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CONJURO DE NIEVE ROJA

 












I
Has llegado a mi cúspide,
y cima encumbrada.
Toda montaña, que viendo,
no esconde.
Avanza el trasverso los sueños,
aquí que el cielo, toca su humor
sediento.
Llevo tierra y simiente de estrella,
en mi zurrón pastoril;
donde guardo también,
lágrimas celestes,
de tierra-nieve encendidas,
he lanzado mis polvos de hoguera,
sobre un destino como laberinto,
sobre los ciegos pasos de Ícaro,
guiado por hilo,
secando luces, que ata la vida esclava,
avanzo yo, por tu húmedo bosque,
umbroso, despertando imágenes
en candelabro.


II
Bosque de labios tuyos,
atisbados como flor perenne,
lograse el ciruelo;
liberando fieras como luces breves,
sus salamanquesas de fuego,
y luciérnagas por cantiles,
miles.
Mañana me llevarás a liberar,
peces de cristal.
Corazones en óxido,
mi Sol Ferro.
Padre, allá donde duermen semáforos,
y todas las calles, me llevan
a encontrarte.
Realizado mi conjuro,
te invoco mi doncella Musa Escarlata,
siembro mi pena y cordura,
como una melodía jamás ensoñada.


III
Mi reconstrucción,
desde el Nitrato de Chile,
con mi pensamiento a solas,
como se alza, una divina parra.
De  nieve-agua roja,
de estrella tu mirada,
que tintinea y baila,
como vaho, refulgentemente, 
conectado con mi energía interior,
oh, barro de luz,
reflejo duradero un placer,
como alfabeto toda rivera
la Estrida tiniebla,
y su blanca Oceánida.
Todas las flores desangradas.



Förüq castellano Miguel Esteban 

IV
En estrella un signo
un acróstico en llamas
sangra la amapola azul,
no perdí la refracción,
vibro, sin represalia
sendas fúlgidas desmiembran
todas ramas, nervios apuntan
sólo un camino,
nosotros sobreviviremos,
allá se despliegue una alborada
pachoncitos todos trinan que trinarán
Hipsípila resurgirá
como invencible Sol,
en el final los tiempos
un canto se podrá escuchar...
Ha llegado al Inicio sin final.

V
Obscura premisa
toda magia alzada
es un conjuro en luna nueva
vestido de zarza
cantando la sangre- nieve roja
el ababol todo tejido
vive, granate lustre
postrado en carrasquillo de idea,
eje iracundo vence que sostiene
destapada Escarlata
dicha es infausta,
estoy preparado,
para la posesión certera
su alma, fichas del tablero
este ajedrez;
se desposeen
unas ansían poseer
encumbrar un placer sin ser suyo,
otros sucumben a su ambición.


VI
Llama perder venciendo,
no hay nadie ahí afuera,
el sueño es mío,
este es el eterno despertar
uso para liar mis cigarrillos,
En mi libreta yace el mundo,
yo soy su arquitecto,
gentes viviendo,
existiendo,
en esta única, desdoblada realidad
de dos dimensiones
yo dirijo sus vidas
Leana sí es llave
libera su alma
de las puertas del cielo,
esa llave vive en mi corazón,
enraíza mi sangre 🩸 
con raíz Salvaje de maravilla,
caléndula me agarra me habita la sangre.


VII
Hipsípila vaga libélula zizagueante
bienvenido
esto es redención,
avanza entre senderos de azores
y valles de ríos dulces
un último destino,
un tajo después de la vida
filo al candor de astros
piedras en camino a implorarte,
vine asolando verdades
un amor puro, noble
desdichado de la máquina
mi lágrima vive siempre,
laberinto de yedras voraces
esmeralda sentir inmerso,
voy por el ojo mágico,
mi último deseo
ente de otro ente
un jardín comatoso apuesto.


VIII
Redentores huesos
oh eje carbono,
esta espina
que no es mi espalda
habita mi fuerza
que es rosa,
aseguras que estás viva,
y que yo soy el caballo negro,
cabalga y salta tus venas;
oh razones,
en este lugar arde desquicia
y se afila Subrepticia,


IX
Esto es la cúspide
final de comienzo enunciado
en vez primera,
nunca de nuevo,
ni escuchado alguna vez igual
al haberse escrito.
Oh Jardín redentor
es que si me invita, fecundo cada flor.
Soy final de un principio
nacido de nueve madres
el eterno resurgir de simiente,
necesito de ella la sombra, la espera,
la supremacia evoca su boca,
hazme libre,
mantendré recta mi idea,
vine a vivir,
lo añadido es perfección,
mi sola alma es toda savia.
Sueño del ascua,
hoguera perenne,
vágido indeleble que es letra.


T

FÖRÜQ








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