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Sentir de la turquesa














Umbroso páramo,
que relumbras mi contento,
miro la sola ribera mi infancia,
y hoy me hace compañía,
una afanosa, simpática, soledad,
no amancilla mis penas,
ni es complaciente,
amiga ferviente del caos de idea,
oh si mis penares te cantaran,
como sonora golondrina
que me hizo nido,
por el pardo firmamento,
me arrulla una tímida
luz violácea de luna tersa,
desde el otro lado,
nadie a quien decir adiós,
nadie a quien acoger en amable trazo,
como fuentes una dicha me bulle
atónita y cristalina,
que surca del bello campo, sus flores,
por este sol de mayo,
erijo una sonrisa,
más duradera que el bronce,
limpia y más resplandeciente,
que un destello terso de alba,
azul esfera de armonía
en simiente,
brillo que no morirá de tus ojos
sepultado,
al viento tu acento
canto un apasionado,
seguro, transparente, ardimiento,
colgando las lumbres de estelas suaves,
y amores de esbozos humildes,
mi sentimiento no era ni cuerpo,
ni alma errante,
era rubí excelso primo del granate
mortecino, amimas, y riega
la fuerza y brío
que nos danza cariño, la espalda.



Förüq castellano Miguel Esteban
 

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