,
un marco difuso entre colchones de grama,
perdiz entre perdigones viajeros,
voy a tu encuentro,
me hablan fuentes y abrevaderos,
como tus tierras
hacen el amor con parajes dormidos,
respiro tus frías cuchillas
que entre clavos me marcan su herida,
fiel de caricia bebo la sombra
en tu calma sin despedida,
un trino quiebra el silencio
en blanca dama me avanza tu cebada,
un calor presto de caballero
a su dama hoguera,
servil entre abejas
y sus mieles alcarreñas,
tejida, lista,
vaporeada tu siembra
por años cobijan tus azadas
solariegas.
 
El Castellano
Galicia llama quebrada:
 
Galicia cásate conmigo,
te ofrezco mi sangre.
Amo la tierra y la tuya
es mi sueño verde y gris.
Tu esencia se retoza en mi cuerpo,
tu ausencia lo ahoga y quema
desde dentro hacia afuera,
Tus bosques siempre verdes,
a tu fértil suelo,
encumbrado por los siglos de tus celtas
círculos de piedras,
con sus espirales nacientes
de sus megalitos,
de la cueva a tu montaña
va que viaja mi entraña,
entre ocasos sonrientes,
hasta tus helechos nacientes,
al arrullo de tus montes,
calzo espuelas
y sus arroyos florecientes,
al canto rodado
me alzo con el valor de las gotas
de su río, almas en latencia perdida,
de montañés mi talle,
en ausencia de roble carcomido
por el tiempo y su yaga ardiente,
infinito remanso sangrante
de la tierra que no posee dueño
tan sólo habitante,
Galicia ella es candor,
al fragor de silos dormidos,
al tiempo que reverbera
sonidos de humo y de agua,
entre crujidos de esta carcoma naciente
que ama y te desea mi Galicia bella
poesía de un tejado verde y azul
de árbol y mar quebrando,
tus costas y su muerte paseando,
hasta donde llega perdido
mi pensamiento
para darte un beso
de cal y arena entona esta caracola
sobre tus espumas
balanceando el pulso
del acantilado y tu hueso de espuma
al romper tu ola,
porque nacer no se elige
ni dónde ni ábside
al cielo le pido rompa la tierra
que si vuelvo a nacer,
yo nazca de tu entraña
Galicia bella.
 
El Castellano
 
 
Canto a un tronco muerto:

Recama heraldo lenguaje
las simas de tu palabra
huero sonido que avanza
y el ser alza.
Inamovibles torres, belleza
aguardan, oro noble
hondo, profuso Sol cercano
padre de fachadas de Castilla.
Encinar raudo,
acoge al puro roble
vetusto soliviar escarpado
cuna del árbol resucitado.
El final en el viento es una promesa.

Desde Cuenca a Toledo
desde la corona brillante
de Ciudad Real a Guadalajara
pasando por Almansa y el frío
de Albacete apostando en el río Cuervo,
y el profundo Tajo, desvistiendo
febril al río Mundo.
Reviviendo este tronco muerto
en Riopar, avanzo, amanezco
ligias y barbechos tras
surcos de furtivos arados.
Fortalezas empedernidas
fervor de ojos lucientes
pasados del mañana.
Me bañan sus fuentes
en patios de arañas e higueras
en sotos de almendros
y nichos de nogales verdecidos.
Mi hoz de trigo y centeno
eleva su carne
por esta mi tierra
y su vorágine.
Canto por el revivir
de este tronco muerto.
Blanca idea, surco en recodo
por brezos y mirtos agujereado,
retemblaré como el esparto.
Grajos escondidos picotean
mi alma; crascita voz serena
alcanza tu semblanza
me tejí exhausto
en tu oscura raíz
del antaño.
Blanda tiniebla envuelve
el dormitar de tu carcoma.
Levantarás de tu sueño
Rey Rodrigo.
Y nuestro Cid
¿Vestirá tu palabra?


El Castellano
 
Iris de campo
 
Adormidera pulcra entre la retama,
amapola esquiva sangre de la tierra
nacías lejos de la tierra que tú querías;
la fé mudó sus caricias
sobrecogido el triguero espárrago.
Serpeo el camino de Humanes,
el reino florido por tejer,
jacintos de botellitas azules
recuestan gramas del lindero
entre espinos amarillos del olvido
yo hablo con zarzamoras de rivera
del Henares.
Corrihuelas abren nuevos sentidos
bajo sauces y olmos viejos
grajean tordos la vida del endrino,
caracoles que trepan el abismo
de savia recia, dura.
El alacrán pasea la represa
cuando la araña lycosa encuentra presa.
Espartos y retamas
prenden su verdor al monte.
Cardos y carditos de dama
tiñen blandiendo su horizonte
anual.
Cadillos invaden el yermo,
de hinojos y dispersos plantagos,
boquitas de dragón, perritos
que juegan con el viento.
Un ligero testero acoge raíz
a una flor de Odín
caléndula silvestre
flor de difunto que resiste
entre embistes de tiempo,
y heladas grises.



El Castellano
 
 
Caléndula dorada de mi vida,
tibia, eterna, esposa del Sol de día,
amarilla, gran luz de los campos
flor de difunto en tu grandeza antigua.

Que baile el tiempo sobre tu flor
que ni te importa la estación,
sobre tu quietud alcanzo la verdad
del ser sin preocupación

alegría da verte, belleza creada
del rayo de sol, dame tu luz
descíframe el saber de tu ser
para tu oro tener 

ese por el que el muerto encuentra
su luz y la abeja tu beso tener
lozanía del camino si silvestre naces
al ocaso del lucero 
tus flores cierras en verso.

El Castellano


Cáléndula joven del camino,
vieja de la senda que lleva a tu casa,
ardor de luz brotado entre florestas hirientes,
alza tus pétalos comunión de insectos,
por estos solitarios caminos
que me llevan a verte
alzas en pitanza
tu verde semblanza,
de la tierra vida en añoranza,
fulgor entre tus sienes,
darás de flor simientes,
así demostrarás que no hay tierra
sin flor así no importe estación,
María oro, flor de los difuntos,
luz entre luces del alba,
sostenme la caricia en tu flor,
que me creo abeja por un día,
álzate entre cardos y malvas que te rodean,
demuestra que eres única,
que ni caracoles osan morderte por tu savia fuerte,
señero silvestre donde los haya,
oro luciente entre engranajes verdes,
espera a tu ababol compañero
que tú sigues dando flor
sin ser primavera entre despertares y albores
de vidas y sus trinos,
navegas mi alma esta mañana
glorificando mi tierra yerma,
te aman mis ojos, te admiran latidos precoces,
eres más que silvestre flor
eres una vida precoz de luz,
si pudieras ser mujer yo sería tu eterno acompañante,
colmas la belleza de lo sencillo
eres mi alegría del camino,
pasarán fugaces las generaciones
y brotarás cualquier terreno
que el reposo tornó sin construcción,
para que tú grites
que la belleza también tiene casa
contigo,
Caléndula arvensis.

El Castellano
 
Danza en mi oscuridad:
Es el eco furtivo
de estas sombras,
rompe el silencio
guarda su palpito
es como el mío,
es como el mío,
cuando un agujero
se abre del cielo,
sombras de gatos
caminan la ciudad,
iluminan mejores tiempos,
que ya pasaron,
canta mi grito solitario,
maestro del animal,
cierran las pestañas,
me ha traicionado el viento,
solo, solo en este oasis de cemento,
mi mala yerba brotará
entre su asfalto,
cruces torcidas
el día escapa deprisa,
un párpado negro al acecho,
me piensa la oscuridad,
su negra ala no me bastará
al día que llega
desaparecerá,
desaparecerá,
escucho notas de este vacío
perplejo, perplejo ante su miedo,
voy por escalas al infierno,
carreteras oscuras
va construyendo mi vida,
la ciudad desvanece,
la tierra muerde los cuerpos,
este invierno
ya no me seduce,
se clavan mis uñas en la celda
de mi cabeza,
el tiempo esfuma etéreo,
nunca más labraré mi miedo,
aúllan persianas con el viento,
estoy en el otro lado,
contemplo vidas inertes pasar,
el espectáculo de la soga comienza,
es una flor de sangre
abriendo su polen,
no hay un alma
en esta calle de mi mente,
se retuercen mis ideas
en adversidad,
crepita que arde
esta lengua de frío,
amanece mi sangre
escribiendo sin madrugada,
el día comienza su alborada.
 
