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Espíritu automático

 






I


De alto concierto asido
belleza, que tú naciste
como tierna, la más bonica
flor temprana,
holgada, desplegada a mil rayos
la luz cegaba el alba,
pide fragancias y topacios
la yerma tierra,
tuyo es amor, lágrimas
hay ya en ojos
cadencias secuaces y ecos
prolongados, sombra de tu
cuerpo no asfixie mis umbrales.
Asilo en mi pecho
donde placeres altergan,
inexpugnable sepulcro de llave;
mujer, suspiro de algún ángel
espíritu se abate al sol de mi ventura.


II
La lid afinó al caudillo
ya doce lunas,
sin tornar a castillo
la pobre pastorcica castellana
frente a las rejas las mustias
flores desplomaron,
y mi castellana, de hebras
en oro se pierde su cabello
en viento, con trémulo acento
musita dos siglos, dos.
Quebranto que beldad enajena,
gemidos de atónita soledad,
vestida va la adelfa y el ciprés
murmura su voz extinta,
aciago, clamoroso ulula el buho
del castillo a la armería, 
danza que vuelve mi pobre castellana.



III
Amor, amor del camino,
como árbol santo del sempiterno
huerto, rosal de la miel de abeja
amarguras que desgarro, 
alma fuerte, que valerosa,
furor licencia,
quejidos de un árbol de sangre,
en tarde presurosa, que blande
el pinar adusto,
siglos de triunfo, de sol,
deja mi Lauro, eterno, otoñal,
osé ungirle de olas de nieve
y espuma de ojos ardientes
a Mireya, truenan sus raíces
la noble epopeya,
trovador que bravura bruñe
con bruñida tersura
de acero, gobierna el mundo,
con tu amor y poesía.




Förüq Eskutino
y Leannán-Sídhe
a 27-09-2025

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