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IV FRAGANCIA LEGENDARIA

 







I
Era una clave de lejana memoria
de yerbas jóvenes matinales
tierra vieja de girasoles
y calizos cerros,
avancé tu invisible coro
de ángeles y saetas ciegas,
cobre, de nuevo ribazo, en corazón
descalzo, rosa dejaba una sangre
helada por sus oros colores
y esquivas fragancias diamantinas;
oh, de viento y de cepa,
de noche, y estrella hija de Roma,
de fábula antigua, y grillo en libertad.



II
Entre flores soberanas
planté señero
como se planta una pipa
y tarda treinta y tres lustros
en brotar hacienda.
Honda senda y vespertina,
pesquisa rizada, de sudor en frente,
avanzo, camino al Parnaso
devorado, estoy llamando a mis
dioses me den asilo y estadía
voz mía, sin arrullos
de tórtola, oración campestre
y sola fuente.
Azur cristal, entre milagros,
regios, cantaba un zorzal.


III
Del camino florido, traigo la capa
con un amor ideal, onírico;
quizás un cierto temor que invade
si idealizo hasta su piel,
podré aceptar la realidad,
entre luz del nuevo día y
tullidas sienes, ranqueosas;
hojas mi noble árbol
no dejaré mi honesto
sueño de bronce,
ni aunque muera.
Te suplico doncella Escarlata
déjame escribirte, hasta que
tiempo no rinda.


Förüq y Leannán-Sídhe

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