El Castellano
 
Otro beso:

Mañana saldrá el sol si yo miro tus ojos,
el mundo se hará pequeño
solo para que nos conozcamos,
tiraré la moneda al pozo de oro,
contestarán sus doradas gotas,
que los sueños hay que vivirlos
para que sean realidad,
al verdor del monte
sembraré dulces vericuetos,
para que diluyan escarchas hirientes,
y sus blancos de sabor a nube,
se rizarán cumbres
dolerán sigilos del álamo,
dejando su nieve
en fusión de escalas al cielo,
eternos alambres alumbrados
por el sol y su desquicia,
me llorarán los ríos nuestras gotas de unión,
tu alma pura, colorada será como mi alma,
intransigente comunión, destellos sin calma,
ganaré la batalla,
la noche será mi criada,
la luna rajará crisoles en estampa helada,
las estrellas me arroparán la sábana,
amor yo nuestra primera noche
no seré hombre,
se destaparán los reinos olvidados
seré el rey animal gobernando tu cuerpo,
mi ciprés tendrá sabor a mujer desnuda,
todo lo teñirá el rojo bermellón,
al tañer de nuestras almas en hoguera,
las sombras se unirán todas
hasta vivir en tus cabellos,
yo pasados los siglos
volveré a vivir para pedirte otro beso.

El Castellano
 
 
Latido de una rosa:

Escribo a los fantasmas de esta rosa,
tras su invierno deshojado,
que su voz abre en eco de pétalos,
rosa esquiva de voces dormidas,
soplos de hálitos intransigentes
a un frío de neblina,
bruma voraz desciende entre sus pestañas,
y su sangre de hojas marcada
al rejuvenecer de un ayer,
voces yertas hechas tierra,
aroma de besos dolientes,
y pieles escarchadas,
redondas ojeras suaves de luna,
un aura color rosa fría
de un otoño mustio, herido
que ya no camina.
Sin ella, sin ella la tierra abatida,
me habla de tiempos que fueron,
de sueños que se perdieron,
haz purpúreo vano a morir,
por colchones de ideas,
por todo lo que quedó sin dibujar,
sus voces dictan yo converso,
umbrales que abren al sosiego
de tijeretas que descansan.
Como un beso escondido deleitándose
era ella floreciendo abriéndose al mundo
para ver desde su carcasa el fluir del tiempo.
Fantasmas mudos que reposan la caricia
de esta rosa, única al mundo
temperamento de princesa,
el campo en su pétalo,
rosa, rosa tierna carne de estrella,
ojos de quimera,
estampa quieta,
cuántos te conocieron
cuántos como tu jardinero te querrán.
Rosa esquiva, rosa viva, rosa sin cortar
al cielo quién te viera caminar.
piropo eres para voz soterrar
al latido de tu beso por imaginar,
vive cuanto quieras
que volverás a reinar.
Por tus espinas rizarán albas
y rocíos matutinos
con sabor a tu esencia desnuda.
Ya tu voz no vivirá más ahogada,
hablará tu savia
tu belleza elaborada.
 
El Castellano
 
Luzarrero desvestido:

Ven poeta a mi yermo,
descubierto entre álamos
que blanquean
y un sol oscuro de invierno,
un sol muerto
que nubes negrean su muerte
entre caracoles de faroles
y adoquines ermitaños.
Ven vida a mis flores rutilantes
de sombras de nubes
por corceles suaves te escondes
por hormigones de leche
y sus canosos cristales
tu polvo de estrellas viertes
voy soñando mi linde despierto
estas calles de diciembre se encienden,
como perro ladrando de noche,
mientras tanto te busco luna dulce
entre tus mieles luminosas que viertes,
entre cuchillos yertos de asfalto
y gravas secuaces,
el soto mío perviertes,
los edificios suenan
a nanas sonámbulas
mientras tus altas ojeras cuelgas.
Una fosa es mi palabra
que soterran ideas
cual tordos que grama escarban,
verdes granas es un perfil angosto,
pudiese yo retornar al otro lado
y seguir indemne,
no lo sé.
Mientras seguiré crujiendo
sonidos secos, ululantes
de sentidos dentados en haz purpúreo
y su afligido azabache,
yo te busco luna por cuanto yo he conocido
por silos de arena blanda,
por coches y entramados inertes
que jamás desvanecen,
por cristales hirientes
y su reflejo ámbar,
tu idioma secuestrado me desciendes,
días festivos danzaron huyendo
como ecuaciones de estorninos
jamás fugaces.
Terminaste de escuchar mi ruego
sin escapar,
te escondes cuando te busco
entre verdes ramas,
y violetas flores
bajo luz de oscuridad
artificial ciudad,
edificios que no aúllan con el viento,
venas roídas entre encajes grises,
capas de noche humeante,
por cuanto he conocido,
por cuanto he huido
para encontrarte.
 
El Castellano
 
Apium:

El barbecho de la espiga,
la mar me trae la ola,
la montaña me trae la cascada
mis ojos llevan el color de siglos
de floresta destapada,
mi tierra se lleva mi espada,
el  aire mi aullido
hondo, redondo
crujiendo en las aguas,
mi vida lo siente
lleva sangre en las venas,
arterias de ángeles
estrellados en su eco
alzado a la Estrella,
sostenme en las bocas
que mi silencio reverbera,
mi montaña bonita será sentida,
mi Santa flor en la boca de la abeja,
que mi vida maneja,
tráeme los pinos de los montes,
el aire de las cumbres,
tráeme tu boca para nacer en ella,
sigo a Luccifer
bueno él me sigue a mí,
cosas peores habrá
como abrir y entornar la puerta
para que pase la maldad,
siento decirte que arrastro mis demonios creados,
para enterrarlos en el campo,
al lado de un sigilo de chopo,
que a sí estén de ojos abiertos,
no me enloquecerán más,
estoy hecho de miedo,
soy de hielo
más fuerte que el don austero,
palabras sepultadas en mi zanja,
mis padres y mi gato son inmortales,
¿por qué me llevaste padre a la ciudad?
que lento muero aquí,
sin sentir el viento de mi campo,
sin mis flores y su aroma
a vendavales desnudos,
estos árboles de cemento
no suenan con el aire,
ni estos cristales atraen abejas,
aléjame de rejas,
salva mi muerte
que es del monte.

El Castellano
 
Frío en la sombra:

Vengo de la noche
desterrando sombras
cuajadas, amilanadas
en un tranvía
sin freno obtuso.
Destilo mi figura
y un brillo
se apodera suave, displicente.
Encaro faroles intermitente,
intransigente
acaso soy gente,
una vil lechuza
posa mi mente, como muerte
quizás destino.
Retracta los bordes del cielo.
Desembocadura que me conoce.
a tierra a esperar
que desnazca el viento
tibia frente viva, batiente.
Labios grises soñaban
por la madrugada
un cristal
que hiende fuego.
Rumor de fauces jóvenes,
en mares sin camino
ni memoria.
Espigas de la nocturna grama
abren su tinta de huidizas voces
y rueda el astado universo sereno.
 
El Castellano

Sujeta la dicha:
 
Diáfanos estambres
gozo en pórfidos enjambres celestiales.
Miente la dicha,
por delinear relucientes estelas:
lanza busca vida aspirando
este jardín
que mi sangre fluye,
mármol seguro
en germinante realidad
esquiva.
Frenesí de alta luna,
tibieza reluce mintiendo,
por el astro
que ya no fulge calmado.
Llamada en sangre de anhelos,
rodeada luz, en buque férreo.
Sajadas ilusiones se bañan
en esta tierra que ya no circula;
ni conforma torres
sin velo o despedida.
Girará el rostro  en peñasco,
la araña será
corazón de mi carne,
flotando las flores frías.
Polvo o sangre,
viviré mi tela.
 
El Castellano
 
Criaturas en el alba:

Alba marcada sin aurora,
luz en inocencia de flor silvestre
al pálido fulgor de estrella
sobrecogida.
Cristal puro de oscura mano,
Nacen virginales céfiros
ruedan laderas suaves
que grama blanquea,
destino de esta infame senda,
vivir acabar sorbo de postrer respiro.
Azur marcado nacidas estas criaturas vespertinas
de celeste insignia.
Por cuántos labores los ojos desplegaron,
secuelas flagran y caracolean,
soterrada la ventura,
un prado arrancado a la semilla,
una dicha conmensurable,
ajuar lumínico de espíritu,
árbol de ceniza vestido.
Destellaba la rosa-cruz rendida,
sus nueve caídas.
Sotos sin prisa arañando la retina;
calma de Dios personal
y sus heridas.
Imperios de ojos cerrados,
aguerrido albor, vestido
en sangre de brea,
yerta, flamígera, ascua prendida.
Injerto de toda soledad anquilosada,
sin quieta estampa fría,
procesos de procesionarias
en quitina sulfurante
que ellas caminan.
Mariposa negra y gris de ademán
nocturna venda que el ojo
no vea.
Abre el mundo
un soturno caballito del diablo,
estas criaturas esparcen destellos febriles
son sensibles al tacto
y desvanecen entre ocasos,
destierro en hierro de sangre,
sus almas duelen
sus vidas huyen.

