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Espíritu de viento




Abría la fiebre de mayo,
un año lluvioso,
sobre un largo atardecer,
enramado,
colmaban los nidos de saliva y de barro,
de las astutas golondrinas,
eran como suspiros de oscuridad,
encerrados entre murallas,
y paredes de adobe,
colgado de una rama solar,
avanzaba mi pulcra rimbombante
puridad sin aspilleras,
ni alambres de luna.
Afanarme sonrojado,
por tener su aprecio
como clepsidra de miel que es agua,
y tiempo, almíbar su recuerdo,
estiro mi reja,
afanando sonidos
sí, de su arena,
tersura por filo,
su trazo inefable,
como amplificar mi babosa metálica,
litigio su secuaz escudería.
Conjuro sin esfuerzo
era de su piel mi caligrafía,
bestiario de hueso y tambor,
sangre en mi cuaderna,
era rumbo, nueva vida,
orilla de escritura,
y frontera de república de la sal,
vuelvo a hacer mis promesas de barro,
aire conmigo,
como fiel insecto,
zigzagueante,
con aplomo de jardinero,
y tierra por lágrimas,
relamo mi suelo,
sembrado de altivas calaveras.



Förüq castellano Miguel Esteban a 21-05-2021

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