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Oda del morir noble composición doble autoría

 


ODA DEL MORIR NOBLE, Composión doble autoría


Oda del Morir noble:

Sangre, sangre, éter carmín,

escríbeme tu funesto devenir,

sanguinoso que te haré

mi esposa,

y no a la noble parca.

Sangre; oro carmín,

esencia de estrella,

magnificencia enfilada,

desfilada, entre

su polvo rudo

de estrella.

Vigía ante la negrez,

de toda parda noche;

sumisa que todo

su oscuridad devora,

trance insumiso

de parco destino,

en la dificultad

inmoble me alumbre.

Hoy me estoy midiendo,

ante un espejo cuarteado;

mi futura sola muerte.

Invectiva dictada

que resumo,

ni quiero,

pero permitir tengo, eternamente.

Parda noche

que avelas dulce sombra,

que eres bella.

Designio del caballero,

solo en la trinchera,

bohemio sin tiempo,

saturnino velo,

a su tierra,

siendo ella él y él ella

mi pólvora y sangre

de mi morir noble

bandera.


Marcelino Sáez García:


Sí, ya sé que seré tuyo, no apresures

mi partida, no es tiempo todavía;

me quedan por sentir

aún tantas lunas

por despertar amaneceres yertos,

por describir eclipses enlutados

o curar las heridas

que sangran sobre mí sus desgarrones.


¡Oh, muerte!,

Tan certera, no me llames

no agilices tu voz ni tu guadaña,

déjame que cultive rosas negras

y blancos crisantemos, mis exequias

las quiero preparar, nimbar los juncos

donde clavar mis rosas sin espinas

donde prender las cintas

que recuerden

que alguna vez pasé por esta tierra.


Tal vez mi parquedad

te suene extraña,

pensarás que soy humo evanescente,

granizo en dispersión, lluvia dorada

que Dannae con su gracia

me hace ofrenda

para que tú sigas mis pasos desahuciados .


Pero no te apresures muerte amiga

que aquí me encontrarás siempre a tu antojo,

¡Ojalá yo tuviera fortaleza!

Para plantarte cara,

más, soy noble

y no busco ni tretas ni celajes,

ni caballos de Troya

con mil mares

para ahogar tus falaces intenciones,

esperaré por ti, para entregarme.


Cuando llegue el momento

ya sin vuelta,

mi voluntad será del todo tuya,

te serviré en bandeja como un siervo

mi carne macilenta y sometida.


¡Ay muerte paranoica!

Que insistente me buscas,

muerte que te alimentas

mientras que quede vida,

te invito a este banquete,

el póstumo e impreciso,

me regaré con la sangre vertida

de Baco, sobre cálices sobre esa ceremonia

cruenta, desgarrada

y marcharé contigo

a ese mundo lejano de dioses impotentes

que no te han desterrado

aún de mi camino,

ven muerte cuando quieras:

-Mi carne está servida.


Miguel Esteban Martínez García:


Voy rumbo

al tañer tercero

que marca, que dicta

se complete mi hoja.

En mi libreta

se despliega mi crisol

de acrisolada vida,

un impás.

Como un soliloquio

hablando con mi Quimera,

Leannán-Sídhe.


Honda pesquisa

soslayo del trueno, rayo.

Nacer se nace no para vivir

pero sí, para acabar muriendo,

no se muere por vivir,

se vive para morir.

Me relego al cisne de Apolo

y al hondo Mercurio.

Estrépito del crascitar

de su cuervo,

del Parnaso devorado.

Alas blancas que su negror erizan

sus ascuas tintineantes.

No poseo, ni es mío

el palomo de Marcelino, ni de Alberti.

Azaroso cuervo

mi letra de crascitar

en tres tañidos mi Sangre.


03-07-2019



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