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Oda novena














Me haces arriba,
de sola voz nacida,
cual estaca en tus verdes páramos,
alfiler de cielo,
y botón de ascua,
hilando vine danzando,
encinas y tus carrasquillos ajados,
bañado de trigos,
cobijado entre tus sábanas de girasoles,
arriba desde este cielo castellano,
henchido todo vestigio,
hendida la sola astilla,
levanta, alza tu frente,
ojos erguidos al cerro,
sus oros calizos,
y sangre de vid, capazo y arcilla,
por estos silos y molinos fugaces alzo mi canto,
que habrán de recoger 
envuelto en dorada simiente del grano cereal,
por sotos afilo la parca sonrisa,
por sotos blancos, vastos reales,
guarida del zorro y cernícalo avizor,
mis voces no mueran,
que aún yo viejo sólo rejuvenezcan,
oh río Tajo
bajo tu lazo sigiloso de herida tu agua bajo,
rumbo al río Sorbe
y mi abrazo de carpetano río Henares,
llanos y veredas silenciosas
que golpea el viento
y criquea el saltamontes y el grillo,
bajo una roca,
habita la culebra bastarda,
entre una acequia el sapo vientre de fuego,
ensaya nota,
del perdigón a la cerviz.
Del alacrán a la araña lobo,
vestirá el páramo mi letargo,
oh tierra alzada,
oh mi Castilla bonita,
mi eterna semilla y bellota del mañana,
oiré tu gozo y tu trilla,
tu ara que habita almas,
de cielo a tu oro terreno.



Förüq Miguel Esteban Martínez García

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