Ir al contenido principal

SÓLO UN PENSAMIENTO, solícito

  





5

En la soledad de mi cuarto son tus recuerdos los que me hieren, pensando en tus labios, los míos tiemblan, hierven...
-Te arman en silencio

Es tu figura en la penumbra la que provocarme quiere, se hace intenso el calor, y tú más aumentas mi fiebre.


-Vespertina de cumbre, de dama y hoguera que soy para ti, un desliz atemporal, asiduo a tu cénit  y emblema.

Abrazo mi almohada llorando porque sé que estas ausente, y que no podré abrazarte, por más que lo desee.

 -Pero el tiempo enemigo se apodera de lo que siento, no volverás no hay nada rehaga nuestros pasos. Todo quedó sentenciado, mientras yo te voy amando, a golpes de silencio tu dulce tormento,
un caos febril que se apodera de mi ambiente, pero me voy consumiendo, desapareces de mi mente y yo quedo soñando.



Poema de recuerdo de una proposición en el hospital escrito para mí, no por mí. Autora: María la Risueña y Miguel Esteban el Patorras tras guión

 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda al caracol silvestre

  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

Pioneer

 

Al Duero

        Duero: Grita mi estupor y cuchillos hieren volteando una boca que la onda mece flameando. Se duerme la costilla en el altiplano enjutado de hayas y fresnos recuerda su geología únicamente saboreada por el soñar de los picos, virginal cuna del Duero con tus curvas en rotonda de castizas fuentes y abrevaderos, dulce azada de agua que bascula el sentir de la enamorada palabra, por cimas tu voz se hace meseta haciendo el amor con los pájaros dormidos, templo y morada de la cepa que a ti te alcanza, agua furtiva corre por tu era y reposa en tu infinita onda, que se riza, que se insinúa en vaporizadas Torres de belleza, que en tu alma anidan, sortilegio de rosa y clavel cenit del dolmen tallado, quién a ti en la vastedad del ser en su pecho te lleva prendido el fuego en fanal hoguera en anchos panales de tus abejas. Cuentan de la vida del chopo tus diez mil espumas, que por sierras tu rúbrica dejas, navegante con alas azules el terreno que jamás te vence, secretos...