El Castellano

Sinestesia tangencial:

Quiero tu nombre en el pecho,
aplastar pestañas de mentira,
abrir bocas a frágiles, febriles
lombrices azules
de mis ideas.
Capturar el idioma del azabache
y sus rayos negros;
germinar en barro de algún beso
al candor de este frío
en viento moteado
entre gritos de niebla
embeberme de la sangre de piedra,
con implicado, áspero musgo erizado
este pez de ámbar que fluye
a concavidades del sueño sin gemir.
Mitad invencible de tus muslos férreos
lluvia de mi tierra
en cal y canto segura.
Pólvora o besos púrpura
ágata de esta musa cristalina
de infinita turquesa
que yo quiero.
 
El Castellano
 
Umbría violeta noche:
 
Amor o muerte bebe sigilosamente
deseo en los ojos de una hoz de hierro,
a la mentira de savia que desliza
melancólicamente el claror
de ascua que mueve que guía
tu furor encalmado,
oponte como nube al clamor
que libertad abre tu saliva.
Mi corazón ya fuera se ve esquife
bajo azul que radia flores en su venta,
campo abierto era tu esencia desnuda
por cuantos vuelos amparó tu mirada,
por cuantas secuencias interminables
se alzaba tu dicha,
por cuantas voces tejían mi desquicia,
¿dónde acunar lo triste?
venas reparten lustrosos
rostros como eclipses,
asegurando vida
al granate engastado
de noches que aseguran muerta
nuestra luz.
Somos péndulos del número
que guarda la brisa,
Cósmica azalea en carne humana,
acaso bastaba.
Mi sangre coagulada en cobre nativo,
mis venas de agua preguntaban a mi corazón
si era piedra,
o verde hiedra casi viva,
trepando tu sonorísima furia
de tu altísima voz congelada,
este ojo celeste vence que gira
asaltando la tierra
que hoy nos vio sus hijos
como raíces oscuras
tupidas en umbrío tomo.
 
El Castellano
 
Efímero cuchillo:
 
Soy esclavo libertario
de este alma
que conoce un cuerpo,
cuando sucede gramas florecen;
cielos se empañan
de malvas florecidas,
el fuego se rinde sin ascuas
luz acompasa ideas.
El mundo se da la vuelta
erizos seniles rinden
sus erizados filos,
sombras se bañan
en fuentes que blanco tiñen,
no hay represalias,
ni destellos de luces
todo gira en esfera de unidad,
las rosas dejan de ser adoradas
porque caminan,
nada se detiene
todo reza al vestigio origen
cuando brilla el tiempo
el alma canta en cuerpo,
hilvana sentires de cromo,
la vergüenza se anuda
y no quiere despertar,
cardos amamantan jilgueros,
colorines de intransigentes vuelos
hacia la paz del campo,
que bebe verde,
la rosa no quiere tinta,
ya tiene sangre,
las margaritas a envidia
de crisantemos
aportan lenguaje al difunto
como final de camino
que el amarillo era blanco
silbaba una caléndula.
Y el sol no era sol
porque no nació en tierra.
 
El Castellano
 
Eco se resopla:

Linde  inquieto, sus voces acuña.
Flor cautiva, el sosiego incuba
en crisol místico que perdura
su rústico anhelo,
tomos de su tierra vencen
por moldes de arena
y dehesa.
Cantara mi pecho de cristalina bóveda,
que la noche escapa
más allá de tu pestaña curva
haciendo cuña de tu hermosura.
Lo que atañe de la bruma
para que siempre sea  gris.
Nadie puede abrir semillas
en el corazón del sueño
claro, amilanado, deshilachado.
Desnacer pudiera
con pies de barro.
 
Cantando en la tubería
hablando por tubos
que voy picando.
Cresterías por notas de letras
fugaz baile de estambres.

El Castellano
 
 
Onírico crisol:

Vida borde de arena, tartamudo
al servil gozo que afluye
el mediocre segundo.
Dioses me libren
de estupefactas vidas de un día,
mis briznas hablan entre ellas,
bogan tiradas danza arriba.
Ecos en secreto verde;
número de amor que afloja
su vil temperamento
en mitad del camino
que odio vence
por esta cicuta de viento abisal
que oídos encaja
al pie dulce de flores
y su amarillo cosquilleo
de estambres.
Espina de este campo de áspides
por cuantas corolas florecieron,
cabellos de tallos que caminan
sol rudo recibe mi amor
áspero, intangible
como escarabajito leve
que se alimenta de la flor.
 
El Castellano
 
 
Hacienda desposeída:

Fresco sonido yermo,
o fresco dosel de sombra.
Día anclado, perpetuo
sin brisa o ideas
de un castizo ayer, olvidado.
 
Sentimiento que tiene bordes,
sin pecho, ni barrotes de represalia
viaje arrastrado en llama de candelabro.
Nadie me conoce en la otra muerta orilla;
vivo en la densa bruma espectral
donde letra hace nombre
como joven rosa de tinta
dolorosa, batiente,
como el viento sin muerte
hojas de esta tibia sangre
acaso pena de imposible, abierta rama.
 
Vendabal extinto
queriendo los sufrimientos de luz
que buscando oscuridad empujan.
Mirando al duro Clavín
iluminado de noche
labios unidos en espasmos
que blanquean
mi tinta despierta
que grita su clara secuela,
que su sonido alumbra.
Añil amarillo
entre fauces sin haz meditado,
hablando sobre el que ríe último
piensa más lento.
Insubordinada estampa
el verde mis ojos
anhelantes.
Insomnio perdido
¿tienes miedo?
Solas miradas
del abisal oscuro
desposeído;
yo con cristalina fuente
en fuego hiriente.
 
 
 
El Castellano
 
 
Ficción sin saco:

Final sin comienzo anunciado.
Pulcra soledad entre espadas
¿acaso yo cobijo?
Profundo destellaba
duda curva si golondrina
errática, cernícalo avizor
o cuervo de tierra,
tenso en la cuerda
que todo devenir sostiene
ojo flagra que exime su libertad,
por sotos y forrajes
que alma anidan.
Tordos escarban, me nacen
lombrices de ideas azules.
¿Qué fue de lo perdido?
Marchó a un abismo silencioso
de larvas carnívoras.
Se acicalaron sombras
en añil espejo hiriente
yo no era, yo soy.
Como silencio de haz ultrajado.
Tímido reposo de amapolas
cantando a su terruño grillo.
Idioma soterrado, alzando
que por una flor no pierde
la estampa.
Silbos de nereidas
entre rebaños de peces
habitaron altos árboles,
cenizas fluidas del transmigrar
de tierra, almas a esperas
del venidero eclipse
que dé ojos.

El Castellano
 
Prendida razón:

Inexorable abismo
de letra marchito;
Hijo no eres obra,
creación empedernida,
del rayo de sol.
Curtido, voluntad recta
y dispuesta,
sólo eres comienzo,
tu devenir empezado.
Desde antes que pensado
origen marcado
Señor de señores eres
larva flagrante entre los seres.
Unión de forma y materia
concebida,
descanso de sosiego vespertino
entre cumbres.
Piedra de mi yermo germinando.
Amor pulcro de cristales
asolada esfera afable
alambre de toda idea.
Eso eres, Hijo del comienzo
multiplicando por ojos
nuevos comienzos asidos,
tu padre no soy yo,
un mero impulso de pluma,
tu padre es esencia de todo dios,
y no tiene comienzo,
es la perfección
hecha destino, azar del origen
de unión de materia y tiempo.
Un devenir que nos unió
cielo y tierra
para complexión de carne
y alma pudiente.
en único
camino de encontrar
la perfección.
Llamada razón
del conocimiento completo,
somos tránsito,
somos movimiento
de dictada posesión.
  
El Castellano
 
Vanguardia II:

I:
 
Mitad luz,
mitad descampado oscuro
hondo esquivo tajo rutilante,
se besaban dos sombras
apuñalando su violeta.
Dulce, postrado
de retina escarchada.
Vida de una vida asolando.
 
II:
 
Fragor de estallido,
por almas crepitan su sentido,
angosto al paso del tiempo
en calizo terreno despojado,
dueño de la tela
y el vellocino de esta araña.
 
III:
 
Dos muelles se querían,
sobre silla dorada
saltaban alto como el nombre,
dando de sí la extensión
del aire.
 
IV
 
Infinito cerrado a solas,
desdén consumado
del colapsado ocaso sembrado,
vida de tu saliva que fluya,
fértil lluvia bajo mis pies,
piedras y su aliento perpetuo,
estrellas levantan.
 
 
V:
 
Cristalina de fuego
que deshace frentes
purpúreos ojos dementes,
descubierto haz
soterrada esta desquicia
yerta, iluminada
de visión clara.
 
 
 
VI:
Vorágines de trasiego,
una letra en la hoguera.
Sangre de mi quimera,
abre llorando
que blanquea
su nueva tierra.
 
