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Espejo la fuente DÍA 18







señuelo

-- de Amado Nervo --

La muerte nada quiere con los tristes.
Subrepticia y astuta,
aguarda a que riamos
para abrirnos la tumba
y, con su dedo trágico, de pronto
señalarnos la húmeda
oquedad, y empujarnos brutalmente
hacia su infecta hondura.
Mas yo tengo tal gana de que venga,
que voy a ser feliz para que acuda,
para que sea mi reír señuelo,
y ella caiga en la trampa de venturas
ruidosas, que en el fondo son tristezas...
¿La engañaré? ¡quizá, si tú meayudas
desde la eternidad, oh inmarcesible
amada, oh novia única,
cuyos besos de sombra
he de reconquistar, pese a la enjuta
que te mató a mansalva hace once meses,
dejando a un infeliz por siempre a obscuras



I
La suerte moribunda

que taciturna ríe y calla,
de enjuto ojo chico.
Amanece y se recuesta en su ala de repecho,
mas hiriente es su alegría que yace y place
socavada en el altozano,
todo cerro cima la acaricia,
y sabe que cuando baja
es sublime, mortífera,
no existen cerros del cuerdo,
ni hay mentira de realidad verdadera,
inocencia que besa con vidrios de cristal,
y lame versos de flechas,
un día del rezo estridente, subiese altas torres, y bellezas
que anidan campos y cementerios.
Fue una subrepticia llorada
cantaba su lágrima
pariendo novenas
y trescientas,
un día de pocos,
el de alguno, no era feriado,
yo concentrado alentaba,
que fuellaba un suspiro,
como pocos se habían parido,
astuta no era mi suerte,
me arrebataba tres más 
que unidad me entregaba,
oh mi subrepticia era la más bella
crispada, de realidades se intuyen,
tenía colores, tactos y soles
como crisoles,
andariega de estirpe
única, endemoniada,
fueron trece azares a visitarla
todos se dieron a poseer a la gente.



Förüq, er-lobo bohemio Esteban



 

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