Ir al contenido principal

Vena sonora










Volará un verde trino,
sobre mis ramajes de idea,
esquiva, inviolada,
sin nacer aún.
Monte hay,
de oscuras aguas, abiertas,
cielo sin señor,
y un reino de sueños,
por conquistar.
Cabaña de cielo,
con un huerto
y jardín azul,
con flamígeras esposas del sol.
mitad un melancólico ocaso,
bañado de sonrisas fugaces
y auras, como albas salvajes,
habrá lluvia en tierra abierta,
de tu boca.
Cristales en aire,
de violetas espectrales.
Pureza como hoja blanda,
tu mirada enfrentada mis pupilas,
imagen despavorida 
a encontrar metafórica rienda,
espuela en cobre,
voy hoy girando la tuerca mi reloj de pulso,
muy alto, muy hondo como cae
noche lisonjera en las pestañas huecas,
tallo de esfera dormida,
una dama hoguera alzada,
ya disfruta su luna
en lapso eterno,
como lloraba la nube,
preparándose para la batalla,
tempestad alada,
largo suelo es tu belleza,
tendido en sótano de luz,
desnudo,
donde tocaba tu alma,
sin sonido, sólo un resquicio onírico,
como suena y sueñan las almas
si sólo canta la sangre.




Förüq castellano Miguel Esteban

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda al caracol silvestre

  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

Pioneer

 

Al Duero

        Duero: Grita mi estupor y cuchillos hieren volteando una boca que la onda mece flameando. Se duerme la costilla en el altiplano enjutado de hayas y fresnos recuerda su geología únicamente saboreada por el soñar de los picos, virginal cuna del Duero con tus curvas en rotonda de castizas fuentes y abrevaderos, dulce azada de agua que bascula el sentir de la enamorada palabra, por cimas tu voz se hace meseta haciendo el amor con los pájaros dormidos, templo y morada de la cepa que a ti te alcanza, agua furtiva corre por tu era y reposa en tu infinita onda, que se riza, que se insinúa en vaporizadas Torres de belleza, que en tu alma anidan, sortilegio de rosa y clavel cenit del dolmen tallado, quién a ti en la vastedad del ser en su pecho te lleva prendido el fuego en fanal hoguera en anchos panales de tus abejas. Cuentan de la vida del chopo tus diez mil espumas, que por sierras tu rúbrica dejas, navegante con alas azules el terreno que jamás te vence, secretos...