 
VII:
 
Ensordecida siega
del mañana;
sudor que acampa,
espiga y su filo de alba.
 
VIII:
 
Perdida media noche
al furor de candores,
esquiva levantaba
por cuantos resquicios,
su soledad habitaba.
 
 
IX:
Hilvanando suspiros
en rejas, rectas porfiadas,
sus ademanes suaves creados,
flagrando ajuares disparados,
supervivencia temida de la caricia.
 
El Castellano
 
Vanguardia:

I
Vanguardia
 
Oh vanguardia, tu azar,
no cabe en un hilo,
hendida, alzada,
de enhiesta flecha, clavada,
un ojal que surte grietas
en estas quietas esperanzas,
bañan y se bañan,
vuestras destrenzadas
primaveras.
 
II
Ocaso rendido
 
Ajuar del astro sostenido,
suspiro a media tinta,
del profuso, profano, pagano
horizonte malva y su abrojo lanzado,
clavado en el verdor
de mis silos,
otra noche traspuesta,
que se me escapa
por la rendija, entre barrotes helados,
de mi cortina.
 
III
Cañaveral prendido
 
Ríos bajan, dulces aromos
al frescor de albas derretidas,
fluye, vence su iris de plata,
espumas de blancos chopos
cabalgadas.
Frente de húmedas azadas,
lágrimas saciadas
del verdor de campos
cual guadañas,
y su casa será eterno sollozo
de hadas.
 
IV
Canto enterrado
 
Por ti mi alma,
cuervos rinden pleitesía de negra ala,
acequias no son grises yagas,
yo quien te da sangre,
tú mi hoguera que ni quimeras
alcanzan,
rendida jamás,
me alzas mi palabra
por cielos de espinas labradas,
siempre te quiero
verte florecer en este jardín de rosas
tus lindas alas,
de esta espiga te traigo la caricia,
de esta vida mi tiempo fusilado
sin despedida.
 
V
Soterrada vía
 
Alza resume y coarta
mi acequia verdadera,
sobre este famélico tren de espejos,
danza mi brío con fuerza e ímpetu
va que viene , desgasta,
la rienda enroscada en la espuela
de mi saliva verdadera,
como un azote de la noche
y su vieja escuela sangrando yagas de luz
silenciada en el regio hastío
de este rey lucero descansando su frío resplandor,
entre sus corajes sembrados.
 
VI
Sol de cristal
 
Oh lugh, invencible al crisol
de tus lenguas travesadas
fiel carrusel de rayos sin secuela
de su rizada espera,
blanca luz de tu vera,
entre compases que hielan,
a tu vespertino canto derriten, despiertan
tus mil llamas liberadas,
desnaces a la noche que aguarda,
oh Sol de mis soles,
acoge este iridiscente canto
en tu seno en mi pecho que te aguardo,
al fragor de serpientes frías,
al valor de fieras enardecidas,
bajo y bajaré para alcanzarte.
 
VII
Bocas de espuma
 
Libero ásperos aguaceros, vientos
de mi pueblo desierto,
me conducen a verte
mujer de flores entre horizontes
que escapan fugaces,
entre olas de colores,
yo con la ineptitud de estos años,
míos, dulces, inconclusos, repletos
en vasija de dolor sabor hondo
y alegría elaborada,
en campañas de etéreas travesías
donde el final eres tú,
un pétalo, una fuente y un ovillo.
 
VIII
Libero el nueve
 
Osadía de cerrojillos ciegos,
entre brillos asmáticos del corredor,
por este aspa, por este candado
vendo que regalo mi dicha consumada,
ojo del buen cazador,
matemático placer enjaulado,
por ojos abiertos,
por un pañuelo, donde secaba lágrimas
la hilandera,
destino abierto a la única primavera.
Afilaba surcos de hogueras
al final de la contienda,
mi letra y la parca efímera,
como pez en tierra.
 
IX
Del famélico trigo nacido

Reza que escapa, su luz en una botella,
al ocre deslizado se abría,
un parpadeo de la espiga,
un estupor que abriga,
y la rima fácil de tonto día,
liberarse puede de toda sangre
y ser hasta arena de la tierra,
de la espiga venidera nacido,
sólo al astro entiende,
desmenuza sus cuchillos,
afila su vida como aspa
enamorada de su tierra.
 
El Castellano
 
Amapola de pecho abierto:

Es por este latido de tierra
que mi alma no se encuentra
ni busca destellos de cielos soberanos.
Otra carne huye,
otros ojos, otra sangre no adhiere,
destino trémulo, voraz
de pestañas en crisol
de soles pudientes,
disfruta el idioma del silencio
que yo estoy danzando en una canica,
por cuantos relojes me han marcado
la frente fría acrisolada
en fugaz idea escita de sombras y niebla,
falange desertora a dirigir razones,
entre corajes florecientes
y sus ababoles que arden
su sangre de tierra joven.
 
El Castellano
 
 
Golondrina:

Dulce alma, no hay miel fruto del amor
que te crease,
no hay cielo ni cigüeña, que belleza de tu tamaño
entornase,
al cristal hiriente alzo
mis agravios y señales,
dignas del carrizo del mar más sereno,
encumbradas pestañas que quieren mirar,
altos sotos sin hacienda
siendo naturaleza,
desdén erosionado cabalgas
una sempiterna luna de plata
cobija mi sentir en tu caracola
de serenidad repleta,
al encuentro que te presto mis ojos
y me devuelves dos flores,
altas, soturnas dignas de tus bellas frondas
por las que perder a mi gato negro
y algo más, perder mi tristeza, por tu risa.
 
El Castellano
 
Pasa para no quedarte:

Abismo que se dispuso, que brega
la tierra, tartamudo deseo
ardiendo en ciego calvero,
de mundo lisonjero,
en frenética gota avance la faz
y sus fauces de plomo exiguen
al candor de luceros tristes
una noche que rueda ventanas
que lima mis nervios del acero,
buitres se acercan por restos de intelecto
cochinos bañan su felicidad
nunca se convierten en leones.
Polvo de estrella mis rudas armas
en mis manos pongo mis ojos,
transhumantes de libertad anquilosada, recta
ambígua danza del talento que fenece
mi espalda, por peldaños a una tierra
ligada a carne y fecha.
Fragor obtuso mis pestañas rigen
tinta de mi funeral escarlata,
acabaré sin irme, sin retozos
que transcurrí mis venas
siempre despiertas en rizada hoguera,
destino impávido, secuaz de negra ala y pluma;
al menos fuí su dolor congelado.
Al menos no miento
fui yo mismo, lo que quise ser,
fui dolor enjaulado,
de rendijas iluminadas
de versos por cristales,
serigrafía del tren que fue tranvía.
 
El Castellano

Anisar tu voz en una caracola:

Día surtidora de sombras,
noche derramadora de luces,
el día me hace del regazo
de una brisa, ilegítima,
ser al fin la semilla
que surca, avanza
y mece, que acrisola
desdenes de verdes fuentes
y latidos precoces.
Ser de tierra es ser hijo de luces y sombras
que arregazan sienten
y padecen lo que no tienen.
Esperando un cruel indulto de estático verde,
abrí mis manos reposando en mis palmas
la tez de mi flor con nombre de mujer,
me quiere y la quiero
derramada la febril gota
que exalta que enardece,
pasajeros del tiempo que no es mío.
Tomo su regazo
que por querer su utopía
venzo que nazco
custodio de nuestro querer preso,
abriendo sendero, un señero dicta
conquistar y destruir tu pasado,
entre torres de humo
que crecenten la fábrica de nuestro mañana
soterrado.
Con vistas entre luces acolchadas
remitentes, complacientes sedosas
entre nidos precoces
de nuestro arrullo de espadas,
víctimas inefables
de lo que nuestro querer quiso
y pudo,
siendo de nuestra vida capullo.
 
 
El Castellano a 06-02-2018
 
Noche de fuelle:

Noche por acordeones de viento
levantas tus leves pulmones,
deslizas tus vendas de esparto
que cubren sigilosos ojos,
alzas sueños de lunas petrificadas.
Acordes entre malvas sembradas
en nubes rígidas que te adelantan,
oscuras nebulosas
de almas rectas,
sosiego tus letanías cubre
de un carrizo espumoso.
Dime
¿por qué te siento?
solo con mi soledad preñada,
un febrero sin cojines alumbraba,
infinito ciego entre estambres
y runas espirituales del mañana.
Ángel mío ¿yo cómo era?
entre estas desquiciadas sábanas
fugaces, tendía mi sombra
yo amé una lagartija,
las vidas que traigo no las relato
feliz mientras tiempo quiso,
incolume desdén sangraba flores,
la tierra se apiadaba
espera ¿qué fue de la espera? y su arpa
mis flores rutilan sombras de idea,
fugaz, pasajera que belleza fría conculca,
aleja el cuchillo hiriente
trasnochada la sierpe
queda vencida la madrugada
si desnacer ocurriera
ni otra tierra ni otros ojos blandiera.
 
