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XX El Juicio

 






I
Réquiem,
sin controlarme,
alma de escritor fulgente,
temple, pureza viene,
alma rebelde,
no sigo tu estrella,
es y será amor de invidente,
giras en mi mente,
evanescente,
gira todo,
y un trágico me mira
me mira el precipicio,
y digo avancen,


II
Respeto me pide
mi yerta mi ente
intransigente,
sensibilizar el ambiente,
entre lapidar
PALABRAS
y palabras huecas de infausta vida
valiente,
vida de tumba
cosecha y nada te devuelve siembra,
era o no era,
entrego sin venderte
ápice de sangre
flores,
más sed que volver a nacer,


III
Las personas grandes
y el chico ser, se despide
sin dar a tu boca
habilitada por manos
que escriben,
y me dan cal y canto,
tres de arena te bailo
la cal llevas dentro,
merecer sí piedad
de sacar demonios 
y sacar solo mis caléndulas
referentes.



El Druida Rama Roja

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  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

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