LLego desde la fúlgida sangre, desde la espiral, enterrada en lo más profundo del corazón de la tierra, desbordadas van ya mis venas, que enramadas enraízan las sepulturas, oscuras letras que acogen palabras desde la sangre que vengo, a cal y canto van los cuerpos errantes mi voz surtidora de sueños implacables, crecen mundos risueños en sueños precoces, sangre de tapias, muros y valles, llegan criqueantes, granates mis llantos. Desde tu silencio me llamas, con son de melosas caricias reverberantes, oh si fueses mía, otro son tartamudo zumbaría, que tu poesía de todos sería única, capaz de flagelar pasados hirientes, de acicalar ríos de flores en sus gotas. Muda sombra donde crece un ocaso, y acaso no hay angustia persista, yo clavo en madera navaja de letra y va que vino a plañir mi alma, oh oculto revolar de fantasía, se desbordó profano el aire, voces límpidas se ven en la noche, adiós dijo la luna, vestida en tules y sonrisas aplacadas, adiós dije yo cerros, simientes y...
Parnaso devorado mar de sienes ingentes caricias, mísera era ala. Escalé mi dulce yermo y sonrojo acontece fiel de almíbar lira y arpa el serrín de destino, oh tormento jamás yerto, no te necesito, me necesitas fiel de asidero. Va mientras mi barca procurando paz de un conflicto nunca existió. y ella, dudo de su realidad; jamás mil máquinas parirán la Flor. Förüq y Leannán-Sídhe