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9- SÁBANA ESPECTRAL Entrega XVI

 Palidez inaudible entrega XV:










Palidez inaudible:


Era una joven noche, 


caída ya entre algodones de nubes, 

y un hueso de luna 

por blandir el horizonte, 

de sucesos famélicos, 

miradas fugaces, 

y testigos somnolientos. 

Vencido el atardecer 

bajo oscura premisa, 

que todo aliento encarcelaba, 

inquietud disparada 

de fuste en curiosidad, 

suscitada en envés 

y lo más profundo 

del humano anhelo, 

entre belleza y muerte, 

locura o razón sajada, 

juventud eterna, 

mito o paradoja en lucha 

contra lo caduco del ser, 

instinto en deseo servido 

en cáliz del mortal inmortal, 

como juego macabro, 

en inevitable curiosidad, 

un ser maldito, 

condenado a la vida eterna, 

y su sed de sangre 

que le envuelve, 

soga tensa de maldad eterna 

que vive y camina sigilosa 

sin condición de mera elección. 

Sueños encorsetados, 

en nuestra atracción 

por ese lado yerto 

de ser siempre en esta vida 

condena resarcida, 

entre oscuro granate, 

y acecho de ley 

y comprensión desconocidas, 

que emerge de historia 

jamás narrada, 

y seducciones finales, 

de colmillo y paradoja 

terror vecino. 

Leía los recovecos del alma 

transparentados en vivaces, 

ávidos rostros, 

sin esta sed 

que batía como rayo 

de plomo mi entraña, 

convivía oculto 

al sentido que relucía la vida, 

por colmar su caducidad, 

el tiempo jugaba 

en mi caso a otro juego, 

como lucha del tedio 

y sombra de buscar distinción, 

para regocijo 

de no repetir acto 

y maniobra, 

siglos parecían inermes 

frutas que morder, 

sabiendo que mi final 

no llegaría. 

Frívolo llegaba el otoño, 

que peras del olmo eterno 

dispensaba, 

aparentes los rostros, 

satisfechos parecían, 

llegada la hora yerta 

de negrez, oscura, 

flotante, 

algo llamaba estridente, 

era el nuevo hambre de la caza.


Förüq


Danzaba mi vida frívola, en medio de un otoño castellano,  era yo, como un pertinaz observador, las glorias y misterios entablaba aquella tierra mesetaria, observaba lustres y brillos de alegrías secuaces, también quien no me conocía, opinaba que capaz era de arrebatar con sola mirada  destello fugaz de risa desapagada, y llenar de pavor solos corazones imbuidos.


No podrían sin conocer dar significante a esa oscura sensación tersaban mis ojos verde azules cual turquesa onírica, capaces de encender en curiosidad anhelante, o rasgar hasta el palpitar más ávido, un temor inextricable podían hendir, en el borde blandía un gris cual escarcha su iris, no sabían ellos que no solo podían perpetrar sus rostros, si no también descifrar los más escondidos recovecos del alma y sus huestes vidas;


resbalaban por sus caras como rayos mercuriales, y el plomo más pesado y denso, se fabulaba de donde provenían, con su brillo ígneo, cual vidrio líquido, el más vivo, cual gruta y fondo, del manantial más encendido en esmeraldas. 


De facciones curtidas y temblorosas su facha era, a pesar de una casi mortal palidez expresaba su nieve de piel, ni el rubor intenso ni el combativo esfuerzo, tornar otro color su piel podía, y en lo expuesto pocos sabían, que no se cultivó más la imaginación, que mi juicio y semblante sempiterno.


Förüq


 Candidez y sentido


al servicio de honores románticos,

no hubo na terra,

que cultivar más imaginación,

que virtud en juicio,

todos arribamos a la virtud,

orgullo y perdición,

de jovial inocencia,

sueños en poesía

eran pulcra vida misma,

oh escenario pintoresco,

ungido en feroces, pasionales

llamas.

