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Aeterna

 








Quise ser estambre de tu recuerdo,

quedar en aquel banco su tiempo detenido,

inconcluso, contemplando el sueño

sedante de su beso

Como el aroma de las flores al campo

busco tus besos que riegan de encanto.

Encuentro cada noche tu abrazo

fiel en mi regazo.

Danza mi sombra en la fronda de mis sueños

vestida de hojas,

cuida de tu amor sus semillas.

Del pecho florece tierno el sentimiento

y dentro te encuentro latiendo.

En los albores dorados

de nuestro amor encantado,

nuestros besos se hacen caricia del viento.

Viven los recuerdos,

la lluvia envuelve nuestros cuerpos.

Arde un deseo, encontrarte a cada momento.

Surco mis ilusiones de tu mano.

Siempre vivirá este bosque mágico

y la margarita sencilla te dejará en cada pétalo

mi te amo.

Entre duendes y hadas

vivirá siempre nuestro árbol.

La hierba escala la montaña

a sí como esta pasión escala hasta el cielo

al sentir tu corazón,

despierto este dragón surca tu cielo.

En tus pechos mis luceros,

en tus piernas mis praderas,

en tus labios, de mis besos los ríos,

en tus ojos los bosques y sus claros,

donde cantan los pájaros por los siglos

y las nubes nocturnas coloradas y redondas

están abriendo su gris

 al violeta del firmamento

La sangre de la tierra espera la primavera

para brotar de colores el suelo.

Entre la maleza enterré mis anhelos

esperando que vivan siempre mis sueños.

Te encontraré en la primera flor de mayo

y en la última amapola abierta de julio.

Entre jazmines cantarán nuestro amor los colorines,

la luna te abrigará cada noche que me pienses.

Vuela libre la sensación

y el sentido despierto encuentra tu latido.

Donde sólo tú mi hada iluminaste mi camino

que en verde azul y rojo

rojo azul y verde pintaste.

A sí como caracol en el monte,

libre me siento

como abeja que pica tu flor

y lobo con sed de tu agua

me encuentro preso en tu tela de araña

se afilan mis deseos cada vez que me hablas

la ternura siento crecer enraizando mi piel

al amanecer te vuelvo a ver

necesito tanto de ti que sin darme cuenta

vivo de tus caricias

como el agua trae la vida al río

y la flor alimenta a la mariposa

siempre te veré maravillosa

a sí como bonita la rosa.



El Castellano y Leannan-Sidhe



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