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Día 166 de Juramento de poema, escrito diario a Musa

 


















Quiero deslumbrar mi camino
ayen de estas víboras que caminan,
palpitar el látigo enfoscado
de sedientos corazones.
Entre sangres fugaces afilo
esta vida en brea marcada,
deshojada, por cuanto he conocido
más que tristes metales lascivos.
Caparazón este el mío inerte,
vestido de marzos seniles,
agota, coarta la esquela
de mi memoria perturbada.
Camino sin camino
por donde se oculta el este,
entre pétalos, su iris difunto,
imperturbable,
veo la flor que desviste,
te construyo, sin franca, verja, tapia,
ni acantonada te hago
a imagen y semejanza del aire.
Que pasa y mira,
que mira pero no descubre,
que nace dueño de tu avenida.
A este Sol Fierro cuelgo agravios,
templanzas, que desvanecen,
como la noche devora lo que es suyo.
Por un crimen de flores avanzo,
yo que nací del viento y una nube,
atento a las fuerzas del cielo,
lo erróneo es correcto,
la última seducción
el esfuerzo,
acondicione su Quimera,
algo para deslumbrar el alma,
el propósito avanza,
la locura se queda,
alto sentido traspuesto,
el filo,
el sujeto arde ahora,
desde dentro ejecuta su sentimiento,
cuatro sentidos,
el inerte baila,
donde vamos todo mecía 
de una tela de araña sagrada,
más placer en eje disyuntivo,
vine a desnacer
a coagular el aire de solsticio,
venas dispuestas,
celeste ascensión opera ya,
granate mi lustre,
vine por  su voz
vine por su ardimiento,
todo hice obtuve
su oscuro parecer,
letra de un sentido dispuesto
en tres la furia,
en dos a tierra
sembraré que criaré malvas azures,
oh la vida que me suena
por espaldares y repechos,
que sin mecerla en letra
todo lo demás vulga.
Oh mi estampa se actualiza
por mi nombre,
que yo amo por y para siempre,
vivo de nuevo, y tu aliciente.



Förüq castellano er lobo bohemio Miguel Esteban






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