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Naipe helado


Fulguro, 
dos sonidos en uno, 
misteriosa en paisaje nocturno, 
saturnina, soturna, peregrina, 
como azada avanza mi tierra,
de crepúsculo liso, 
entre su sombra figurativa, voy,
de valle hondo, ilumino, 
flor vespertina, 
como alma arroba 
figura, 
hoja malva, 
volando como ángeles 
entre aura pura,
visión alma a tierra, 
loco sueño, 
ultrajado empeño,
inconsecuente, 
avanzo, 
sombría lágrima 
por mejillas, sin podar,
desplegando luz 
de un atardecer solísimo,
como camina 
un dorado escarabajo,
a disfrutar si dictó la vida
por qué temer sombras 
de una muerte,
ranqueante, sigilosa 
y atónita,
nace del hambre 
y del hombre 
ha desplegado su luz en ojos,
maldito infortunio,
no crepita 
en violín 
ni en todo Cancún,
mi bien con sed,
ambición guía.
¿Y yo, parte de un todo?
Lo único eterno,
que todas verdades paridas ayer, 
son hoy, mentira,
mejor suerte, no se venda
de luna, de misterio,
de azar aplacada,
sin impaciencia de suicida,
barajo mis cartas,
a triste ojo vislumbro puro,
como el duro inconcebible muro,
no fue jamás del enemigo hollado
en sus pies de paja,
si no de una pertinente musa 
inédita mis tres lustres
llevo amarrados,
y un 2008 en el bolsillo,
camuflándose
como camaleón ella,
y cartera sin necios.





Buer Förüq

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