El Castellano a 04-02-2018
 
Espiga sangrante:

Por poner el corazón alto
se alza del suelo
mi amor a la tierra,
naciendo una espina roja
de sangre de zarzamora.
Insepultas fauces negrean mi sendero,
que a cal y canto espera
su espiga de tinta
que le borde el mañana,
si por soñar altas miras
nunca quise aposento de cielo,
si no la savia más dura y fría me elevase.
Quiero el sabor de mañanas enigmáticos,
el saber del corazón de una nuez,
quiero la sombra del almendro
como la lluvia primera la primavera,
mi beso de aliento transmigrará hondo
en pozas de sueño ungido,
abrevadero del tiempo
que abrirá la sed de conocimiento
como amapolas dan su carmín
al terreno que acogieron,
avanzo sin permiso
el lienzo calizo
y su cuchillo permisivo;
crece la magarza
y jacintos ya brotaron,
un reverdecer permisivo sin helada,
yo soy un ser de tierra,
y mis escritos arena,
a mi reino lo podrán enterrar, mi poesía.
no habrá alba sin que ésta respire,
en el intra-terrestre corazón del hombre
que la acoge.
Liberados sus negros corceles,
flagrará el viento
moviendo engranajes,
enraizando como forraje
en otra tierra,
en otra alma
lista para que duerman juntas.
 
El Castellano
 
Rígido transcurrir:
 
Centellea mi candil interior
en el prisma lejano, oscuro,
de nuestro conocimiento;
sueno en la ausencia del sonido
estridencia recta armada de anzuelo,
veo donde mis ojos estáticos
dejaron de verse
y la mirada eterna, flagrante
del segundo hundido quedó efímera,
en su calma que ama
quedó sin nombre, sin sangre,
sin trance, sin alarde,
sin verte, sin verte, sin verte.
Y el ser se miente,
busca su horizonte,
su esencia infinita que arde,
es del frío soledad de hierro
y savia de flor creada,
donde la rabia llegó
el murciélago ni se inmutó.
Segundo muerto por ser invento,
Alimentando el jardín
del tiempo difunto,
resplandor de auroras
en los confines que me llevan
a verte, yo sin ojos
sin cuerpo, sin maldad ni cerrojos,
sin venas ni rojo yerto que fluye
por arterias de ángeles estrellados
en estrellas de su inexistencia
real, intangible, inspiración
verso con alma sin dolor
tu existir en la boca de aquella estrella,
esa que fue luciérnaga
de cueva llamada noche,
mientras yo estaba imaginándote
en tu misterio de nuestro amanecer,
aquel que nunca se dio,
ayer parece que tornó hoy
ni siquiera nuestra imaginación nos pensó
ni a nuestros labios voló,
únicamente afluente
de río inexistente
ese de las flores desangradas
que tu carne creó.
Mi mundo distorsionado
se volvió eje etéreo de nuestro
elevado misterio
que descubierto no es
ni sílaba ni verbo ni semejante
expresión de conocido
esqueleto y alas de la fuente
de nuestro deseo
ese que me mantiene
y nos mantiene
sin sabernos.
Sin ser idea ni secuencia
ni identidad ni poesía.
Un simple sentimiento
sin concepto.
Un todo y un nada
solamente eso.

El Castellano
 
Canto hundido:

Adusta cima de ojos augusta,
senil canto de caracol añil,
es la música infinita en lares
encorajinados, desvencijados,
polillas seculares suicidas,
canto poema de hombre muerto.
sostenido, infecundo, nítido.
Ojos ciegos, eternizados,
babosa caracolea vetusta
claveteada, en campana celada,
precipicio difuso auspicio,
altura difuminada de clara
secuela trastocada, vuela.
Descorchada sangre helada,
escalera cuesta abajo, hace hilera,
tranvía que la noche rige sin envidia,
sotos humeantes, bruma por riscos
desciende, campanas tañen sin ende.
Buitre acicala el postrer sorbo sin salitre,
lagartija de pared prende la sortija,
para mis labios sean tu sed, mi esquiva ara,
solaz yaga sin perdices, futura siembra pertinaz,
descampado joven sin tapial alumbrado,
dorada doña quitina, anclada
servil gozo germina fértil
vientre enhiesta briaga, floreciendo septiembre.
lucha de contrarios el cielo escucha,
reino funesto mece todo sino.
Abierto el día, queda sin lamento,
todo canto hundido,
flor de alumbrado gineceo gime color,
espera que aventaja estambre en cólera.
grana de estupor nana,
deja que caléndula sea vieja.
albor, estupor todo baila en derredor.
 
El Castellano
 
Destino la dicha:

Calvero radiante de líquida lumbre,
bajo pentagrama de fuego,
hondo aquelarre,
en luna perpetua y sus mármoles,
cuántas voces cayeron
sobre los velos de esparto.
Manos de cielo imperecedero,
recodos de hirientes cristales,
¿traen la destrucción o la luz?
Perros que flotan como lobos,
un día de ninguno, terco olvido;
poniente de sotos,
luz cuchilla ferviente de olas migratorias
de tierra y sus cónclaves rígidos, secos,
que navega el caracol judío blanco.
Escama que ojo fulge
clarea el lago que te frunce,
convulsa hirviendo la mañana,
colmada la víbora toda veneno.
pestaña lenta,
que casi no brilla sin lucero.
Por aguas de enero
Pulsos en latidos que bañan
la enajenada estrella
quieta como reloj roto.
Nieve de fronda larga
en hojarasca de mundo
que chirría su navaja,
reluciente tajo por un sol ardiendo seco.
 
El Castellano
 
Ultranza desposeída:

Viejos chopos de voz a los vientos,
irritados, hondos, erizado
piélago hirviente demostrado.
Manso río al tenaz hielo duerme,
la calma que nieves blanquean
con inusitado peso las frondas
suaves.
Lo demás confía todos
a los dioses.
No huyen de investigar
lo que el mañana haya de ser.
Vides ut alta
en el campo de Marte osé
sembrarte, plazas que esperan
tenues coloquios en la noche.
Deslizan la hora convenida.
Alzo a mi guía
de caduceo áureo,
grey con espíritus
que se perfila grato.
Padre de mi curvada lira.
Contra escollos tenaces sé prudente,
deshoja mi rudeza
sus nobles acertijos.
Sonrió la afrenta,
de su alma desposeído.
Almas piadosas duermen en el Elíseo
cultivando rito a dioses
del Averno y del Olimpo.
 
El Castellano
 
Argento color:

A ti incansable fusta, el labriego
se te rinde inquieto por su campo,
a ti dueña de los mares,
de hoz y sosiego.
Rudo y fugaz Escita te entabla,
por gentes, ciudades, fuentes
madres de reyes bárbaros.
Entre déspotas brillantes,
mi patria sin sentar,
derretidos los clavos trabales,
lealtad sumisa en albo traje
no cambia el signo de su vulgo infiel.
Santa ley si romo acero
no blande y estira ultraje.
Ay, cicatriz sin delito,
de fraterna sangre no me avergüenza,
falaces de juveniles enjambres
dejan los amigos.
Ojalá fragües nueva forja de romo metal,
se ceñirá tenaz a su nueva suerte,
como la hiedra trepadora al árbol.
En mis manos florecen las tardías rosas,
sencillo mirto no prepares.
Sólo afila esta tupida parra a la sombra.

El Castellano
 
Desciende cielo:

A ti imploro, parda sepultura de hondo tajo,
brumas febriles te envuelven
tus cenizas aparentes, huye el corcel
duda el caballero.
Funesto día osaron plantarte,
afrenta de los campos quedaste,
viejo caduco árbol, madero vil;
azar  en meridiano.
Soldado saeta en fuga por tu ramaje,
mudo y ciego, vigor de hierros Íberos.
Triste grey de sombras,
ademán silencioso agarrado
a la oscura raíz púrpura del destino.
Subraya mi acorde denso, rápido
ruina de tres cabezas,
para escuchar mis víboras temblando,
garra imprevista de reino funerario,
huésped en campo profanado.
Destierros amargos de raíces,
que el marino púnico de tierra teme.
crimen de fragantes flores acoge,
pulidos mármoles despertarán
del sueño fugaz días otoñales
y ondas infernales,
cenagoso cauce
para todo abandonar, campos, casa,
amorosa mujer, árboles cultivados
para que sólo siga mi resguardo
un férreo ciprés.
 
