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Eco de señora Hada

 
















Cierra tus ojos,
siente la realización,
siente la emoción,
la ilusión bajo nubes,
somos ángeles terrenos,
resoplo el misterio,
un tranvía sobre el cielo,
destino encorsetado,
llueven dichas celestes,
alegría de ojos turquesa,
sobre mi corazón,
un halo intransigente,
llueve ahora,
lentamente llueve
bajo los minutos
de suelo mojado,
es mi vida algo más,
que un paréntesis
dentro tu sangre,
oh sanguinoso acueducto,
se erigen torres de belleza
ciegas, que sordas nunca mueren,
el ababol cantaba
sobre su sangre
que era tierra
y de ella carmín flamígero
abarca,
voy al poder una rosa,
sobre sus pétalos de brea
avanzo,
tinta y sangre,
un papiro,
un centenar de tres hojas
hacían mi amor en la penumbra,
un siempre te amaré
aún no te pueda tener nunca,
más de lo que el poder pudo,
y este mi amor,
duro bravo, valiente,
alzar a su cielo te pudo,
amor es destino,
gloria y salón Dorado,
de acres en el Valhalla,
ángeles discuten en el cielo,
cúal la flor de su rocío más hermosa,
le vale a mi lanza
mi caléndula de raíz salvaje
que me hiende el pecho,
que mi palpitar
si mi corazón fuese piedra
la sangre de musgo esculpiera
que yo amo, que yo amé,
y sigo amando,
a una Musa
de alma
y designio,
de señora hada
oh Leana.


Förüq y Leannán-Sídhe

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