De lánguido temor efímero avanzaba,

hacedor de tiempos faustos,

en los que tejer ojos brillosos y anhelantes,

mérito real, acostumbrado,

el esforzado vilo condenado,

de sortilegio claro,

rondando me aferré a fundamentos de vida noctámbula

surreal;

de hora parca solitaria que rebrillaba

la sed de mi colmillo en tersitud de filo,

fantasmal lucía el pertinaz sueño sanguinoso,

blandía su deseo,

la tácita recompensa amilanada,

héroe tétrico del norte su silencio invernado,

no me afinqué en ninguna carrera del vicio,

era día de abyecta dicha florecida,

ruina de muchos,

oh creer cielo ganado,

mismo techo,

que habita una criatura tan hermosa y delicada,

ojos expresivos como sangre en sed vampírica,

unas manos que ni mejor pintor,

tratar podría,

tez fría y pálida,

cuan mármol sonrojado,

recién pulido,

su cabello de realeza azabache,

peinarse sólo en fuego pudiese,

su silueta era perfil del paraíso,

asombrado pregunté su cincel de nombre,

respondió:

-Förüq soy Leannán-Sídhe señora hada Reina, dueña de la profundidad, 

nocturnal.


El Castellano Förüq


Asumo un aniversario

digno de recuerdo,

cumplo trescientos treinta años

del designio fausto del

Panida trigo nacido,

en comparativa soy un

mortal inmortal jovial,

si existe la eternidad

me preguntaba al correr

de siglos sin hallar

respuesta válida

cadencia de haber estado 

en existencia puede,


II

He conocido sortilegios,

encantamientos por los

que su víctima cae en un

letargo de sueño para

despertar a los cien lustres siguientes.

Sostener la carga del tiempo

nunca es bastante,

oh, transcurrir infinito

de la sed.

Alquimista de sigilos

y silencios esenciales,

un día susurró mi Musa

que el amor y la seguridad 

eran enemigos

mi esperanza era total

pero no, mi miedo a ser

feliz.


III

Musa Luna sempiterna

era coqueta y en ocasiones

hacía que me muriera

de celos, seguíamos 

viéndonos a escondidas

yo, humilde descendiente

de Candamvis

adorador de Mercurio, 

mi Sol fierro,

anhelaba cobrar mis

lágrimas dulces vueltas

versos por y para ella

siempre veía a los celos

mordientes viles viborillas

invencibles, inextricables a mi temple.


La veía con curiosidad,

como se ve a un Fénix en una caverna,

como se encuentra a un resplandor

admirable.

Mis ojos iluminados

cual sed de cuarzo

bajo sol rebrillante.

Su tez era radiante 

como carne recién modelada

yo como alquimista de un recipiente

de sueños inmutables,

como la dicha y gloria la bañaban,

ya acariciaba una noche memoriable,

al candor de estrellas

y lunas argentas,

la profundidad su belleza imantada

yo era incapaz describir en fúlgida palabra

asordinada.

contemplé su pulido rostro

y papiros azabache cual su mercurio,

en ojos encendidos,

mi tristeza ya era fugitiva,

un rayo de fuego emanó

de la admiración cautiva en mi pecho,

capaz de concederme

en un pálpito inmortal,

mi corazón no cabía entre costillas,

tantos años se materializaron,

de ferviente amor por ella,

mi no-estrella mi viva Doncella Escarlata.


Förüq


Bendita danza de muertos,

azur e índiga sangre alzada,

miraba dentro su halo vestigial,

era como una orquesta de estambres su rostro,

perdido entre nubes de ocasos,

y el cobre solar,

augurios yertos sacudían

su canción,

sones etéreos de arañas desveladas,

rizos de albas y acuciadas

despensas de cielo,

su dominio era,

supremacía angelada,

descubierta su zona umbría

que todo placer revuela,

oh primavera

vuelve Ostara con tu principito,

del rayo del acorde olvidado,

una maravilla en su jornada,

por habitaciones de respuestas incendiadas

través los siglos sepultados

su mirada tersaba,

hace eternidades llamaban

a los míos antes yo nacer

blandían azabaches miradas 

las golondrinas;

al soliloquio confinado,

lanzo un baquio seguro,

escribo lleno de origen,

hoy,

a mi casa, su casa, nuestro reino,

entre zarzales de espina dulce avanzo,

un día de pocos

alzo mi linaje Solar

miel de luz en estados,

auge de los valerosos hombres,

que tierra osan pisar y ella,

de saborear su huella,

estos, que jamás pisan cenizas que son iguales,

al regio Sol caudillo,

entre esquelas vorágines,

de ángeles estrellados en sus alas

tersitud mi espada,

voy rumbo la tiniebla magna como cada cual,

no hay miedo canta mi sangre yerta allí te encontraré

también,

oh filo de polvo en aura,

vine blandiendo ríos

y solares como acequias mis venas,

exhausto, no me verán las mesnadas,

ni mi azada,

saco alegrías como mares,

origen y fin bailan de la mano,

no temas Musa a quien cruzó dos meses la Estrida,

traeré tu flor de Hércules,

así cueste mi alma,

honraré alba y osaso,

sólo como un Solar puede,

brindando sangre y simiente,

Néctar y Ambrosía,

tierra y vida,

lluvia y calma.

