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OBRA SOLAR



Silbido de la sangre:

I
Claman verdades de la tierra
por nacer y resurgir
la quietud estameña,
sobre la misma tierra
el eterno ciclo de la vida,
como traje de la mujer soñada,
muerte en memoria hilando recuerdo vano.
Resurrección como caminillo de hormigas
por la soberbia de la simiente al albor
de sangre sin condición.
Yo soy por siempre
miel de infortunio desaconsejado.
Así como dura sonrisa y guiño besado.
Al azar de la existencia
efímera esencia del crepúsculo más sonrojado;
apellido y nombre que nada representa
como resplandor de la centella
vil chisporroteo sin sonar,
cargo el silencio y el infinito de mi verbo
a lomo de frialdad en escama
resopló en la montaña sin nombre
latido de mi húmeda lombriz azulada,
de mi tierra que jamás tuvo dueño
latido sin final
agua de manantial núbil destelleo,
va girando mi vida por enraizar
yo soy siempre
sendero de sierpecilla inútil,
con el manto de su desnudez violenta.
El eterno comienzo sin final
aullido del viento, arena en una gota de lluvia,
hoguera crepitando la tierra del volcán.
Río que acaba y resurge del mar,
ese soy yo siempre por despertar.


El Castellano y Leannán-Sídhe

14-1-2019

II
Resurgir:


Hoy las fuentes bullen
los ríos desbordan
las vidas dejan sus grises
de invierno y sonríen
al alba de la lluvia
que toda vida mece
sal al jardín ayer sembré mis ojos
esperando que la tierra fuese sangre
las raíces mi boca
y la planta mi cuerpo
para con longevidad imperial
llegado el momento
decir de este jardín yo no he muerto.

El Castellano y Leannán-Sídhe 14-1-2016

III

Sangre y muerte aplaco regio,
duramente como astro viril,
como amor estameño que canta a su veta amada,
en sístole de barretero,
abriendo surco nuevo en piquete,
trágica que ella así vino,
flor de metal desde el suelo,
amparo en destino reguero pulcro,
todo reguero que trueca su suerte;
por muertes de estaño fino,
enamorada dinamita que surca lecho,
un son que grita un baño de raudo fuego,
sin piedad de obrero,
ni réquiem apiadado por la tierra,
un raso enlutado de oscura piedra nacido,
concavidad de caseta y vals minero,
como sinfonía nocturna que abre yacimiento,
regreso y no entristeces,
estameña vida en cobre cubierta,
santa presencia
de altas colmenas,
y simientes que el tiempo avelan,
fontana tú, serena,
viniste al mundo
en la fundición de la primera Armonía,
sombra tú de planeta sin espejos,
turbiedad que no arrostra diamantes,
opacidad serena,
sola,
sola,
como sola nace nueva tierra,
gris fantasma
que velas tu brillo maleable,
rutilas cenizas metálicas
de todos los ayeres en cuerpo metálico, tangible,
sigiloso sembrado, tu vanal estallido,
a sacar de ti mina y provecho,
raíces pétreas,
tu sino de planta de humo,
copia sin espejo,
ni sombra acaso tu reflejo,
perpetua osadía
sembrada por el Cosmos.

El Castellano


IV
Me acompañasteis,
espíritus de bajo y alto cielo,
de magno poder fuerte,
como la fuerza todo poder trae,
asiendo lumbres quietas,
iluminando mis días,
bajo pulcra feraz sien,
de signo y ala de cobre,
como mi padre Sol, y mi madre Luna,
oro y plata,
Mercurio del Mercurio,
cobre de Venus.
Mi ser es tierra extensa,
sin dueño múltiple,
ni azul gloria de eternidad,
de rayo vital todo cántico,
misterio gozoso,
tu boca incrédula,
de agua sensual y cuerpo extasiado,
mares profusos,
de cielo y nubes remotas,
oh extasía resonante,
cubre mis sentidos infra-humanos,
avienta mi sed angélica,
de azur blasón, y custodia eterna,
no seré pues ardor cantado,
ni emblema caótico,
alzaré mi ser la profunda tierra,
hasta encontrar en mitad su entraña
la piedra maravilla oculta;
el Uno en esencia tres en efecto,
si dije que ídem es arriba,
ídem es abajo,
superior concordando con inferior,
tierra espiritual voy tratando,
este poeta del viento,
sólo mantiene un destino,
todo lo demás por semejanza
es Obra Solar.


Förüq

V
Símbolo fuiste de amor,
y concordia,
en hora nocturna consumada,
musa del alba,
fulgor de plena empatía,
con tu luna de plata regente,
igual fulgor que la muda letra,
tus pestañas tienden
y arrullan,
presides mi dicha de remembranza sempiterna,
tierna de seno en luz alegre,
sereno ademán silencioso,
te baila las entrañas,
de estancia liminar,
y posada lunática, suave como tierra,
de boca y dientes clementes,
convocaba y en ti me adentro
que te quiero,
una sombra tuya atravesé
y te vi en la punta todo monte,
yo como la luz del Sol,
transparente,
pura,
inamovible,
fuego de mitad blande la tierra-hombre,
de mortalidad vencida,
alto como sangre de Sol
mi Padre,
como tersura de espada
y dura sonrisa desvelada,
marcho rumbo a tu corazón de esmeralda.


Förüq








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