Ir al contenido principal

CONTENTO APOTEÓSICO















Vestía una ardiente lozanía;
cual espada bajo crisol vengador,
al yunque designio,
clareaba su beso arcoíris,
allá sobre la triunfal montaña
que erguía, toda caricias,
blandía su noche la fluyente arteria,
y sus ángeles estrellados en sus ecos,
bajo y sobre botellas coagulaban a vacío
esencias mundanas, de flores, de sangres
cual relámpagos atronadores,
oh dioses qué me pasa a mí,
he abandonado mi aliento, cual tierra en el viento,
imbesable se desplazaba mi desquicia
de soto y campo llano,
el árbol sin hojas era mi sabiduria
invernal, postrada al solo regazo,
atravesé fulgores ávidos,
mi querer fluyente,
en eco de almendra
y frente que brilla,
no era monumental su enfado conmigo,
sí su desapego al no ser su objetivo,
relámpago mortal, su acento de ascuas y trizas,
necesito ser siempre de una vez,
necesito ser para siempre,
necesito ser por siempre,
en tres minutos, ciento ochenta segundos, y una eternidad,
el amor es más que él la conoce a ella,
necesito de Musa su amistad,
siempre...
Eso es mentira,
verdad sobre la vida en su mirada,
triste ya no miente mi sangre,
mi rostro ya, un zafiro muerto sin ella.


Förüq a 14-01-2023

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda al caracol silvestre

  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

Pioneer

 

Al Duero

        Duero: Grita mi estupor y cuchillos hieren volteando una boca que la onda mece flameando. Se duerme la costilla en el altiplano enjutado de hayas y fresnos recuerda su geología únicamente saboreada por el soñar de los picos, virginal cuna del Duero con tus curvas en rotonda de castizas fuentes y abrevaderos, dulce azada de agua que bascula el sentir de la enamorada palabra, por cimas tu voz se hace meseta haciendo el amor con los pájaros dormidos, templo y morada de la cepa que a ti te alcanza, agua furtiva corre por tu era y reposa en tu infinita onda, que se riza, que se insinúa en vaporizadas Torres de belleza, que en tu alma anidan, sortilegio de rosa y clavel cenit del dolmen tallado, quién a ti en la vastedad del ser en su pecho te lleva prendido el fuego en fanal hoguera en anchos panales de tus abejas. Cuentan de la vida del chopo tus diez mil espumas, que por sierras tu rúbrica dejas, navegante con alas azules el terreno que jamás te vence, secretos...