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Canto y alma

 Genaro el hijo de Hipsípila




Vine de mis dolores de arriba
buscando aprehensión,
¡ay! En sueños te divisé
amargo, dulce, loco que ávaro
empeño, y el camino se abría
angosto, inextricable que adivinado
y llegaba hasta ti Nancy
Fuenteluna Solgitano;
corrí todo mi sueño tras mi ideal
aún yacente, lleno mi dulce
y trigo empeño,
de ser tu esclavo servicial,
y tu amo, tu dueño,
y sin abarcarme tu merced,
dijiste por sendero llegaste.
Y mi sueño rebrilló como alegre alma.



II
Girando al Sol,
a ser tú, Musa mi sueño.
¡Oh, Sátiras Ninfas, y almas en perenne
gloria; y la vieja alegría,
por dónde abarca,
es un fantasma de luna redonda,
y abismal cadena púrpura,
oh, Escarlata, dónde paran
largas y frías horas,
si su arena es sensual,
epicúrea y cadente ascua,
jovial gozo deja la mundanal
zozobra, conciencia de bien hechor.


III
Risa que anega el llanto,
inquieto, toda sílaba viva te di,
y el temer ni asalta,
poder mío y de nadie,
ay, mi querer falta,
que ahora no, 
mas cuándo mi vida
de placer se levanta,
sí, semblanza caballeresca,
oh, canto filoso, sentimiento,
que sin cimitarra te canta,
toda la belleza lloró tu vida clara,
de perfectísima beldad.
A pie de Nimbo que no me acompaña.

Miguel Esteban Martínez García

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