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Rosa del alba tierna

 







Febrero 2012



Viento nocturno,
alarido de sangre
en verso de sombras deambulando,
momento que danza marcha atrás,
en inmensidad un tiempo fijo,
atado a tu recuerdo suplicante
con el ruido del ritual,
en pétalos deshojados,
por caricias que danzan tus labios.
Misterio en oscuridad,
de un latido intenso,
siniestralidad en dolor recordado,
matado a golpes de humo,
y tatuajes en sangre de vino
en dulces tormentos,
rosa abre tus pétalos al viento,
susurra que no desapareciste
para no volver a florecer,
sé eterna como inmensidad
de firmamento de estrella congelada.
Vuelve a nacer como quien te vio
un sueño muerto recorrer.
Despliega en hojas tus secretos
esos, que llaman al ocaso del silencio.
Haz florecer este jardín sangriento,
vuelve azules las amapolas que habitaron
el recuerdo de tu beso,
por no poder tenerlo de nuevo,
por no poder sostener tu belleza en ojos,
no mueras en el etéreo recuerdo.

Vive, vive por siempre,
hada azul en mi cuerpo.
Llévame allí donde se oculta el miedo.
Donde el cielo llore tus pétalos,
donde tu aroma provoque sueño mágico,
cual sangre de blanca adormidera,
por tus venas fluirá eterno mi verso.
Si amarilla te veo recordaré
que por tu cuerpo deseé el fuego del Paraíso.
Que en tus ojos encontré
el bosque mágico encantado.
Ven que te haré princesa,
ven que te haré reina.
Ämame como al que te lleva
siglos y siglos, esperando.
Pues no sólo beberé de ti, tu esencia,
si no del lecho
del eterno romance te coronaré.
Buscaré el sueño en recuerdo de vida pasada,
ese que te esperaba para morderte y eterna
tenerte.
Fuiste y serás siempre
quien me despertó y me despierte,
aunque este no sea mi cuerpo,
siempre descubrirás
que renací
para tenerte de nuevo.
Tú mi amor eterno,
en beso que recorre todo tu cuerpo,
tendrás mi alarido gritando en silencio.




El castellano y Leannán-Sídhe



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