Ir al contenido principal

Sangre bebida


















Alto, solo quiero pasajera, tu tristeza,
sólo como costumbre cómoda,
busto tuyo de cuello en columna,
invocación de las hayas,
y tu vientre,
calma furtiva de Sol dormido,
viva raíz para un Sol renacido,
raíz nuestra entre tierras donde muslos habitan,
troncos como soledades en hojas,
bailando suspiros,
y gemidos de un viento,
ya no cobija el sentir gusanos,
solamente, tus caracoles de labios,
como hierba húmeda,
bajo tus frondas y faldas,
de nítido follaje.
Ojos atisban ensoñados,
hacen ríos y orillas
de azules caléndulas.
Escarnio de tus labios violetas,
numen y montículo,
mi sed de hoguera,
oh, piedra solar,
de muerte embebida,
dardo amoroso,
mi temblor de valles,
abriendo tu vestigio abisal,
como gruta insoslayable,
tu cielo encerrado,
mentir un reguero de números,
y brindar con el enemigo,
ay, clamor de herida estéril,
vive como el río nace,
y azulados brillos despuntan,
alba y ocaso,
flores, guijarros, gemas, y pétalos,
hojas en llamas,
crepitan que junto a mí existes.




Förüq castellano Miguel Esteban

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda al caracol silvestre

  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

Pioneer

 

Al Duero

        Duero: Grita mi estupor y cuchillos hieren volteando una boca que la onda mece flameando. Se duerme la costilla en el altiplano enjutado de hayas y fresnos recuerda su geología únicamente saboreada por el soñar de los picos, virginal cuna del Duero con tus curvas en rotonda de castizas fuentes y abrevaderos, dulce azada de agua que bascula el sentir de la enamorada palabra, por cimas tu voz se hace meseta haciendo el amor con los pájaros dormidos, templo y morada de la cepa que a ti te alcanza, agua furtiva corre por tu era y reposa en tu infinita onda, que se riza, que se insinúa en vaporizadas Torres de belleza, que en tu alma anidan, sortilegio de rosa y clavel cenit del dolmen tallado, quién a ti en la vastedad del ser en su pecho te lleva prendido el fuego en fanal hoguera en anchos panales de tus abejas. Cuentan de la vida del chopo tus diez mil espumas, que por sierras tu rúbrica dejas, navegante con alas azules el terreno que jamás te vence, secretos...