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Tierra hechicera








 










El cuchillo de la tierra caliza me avanza,
me atraviesa su blanquísima sed,
como cristos de barro vigilan lo eterno,

acá donde mi soledad hace nombre,
y desarmadas peladeras,
oran al girasol de mi tiesto,

esta mi tierra crispada y esponjada,
retuerta que mira,
pero no ve a sus muertos de estío

el espino mi soslayo,
afila imperecedero la lágrima la sola noche,
tumbado de misterio,

de hocico en tiempo desollado,
palmo a trecho de flores desangradas,
oh, incendio,

sed de madeja y savia,
acurrucado en aldea,
he permanecido como balar de cabrerío,

y entre su pasto de féminos dedos finos,
mísera mi higuera que tierra jabra y apaña, sola,
de polvo suelto y sudor en lágrima,

oigo tu cuello resplandecer,
acampo tu lengüecilla púrpura,
dormiré acallando su sangre, chisporroteando mi deseo.

Noche duermes ya rendida,
de surco y eral heridor, yaciente,
tierra noctámbula y deseosa, hechicera.

Förüq

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