Palidez inaudible: Era una joven noche, caída ya entre algodones de nubes, y un hueso de luna por blandir el horizonte, de sucesos famélicos, miradas fugaces, y testigos somnolientos. Vencido el atardecer bajo oscura premisa, que todo aliento encarcelaba, inquietud disparada de fuste en curiosidad, suscitada en envés y lo más profundo del humano anhelo, entre belleza y muerte, locura o razón sajada, juventud eterna, mito o paradoja en lucha contra lo caduco del ser, instinto en deseo servido en cáliz del mortal inmortal, como juego macabro, en inevitable curiosidad, un ser maldito, condenado a la vida eterna, y su sed de sangre que le envuelve, soga tensa de maldad eterna que vive y camina sigilosa sin condición de mera elección. Sueños encorsetados, en nuestra atracción por ese lado y...
Parnaso devorado mar de sienes ingentes caricias, mísera era ala. Escalé mi dulce yermo y sonrojo acontece fiel de almíbar lira y arpa el serrín de destino, oh tormento jamás yerto, no te necesito, me necesitas fiel de asidero. Va mientras mi barca procurando paz de un conflicto nunca existió. y ella, dudo de su realidad; jamás mil máquinas parirán la Flor. Förüq y Leannán-Sídhe