El Castellano
 
Pitanza incansable:

Puedo sentir la lluvia en tu cabello,
puedo sentir tu corazón en la oscuridad
al menos puedo sentir tu rostro en mis dedos.
Qué sobre el cazador,
qué era del juego de sentirnos,
corrió desamparado con el sentido perplejo,
abriendo zanjas del sueño horizontal
donde se bañan uniformes los enero,
sentidos se clavan en los ojos,
aventaja que no rinde el juego
que comienza el movimiento a defender.
corre por fuera a verte,
brilla tu corazón en la oscuridad
mi nervio congela el momento.
Acecho de cazador sin armas,
puedes verme caer en el vacío ileso
estoy buscando tu fragor de estrella,
acampa mi choza de cielo
fulgurado corazón,
por el camino a Humanes
voy a encontrarte, voy a perderte;
allí donde rizan vericuetos,
y faunos y sátiros desertan a perseguir.
abre tus pupilas
por si encuentras mi acecho,
caído el día, sólo queda comenzar de nuevo.
 
El Castellano
 
Mañana parda en la cima de cementerio:

Cima adusta siembra mi idea,
volando el canto, sombra languidece,
jocosa palabra viaja robusta,
por sierra de alto cardo
y caracol serrano,
es un silencio vano
vida de la sombra del secano,
llanto amargo,
serranía que lluvia diluye,
nocturna campana del alambre ciñe.
Manantial por maña ilusión
temprana, taciturna la hora.
Río del segundo que fluye,
todo lo bueno, bueno termina,
eco sordo abre sinfonía de espigas,
abría el día su cobre viejo,
un sol de espejo,
hervía a lo alto el frío de abajo,
electrificada mi mirada,
lijaba mi ceño tempestades abisales.
Alma haciendo poso,
sin conciencia el cristal empaña.
Seré fuente para cantar al agua,
mi hija poema dirá
¿Acaso mi vida no te di?
El Castellano
 
Desdén condenado:

Vagido azar indeleble
sostenme al arrimo de mi pecho,
fuerte. encorajinado, denso palpitar
en soberbia luz destellando,
rayo y secuela de impávida nota.
Estruendosa quimera
en inteligencia seca,
secuaz de millares pensantes,
camino de zarza y endrino
camino de vida y un sino,
fuente, abrevadero virginal
descorchado,
por cientos renacuajos ideas.
Rebelde soga en una encina,
vaivén en veleta con el viento
raudal trenzado, en mimbre cabalgo
veleidoso, regio, espina sangrante,
tránsfugo renegado a morir,
hidalguía desdeñada por tierras
y cuchillos de espigas,
con ocres carraspeados
aguardando ababoles matutinos
semblantes esparcidos
como entes rutilantes a la espera
de haber nacido.
Encumbrada la libertad
de nacer sin parcela;
resumen de vida de una vida
bajo tierra.
Rumbo a zarpar
la vía astral
que todo lo acontecido
es la historia de un muerto.
 
El Castellano
 
Rambla del sueño:

Resumo que venzo.
Resopla, para y se piensa,
por pensarse
nació una lombriz azulada,
buscaba su escondrijo húmedo
de la idea,
se aleteaba
como gusano floreciente
haciendo alarde,
agravios y destellos flamígeros.
Ascua del mañana,
él sentado en el trigo
de su verso
no se vio la espalda
llena de abejas
de pensamientos típicos
de su vida parada,
como reposo de barcas.
Hago diestro empeño
en esta casa de arañas.
Por la grieta del álamo blanco,
arañas grises me cuentan
de la estación perdida
entre hilos y retales
del hambre;
el alacrán de su mente
corría feliz o eso creía,
sin tener nadie que lo pisara.
Escribo a este reposo invernado
que hace el amor
con las heridas del chopo,
grieta acicalada
por entre notas
del viento y su calma,
sueños temblorosos;
crepita su carne de madera,
al calor que retuerce
el astro verdadero.
La tierra deja cicatrices heladas,
se yergue la caléndula
en complacencia de espíritus
de carne de arena.
Es mi torre una estatua bella,
fulgores rizados entre blancas sienes,
con el sigilo de carcoma
vendo mi ayer que se desploma.
Agujerea, crepita, chirría
mi yunque despierto
clavando este pertinaz dolor,
que si lo sacara cantara de un amor
entre venas.
Parto el cristal de mi suerte
por si afilo mi destino,
mi existencia queda en invierno
alamán del nervio
ese que pasa la puerta
del negro lirio,
mi alma partiendo almendras,
desde mi sol dibujado
a esta luna de azúcar.
Soy reflejo de mi sombra
un esmero de la tinta,
si mi vida fuera papel
no habría tinta
para escribir
lo fuerte
que late sin balde.
Al suelo de la encina
abre su fauce
la hormiga león,
tiempo burlado por cortezas
vivas, desprendida
mi soledad, vuelve
el oscuro, tenue soldado alado,
este suplicio abotonado.
 
El Castellano
 
Soterraña dicha:

Acometido huracán de centella,
en mi savia blande la espina,
raíces de carne a espíritu,
abiertas, que yo no hostigo.
 
Luz encorajinada
abriendo hondas secuelas,
por rayos ciegos solares.
Es un patio de luces en concavidades
que el cielo danza y ríe.
 
Corazón ensordecido,
eres locura traspuesta
al frío en abrigo.
Florida mi alma
no seca la verdad.
 
Tinieblas duerme
en ojos soterraños;
Eternidad socavada
sin flamígera espera.
 
Aguda espina, alto arbusto
sed que hostiga a merced,
bajo suelo dioses se bañan,
allí luz, alma, póstiga son enemigos,
copa de brumas no busques canto.
 
Sólo, sólo allí abajo reinará
mi carne azul
mientras se vuelve agua
y sedimento apabullado
donde mi alma encuentre portón.
Agua y tierra reguero que abismo sustenta.
 
El Castellano
 
Entraña efímera:
 
Abro sortilegio de espadas,
enjuta llora la tierra
sobre un carril húmedo,
surcaba mi sombra de vida
azares y tristezas;
besos y espinas de flores
abisal tormenta
que descubría lo eterno.
Lagar turbio de la forma congelada,
fuente existencial de sangre,
igual letra abierta entre brumas
voraces.
donde siglos rebajaron el estío,
historia de sosiego cabalgo,
mar sin entraña
sólo tierra y sus bellotas
de días futuros.
esperan la voz
de profundos conjuros,
hincan los sotos
sus torres de belleza,
que yergue padre Sol
entre selvas de piedras,
surcos de lumbre
donde muere la tarde.
Asesinada la Esfinge
reposo mi cimiento.
 
 
Belleza ¿qué eres tú belleza?
Salmo adornado por los hombres,
virginal cuna de la forma,
encina de tierra,
cuchillo de ciprés que vigila
tu espalda.
Cumbre de ideales sin lumbre quieta,
honda clepsidra de las estaciones,
insectos en tus flores ¿somos?
corrientes de vida que clavan metales
de hermosura.
Voy por el camino de zarzas
sin herirme
voy cerca de un canto que asesine el final
de muerte pautada.
Abrojo sin despedida
sutil caricia,
respiro sin nicho ni ancla
sólo un sol de caléndula
latiendo su espuma verde amarilla,
por corajes nacientes,
que deshacen versos de lágrima.
 
El Castellano
 
Tersura de espada:

Luz en flor de inocencia,
silvestre, ya no rueda.
Bebe un eco de tu postrer saliva,
detrás de tu fantástica presencia,
en albor cristalino
de purísima estela.
Es mi húmeda túnica
candor de noche rúnica,
que desgarro céfiros puros
al beso que apacienta la luna:
por luces antiguas,
imperecederas.
En este sino transparente
que tu dicha muerde.
Tu tersura,
infinita senda
sin arrepentimiento mundanal.
Por este valle y río
de curso solar.
Sin lágrimas, tu amarillez exuda,
tu íntima faz violácea
por la que nacían
las gotas vírgenes de rocío.
Bella dulzura que presides mis aires.
 
El Castellano
 
Sucesivo aleteo:

Incandescente miras,
mis acordes trasiegas,
mis venas limas
frente inocencia ojos no miras
mientras Euridice
camina la sombra de mi nogal.
Flor como nimbo sin sueño;
cuchilla florece
al estribillo que canta un grillo,
mi torso sin fuego
acaso habla.
Días suaves de ventanas precoces,
alcoba que salta las aguas
es mi caracol repleto
que oxidado no desliza
ni lamento ni canto yermo.
fronda de este jarrón de cielo
todo es distinto ya,
hasta mi pecho, abandonado
adópto espinas por yunques enhiestos.
Bosque febril sin sangre,
marejada de viento rosáceo
acude tu carne.
Escultura de tiempo,
sin fondo,
ni forma ni materia cubre,
de tiempo que se deshizo sin tortura;
mujer que habitaste mi ausencia
mullida, extensa, enclaustrada,
son frías perlas suicidas
por grietas de estaciones
al virgen regazo
y su indeleble trazo,
muertas sus vidas por un abrazo.
 
