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REFLUYENTE II

 





A tu lado quiero marcarme,
ni enfermo, ni en consecuencia solo,
refluír como bravura de ola
y envolverte
en la tibieza
mi arena fértil.
Sin las trizas de hijos
ni sus penas enardecidas.
Eres, serás y fuiste diosa,
yo devoto
quise afincarme,
a tu ley y orden.


II
Fui sirviente
sin tiempo caduco,
nunca quise hablarte
de sus trincheras
derrumbadas;
ni sus aras quebradas.
Huérfano sería
si tu voz yaciese inerte,
mi latido
caería vil, inerme,
desprotegido.
Me dijiste un día
ven, y yo como buen lobo bohemio
aposté todo mi destino
a tu madriguera inefable.

III
Conservo la flama,
la lumbre y la antorcha.
Tu amor en blasón y en Noguera
y tiesto.
Tu voz,
de regreso,
sin lejanía inmemoriable,
pero jamás invicta.
Ausencia en corral de muerto,
ni de costumbre...
Donde hasta la sombra
mi ciprés enhiesto
me yergue toda ceniza aparente.

IV
Salí y regresé inasible
como sirviente
tu nota,
y tersura de espada
asordinada.
Olvido,
ni te encuentro,
y no te busco.
Te beso con suavidad
de pizarra
y enaltecimiento de sangre de musgo.
Cobija la piedra
del cerro y su arroyuelo
te embebo.

V

La vida para el vivo
la muerte para el muerto.
Lema pudiente,
como besar tu letra a solas
y esperar tres semanas
suene en flor
una trompeta todos
los ángeles.
Cautivo,
creo mentí
al negar mi temor,
y no puedo negarle
perderte como se pierde un zafiro
en un río de sangre.
Conocerte es refundar 
valor contrario a temor solo,
como pedir agua
a un Sol de hierro,
de admiración repleto,
un disparo
de tres razones
escritura, amarse, alma ferviente
amarse in radice veritas est,
lit C et summun Canae
me dictas hoy liberación a mi condena.

VI
Beber lágrimas solares
de primera casa Heráldica Solar,
sembrar en luna caléndulas azules,
mantendré mi alma aparte, 
porque no tiene nombre
el ascua brilla
de la fundación ardida.
Te pedía poemas solares,
lo que supiste y me diste en certeza
lo que yo pedía
tu origen, el azabache,
tu rosa del anochecer
yo te brindé cada flor de difunto 
de las diecinueve horas...

Förüq Esteban er-lobo bohemio

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