He oído a tu espíritu,

no me iré sin complacer mi dicha,

de eternal lustre alzado,

moveré cerros y sus huestes,

destruiré el destino

si no te quiere conmigo,

este febrero excomulgado

seré si quieres fiera de fieras,

señor de señores,

llama de hogueras

hijo su madre Luz,

tú eres la pulcra Voz.


Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García


IX

Ella se tumba conmigo,

no hay trono,

no hay lecho,

hay un lugar,

donde reposar la desquicia atónita

en nunca más, ningún lugar,

horizontes atrás

se pintan y desdibujan los laberintos,

ayúdame estoy encontrando en ti mi lugar,

la quinta magia,

el quinto poder

la sola pesquisa,

el quinto elemento,

más que cine, 

es control,

es orden,

es sabor,

es compás,

llama que es sangre,

elevado amor,

sinfonía de vena

jamás perdida

ni encontrada,

oh de colmillos

verá esta noche

perder mi suplicio dormido,

ella susurra que entona a mi oído,

ayuda, ayúdame,

he ganado mi cordura

perdiendo el control,

asáltame,

abandera este miedo,

de no ser de nuevo crujido en tu muro,

y ventana flamígera tu descontrol,

corro contigo

fuera la línea sedienta,

tu sed soy yo

acaba tu decencia

de no ser más que sangre.


Förüq y Leannán-Sídhe a 21-06-2023


X

Te escuché- dijo Musa, la doncella de palidez inaudita,

una solemnidad hería hasta el oído sordo;

ya que todos contaron su versión,

también quiero hacerlo yo,

por qué la blancura me hace nombre,

entonces,

un relámpago de luz tersa

descendió la ventana,

aquella noche tormentosa

hasta posarse en el oscuro diván,

luz azur que envolvió, 

se velaban las sombras del patio de la araña,

allí dos principes combatían

por el amor la doncella real Escarlata,

se escuchaba el blandir de sus espadas

y como crujían bajo las viejas torres,

rugidos estremecedores, del tembloroso pavor en esfuerzo,

corría aquel 1825 en que Rusia y Polonia encarnizaron

una batalla feraz que al pueblo agota,

estas cimas tormentosas,

se pierden entre nubes del nuevo ocaso,

un canto moldavo brillaba

y relinchaba su propia existencia

por aquel cristal de lago

inabarcable como azur espectral,

ninguna barquilla ni anzuelo,

jamás partió su vidrio,

este solo completamente sorprendido,

contesta entre animales salvajes

aquel estupor indefinido de canto claro,

en la ribera la Estrida

donde sangre fluyó sin mesura,

sangre guerrera lloró,

un compás de ojos azules mentirosos,

corrió el río,

de bala en pecho,

aquel que cruce el río

junto a él,

donde reposa despierto en aguas

el maldito doncel,

vampiro es.


F:orüq el Inocente


XI

Macabra sinfonía solícita

de ojos fantasmagóricos

oh mi pequeña fantasma era,

de cabeza cubierta

y bañada entera en sábana

purísima en blancura

que ni azulete pudiera,

dirigió su manecita helada

a mi hombro

y me susurró al oído,

Esteban su Sol ha muerto,

noche blande y ahora regirá siempre,

asustado me acerqué a la ventana,

y el temor se hizo realidad

de aquel susurro fantasmal,

blandía que coronaba

el cielo una luna negra

cual gema azabache.


