Ir al contenido principal

Escribano





Escriba ponga más fácil 

Desglosar su vanidad,

cuando ya quedó fijado

que debe cambiarse de chaqueta 

y camisa;

debido ni es de mi estirpe 


ni su pechera huele a fragancia

antigua esencia

la colonia gasta mi sudor en pecho,

no embuste al mundo con escritos huecos,

nada dices al mundo,

nada dices a Musa como dijo

y yo reitero puede calzar sus sandalias

 que no serán humildes

porque usted lo diga

huelen a pretensión 

huelen a ambición pérfida;

Creerse quien no es uno 

que sea su Bella Gloria,

escribano nunca se autoproclama nadie

Sí a decir que no dice nada en escritura,

 y talento ausente

Imposible de apelar

1 a mi casta,

Raíz los dioses en la tierra.

2 si no dice nada simbólico ni relevante

valla a otros lares

a contar que es escriba,

le pondrán factura en la rodilla

Auge T.

Förüq


Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda al caracol silvestre

  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

Pioneer

 

Al Duero

        Duero: Grita mi estupor y cuchillos hieren volteando una boca que la onda mece flameando. Se duerme la costilla en el altiplano enjutado de hayas y fresnos recuerda su geología únicamente saboreada por el soñar de los picos, virginal cuna del Duero con tus curvas en rotonda de castizas fuentes y abrevaderos, dulce azada de agua que bascula el sentir de la enamorada palabra, por cimas tu voz se hace meseta haciendo el amor con los pájaros dormidos, templo y morada de la cepa que a ti te alcanza, agua furtiva corre por tu era y reposa en tu infinita onda, que se riza, que se insinúa en vaporizadas Torres de belleza, que en tu alma anidan, sortilegio de rosa y clavel cenit del dolmen tallado, quién a ti en la vastedad del ser en su pecho te lleva prendido el fuego en fanal hoguera en anchos panales de tus abejas. Cuentan de la vida del chopo tus diez mil espumas, que por sierras tu rúbrica dejas, navegante con alas azules el terreno que jamás te vence, secretos...