El Castellano
 
Tríptico trago de agua:

Era como pulcra onda
anisando un sol de febrero
castizo que llamaba a marzo,
escuché la desquicia latiendo el suelo
y me encontré una reluciente,
vieja tuerca oxidada.
La sombra padre
se escondía entre manos anudadas
de sus hijos,
llamando a mis primeros pensamientos,
yunque clavado en la pared
sin soto ni caballo,
crecí en su mitad
entre baldes de plomo,
en corriente de drenajes,
parlamentando
abren el oído de pares;
nulidad de pura interrogación
más vacío
en ventanilla
de visión de muchos,
yo gastado aterricé
en república de la sal.
Porteador de interperie
regresaba directo al rostro
en destartalado invierno,
reunía el campo
un subastador de mi conciencia.
Ánimo optativo de la región
en sueños de malvas nubes,
calizo terreno,
opulentos pinos
en bocas de hierro
acunando la ilusión
de esperanza.
 
El Castellano

Recto metal pudiente:

Cae la noche, sobre ingrávido
lecho de mi juventud
acostando la luna de cuarzo
entre áspero frío.
Cuerpo mineral candente
quieto en pantanos de tela,
retorcidos sus destellos
en esta nube de leche,
el fango fragoroso gira
imploro a esta luna que ame,
y el morado cielo ladea.
Mi sangre verde.
Es por este escarabajo
que llega el verbo.
Soledad, soledad tus pulcras alas
que vencen auroras de adoración.
Aurora funesta clavada la hora,
vorágine o trasiego
luz que ignora
si acaso nace.
Tus infinitos yo beso
dime corazón al apoyo de tus párpados
cuál profunda verdad
en esta espectral rivera
de ondas líbicas.
Espuma densa
de océano de ideas entregado.
Profunda ascua invencible
es mi dolor que más no quiere
retirarse,
que sentencias invade
todo ojos,
montaña de hojarasca,
cristal de pulsos
que tu imagen toca.
 
El Castellano

Estrella de agua:
 
Suspiro fresco
en labio extinto
de sombra.
Día que no se encuentra
su densa forma,
cuerpo con agua de estrella,
querer vivo que llega al aire
tiende y espera,
la muerte que renace
por fuegos de brea
en el aire.
Abren batientes pétalos
de viejo silencio esquilmado,
esplendoroso.
Acurrucados sobre un lecho
que la brisa abre,
en trocados rayos de sol,
esquivos en plano
de verde follaje.
Astuta golondrina encontrando
dócil rama.
Mundo sin mentira de vida,
manantial reluciente de esmeraldas
ahonda y todo siente,
que la sangre miente.
Terruño ojo victorioso
aplaca sus arpas irascibles
estrujando abismos dolorosos,
petrificados.
Reniega la boca vegetal
casi viva,
promesas en frente de violetas,
cantan amando el claror
lírico, estremecido.
Coágulo de viento
en cientos de porciones,
esta luna quieta
semejanza quiere
descubierta la zona umbría
donde invicta llagó mi alma.
 
El Castellano
 
Primor enraizado:

Bruma tiende la loma del cerro,
pinos caracolean sus jóvenes regazos,
tiempo exhausto entre brezos y esparto,
el lenguaje del enebro acicala córvido deseo.
Cementerio en mitad del campo
donde por los años siguen enhiestos cipreses.
Cristo de la tierra erguido en alguna cruz de barro,
peinetas de brujas bordean
con geranios de los caminos
el aposento de la manzanilla gorda,
forrajes aguantan a merced del cierzo del tiempo,
donde hoz no pasa,
abrojos se clavan al barbecho terreno
entre esquivos molinillos
que vigilan serenos cardos,
grama joven tiñe su horizonte verde
donde alzan su picazón ortigas seculares,
a esta roca señero inmóvil
de este mar de tierra y savia borde,
alzo pertinaz
pensamiento
¿qué fue primero la semilla, o el animal?
jacintos silvestres cuidan sus bulbos
siempre su renacer impera
precoces lluvias que despliegan
sus verdes cabellos,
malvas cobijadas por tapias
que ven desfilar hormigas.
 
El Castellano
 
TELÉGRAFO:

Trato hoy, desgañitado, dando mi hiel desquicia al ajeno. Estuve con existencia y soledades, bebiendo en ubre amarilla. Hay un cuarto de formol y un gramo de yodoformo en mi mesita, colores para nuestras naciones. Era un triángulo angular, bajo un terciopelo verde listado, sobre el que se suspendía un alambre oxidado de telégrafo. Era el medio del idioma del hijo de nuestro cielo; un gritar escarpado a lo desconocido, hablando intrínseco con su paralelo perplejo, desconocido: chirriar de un poste de pino muerto, herido por el viento; una carne de metal vacilaba; era una tetera cantando al fuego. Lo ignorado latiendo, súbitamente. Su idioma de ruido, por ruido vertiginoso, vibraba de aquel poste como si el piadoso terciopelo de césped de abajo le sintiese bailar. Tendido con recorte, lucía como una colgadura de iris vertical; como jícara blanda, paralelo, vencido por alambres de boca misteriosa, miedosos, oscilantes, bajo el verde terciopelo tendido, que espera sus corzos secos de invierno.
El Castellano
 
SIGILO DE SOBRIEDAD:
 
Fauces amarillas. El humo de su tabaco seco, cuelga de su blanca sien. Bocas de agudos filos, nada por todo. Tomaba su café de grano recién molido como si goteara del árbol del insomnio. Era un hombre chapado de antaños. Dormía cuando tenía sueño. Comía cuando tenía hambre. Amaba más a las flores de su jardín que a las personas. La amargura no conocía si no se hubiese casado con ella. Su bigote recto comía por él. Era apuesto, pero le asustaba mirarse al espejo y contemplar que el tiempo podía más. Su diálogo era más parco que una tabla agarrada bajo yunque. No amaba el dinero y sólo lo empleaba en gastarlo para necesidades básicas. Hablaba con sus flores y lo extraño era que le respondían dentro de su cabeza, consecuencia de la soledad avanzada. Seguía la ley del ojo por ojo si le daban amor. Devolvía lo mismo, pero en cuanto al odio, éste, le temía. Gustaba sentarse en su mecedora en el jardín y acercar comida a córvidos negros como azabache y observarles . Era un hombre pleno y hacía honor a su vida, amando lo sencillo, cogiendo su armonía en la mano que sostenía su cigarrillo y que blanqueaba ya su bigote. Con la paz en su soledad, feliz de contentarse en su memoria de cuántos conoció, cambiaba luz en su medianía exacerbada. Afilaba tostadas en miel rebosadas, en su desayuno. Sabía estirar el tiempo como si no existiese. Su simpatía de ignorantes era apreciada por todos los que le medían.

Una mañana, en que regaba su patio como si la sed fuera suya, al acercarse al tupido seto, escuchó unos maullidos leves, estridentes y que venían de una camada de gatitos, arañando ,aún en ceguera precoz, en busca de su madre. Su alma de viejo aguerrido se enterneció. Miró a los recién nacidos y sin dudar, sin tener agresividad de la gata madre, se acercó a tomar a uno de ellos, él único de color negro y se hizo el propósito de adoptarlo con todo lo que ello implicaba. Sus hermanos eran blancos, moteados y en manchas negras. El gato negro elegido, resultó ser el más inteligente que muchas personas que conocía. Lo llamó Blackie.

Blackie se quedaba pegado al cristal de la ventana, gruñendo, deseando lanzarse a por los cuervitos que su dueño alimentaba.

El Castellano
 
envidia
nombre femenino
1.
Sentimiento de tristeza o enojo que experimenta la persona que no tiene o desearía tener para sí sola algo que otra posee.
"cuando lo vio en la tele se moría de envidia; siente envidia porque tú lo has hecho mejor; aquello, desde la guerra, se puso muy mal, siempre hay envidias, malos quereres, ya sabe usted"
2.
Deseo de hacer o tener lo que otra persona tiene.
"¡qué envidia, ya te vas de vacaciones!"
 
La envidia se olía en el ambiente, caminaba un campo de abrojos de oro a pies descalzos, se erigía una competencia vil, distante , esquiva en ese mundo del arte de la escritura, cada escritor apoderado era como sanguijuela reverdecida de la palabra acertada del semejante. Una lucha de cebollas cerebrales se empobrecía en el paraninfo. Decenas querían la raíz dorada al ascua de intelecto acrisolado al hervor de soles, los que tenían algo con esmirriada gana lo escondían y copiaban o querían lo que no tenían, no era ambición sana, se bañaba en fuente de insatisfacción particular brotando como ramillete de ajos en lugar húmedo, la lucha se encarneció, brilló la hipocresía por derredor vestida de traje, pero todo un día llegó a su fin, el Creador Universal se pronunció,
 
dijo:
Yo todo lo dije y no he obtenido nada,
he completado mi espíritu con el don de la palabra,
nada he esperado, competencia entre lo destacado habéis plasmado.
Todo lo dicho está ya tratado,
nada infinito arde en este lugar desalmado.
Nadie me debe ni ojos ni sesos, por cuanto yo arriano he plasmado,
seguid vuestra lucha sin cuartel
que no abandono; ni mis principios, ni mis sombras dejan de buscar bañarse en la luz de mi espíritu completo de conocimiento, la eternidad es lo único infinito y el tiempo su rival,
palabra es efecto e imagen de un lenguaje que se acaba y acabó.