Encendí una lumbre,

para evocar un réquiem,

a mi Sol Fierro,

yo, que le creía invencible,

como mi amor a mi pequeña fantasma

sembrada en sábana,

un grajo rechoncho

picoteó entonces mi ventana

y crascitó con amplio gorjeo,

-Noche semper

nunc sember imbres,

sempiternusa tenebras blanditia,

ya rematado yo,

un cuervo crascitando en latinajos,

bajé a hablar con mi pequeña siniestra,

avivé mi lumbre por si Oscuridad,

bajase a la hora mi escala con hambre,

cerré la ventana

calculando nada prodigioso me asombrase,

entonces escuché un alarido estridente,

como si raices eternas gritasen

velozmente entró un borbotón umbrío,

de sombras densas como nube de la más cargada tormenta,

cerré mis ojos

para obserbar el inicio de mi final,

mi inocencia no tenía miedo,

miré el espejo sobre mi taquillón,

y quebró brotando un millar de sombríos ojos,

vi mi rostro en uno de ellos,

lucía una piel pálida

y unos colmillos no podía encerrar mi boca,

era el inicio de mi condena

la chica besé en 2006 era un vampiro.

Y mi amante fantasma,

es el espectro de su anterior vida.


Förüq a 18-09-2023


XII...


XII

El mortal inmortal renasce:

26 de julio 1836, Alzo mi advenedizo aniversario,

cumplo trescientos trenta y cuatro años,

el Ario Zahorí errante,

he visto llorar dieciocho siglos,

brotar ríos de sangre

la entraña de la Tierra

y mi sed de vida con ella,

riveras y árboles se creen más longevos

que quien habla de puño en pecho,

y colmillo resplandeciente,

tuve amores cual romances

proscritos, como fugaces,

blancos como carmesí la rosa más pulcra,

entre rizos de nogueras

enterré mi secreto maldito,

alguien pregunta si acaso no soy mortal,

hablase entonces apuesta,

si me vences mi condena es tuya,

larga eternidad me crece

en las barbas mi viejo ciprés

busqué los nueve sueños

en frasco de alquimista inmutable,

aquel desliz

me hizo asirme luna tras luna

a un ruego y duermevela

ningún ser osaría tolerar,

funesta historia

que un día en funesta senda nocturna,

se cruzó conmigo un gato negro de ojos sangre,

se paró y atravesó con su mirada abismal,

escuché el alarido

entre hojas me dictaron funesto susurro,

debes ir a la fuente alberga

el bosque umbrío

allí encontrarás a la Señora Hada

Leannán-Sídhe

dueña de la profundidad y toda sombra

brotada,

ella te  dará misión.

Deberás ofrendarla

una gota tu sangre

y así tu colmillo

tras tu mordisco,

dará nueva senda.


Förüq y Leannán-Sídhe


XIII


Se deslizaba una noche danzarina,

un invierno deshojado

por entre candiles breves,

aquel febrero que ni un alma

se sujetaba en intemperie

del cierzo traspasaba la carne.

Yo era errante taciturno

quise saludar a mi Luna,

por todo año benigno,

En aquellas callejas

de los Santos de la humosa

escuché carcajadas 

y jolgorío una moza

nada pude ver su causa

avancé hasta el punto más alto 

de aquel pueblo,

un mirlo azabache

se posó

cerca donde estaba yo sentado,

entonces crascitó:

-Ella vendrá,

en toda aquella obscuridad

observé encenderse

una luz sigilosa

y estridente

provenía de la iglesia,

me acerqué

y su puerta abierta invitaba

a indagar,

entonces observé

una dama

sembrada en vestido blanco, 

alrededor una hoguera

se giró

y fijamente me miró,

sus ojos eran de un azul verdoso y el centro granate sanguinoso,

le pregunté quién era

Me dijo soy Leannán-Sídhe

dueña de las entrañas de la penumbra,

sus ojos fijos en mí

me atraían cual sortilegio

irrefutable,

me puso la mano en mi hombro

y dijo seré tu Musa

por toda nuestra condena

de escuchar la noche

en nuestras pupilas;

nos besamos y mordió,

yo sentí mi nueva vida

fluir de sus colmillos.


Förüq y Leannán-Sídhe


XIV


Acababa de entrar en un duelo desolado

recién conocía una soledad maquiavélica

y un silencio espectral,

recíén rondaba aquel abril 2014

mis santas muertes,

nunca me he arrepentido

de aquellos años de juventud auspiciosa y libertina,

bajo premura de confusión y excitación,

me envolvía un gusto

de noches en vela

y taciturna pasión,

incuestionable,

como una teología

subterranea, abisal, y suculenta

aquella materia hermética

pareciera ofrecerme

remedio a mi sed

de rosa de cábala

dulcemente despojada de sus espinas,

el drama humano me sobrellegó,

y conocía plenamente

mi romance con una señorita fantasma

habitaba mi cuarto,

me dispuse en plena aflicción,

a un agradable y fructífero experimento,

me dispuse a destruir amando mi penar,

bajo acorde que acuerdo,

de regresar indemne,

entre delirio y coraje

obtuve luz entre la penumbra

una entidad avernal

me ofreció un deseo,

desvelando ya pedí dos

yo sin saber aposté alto

y pedí deseo:

