Yedra perniciosa

 

Hilvano sentires de cromo,
un regocijo de tiempos futuros,
senderos, que inextricables
no acaban,
siembro el fuego diestro,
de mirada solitaria,
aumento mis ganas de ti,
entre amasijos de celeste rienda,
avanzo,
mi voz clavada a un violín azur
dónde figuras Musa,
que no te veo,
enmaraña mis deseos perspicaces,
como sangre en venas
baila mi idea,
para verte sedosa
cual ovillo de sangre de musgo
y terciopelo verde,
atesoraba lágrimas
un dorado ambarino,
emoción de hadas airosas
que bellas
sembraban cada primavera
de sus faldas,
y sollozos verdes,
Saturno dormía en laureles,
de paz y sosiego verdecido
al hervor de soles
y cosecha fructífera,
raudos cristales emanaba
el lago estigio
las almas surcaban
a su infinito remanso.
Tenacidad dictaba
rota la estela tu camino
que seguir,
miré un campo de abrojos surcado,
eran mis poemas a flote,
sin velas y sí con mando,
erigía un Panteón broncíneo,
donde colgaban alas
de versos destacados,
su brillo acrisolado,
y luzarreros al hervor
de astros relojes,
era un sin fin de abecedarios,
y palabras gritadas,
a la alta ojera de luna entablo,
tú que semejanza quieres
y tus luces flotantes
pareciera que las moviesen,
oh quién despierta,
y te pinta cada noche a lo alto,
como tu silo de malvas
y runas azabachinas,
surco tu voz
y te pierdes por los verdes
y campos en cinta,
eriales de paz
y sosiego aturdidos,
yo te conozco,
criatura nocturnal,
luna mía,
de belleza incuestionable
que sube por enredaderas
y enciendes
el espíritu
de la yedra venenosa.

MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
El Inocente Förüq

Lugar: Mirador del Henares La Campiña Castilla España
a 1-06-2024