Ir al contenido principal

Rosa penitente


 




I

Húmeda sombra de rocío
despierta mi sien como
campana florida al raso
y su gloria fierra de sol
caldoso, vieja senda que afila
atónita, mi parco caminar,
transeúnte, vestida de sementera
entre el cardo y la tímida ortiga
iba su vals dividido de azules
cristalinos del ocaso,
una luna se blandía detrás
los sortilegios espectrales
gemía la noche,
de oración rupestre y campesina,
del vuelo riza la cotovía
su alba sin día;
virtud olvidada, donde te bañas.
Húmedo aire de los verdes herbales.


II
Ahí vi una flor la misma tarde
por la verde sombra la parra,
como si paseando mi casaca
de guerrero, girara el rebaño
mis albos colmillos, empezaban
a brillar su sed,

esquilas lentas sonaban
ante un sol vestido de muerte,
fuente fría que despierta
mi dragón, dioses qué hice
yo, para cobijar vuestro
mayor castigo.

Sin pena ni subterfugio
límpido, avanzo
sin serenatas, ni estrellas
ni amores caldeados
al ascua milenaria


III
Leyenda que canta a mi pie
y penitente Ambrosía, re tiembla
la dicha, ya nunca ausente;
trino de cristal y voz valiente
vinimos a perder venciendo
y nadie preguntó el para qué,

solamente para ser leyenda
de aquel penitente
que leva unha rosa
de claro vidrio
de cristal Salvaje.


Förüq y Leannán-Sídhe



Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda al caracol silvestre

  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

Pioneer

 

Al Duero

        Duero: Grita mi estupor y cuchillos hieren volteando una boca que la onda mece flameando. Se duerme la costilla en el altiplano enjutado de hayas y fresnos recuerda su geología únicamente saboreada por el soñar de los picos, virginal cuna del Duero con tus curvas en rotonda de castizas fuentes y abrevaderos, dulce azada de agua que bascula el sentir de la enamorada palabra, por cimas tu voz se hace meseta haciendo el amor con los pájaros dormidos, templo y morada de la cepa que a ti te alcanza, agua furtiva corre por tu era y reposa en tu infinita onda, que se riza, que se insinúa en vaporizadas Torres de belleza, que en tu alma anidan, sortilegio de rosa y clavel cenit del dolmen tallado, quién a ti en la vastedad del ser en su pecho te lleva prendido el fuego en fanal hoguera en anchos panales de tus abejas. Cuentan de la vida del chopo tus diez mil espumas, que por sierras tu rúbrica dejas, navegante con alas azules el terreno que jamás te vence, secretos...