VIVIR

lo que nadie figura

que años más tarde me encontraría yo

en vacío repleto un 2014 abandonado,

y que mi experimento se realizaría empujado

tras semanas comiendo mis pensamientos,

en pobreza argumental exagerada

me acerqué a mi terraza

y tropecé creo con una maceta

precipitando yo subiendo que bajando

la altura un álamo adulto

casi superaba aquel edificio

se cobró mi deseo que hicieron tres

y hoy aquí me encuentro

más vivo que mi deseo cobrado

Vivir.

De mortal inmortal,


Förüq


XV


Surcaba mi ventana

un plenilunio helado

el año 1900,

Bailaban los murciélagos,

rasgando sombras,

notas y acordes

mi luna sempiterna,

dejé mi pasado a la espalda

un destino precoz,

traté de sobrevivir a lo alto,

estoy quemando pasado,

soy el Ángel solitario,

tratando de sobrevivir

esta vez,

traté de ser hombre nuevo,

ahora que ya conocía a Musa,

intenté tocar el cielo,

nunca otra vez,

el mañana no llueve,

recé que oré a mis castos dioses,

caminé el sendero vetusto

sin retorno ni final,

fui soldado

de la sublevación

de la palabra en desuso,

sólo el ayer

llegaba sobrado,

alzaba mis sones y mordiscos,

dejé mi casa

dejé mis cabales,

enterré mis demonios

en este mundo usado,

estoy elevando mis arcanos

dejando mis memorias ardan

soy ente de otro ente

soy El Ángel

se cortó las alas

despierto,

en amor podrás verme caer

sólo una llave

yo sobreviviré

debido no está vivo

quien habla,

un infrasonido

un velo de oscuridad

volví a nacer

una década atrás

que se comía así misma

como realidad que negaba sus principios,

un día tenue

de luz intransigente

desperté en los ojos mi corazón,

allí te observé

y asumí

me gustaras más

en fe, hecho y materia

que siglos llevaba idealizándote

construyendo tu fantasía

donde vivías

tú y tu estela primordial

mi vampiro Escarlata.


Förüq a 02--08-2024





XVI

Surcaba mi sangre
el comienzo un siglo hacen dos nueves
atravesaba mis veintisiete primaveras
ya acariciaba un lustro que completé mi secundaria
al no ver carrera  me satisfaciese
continué mi cauce
de gota que va a la tierra
mi vocación
es sólo sembrar, cosechar y labrar,
agricultura en raíz
de segundo Arte humano,
entendía más a las plantas desde pequeño 
que a las personas;
y  no solamente por tarea más sencilla,
nací para ser de tierra
y  la tierra brindarme su sangre y frutos
de simiente,
esta era mi rosa de fe
de amor agradable y suculento,
sin espinas, aguardaba
centella de amor y gentil calor humano,
años  pasaban por mi terso yermo
y un rayo de dulzor
me atisbó el palpitar
tuve noticias de una familia
que compró la hacienda vecina
surcaba un riachuelo de montañña
y su castillo olvidado
perteneció al conde FÖRÜQ
STURMPANCER WAGEN
un día de pocos,
me acerqué a dar saludos a mis vecinos
conocí a su hija
iba a ser pastorcica
de estas tierras meseteñas de Castilla,
un día lluvioso preparé
mi acercamiento a aquella doncella Pastorcica
y en el borde frontera su propiedad
estuve haciendo surcos
de nuevo huerto,
estuvimos  hablando
y me comentó
que su sangre y linaje
provenía de las tierras ortodoxas de Rumanía,
una localidad denominaban Constanza,
quedamos es lidiar un juego de adivinanzas,
teníamos que averigüar lo que queríamos
el uno del otro
con mirarnos fijos a los ojos,
entonces ocurrió
el beso inextricable,
sentí hendirse mi alma,
una nueva vida no viva,
comenzaba a afiancarse
para mi eternidad
azogada,
aquella vecina era hija descendiente
de la señora Hada vampiro
Leannán-Sídhe



Miguel Esteban Martínez García



El Inocente castellano

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