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Espino de mi demora, solícito

 




Mi voz ya no reposa, 
ni duerme el sueño de los cerros,
vestido voy del sueño místico,
que traen sus muertos;
mi voz que no la hicieron florestas, 
ni labriegos sordos, tampoco se acurrucó
mi sueño en el lomo de un corzo,
quizá un río y un monte de asfalto, la hicieron,
breve, saberme sepultado, nunca,
enraizado y a galope un caracol, puede,
murieron amigos y enemigos,
como flores caducas,
mi paz sepulcral no se baña en jarales,
ni en los jardines que tiende el alba,
saberme desnudo como sol de invierno
ante un mundo dramático de estrellas ignoradas,
oscuras.
Por mi sed de tierra roja, mi sangre no la hicieron
ababoles púrpuras ni granates lucientes, ellos simbolizan sangre de tierra,
se calla, como la hermana daga,
su belleza causada, oh, soledad desatada,
crispada de espina y espino, loco cuerpo,
quizás sólo sea fuego, elemento hermético,
y ojos míos, rocíos de estrellas.



Förüq castellano Miguel Esteban Martínez García
A 20/01/2022

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