I
Bajé por la lluvia, y aires,y más bruma, bajaba subiendo
hasta el asfalto sin tu llamada,
atendiendo la fuerza telúrica mi deseo
un descender subiendo, recto, del gozo
más vivo, cierto como saeta
el día que comienzo el dictado
lo inverosímil, allá que no veías
miedo ni de ti misma, yo,
maldije mi suerte de indemne acontecido,
tu parte no quise leer, culito veo
culito deseo, me ataranta tu cauce inefable
y su osadía de seco tajo, oh,
de barbaridad al juicio, inverosímil
es desear don funesto posible,
apoteósis de cobardía y bravura,
desagerada, yo, que orando,
cabalgaba mi surco de misiva,
cargada de electrolitos, y mil
hormonas testarudas, pintasen tu
mundo cósmico, al fervor mis
cuarteados soles fierros,
II
Sólo estuve un tercio,
de vida hábil surcada,
y me quiere dejar
sin destino, sin fauces,
y sin mineral candente,
escribo una turquesa dorada al ascua,
milesianas verdades de mi lenguaje
flores no lloran sendos caminos,
ni oraciones tejen mi desear,
pulcro de estambre, sí dije,
la flor tan nombrada que perdió
color, por la flor,
que sólo sea flor, y su nombre
embeban los soldados alados,
yo, chiquito, tu principito
beso tu vena y doy ánimo,
nota angelical, no te hace falta,
expresar un coraje florido,
tú, eres mi ama, que en virtud prolifera.
III
Entre matorrales, peladeras,
divisé tus pies de dama desnudos,
yo te alerté de escuadrones hormigueros,
y me afinqué a tu cuello,
de raíz salvaje, quise darte
la cosquilla más pura,
nacida mis secretos labios,
nos perdimos entre helechos,
y entre tu cuerpecito de luz
brotó mi pino nuevo,
extraviando malicias y culebreos,
jugamos a perdernos, y nos encontramos,
como siempre somos, sombra de
niños, y cuento de fábulas,
donde yo era un ángel-jabato,
y tú una blanca cierva fada,
quise retornar contigo a la dulce
parcela que exhaustos difundíamos
poesía, hasta el cierzo y la agua
misteriosa nos bebía la boca
y la palabra.
Förüq
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