Ir al contenido principal

Sentido yerto

 


Renace en la piel,
en el albor sin conciencia,
hace m
ás frío que antes
sentido muerto, ca
ído
olvido yerto
ra
íz del ser
m
ás callado que el invierno
avanza camina a voz
todo lo que he perdido
polvo de estrellas, hierro de oc
éanos
piedra de monta
ñas...
hazme recordar alas cansadas
cosas grises que te gustaba sentir
mi amada as
í sabes
horizontales que no puedo olvidar
ejes verticales de conciencia

sin dormir
danza la primavera del lugar
con mi soledad pintada
en la sangre de mis ojos
todo lo que veo te
ñido
la ilusi
ón cae en gotas derramadas
cayendo congeladas
desnudo mi cuerpo en la penumbra
del segundo quieto
ra
íces comiendo mis venas
hojas de mi historia mustia, abatida
sentido muerto
viviendo por ver morir el momento
momentos atr
ás que cae el recuerdo
sin miedo, sin sentimiento
todo hirviendo
s
ólo este sarmiento de cuerpo
esperando que juzguen a su alma
libre de maldad
qui
én estará allí
qui
én vendrá a darme un camino que seguir
solo en la oscuridad
donde todo comienza
las sombras me reconfortan
y veo en luz mi vida
para encontrarte
algo que darte de dentro de m
í.

Un amor rugiendo en la boca de la estrella.

 

El Castellano y Leannán-Sídhe

 
II
Vine de las lumbres de abajo,
tantos lustros se apagaron,
cuántas desquicias florecieron.
Vine sí, de todos nos condenaron
sin la luz, sin ascuas eternas,
ni amor de idea, un dulce
tormento, cual exilio sin astro,
sin sed ni agua, tantos siglos,
carcomieron en espera,
dentro el esmeralda laberinto
de espejos;
allí brilló una, la flor,
de sangre, de vida de ira, 
estremecidos avanzamos sin
brújula ni papiro.



III
Algo para tu vuelo
nunca quise tenerte
bajo mis armas, oh, 
solitaria ángel, vine a
chascar tu estrella,
y númen carnal, arriba mi
terco aljibe, que te piensa,
y te anhela por siempre
de nuevo, y nunca ser el mismo,
sin tu cuerda, tu etérea sonrisa,
el engranaje tu sueño
despierto, sí yo soy, 
alcánzame tus cielos sumisos.




IV
Tus carnales flores de miel,
avanzaré cual pedernal herido,
y víscera renascida, a un objetivo,
amarrarse dentro tuyo,
un crascitar regio, y volví a
ser, sin ataduras dicta
la sangre, no creo en moralejas,
ni en soledad sin quejas,
no me ayudes sin ti,
que todo incendiaré, dentro
de la estrella de la mañana,
que a todos salva.
Voy rastreando, arando los hoyos de Sol.



FÖRÜQ

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda al caracol silvestre

  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

Pioneer

 

Al Duero

        Duero: Grita mi estupor y cuchillos hieren volteando una boca que la onda mece flameando. Se duerme la costilla en el altiplano enjutado de hayas y fresnos recuerda su geología únicamente saboreada por el soñar de los picos, virginal cuna del Duero con tus curvas en rotonda de castizas fuentes y abrevaderos, dulce azada de agua que bascula el sentir de la enamorada palabra, por cimas tu voz se hace meseta haciendo el amor con los pájaros dormidos, templo y morada de la cepa que a ti te alcanza, agua furtiva corre por tu era y reposa en tu infinita onda, que se riza, que se insinúa en vaporizadas Torres de belleza, que en tu alma anidan, sortilegio de rosa y clavel cenit del dolmen tallado, quién a ti en la vastedad del ser en su pecho te lleva prendido el fuego en fanal hoguera en anchos panales de tus abejas. Cuentan de la vida del chopo tus diez mil espumas, que por sierras tu rúbrica dejas, navegante con alas azules el terreno que jamás te vence, secretos...