Ir al contenido principal

Nueve simientes, septiembre 2013

 

















Halle donde me halle,


crecerá del viento

la semilla en su valle.



La hoja muda criará

retoños del ciprés,

mi sol dormirá.



El pececillo de plata

correrá, morderá,

el azúcar de mi sonata.





La dulce cicuta triste

mi piel enraizará,

mi alma dirá viviste.



La nube llorará

mi grama mojada,

el sueño perdurará.



Luna de plata sempiterna

y su réquiem elevado,

mi montaña de nieve eterna.



El río llevará un latido,

nacerán las gotas,

mi árbol será sentido.



Olmo viejo en retozo,

raíz de su padre,

alma anclada en gozo.





Almendro de invierno,

sombra de abeja

deshace mi infierno.



Caracol de mi camino,

encuentra la mata,

olvida el romero su destino.



Tierra viví para sembrarte

mi aliento ciego,

brotado para nunca olvidarte.



Golondrina de solsticio,

vuela tu fuego en círculo,

que tus ojos sean mi vicio.



Amapola de rojo,

sangra mi tierra a tu antojo,

ama mi sed de arrojo.



Cielo pequeño alcánzame

mágico el sonido,

tiene el viento quien le reclame.



Olivo de sembradío,

trigal de sentido,

naranjo de mi regadío.



Salamanquesa de pared

bebe de mis plantas

tu sed.



Helecho de bosque sombrío

alegra el verso seco,

luce la golondrinera su brío.



Hada de mi zarzamora,

tu pena vuelta mora,

espino amarillo de mi demora.



Hierro luce mi espada

esta calma otoñada

mi vida de tu savia preñada.



Salvaje canto de la madrugada,

grillo de galán de noche,

blanca dama de noche, su flor estrellada.



Hinojo al fuego,

semilla de sol latiendo

mi curativo ruego.

Abrojo de campo,

celoso canto de silencio,

muerto en vilo mi tiempo.



Surco de piel labrada,

saco de mis esperanzas,

placer de aquella parada.



Ola de mar que llega

caracola que entona

en sal y arena.







Vid de mi quimera,

uva pasa en la espera,

flor abierta de primavera.



Pozo de mi recuerdo,

en verde musgo un fantasma

de lo vivido muerdo.



Corazón te abrí,

te sentí,

y voló un colibrí.



El castellano Miguel Esteban

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oda al caracol silvestre

  Caracol silvestre, caracol serrano. Te escribo caracol del camino enervado ¡Oh tus fauces! Blandas que muerden su estadía alimenticia. Del romero al tomillo, desde la jara resinosa, al brezo flamante. Tu deslizar por el terreno húmedo, de la amapola a la caléndula arvensis con su savia dura. Desde el musgo a la piedra igual a la siguiente; idéntica a la anterior. Oh caracol, judío blanco, oh caracol marrón de todo jardín, caracol estriado la pulcritud de carbono de tu casa, mi casa. Miguel Esteban Martínez García UME unidad media estancia Guadalajara

Pioneer

 

Al Duero

        Duero: Grita mi estupor y cuchillos hieren volteando una boca que la onda mece flameando. Se duerme la costilla en el altiplano enjutado de hayas y fresnos recuerda su geología únicamente saboreada por el soñar de los picos, virginal cuna del Duero con tus curvas en rotonda de castizas fuentes y abrevaderos, dulce azada de agua que bascula el sentir de la enamorada palabra, por cimas tu voz se hace meseta haciendo el amor con los pájaros dormidos, templo y morada de la cepa que a ti te alcanza, agua furtiva corre por tu era y reposa en tu infinita onda, que se riza, que se insinúa en vaporizadas Torres de belleza, que en tu alma anidan, sortilegio de rosa y clavel cenit del dolmen tallado, quién a ti en la vastedad del ser en su pecho te lleva prendido el fuego en fanal hoguera en anchos panales de tus abejas. Cuentan de la vida del chopo tus diez mil espumas, que por sierras tu rúbrica dejas, navegante con alas azules el terreno que jamás te vence, secretos...