Ir al contenido principal

Prismas en caleidoscopio II

 


PRISMAS EN CALEIDOSCOPIO:


Oscuros, negros, tibios

lirios en sangre de brea;

Acolchadas desquicias

en híbridas campanas azules

de los ángeles, yendo en borde,

siguiendo círculos,

moviendo espirales,

Vientos noruegos me llevan

sin patria, vencida por mitología.

Quicios de lúgubre destelléo

en oscuro límite tétrico

y sus mansedades caminan,

hacen nido sedoso

en moreras del sueño;

Vida través de una vida

dentro los hoyos del Sol

que sudan, sus notas de uvas.

Visitaré a Cernunnos

en el seno del bosque,

hablaré del cuerno roto

y su sangre que brama

flores de helechos.

Quién sembrará mi campiña;

estirados mis soliviares

entre azares que suerte corre.

Traspuesto al mantillo

y su compostaje silvestre

que solo se mantiene;

Verano que socava dormido

para sepultar los cardos

que tierra come

y levantar la estación

de los difuntos con hojas caídas.

Otoño sus fríos que me despiertan,

terminando de vivir el ocre

y su yerma plácida

de tierras sin brotes

en ventura de savia fría.


II

Altivamente,

con pies de veneración

no atina un intelecto sumiso

tampoco él encuentra su espacio;

yo sin abrazarme, coge el infrasentido su reloj.

Mirar sin ver hizo fuste,

regresos serenos sin ausencia,

en estas lindes 

quiebra su sentido

y esta sube.

Su vacío perplejo quieto es Ausencia

que simboliza toda luna de escarcha,

parado de sinestesia iba,

su granate sanguíneo 

que

sí recuerda.

Amarrar el acierto vehemente,

de resucitar del del parco suelo

para fusilar mis pendientes,

desarmando la ira

sus dioses subterráneos,

uniendo su altivez cursante.

¿Se cree usted viva?

Eso es que no nos conocemos,

ya sumblimé algún amarre,

y va el ancho río

con paso furtivo y decidido,

por apresar de tu razón mi viva estampa,

muerta sin ti.

III JURISCONSULTO DE SOMBRA


Este mi humilde canto,

pedernoso, que blande,

que pregona compás en arraigo.


Quimera a tiempos

en puñal pretencioso

de espigas de idea.


Patria por siempre sin sentar;

Fugitivo sin amores,

surcos de fugaz simiente.



II

Docto de tu dulce vientre

tras fuego de ababol,

entre tierras de tus reflejas piernas.


Sed de mi sangre,

renacer acompañante,

aljibe sin fondo a florecer tu entraña.


Amor de pecho a espada

blancos que el ser crestéa,

jurisconsulto de este ser de espuela.



III


Redentora hoz de labriego

soñador, en soto de silvestre rambla,

febriles rejas de esparto.


Pinos que caracolean

el camino de este fruto de ensueño,

antes que morir sin amapola de fuego.


Creo, nazco y completo

una flor de la misma sombra

que trajo en fruto de la primera mujer Eva.


El Castellano




Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda al caracol silvestre

  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

Pioneer

 

Al Duero

        Duero: Grita mi estupor y cuchillos hieren volteando una boca que la onda mece flameando. Se duerme la costilla en el altiplano enjutado de hayas y fresnos recuerda su geología únicamente saboreada por el soñar de los picos, virginal cuna del Duero con tus curvas en rotonda de castizas fuentes y abrevaderos, dulce azada de agua que bascula el sentir de la enamorada palabra, por cimas tu voz se hace meseta haciendo el amor con los pájaros dormidos, templo y morada de la cepa que a ti te alcanza, agua furtiva corre por tu era y reposa en tu infinita onda, que se riza, que se insinúa en vaporizadas Torres de belleza, que en tu alma anidan, sortilegio de rosa y clavel cenit del dolmen tallado, quién a ti en la vastedad del ser en su pecho te lleva prendido el fuego en fanal hoguera en anchos panales de tus abejas. Cuentan de la vida del chopo tus diez mil espumas, que por sierras tu rúbrica dejas, navegante con alas azules el terreno que jamás te vence, secretos...