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Casi conmigo veías











Al punto descrito, ibas,
sonreías, nada era lejano
del sentido inerme
que alejarse,
resplandor allá
el Sol arriba,
luna después 
resbalaba de su cuna,
nada era distante,
como una voz erguida 
sobre tus áureos cabellos,
transparencia insumisa te dictaba.
claror acontecido,
veníamos de la conciencia afligida,
pidiendo por más luz del día,
sinfonía perfecta,
nuestra boca,
como café con hielo,
como agua y azúcar,
elévame aparte,
vine afeitando mi sombra,
por discurrir hacia 
tu tiempo inmemorable,
buscabas a alguien te diera una señal
sobre la escarcha árida,
oh de sombrío bosque,
oh de laguna abisal,
oh de campo y cerro alto,
tu coraje, tu escudero,
sobre un tiempo que crepita
azares y señales,
espadas y saetas,
viento que ya no marchitaba flores,
ni los sones marcaban paz de guerra,
fui por tu halo
una noche de primavera
tumbándome en la grama
a pensar,
brotaste de mis sentidos 
por mi pecho broncíneo,
eras como un fantasmal sigilo,
llegando hasta mi oído,
de luna,
de tierra ,
de tiniebla,
no viraste el desconcierto,
segura, viniste a enseñarme,
tu mundo, 
que a cada instante nuestro tornaba,
me enseñaste tus fantasmas de la rosa,
tu cielo de neblina que te gustaba fijar
tu azul frío de ojos,
el bosque donde de pequeña asustada,
por sus quejidos corrías.
El río donde morían todas las flores.
tu sensible crepuscular admiración,
a la naturaleza,
sobre el brillo terso me miraste,
te pregunté:
¿Quién era preso de quién?
Y  me respondiste:
Ambos somos presos del querer.
Yo te amo y bella,
en sueños no hablas,
en sueños no hablas y yo te besé
en el sueño,
por si algún día
el sueño se cumple,
y ya de verdad me dices,
te estaba esperando siempre te amé.


Förüq castellano Miguel Esteban

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