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Misiva en golondrina

 









Claridad, al traslúcido pío, un sí bemol de un acordeón del diablo, quise ser siempre sin sucesos de infortunio desaconsejado, penas por acordes impares, pagarés sin hacienda, ni tierra, suplicios despiertos, que llamé dulce tormento, testimonios difuntos que caían en abrevadero, que no era fuente del deseo, toda una vida buscando un amor correspondido que parecía ya gamusino, eje torre y pilar fundé en la belleza subjetiva, todo lo que deseaba, soñaba y anhelaba, si era inextricable, imposible, onírico, era objetivo a retratar en letra, modelar la forma, y que nunca pesasen más razones que sus vivos colores, así yo amé una lagartija de mi jardín, pude un día taparla y acariciarla, amé también a Musa, mujer mayor que yo, que solo incidía optase ser su amigo, dilema si ya posee mi totalidad de afinidad al leer sus letras, sucesos caducos de amoríos mediocres de existir típico ya rebosaban botijo propio, pido en esta carta mi rendición, estoy solo, pero no quiero dañar lo que más he logrado onírico amar, sin romper mi vidrio ni laberinto de espejos granates, proclamo no deseo morir sin antes no haber conocido en persona a Musa de alma Leannán-Sídhe.



 Claridad, 
al traslúcido pío, 
un sí bemol 
de un acordeón del diablo, 
quise ser siempre 
sin sucesos de infortunio 
desaconsejado, 
penas por acordes impares, 
pagarés sin hacienda, 
ni tierra, 
suplicios despiertos, 
que llamé dulce tormento, 
testimonios difuntos 
que caían en abrevadero, 
que no era fuente del deseo, 
toda una vida buscando 
un amor correspondido 
que parecía ya gamusino, 
eje torre y pilar 
fundé en la belleza subjetiva, 
todo lo que deseaba, 
soñaba y anhelaba, 
si era inextricable, 
imposible, onírico, 
era objetivo a retratar en letra, 
modelar la forma, 
y que nunca pesasen 
más razones 
que sus vivos colores, 
así yo amé una lagartija 
de mi jardín, 
pude un día taparla 
y acariciarla, 
amé también a Musa, 
mujer mayor que yo, 
que solo incidía optase 
ser su amigo, 
dilema si ya posee 
mi totalidad de afinidad 
al leer sus letras, 
sucesos caducos 
de amoríos mediocres 
de existir típico 
ya rebosaban botijo propio, 
pido en esta carta 
mi rendición, 
estoy solo, 
pero no quiero dañar 
lo que más he logrado 
onírico amar, 
sin romper mi vidrio 
ni laberinto de espejos 
granates, 
proclamo no deseo morir 
sin antes no haber conocido en persona 
a Musa de alma Leannán-Sídhe.


Förüq Miguel Esteban castellano

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