Ir al contenido principal

MI SOL TE CANTE

 




I

Mi canción,
que el solo monte, 
no desconocía,
abría dones de una furia,
que a mi dulce tormento,
apremiaba.
Furia insolente, transgresora,
impelida al compás meloso.
Fuerza de beldad cantada,
sonaba mi pena,
ya no era.
Mi corazón, ya puede
alzar el suelo,
inmortal materia de verso
que mísero, no era lamentable.
Ojos enclavados, en reina fantasía,
que busco como ribera mi sentido,
con gemido, y mitad de alma,
tu aire no destierro,
acojo, con mi arpa,
muriendo montañas en nuevo aliento.
Siempre bañas mi hada,
mis ojos vespertinos.


II
Afilaba mi nombre,
sin muerte vana.
Tu cristal purísimo,
que por mi luciente,
vive tu luz,
que emblanquece,
oh, pureza todo el Occidente,
en tus labios secuaces,
en tus sones como granates,
ígneos, y piedras de sangre
que seguro silban que me enciendes,
gloria, amiga de míseros hados.
Sepultado mi cuerpo en tu mágico coro.
Pudiera ser mi llanto,
rocío en flor mi Leannán-Sídhe.


III

Raíces en mi corazón,
mi flor de Odín completando
su sed, dentro mi pecho.
Fuego de la ceniza,
ceniza del fuego.
Más allá del Sol,
la sombra reverdece, y rejuvenece.
Creciendo como rayo,
que erguido,
sólo mis temores bellos,
tenebrosos,
ofrece y asigna.
Muerte sin tiempo deseado.
Sol de mis soles,
dirige mi luz,
por tantas cumbres camines.





Förüq castellano Miguel Esteban

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda al caracol silvestre

  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

Pioneer

 

Al Duero

        Duero: Grita mi estupor y cuchillos hieren volteando una boca que la onda mece flameando. Se duerme la costilla en el altiplano enjutado de hayas y fresnos recuerda su geología únicamente saboreada por el soñar de los picos, virginal cuna del Duero con tus curvas en rotonda de castizas fuentes y abrevaderos, dulce azada de agua que bascula el sentir de la enamorada palabra, por cimas tu voz se hace meseta haciendo el amor con los pájaros dormidos, templo y morada de la cepa que a ti te alcanza, agua furtiva corre por tu era y reposa en tu infinita onda, que se riza, que se insinúa en vaporizadas Torres de belleza, que en tu alma anidan, sortilegio de rosa y clavel cenit del dolmen tallado, quién a ti en la vastedad del ser en su pecho te lleva prendido el fuego en fanal hoguera en anchos panales de tus abejas. Cuentan de la vida del chopo tus diez mil espumas, que por sierras tu rúbrica dejas, navegante con alas azules el terreno que jamás te vence, secretos...