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CONTENTO APOTEÓSICO















Vestía una ardiente lozanía;
cual espada bajo crisol vengador,
al yunque designio,
clareaba su beso arcoíris,
allá sobre la triunfal montaña
que erguía, toda caricias,
blandía su noche la fluyente arteria,
y sus ángeles estrellados en sus ecos,
bajo y sobre botellas coagulaban a vacío
esencias mundanas, de flores, de sangres
cual relámpagos atronadores,
oh dioses qué me pasa a mí,
he abandonado mi aliento, cual tierra en el viento,
imbesable se desplazaba mi desquicia
de soto y campo llano,
el árbol sin hojas era mi sabiduria
invernal, postrada al solo regazo,
atravesé fulgores ávidos,
mi querer fluyente,
en eco de almendra
y frente que brilla,
no era monumental su enfado conmigo,
sí su desapego al no ser su objetivo,
relámpago mortal, su acento de ascuas y trizas,
necesito ser siempre de una vez,
necesito ser para siempre,
necesito ser por siempre,
en tres minutos, ciento ochenta segundos, y una eternidad,
el amor es más que él la conoce a ella,
necesito de Musa su amistad,
siempre...
Eso es mentira,
verdad sobre la vida en su mirada,
triste ya no miente mi sangre,
mi rostro ya, un zafiro muerto sin ella.


Förüq a 14-01-2023

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