Ir al contenido principal

EL ACUERDO







I
Desconcierta la plomiza cicatriz luminosa,
pesa mi suelo más que la doliente faz
contra el suelo mordiente que abate
pesa más el mundo que nada
ha cambiado rechinando sus dientes
de ladrillo.
Misma opacidad de materia trato
oh sombra misma.
Navegando azares y durmientes,
dueles como fotografía tuya
llevó el río sus corrientes,
oh alma de almendra
que germina mi dicha campesina,
rápida al fragor sangre en pecho
mis manos vivas conocen
de la avispa y su fraude en tacto
todos llevamos dentro.

II
Oh viento partido de deseo y vil gemido
en aras un libro en jardín lisonjero,
oh de la espada húmeda,
y su voz humánimal,
acero en espalda quién desea,
si bastase, voy con coraza
en hierro en pecho encumbrada,
el acuerdo, voy por el primero,
no negar nunca que eres parte
de mí, como dicha o alegría,
traspuesta.
Segundo trato, 
no tendré novia,
no tendré amigos dejen testimonios difuntos,
tengo Musa, parte y eje
que vive mi letra, y ella es violín entona.

III
Tercer acuerdo,
respetar ser parte, cúmulo,
de libertad en auge,
esperando que mi simiente,
otorgue una planta, esta planta
otorgue una flor,
y la flor otorgue simiente nuevamente.
En intento perpetuo,
un margen simbiótico despliegue,
lustros completos como granates besos.



Förüq Miguel Esteban Martínez García

 



Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda al caracol silvestre

  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

Pioneer

 

Al Duero

        Duero: Grita mi estupor y cuchillos hieren volteando una boca que la onda mece flameando. Se duerme la costilla en el altiplano enjutado de hayas y fresnos recuerda su geología únicamente saboreada por el soñar de los picos, virginal cuna del Duero con tus curvas en rotonda de castizas fuentes y abrevaderos, dulce azada de agua que bascula el sentir de la enamorada palabra, por cimas tu voz se hace meseta haciendo el amor con los pájaros dormidos, templo y morada de la cepa que a ti te alcanza, agua furtiva corre por tu era y reposa en tu infinita onda, que se riza, que se insinúa en vaporizadas Torres de belleza, que en tu alma anidan, sortilegio de rosa y clavel cenit del dolmen tallado, quién a ti en la vastedad del ser en su pecho te lleva prendido el fuego en fanal hoguera en anchos panales de tus abejas. Cuentan de la vida del chopo tus diez mil espumas, que por sierras tu rúbrica dejas, navegante con alas azules el terreno que jamás te vence, secretos...