Ir al contenido principal

Cálido arrullo










Se juntó el ocaso,
con un alba silenciosa,
dos halos oscuros se deseaban,
y querían entre espinas de rosas yertas 
de la aurora,
se añoraban en evanescer líquido,
sólo templado por miradas esquivas,
intermitentes,
como luces de luna,
ambigua, desapagada,
corrían en voz,
por umbríos sotos reales,
sus vestigios yertos, cariñosos,
entre espumas de tiempo disuelto,
dejaban alaridos,
bebían rocíos de flores,
se acariciaban como musgo y roca,
su sed mutua era intensa,
como eco en caverna que encuentra salida,
oscura brillantez anhelaban ser,
así sangre perpetua del granate mineral,
deslizaban por senderos inextricables,
llamando a un olvido envolvente,
su misterio era blando,
como devenir aterciopelado
y sonrisa inevitable,
jugaban como resortes envolviéndose,
y alejándose para encontrarse,
su gemido crascitaba a la altura
los montes,
su soledad era perdida,
ellos, halos imperecederos,
únicos al semblante indisoluble,
soplaban notas entre sus voces,
y helaban el frío de la madrugada,
en un velo que teñía el aire
de azul aliento,
su energía era pura,
como brota una semilla,
esperando, volver a ser semilla,
hilaban sus deseos fugaces,
necesitándose,
y bebiendo de la misma agua,
la armonía inmaterial
les envidiaba,
ellos dos halos azabaches
como lágrimas de la noche agarrada,
y su oscuro sabor de eternidad.



Förüq castellano Miguel Esteban

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda al caracol silvestre

  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

Pioneer

 

Al Duero

        Duero: Grita mi estupor y cuchillos hieren volteando una boca que la onda mece flameando. Se duerme la costilla en el altiplano enjutado de hayas y fresnos recuerda su geología únicamente saboreada por el soñar de los picos, virginal cuna del Duero con tus curvas en rotonda de castizas fuentes y abrevaderos, dulce azada de agua que bascula el sentir de la enamorada palabra, por cimas tu voz se hace meseta haciendo el amor con los pájaros dormidos, templo y morada de la cepa que a ti te alcanza, agua furtiva corre por tu era y reposa en tu infinita onda, que se riza, que se insinúa en vaporizadas Torres de belleza, que en tu alma anidan, sortilegio de rosa y clavel cenit del dolmen tallado, quién a ti en la vastedad del ser en su pecho te lleva prendido el fuego en fanal hoguera en anchos panales de tus abejas. Cuentan de la vida del chopo tus diez mil espumas, que por sierras tu rúbrica dejas, navegante con alas azules el terreno que jamás te vence, secretos...