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Realeza la tierra

 







Vernales campos me avanzan como torbellinos y ventisqueros,
llenos de hojas y fuentes que aventan la vida,
de los huesos sembrados; poeta tejido
de la solaz llaga fértil al arrope de un calor,
plantan los besos huidizos,
besos repletos que atraen siempre
a la parca lisonjera sin apellido,
largos hilos teje este mi puñal jactancioso,
revestido de relámpagos y truenos azures,
divino silencio, ya no más, ultrajado instrumento
hasta mi locura quieta, si loco, solo,  he de hallar,
Treinta más loco solo habido quedaré.
Clamor de misma azada y pluma,
herramienta un destino demencial,
vestirá la caléndula de mi lugar.
Paseen las sombras
que a la muerte no harán fértil.
Delante mi castigo, este León no amansa,
estoy para sentir,
aún en infierno silente sacaré
garra y letra de cernícalo avizor que amo,
para llegada mi vejez recordar que sigo siendo
quien yo era, sí,
canto con la voz encarecida,
templanza de fuego y madera,
sin arma, más que mi garganta,
sin vida más que una divina planta,
Néctar de mi sangre que habla,
levantando a Castilla de mi alma,
labrada entera la tierra, me adentra.


Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García
Lugar UME Guadalajara España
A 3/02/2022


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