El Castellano

Destello incesante Tornasola:
 
Sangre, pájaro, sombra luna. muerte en vaso de cobre, flor, estambre, lágrima, opacidad serena oscura, tristeza sola, destello incesante, contagioso azar inmiscuido, terco estruendo, vicisitud labrada...
 
Empiezo.
Desdén flamígero encorsetado,
en sangre de puridad, de alma o cristal en vaso
de alma y su terco sueño que era forma,
vicisitud o estela,
estambre y flor masculina,
 luna de muerte oscura en yacija,
y su opacidad serena,
de argenta guillotina
cercenando al tiempo suelto y libre,
su oscura lágrima
de muerte en recipiente de cobre,
sombra y su noguera nunca ruginosa
de raíces en pulcritud de soledad de savia.
Esencia en vals superior,
como ninguna hoja se retira del árbol
sin motivo elevado.
Tristeza caprichosa como pájaro caminante,
y espíritu en captura de azulada raíz
azul hermosea la vicisitud labrada.
Pureza de sangre su única campiña
yerto sentido,
de tuerto ojo sembrado,
sonaba el repicar del taladro,
como un clavo hendiendo otro clavo,
y una astilla sacando otra estaca,
azar alado,
en litigio de iris sediento,
era yo como cristal
de transparencia habitada
agradeciendo a mi musa de agua,
su fábula del pájaro y la flor,
despierto otra vida
que empezaba a soñar mi vida
a partir de mi presente muerte.
Y su vaporoso candor de estela,
un tambor sonaba mi tierra
abría del suelo una lira sobre un arpa
conjugando resonancia crispada
en cuerda y engranaje maldito
como una peineta de brujas afilando
el violín destino, que dictó
que abandono, sin haber comenzado,
y empiezo sin saber continuar,
porque acaso
¿hablo yo?,
¿O despierto sin haber dormido?
ni conocimiento,
seguiré indemne acontecido,
sin dejar de ser correcto,
jactaros del libre
os hace más esclavos,
perseguir sin incendiar vuestra casa del mal,
os lloverá lo cosechado,
se ama la virtud
la bondad destellada hace arder el odio,
y este en contrario resta luz cuando se le ampara.
 
 
 Förüq Castellano
 
Secuencia presa en ''Arañal'':
 
Plantado mi solo eco,
que abría mayo hasta marzo,
dictaba que hermoseaba,
amor en virtud.
 
De mi dama cantada,
versos sublimes encontraba
bañándose en el pozo de Airón.
Su edad rezaba mi ignorancia.
 
Evanesciera el susurro de toda lira.
Recuerdo vagando
que Apolo me deja solo,
y yo con mi arrida sien.
 
Derramo que riego mi pecho
y su yunque en vello,
me hollaba la fatiga de mi neurología,
y su esplendor se retira;
 
encanto recordaba de mi ferviente
musa de mis dos umbrales,
uno cuerdo, otro mejor.
 
Mustio el dolor se arrugaba la frente,
atónito que danzaba perplejo.
Invencible Castilla me aguarda.
 
De foráneos no queda ni simiente,
de insurgentes mi bayoneta,
don funesto de letra bastarda,
 
preso y yerto ahincó mi historia,
sepulcral victoria me retenga
 
de mi guarda, la Gloria.
 
Förüq Castellano
 
EXTASÍA FUERA DEL TIEMPO:
 
Operación cero,
preparado para destrucción completa.
Temblando ruido agresivo
supresores activos,
hostilidad caótica
controlador inactivo,
ctrl.alt.delete
mente eliminada,
extasía fijada,
dominación eleva la distorsión;
extinta clase,
energía nunca muere.
Raza real avenga el paso,
controla el ruido ahora,
real es terror en el hueso,
juntos:
-Guerra al error,
guerra en la boca de locura,
nadie viene a morir hoy.
Tropas de la luna
blanden metal oscuro.
Más duro que el resto del tributo,
pura luz sellada;
fase helada en un dos tres segundos;
vidas en el ojo de una aguja
sistema sobre saturado
dirigiendo bajo tierra,
era del resplandor metálico.
Mortífera debilidad
perfección dicta
destruid el defecto.
Vandalismo ordena
descanse el tributo enajenado.
Llanto de la guerra crispada,
sórdida esencia implícita,
tercera fase encendida,
fuerza canta
ciega su falta,
exterminio en vena férrea,
faroles dormidos
esperanza difunta,
cobres almas anidan
sigilo deslizado
por entes de éter.
Energía, niveles óptimos.
Conquistar y destruir es lema,
pasado rueda
el olvido del tiempo.
Es hora de estremecer;
por un alma disuelta en electricidad,
fase oscura dispuesta,
era lumínica comienza decadencia,
telégrafos disponen alaridos en cópula
sobre postes de pino muerto.
Escarpias frías
sostienen pensamientos,
nueva era decreta,
hoy es mañana tejido en fábrica
de herramienta llamada éxito,
ilusión en cadena
para realidad de quien la estrena.
 
El Castellano 14-08-2018
 
Brota la rosa furtiva.
Hinojos al fuego de sol
expanden ojos viendo
inusitada encina que me respira,
por ende se agita el olmo secuaz,
avanzo el camino de los cardos densos
todo lo que veo crece sin más importar
ababoles en rojo granate tinta
de tierra sin despedida
sangre en vereda en verdad
al chopo viejo defino mi ida
abrojos difuminan la verdad,
enclaustrada savia la reverdecerá
esa que llegado el verano desvanecerá
crepita el suelo en color
añil el canto, digno encanto
se viste de espiga
a la malva tornasol
escucho la súplica
de toda espina que mece mi vida
reposa el colorín
por las margaritas abiertas
nacerían mis te quiero
y los molinillos al viento
acamparían el sentido
y el aliento silvestre nacido
al estramonio seco
canta su renacer de simiente
para el verano y el otoño
brotar sus trompetas de los ángeles
en vida y fulgor
por la ortiga que su hoja pincha
mecería mi vista
con el poder de acariciarte
el pensamiento
por más que avanzo
el cardo llena mi visión
el camino sin final ni retorno
lleva a encontrarte
por los cuclillos nacidos
por la cepa de vino
por el olivar vetusto al sembradío
acampa y despliega mi sino
de trigo y centeno visto
la acequia mi sangre lleva
con el fin de inundar los campos
de mi verso que es mi sangre
diestro compás de espada
lleva la cicuta
al brotar de un cebollino se muestra
fiel la floresta
por el ciprés que los muertos vela
se duermen los siglos
y la morera dulce torna
al trinar de pardillos
visten los castaños de indias
hoja nueva
el umbral silente cocina el hueso demente
a la vista del Sol
la lagartija está
el tragopogon luce su flor
para su posterior de su simiente dispersión
hogueras cándidas al sol
tienen las caléndulas arvensis
en su flor
siendo flores de difunto de los caminos
por la que los muertos bailan en su luz
del pino avanza la procesionaria,
mientras violetas nocturnas
dan nombre y honor a flor
los plantago que tienen su flor de su espiga
fieles estambres enamorados
de la vertical caricia
ven llegar sus soldados alados
infinitud de vidas en color
con flores regadas por la primavera
que mi sangre y de todo lo vivo
altera y mece en alegría
y sutil caricia de vida
su fiel avenida
del sol y la sombra nacida
lluvias despiertan el sueño
de toda simiente caída
brotando mi vida en lluvia
de este abril que tardío marcea.
 
El Castellano

FINAL DEL POEMARIO
Algunos de ellos dicen que el Hijo es una erupción, otros que es una producción, otros que no tiene comienzo. Estos son impíos a los que no podemos escuchar, aunque los herejes nos amenacen con un millar de muertes. Nosotros decimos y creemos y tenemos que aprender, y que enseñar, que el Hijo no fue sin comienzo, ni ninguna parte suya fue sin comienzo, y que su subsistencia no depende de nada; sino que es por su propia voluntad y consejo por lo que ha subsistido antes del tiempo y antes de las eras tan perfecto como Dios, solo empezado e incanjeable, y que antes de ser empezado, o creado, o propuesto, o establecido, él no estaba. Porque él no carece de comienzo. Nosotros somos perseguidos porque decimos que el Hijo tiene un comienzo pero que Dios no tiene comienzo.



 




 

 



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