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Tu lozanía presa


















Tu alba de sábana,
tu solo espíritu
de alto cielo,
preside mi honrosa vida.
Feraz raíz insobornable
como falaz dicha sin cuestionar,
devienes lozana.
En joviales muslos
y serranas alegrías.
Levísima, poderosa, atónita,
en alas mi golondrina.
Alzas que me sublevas
a beber de tu fuente inabarcable.
Rayo celeste, vital,
frente a la tierra, todo cánticos.
Crear tu azur gloria,
es ensoñarla, como sueña la oruguilla,
volar en alas montadas.
Azul, verde, amarilla tu sonrisa,
seno turgente erizado,
que te aguarda.
Me palpitas de rubor
a espada rompiendo.
Signos y señales, 
sin esquemas ni recta directriz.
Avanzo este humo de bolígrafo.
Mi árbol en piel saturas,
lentamente, como llueve sobre
noche de suelo mojado.
Cargado voy en verde savia,
pujante de tu hálito
fugaz, repentino, ingobernable,
como luz derretida,
y agua batiente.
Como piedra o calor esponjado.
Permite te escriba,
como se habla a la muerte,
para enamorarla.
Suspirante desliz estrellado,
aristas como filos un rubor
franqueza, de honorable sabor.
Embeberte, es de liminal vértigo
de espadas.
Atrevida de hermosa, sensible azada,
sacas mis penas y alegría se erige,
de este muchacho desnudo,
que jura te amó
un día en penumbra,
para así, por fin, 
no perderte nunca.
Arena vívida de vergüenza
ausente, melodioso tu amor.
No aplaco, le custodio,
como mi vara de nardo,
en lecho marino.


Förüq castellano Miguel Esteban



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